Sustituir el consumo de carne procesada por frutos secos reduce en un 27% los riesgos cardiovasculares
Un metaan¨¢lisis de 37 estudios pone cifras al coste que asumimos al abusar de productos de origen animal. El estudio es especialmente concluyente con la carne roja y la procesada
Si somos lo que comemos, m¨¢s nos valdr¨ªa ser un pu?ado de nueces y un aguacate. Consumir este tipo de productos, en lugar de otros de origen animal, reduce los riesgos de muerte y problemas de salud como enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Es la conclusi¨®n de una revisi¨®n sistem¨¢tica, publicada este jueves en la revista BMC Medicine. La idea no es nueva, pero s¨ª contundente, pues resume y armoniza la literatura cient¨ªfica anterior. Para hacerlo se han analizado los hallazgos de 37 publicaciones, subrayando la importancia de sustituir una dieta con m¨¢s importancia de alimentos animales hacia una con m¨¢s presencia vegetal. ¡°Esto no significa necesariamente eliminar todos los productos animales de la dieta¡±, matiza Sabrina Schlesinger, autora del estudio y doctora en el DDC, el Centro Alem¨¢n de Diabetes. No se trata de hacerse vegano, sino de limitar el consumo animal, especialmente de carne roja y procesada.
El equipo de Schlesinger comprob¨® que la incidencia general de enfermedades cardiovasculares se redujo en un 27% cuando las personas sustituyeron 50 gramos de carne procesada (como embutidos, hamburguesas o salchichas) por entre 28 y 50 gramos de nueces al d¨ªa. Cambiarla por legumbres tambi¨¦n se asoci¨® con una reducci¨®n de las enfermedades cardiovasculares, aunque en menor medida, en un 23%. En los ¨²ltimos a?os, se ha puesto en entredicho el consumo de carnes procesadas. En 2015, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) consider¨® que este tipo de alimentos era ¡°carcin¨®geno para los humanos¡± y lo incluy¨® en el grupo de sustancias m¨¢s peligrosas para la salud. La decisi¨®n fue muy controvertida, pero desde entonces la evidencia cient¨ªfica ha ido poniendo en entredicho el abuso del consumo de este tipo de productos.
El actual estudio habla, en general, de productos de origen animal, pero al bajar a la letra peque?a, se comprueba que no todos tienen los mismos efectos sobre la salud. Reemplazar las aves, el pescado o los mariscos con nueces o legumbres no demostr¨® reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular de forma evidente. El estudio tambi¨¦n quiso averiguar si sustituir l¨¢cteos por suced¨¢neos veganos de soja y similares tendr¨ªa alg¨²n efecto. ¡°Sin embargo, nuestros resultados carecieron de asociaciones claras, dada la escasa disponibilidad de estudios sobre esta cuesti¨®n espec¨ªfica¡±, lamenta la doctora Schlesinger.
Manuel Mo?ino, presidente del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas y ajeno al trabajo, se?ala que este ¡°profundiza en lo que ya se sab¨ªa¡± y recuerda que reducir no significa eliminar. ¡°La dieta mediterr¨¢nea es el patr¨®n que mejores resultados de salud ha demostrado, y es una dieta que es rica en alimentos frescos de origen vegetal y que, adem¨¢s, incluye en cantidades reducidas o moderadas otros de origen animal¡±, se?ala. M¨¢s que fijarse en el detalle sobre c¨®mo impacta cada una de las sustituciones en la salud cardiovascular, el experto cree que ¡°en nuestro contexto cultural y gastron¨®mico, lo que hay que hacer es mejorar la adherencia a la dieta mediterr¨¢nea¡±.
