Un estudio encuentra una relaci¨®n entre las dietas vegetarianas y un menor riesgo de c¨¢ncer
El an¨¢lisis, que no establece una relaci¨®n de causa-efecto, observ¨® un 14% menos de riesgo de c¨¢ncer en los vegetarianos que en los muy carn¨ªvoros
En 2015, la Agencia Internacional para la Investigaci¨®n del C¨¢ncer de la OMS coloc¨® la carne procesada en su lista de productos cancer¨ªgenos y la carne roja entre los que probablemente lo sean. La carne procesada se colocaba as¨ª entre algunas de las sustancias m¨¢s peligrosas para la salud, como el tabaco, el alcohol o incluso el plutonio. El revuelo fue inmediato y abundaron las interpretaciones simplistas de la decisi¨®n, mof¨¢ndose de la comparaci¨®n entre el elemento clave de las bombas at¨®micas y una hamburguesa, o afirmando que el tabaco y el bacon son igual de peligrosos. Desde entonces la carne ha seguido protagonizando el debate p¨²blico, ya que para muchos individuos toca aspectos de la identidad que van mucho m¨¢s all¨¢ de su valor como alimento. Adem¨¢s, el elevado nivel de emisiones de CO2 asociado a su producci¨®n, especialmente en el caso del vacuno, o la preocupaci¨®n por el bienestar animal, a?aden complejidad, relevancia e intensidad emocional al debate.
Hoy, la revista BMC Medicine publica un trabajo de investigadores de la Universidad de Oxford en el que se analiza la relaci¨®n entre distintos niveles de consumo de carne, consumo de pescado, dieta vegetariana y riesgo de c¨¢ncer. El equipo, que tiene como investigadora principal a la espa?ola Aurora P¨¦rez-Cornago, utiliz¨® para su an¨¢lisis informaci¨®n recopilada por el Biobanco de Reino Unido, un repositorio que incluye informaci¨®n de inter¨¦s m¨¦dico de medio mill¨®n de voluntarios, desde datos sobre el estilo de vida o historiales m¨¦dicos electr¨®nicos hasta datos del genoma o de su salud cardiovascular.
Del medio mill¨®n de individuos presentes en el biobanco se pudieron aprovechar los datos de 472.377 adultos de entre 40 y 70 a?os. De ellos, 247.571 (52%) com¨ªan carne m¨¢s de cinco veces a la semana, 205.382 (44%) consum¨ªan carne cinco veces a la semana o menos, 10.696 (2,2%) com¨ªan pescado, pero no carne y 8.685 (1,8%) eran vegetarianos y o veganos. Durante los 11 a?os de seguimiento, 54.961 (12%) desarrollaron alg¨²n tipo de c¨¢ncer. En total, el riesgo de sufrir un tumor por quienes com¨ªan carne cinco veces a la semana o menos era un 2% menor que el de los que la consum¨ªan cinco veces a la semana o m¨¢s. El de los que com¨ªan pescado, pero no carne, era un 10% inferior. El riesgo era un 14% menor entre vegetarianos y veganos.
El estudio tambi¨¦n se fija espec¨ªficamente en los tumores m¨¢s frecuentes (colon, pr¨®stata y mama) que, en Reino Unido, aglutinan el 39% del total. Entre estos tipos de enfermedades, el riesgo de c¨¢ncer de pr¨®stata era un 20% menor entre hombres que com¨ªan pescado, pero no carne, y un 31% inferior entre vegetarianos y veganos. Aqu¨ª tambi¨¦n se observ¨® una reducci¨®n del 18% en el riesgo de c¨¢ncer de mama entre las mujeres vegetarianas frente a las que com¨ªan carne m¨¢s de cinco veces a la semana, pero se relacion¨® la diferencia con el mayor ¨ªndice de masa corporal de las carn¨ªvoras y el hecho de que la obesidad sea un factor de riesgo para estas enfermedades.
Los resultados de este estudio observacional coinciden, al menos en la tendencia, con muchos otros que tratan de evaluar el papel de la dieta en el desarrollo de tumores. Sin embargo, como esos otros de estudios, tiene limitaciones. Los autores advierten en sus conclusiones de que la naturaleza de su trabajo no permite establecer una relaci¨®n de causa y efecto entre la dieta y el riesgo de c¨¢ncer.
