¡°Ser calvo ser¨¢ una elecci¨®n¡±: una operaci¨®n y dos pastillas cambian la lucha contra la alopecia
El mercado de trasplantes capilares mueve 8.700 millones de euros anuales y los tratamientos complementarios apuntalan una industria incipiente
Hay cosas que uno no puede esconder a su peluquero. Miguel Jim¨¦nez Guillam¨®n da fe de ello. Cuando abri¨® su barber¨ªa, en 2005, nadie hablaba de trasplantes. Pero poco a poco, empez¨® a ver matas frondosas donde antes solo hab¨ªa pelo ralo; flequillos generosos que sustituyeron a frentes despejadas. ¡°Tambi¨¦n ve¨ªa cicatrices con una forma concreta que empec¨¦ a reconocer¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica. Eran trasplantes capilares. Jim¨¦nez tomaba nota muy atento. Apenas ten¨ªa 20 a?os, pero ya estaba empezando a perder pelo. ¡°Y eso me afectaba¡±, dice, ¡°Ten¨ªa menos seguridad con las chicas, o en la calle. Adem¨¢s, en el trabajo me pasaba el d¨ªa delante del espejo¡±.
En 2012 decidi¨® abrirse un canal de YouTube para dar consejos sobre el cuidado del cabello, pero le daba verg¨¹enza subir contenido. ¡°Yo dec¨ªa: ¡®?Qui¨¦n va a querer ver a un barbero calvo?¡±. Resulta que mucha gente. Michael, que es como se hace llamar en redes, habl¨® abiertamente de su experiencia con la p¨¦rdida de pelo. Gan¨® 300.0000 seguidores. Despu¨¦s cont¨® c¨®mo fue su primer trasplante en Espa?a. Era 2014 y las cosas estaban a punto de cambiar. Para cuando realiz¨® una segunda operaci¨®n, en Turqu¨ªa, en 2017, un mill¨®n de personas ve¨ªan sus v¨ªdeos. Fue as¨ª como se dio cuenta de que no estaba solo. Nadie lo hablaba abiertamente, pero todo el mundo lo buscaba en internet. ¡°Es normal. No te das cuenta de lo importante que es el pelo hasta que lo pierdes¡±, pensaba ¨¦l.
Al cumplir los 30 a?os, uno de cada cuatro hombres empieza a perder el pelo. A los 50, cerca de la mitad se encuentra en esta situaci¨®n, algo que, 10 a?os despu¨¦s, afecta a dos de cada tres. Son los efectos m¨¢s evidentes de la alopecia androg¨¦nica, que provoca el 95% de los casos de calvicie en hombres. Los menos visibles son las consecuencias psicol¨®gicas: baja autoestima, ansiedad y depresi¨®n. Dirk Kranz psic¨®logo, calvo y autor del estudio elocuentemente llamado Bald and Bad? (¡±?calvo y malo?¡±, en ingl¨¦s), se?ala que no son preocupaciones infundadas. ¡°Ser calvo conlleva desventajas sociales a la hora de solicitar un empleo o de salir con una persona. Los hombres con una cabeza llena de pelo son percibidos de forma m¨¢s positiva, como han demostrado numerosos estudios¡±, argumenta Kranz.
¡°En algunas culturas, como en Asia Oriental (y antiguamente en el contexto europeo), la ca¨ªda del cabello en el var¨®n se asocia tambi¨¦n con atributos positivos como la moralidad, la inteligencia y la sabidur¨ªa¡±, explica el experto. Sin embargo, el ideal occidental de belleza se est¨¢ globalizando, y una cabeza llena de pelo parece ser indispensable para entrar en ¨¦l. No hay m¨¢s que echar un vistazo al crecimiento de la potente industria que se ha creado alrededor del pelo; o m¨¢s bien, de su ausencia.
En 2021, se realizaron alrededor de 3,4 millones de trasplantes capilares en todo el mundo, seg¨²n la plataforma Medihair. El mercado mundial de esta operaci¨®n se valor¨® entonces en unos 8.700 millones de euros. Eso es m¨¢s del doble del PIB de un pa¨ªs peque?o como Andorra. El triple de lo que se invirti¨® ese mismo a?o en erradicar la malaria en el mundo.
Cabelleras sint¨¦ticas, la pr¨®xima frontera
El trasplante no hace que crezca pelo nuevo, solo lo cambia de sitio. Esto hace que algunos pacientes, con un grado de alopecia muy avanzado, no puedan hac¨¦rselo, y en esos casos se necesitar¨ªa crear pelo nuevo. Esta es la ¨²ltima frontera, y est¨¢ cerca de ser traspasada. El bi¨®logo celular Karl Koehler, de la Universidad de Harvard, lleva una d¨¦cada utilizando c¨¦lulas madre y ha creado algunos parches de piel humana en los que, con el tiempo, crecen fol¨ªculos pilosos. Esto abre la puerta a que, en el futuro, se puedan cultivar cabelleras sint¨¦ticas.