Hace unos a?os la Asociaci¨®n Estadounidense del Coraz¨®n hizo una clasificaci¨®n de las mejores dietas para este ¨®rgano y efectivamente, la mediterr¨¢nea estaba en el podio, solo despu¨¦s de la dieta DASH (baja en sal y alta en frutas, vegetales, granos integrales, l¨¢cteos bajos en grasas y prote¨ªnas magras). Les segu¨ªan la pescetariana, en la que la prote¨ªna solo procede de pescados y mariscos, y la vegetariana, que admite huevos y l¨¢cteos. Todas estas dietas sanas tienen en com¨²n la abundancia de frutas y verduras y cereales integrales, aunque no sean estrictamente veganas. ¡°Los patrones de alimentaci¨®n ricos en carnes rojas y procesadas se asocian con un mayor consumo de grasas saturadas y sal¡±, explica Mo?ino, ¡°dos elementos clave en el incremento de riesgo cardiovascular, en especial, la dislipemia [la alteraci¨®n de los niveles de grasas, colesterol y triglic¨¦ridos, fundamentalmente, en sangre] y la hipertensi¨®n¡±.
La carne y la historia
En los ¨²ltimos a?os, numerosos estudios cient¨ªficos vienen avalando la idea de que hay que reducir el consumo de carne. Hace unos meses, una revisi¨®n de estudios de los ¨²ltimos 40 a?os confirm¨® que las dietas vegetariana y vegana reduc¨ªan las grasas en sangre, un metan¨¢lisis que encaja a la perfecci¨®n con el actual en sus conclusiones. ¡°Sin embargo, a nivel mundial, el consumo de carne no ha dejado de aumentar. Las razones pueden ser el crecimiento demogr¨¢fico, el aumento de los ingresos y los cambios en la dieta en algunas partes del mundo¡±, apunta la doctora Schlesinger, ¡°aunque en algunos lugares est¨¦ aumentando la concienciaci¨®n¡±.
Especialmente en Occidente, apunta Francesc Xavier Medina Luque, catedr¨¢tico del Centro de Antropolog¨ªa de la Alimentaci¨®n de la Universitat Oberta de Catalunya. Medina valora el informe, aunque lamenta que se ponga el foco ¨²nicamente en lo sanitario y no se hayan buscado interpretaciones desde la parte social y cultural. Para entender por qu¨¦ consumimos tanta carne en la actualidad, asegura, hay que comprender el recorrido hist¨®rico.
La carne siempre ha tenido presencia en la dieta mediterr¨¢nea, primero por su ausencia y deseo y ahora por su presencia y abuso. ¡°Siempre ha sido un alimento muy valorado y de dif¨ªcil acceso a lo largo de la historia¡±, recuerda. Pero a partir de la revoluci¨®n industrial alimentaria, en la segunda mitad del siglo XX, la carne baja de precio. ¡°De repente, un alimento muy valorado e inaccesible se puso al alcance de la mayor parte de las personas¡±, cuenta. El resultado de este cambio est¨¢ en nuestros platos todos los d¨ªas y tiene forma de filete.
¡°Estamos comiendo carne a unos niveles que no se hab¨ªan dado nunca a lo largo de la historia. Quiz¨¢ por eso est¨¢n surgiendo ciertas afecciones que tienen una relaci¨®n directa con la alimentaci¨®n¡±, destaca el antrop¨®logo. Es consciente de que hay algo de identitario en el consumo de carne. Las reacciones desde ciertos sectores sociales ante las recomendaciones cient¨ªficas han sido viscerales. Quiz¨¢ porque toca algo que asociamos con la infancia, con lo festivo. Quiz¨¢ porque las recomendaciones, en algo tan ¨ªntimo, escuecen m¨¢s. ¡°Pero la carne fue un alimento identitario tambi¨¦n en el pasado¡±, recuerda. Entonces era una se?al de clase, pues solo los m¨¢s pudientes se la pod¨ªan permitir. Y tambi¨¦n entonces hab¨ªa enfermedades relacionadas. Tener gota era una enfermedad de clase alta, pero segu¨ªa siendo una enfermedad.
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