Marina Poll¨¢n, directora del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa, se?ala que en este tipo de estudios no es f¨¢cil obtener conclusiones claras y definitivas. ¡°Pasa con casi todos los estimadores de riesgo cuando analizas estilos de vida, salvo en cuestiones como el tabaco, que es un cancer¨ªgeno total¡±, se?ala. ¡°Estudiar la dieta es complicado, porque se hace a trav¨¦s de un cuestionario sobre la frecuencia con la que se consume un alimento y no es f¨¢cil contestar estos cuestionarios. Tienes que hacer una extrapolaci¨®n mental que condiciona los resultados¡±, contin¨²a. Esto hace que, seg¨²n Poll¨¢n, el resultado de este tipo de estudios parezca menos concluyente de lo que es. ¡°En epidemiolog¨ªa hemos visto que este tipo de cuestionarios a veces tienden a estimar a la baja el efecto real de cosas como la dieta¡±, a?ade.
La epidemi¨®loga afirma que los organismos que utilizan este tipo de evidencias para hacer recomendaciones o advertencias sobre la dieta son ¡°muy conservadoras¡± y que a?aden a la observaci¨®n en humanos estudios de toxicolog¨ªa o con animales que se pueden controlar mejor. A diferencia de un humano, al que no se puede controlar todos los factores de su estilo de vida o la cantidad que ingiere de cada alimento, esto s¨ª se puede hacer en ratones y los resultados tambi¨¦n se?alan el riesgo carcin¨®geno de productos como la carne procesada. En cualquier caso, Poll¨¢n cree que ¡°las recomendaciones son sensatas¡±. ¡°No se dice no comas carne, se dice modera el consumo de carne¡±, indica. ¡°Esto tambi¨¦n es interesante porque si consumes mucha carne dejas de consumir otras cosas, como las legumbres o el pescado, que pueden tener efectos beneficiosos que no vas a disfrutar¡±, concluye.
Aunque hay un importante apoyo a recomendaciones diet¨¦ticas como las de la OMS, tambi¨¦n hay cient¨ªficos cr¨ªticos con ellas que consideran que las evidencias de los estudios observacionales no aportan la certeza suficiente y que los resultados de estudios con animales no se pueden extrapolar directamente a humanos. Pablo Alonso Coello, investigador del Centro Cochrane Iberoamericano (IIB Sant Pau), en Barcelona, se?ala que aunque ¡°el efecto en estos estudios se repite, es un efecto muy peque?o¡±. ¡°Este tipo de investigaciones pueden servir para hacer recomendaciones m¨¢s firmes si los efectos que se observan son grandes, como sucede con la relaci¨®n entre tabaco y c¨¢ncer, pero no es lo que vemos con el consumo de carne¡±, afirma.
Alonso Coello firm¨® en 2019 una amplia y pol¨¦mica revisi¨®n de este tipo de estudios de asociaci¨®n entre consumo de carne y c¨¢ncer que se public¨® en la revista Annals of Internal Medicine. En ella se afirmaba que la certeza de la evidencia que relacionaba el consumo de carne y el c¨¢ncer era baja o muy baja (para la carne procesada la certeza es moderada). En opini¨®n del investigador, este tipo de resultados deber¨ªa hacer ¡°que la recomendaci¨®n de comer menos carne fuera condicional o d¨¦bil¡±. ¡°El riesgo de padecer c¨¢ncer de colon es bajo. Lo que vemos en este estudio es que ese riesgo bajo se podr¨ªa reducir a una magnitud un poco menor, pero el cambio de riesgo es muy bajo, y la certeza de esa informaci¨®n tambi¨¦n es baja¡±, explica.
Adem¨¢s, el investigador considera importante diferenciar lo que una informaci¨®n significa desde el punto de vista de la salud p¨²blica y desde el individual. Algo que no supone una gran variaci¨®n de riesgo para un individuo, puede convertirse en una cifra grande a nivel poblacional. ¡°En esto de la dieta hay mucho paternalismo y, a pesar de la incertidumbre, muchas recomendaciones se hacen aplicando el principio de precauci¨®n¡±, opina.
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