Las personas con trastorno mental grave pierden de media m¨¢s de 10 a?os de vida laboral: ¡°La gente sigue sintiendo una desconfianza atroz¡±
Solo el 17,7% de las personas diagnosticadas con este tipo de problemas en Espa?a tiene un empleo, seg¨²n el INE
Esperanza Iglesias tiene 57 a?os y en la actualidad se encuentra cursando el ¨²ltimo a?o del Grado de Estudios Ingleses en la UNED. En 2019 consigui¨® el reconocimiento de la incapacidad f¨ªsica y mental. Est¨¢ diagnosticada de fibromialgia y de varias enfermedades degenerativas. Tambi¨¦n, desde 2012, de trastorno depresivo mayor cr¨®nico con trastorno de la personalidad no especificado. Hasta ese 2019 y desde los 15 a?os hab¨ªa trabajado casi ininterrumpidamente. ¡°Excepto alguna temporada mala¡±, aclara. Cuando la resoluci¨®n de discapacidad se produjo, Iglesias llevaba ejerciendo casi una d¨¦cada como empleada p¨²blica de la Junta de Andaluc¨ªa. ¡°Empec¨¦ a sufrir calambres, dolores muy fuertes, era incapaz de moverme porque ten¨ªa una escoliosis sin diagnosticar. Ya no estaba bien cuando empec¨¦, por problemas muy graves con mis hijos y mi familia, y ya hab¨ªa tenido etapas de depresi¨®n varias veces en mi vida, pero ah¨ª s¨ª que me hund¨ª en la depresi¨®n. Estuve casi tres a?os encerrada en casa, tumbada en la cama¡±, cuenta a EL PA?S.
Iglesias rememora que, cuando empez¨® a tener bajas m¨¢s largas, percibi¨® inmediatamente un cambio en su relaci¨®n con bastantes compa?eros. ¡°Me daba cuenta de que desconfiaban de m¨ª. Parec¨ªa que hab¨ªa que revisar todo lo que hac¨ªa, mirar con lupa mi trabajo, quejarse de errores insignificantes por escrito a mis superiores... Era una sensaci¨®n rara. Cuando tienes alguna enfermedad f¨ªsica, todo el rato te preguntan c¨®mo est¨¢s, pero si es mental, se hace como si no pasara nada, intentando ignorarte y punto. Eso me hizo sentir mucha culpabilidad y tambi¨¦n mucha ira¡±, se?ala.
Para ella, la explicaci¨®n a ese cambio de comportamiento est¨¢ clara: el estigma que rodea a la enfermedad mental. ¡°La gente sigue sintiendo una desconfianza atroz. Se nos mira de otro modo, como esperando a que hagas alguna barbaridad¡±, asegura antes de contar que durante muchos a?os fingi¨® en horario laboral ser m¨¢s activa y alegre de lo que realmente era: ¡°Nadie quiere trabajar con un enfermo de los nervios, se asume que esa persona ser¨¢ lenta, descuidada, poco confiable, y te dejar¨¢ tirada en cuanto le d¨¦ la gana. Incluso puede ser violenta o agresiva¡±.
La enfermedad mental sigue siendo un lastre para muchas personas a la hora de acceder o mantenerse en el mercado laboral. Seg¨²n el ¨²ltimo informe del INE El empleo de las personas con discapacidad, correspondiente al a?o 2021, solo el 17,7% de las personas diagnosticadas con trastorno mental grave en Espa?a tiene un empleo. ?nicamente la discapacidad intelectual tiene unas cifras de inserci¨®n peores (17,2%). Adem¨¢s, seg¨²n esos mismos datos, se da la circunstancia de que la discapacidad por enfermedad mental tiene la mayor brecha entre el empleo real del colectivo y los deseos de trabajar de las personas diagnosticadas con trastorno mental grave, ya que la tasa de actividad asciende hasta el 29%.
¡°Muchas personas con problemas de salud mental se han manifestado y han denunciado haber sufrido discriminaciones en el entorno laboral, por eso acabamos de poner en marcha el primer Observatorio Estatal de Salud Mental, Derechos e Igualdad, donde las personas pueden informarse y trasladarnos su situaci¨®n, ya sea en este ¨¢mbito laboral, o en cualquier otro en el que piensen que se han vulnerado sus derechos¡±, afirma Nel Gonz¨¢lez Zapico, presidente de la Confederaci¨®n Salud Mental Espa?a.
10 a?os de vida laboral perdidos de media
Es una evidencia indiscutible que la enfermedad mental impacta en la vida laboral de las personas. Lo que no se sab¨ªa con certeza es cu¨¢nto. Ahora, un estudio liderado por el investigador catal¨¢n Oleguer Plana-Ripoll, profesor asociado del Departamento de Epidemiolog¨ªa de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), y publicado en la revista The Lancet Psychiatry, ha puesto una cifra concreta a ese impacto: 10,5 son los a?os que las personas diagnosticadas con un trastorno mental trabajan de menos en comparaci¨®n con la poblaci¨®n general. Esa es la media de los 24 trastornos mentales graves analizados, pero hay trastornos como la esquizofrenia que se disparan hasta los 24 a?os de vida laboral perdidos.
¡°Ya sab¨ªamos que las personas con enfermedades mentales ten¨ªan un riesgo mucho mayor de estar desempleadas o de tener pensiones por minusval¨ªa, pero la verdad es que la cifra de 10 a?os nos sorprendi¨® un poco por su magnitud, porque perder diez a?os de vida laboral es mucho, argumenta Plana-Ripoll. Adem¨¢s, a?ade, ¡°el hecho de que hayamos encontrado que todas las enfermedades mentales graves est¨¢n asociadas con a?os de vida laboral perdidos, nos da tambi¨¦n una pista para pensar que seguramente los casos menos graves de salud mental tambi¨¦n tendr¨¢n un impacto sobre la vida laboral de los afectados, aunque este sea m¨¢s peque?o¡±. El investigador ya particip¨® en otro estudio previo publicado en Nature que concluy¨® que las personas con trastorno mental grave tienen unos ingresos anuales de casi 19.000 euros menos que las personas sin estos trastornos. ¡°Ese es el impacto m¨¢s evidente y directo de esos a?os laborales perdidos¡±, se?ala.
A Francisco Ballesteros P¨¦rez, doctor en Psicolog¨ªa por la Universidad Complutense de Madrid y miembro de Grupo 5, empresa dedicada a la rehabilitaci¨®n psicosocial de personas en situaci¨®n de vulnerabilidad social, la cifra no solo no le sorprende, sino que cree que en el contexto espa?ol podr¨ªa ser incluso superior. ¡°La edad media a la que las personas empiezan a trabajar se encuentra alrededor de los 23 o 24 a?os. Sin embargo, ?Qu¨¦ nos llega a nosotros a los centros de rehabilitaci¨®n laboral? Personas con una media de edad de unos 37 o 38 a?os que, adem¨¢s, por regla general llegan sin experiencia laboral previa, con lo cual ya vamos con un desfase importante¡±, sostiene.
Para el experto, el impacto econ¨®mico de este d¨¦ficit de a?os trabajados es innegable: ¡°Al tener menos acceso a recursos econ¨®micos, se abre la puerta a muchos problemas sociales, desde cuestiones en el acceso a la vivienda, hasta dificultades para tener una alimentaci¨®n adecuada, pasando por la dificultad para mantener los tratamientos espec¨ªficos¡±. Ballesteros destaca que esta falta de empleo tambi¨¦n deteriora la identidad de las personas con trastorno mental grave y afecta a su integraci¨®n social y comunitaria. ¡°Las consecuencias tambi¨¦n son para las familias, que tienen que hacerse cargo econ¨®micamente; y para la sociedad en su conjunto, en ¨²ltima instancia, porque una persona que trabaja aporta a la sociedad¡±, a?ade.
En el mismo sentido se pronuncia Nel Gonz¨¢lez Zapico, que recuerda que las personas con ingresos bajos tienen entre 1,5 y 3 veces m¨¢s probabilidades de sufrir depresi¨®n o ansiedad que las personas con ingresos altos; y que tambi¨¦n existe abundante literatura cient¨ªfica que relaciona la precariedad laboral con el deterioro de la salud f¨ªsica y psicol¨®gica, as¨ª como con la generaci¨®n de desigualdades en salud. ¡°Hay estudios que afirman que existe una asociaci¨®n entre la situaci¨®n de paro y la presencia de problemas de salud mental¡±, expone. Seg¨²n el experto, la poblaci¨®n en situaci¨®n de paro presenta, respecto a la poblaci¨®n activa, entre un 1,3% y un 18,8% m¨¢s de personas con problemas de salud mental. ¡°Todos estos datos son especialmente graves en el caso de las mujeres con problemas de salud mental, ya que tienden a ocupar los puestos de trabajo de peor calidad, tienen menos contratos indefinidos que los hombres, su nivel salarial es inferior y est¨¢n sobrerrepresentadas en trabajos a tiempo parcial, tanto voluntario como involuntario. Muchas de ellas, adem¨¢s, se encargan de los trabajos reproductivos que sostienen los hogares y a las familias¡±, expone.
Para dar la vuelta a este escenario, el presidente de la Confederaci¨®n Salud Mental Espa?a reclama ¡°medidas urgentes¡± que, adem¨¢s de acabar con el estigma, mejoren la atenci¨®n a la salud mental. ¡°En 2020 en Dinamarca hab¨ªa 54,3 profesionales de la psicolog¨ªa por cada 100.000 habitantes, mientras que en Espa?a la cifra no llegaba a los 6, algo que traba la recuperaci¨®n de una vida normalizada para quienes tienen un problema de salud mental¡±, explica. Tambi¨¦n exige que se apueste, tanto en empresas privadas como en organismos y administraciones p¨²blicas, por recursos que faciliten la inserci¨®n laboral de las personas con trastorno mental: formaci¨®n laboral, centros especiales de empleo, cuotas de reserva para personas con discapacidad, empleo con apoyo y promoci¨®n de la inserci¨®n laboral en puestos de empleo ordinario.
¡°Queremos que se cumplan las cuotas de reserva de empleo para las personas con discapacidad, tanto en la administraci¨®n p¨²blica como en el sector privado, y que esa cuota se ampl¨ªe en el acceso al empleo p¨²blico hasta un 8% (actualmente est¨¢ en un m¨¢ximo del 7%) para las personas con discapacidad, con un cupo reservado para las personas con trastorno mental del 2% del total. Pero, sobre todo, desde la Confederaci¨®n seguimos reivindicando que la Administraci¨®n p¨²blica impulse con mayor fuerza pol¨ªticas que favorezcan la transici¨®n desde el empleo protegido al empleo ordinario¡±, reclama Gonz¨¢lez Zapico, para quien facilitar el acceso al empleo supondr¨ªa saltar una de las principales barreras que hoy en d¨ªa impiden la integraci¨®n social de las personas con trastorno mental grave.
Esperanza Iglesias le da la raz¨®n: ¡°Echando la vista atr¨¢s me he dado cuenta de que precisamente el trabajo fue lo que me mantuvo ocupada para no deprimirme. Cuando f¨ªsicamente no pude m¨¢s, la angustia de pensar que quiz¨¢s no podr¨ªa volver a trabajar fue brutal. Me ha costado mucho tiempo y he necesitado de mucho apoyo para superarlo¡±.
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