Maksim Plikus, bi¨®logo de la Universidad de California, est¨¢ haciendo experimentos con la Scube3, una prote¨ªna que fomenta el crecimiento capilar. Su idea es inyectar una vacuna de ARN mensajero para dar la orden al cuerpo de liberar esta enzima. ¡°Hay entusiasmo porque estamos a punto de alcanzar un punto de inflexi¨®n¡±, afirmaba Plikus en un reciente reportaje en la revista New Scientist. El optimismo en este campo no est¨¢ ligado a un ¨²nico tratamiento, lo que aumenta las posibilidades de encontrar una estrategia eficaz. Pero antes de entender qu¨¦ nos depara el futuro, hay que echar la vista atr¨¢s.
En los ¨²ltimos a?os, la ciencia ha comprendido c¨®mo funciona el proceso de ca¨ªda del pelo, y ha dado con algunos productos que pueden retrasarla notablemente. Es dif¨ªcil trazar el origen de esta historia: a menudo se cita una c¨¢rcel de Oklahoma (EE UU) donde los reclusos que cumpl¨ªan condena por violaci¨®n, que hab¨ªan sido castrados, recuperaban el pelo; otras referencias bibliogr¨¢ficas lo sit¨²an en Rep¨²blica Dominicana, donde se estudiaba a una serie de familias de un pueblo con muchos hijos intersexuales. El caso es que la ciencia, en alg¨²n momento del siglo XX, empez¨® a relacionar la testosterona, hormona masculina que se produce en los test¨ªculos, con la p¨¦rdida del cabello.
En las d¨¦cadas siguientes, los investigadores aprendieron que no actuaba sola. ¡°Una enzima la convierte en una sustancia llamada dihidrotestosterona o DHT, que hace que los fol¨ªculos pilosos se encojan¡±, explica Mario Puerta Pe?a, dermat¨®logo en la Cl¨ªnica Doctor Morales Raya especializado en tricolog¨ªa. Los fol¨ªculos pilosos son como f¨¢bricas de pelo, y la DHT ataca directamente al motor de la f¨¢brica, la papila d¨¦rmica. ¡°Se va atrofiando y el pelo que produce es cada vez m¨¢s fino y corto. Se miniaturiza¡±, explica Puerta. Puede quedarse suspendido en este estado unos meses. Despu¨¦s, desaparece. As¨ª, los calvos siguen teniendo las mismas f¨¢bricas de pelo que los dem¨¢s, pero est¨¢n encogidas. Podr¨ªa decirse que no hay calvos, sino personas con fol¨ªculos pilosos peque?os.
Entender esto ha dado como resultado el descubrimiento de un tratamiento efectivo para combatir y retrasar la p¨¦rdida de pelo. Hay dos pastillas que mantienen alejados a muchos hombres del trasplante (y contentos con este a otros tantos). Sin ellas, el injerto ser¨ªa un parche temporal, pelo para hoy y calvicie para ma?ana.
La ciencia de la calvicie y la testosterona
¡°Son los antiandr¨®genos orales¡±, explica Puerta. ¡°Finasterida y dutasterida, que inhiben la transformaci¨®n de testosterona a dihidrotestosterona¡±. Eliminando la hormona que ataca los fol¨ªculos se retrasa, e incluso revierte la miniaturizaci¨®n. Para los casos m¨¢s extremos tambi¨¦n se puede optar por las inyecciones subcut¨¢neas. Estas tambi¨¦n sirven para localizar su efectividad en una zona y evitar los posibles efectos secundarios. Algunos pacientes han referido menos deseo sexual, en un extremo todav¨ªa discutido y no completamente probado.
La dutasterida se usaba para tratar problemas de pr¨®stata, pero el visible efecto que ten¨ªa sobre el pelo hizo que se estudiara y patentara un nuevo uso. Algo parecido est¨¢ sucediendo con el minoxidil, un medicamento que se desarroll¨® originalmente para mejorar la presi¨®n arterial. Luego se vio que aumenta el riego sangu¨ªneo en la zona de la cabeza, lo que mejora el vigor del pelo. ¡°En los ¨²ltimos a?os, se ha descubierto que su f¨®rmula oral funciona mejor que la t¨®pica y es menos engorroso¡±, se?ala Puerta. ¡°Pero no hay ninguna farmac¨¦utica que lo comercialice¡±. Algunos usuarios optan por peregrinar por las farmacias buscando Loniten (una formulaci¨®n casi descatalogada del minoxidil), pensada para la presi¨®n arterial, que se puede conseguir por unos pocos c¨¦ntimos. Desde Pfizer, su fabricante, confirman que hay desabastecimiento en Espa?a y que ¡°la demanda es muy superior a la oferta¡±, recordando de paso su indicaci¨®n m¨¦dica original. As¨ª las cosas, muchos usuarios se ven obligados a pedir la m¨¢s costosa formulaci¨®n magistral, que se puede conseguir por unos 45 euros. El tratamiento combinado, dutasterida y minoxidil, puede suponer cerca de 60 euros al mes. Tener pelo empieza a ser una cuesti¨®n que depende del bolsillo.
Bien lo sabe Pel de Ric (pelo de rico, en catal¨¢n). Con este ir¨®nico nombre se da a conocer una cuenta de Instagram que publica y comenta fotos de lustrosas melenas de se?ores pudientes. ¡°Hay un componente de clase en el pelo¡±, confirma JLH, uno de los cuatro autores de esta cuenta, que prefiere mantenerse en el anonimato. ¡°Nosotros empezamos todo esto como una broma, simplemente le hemos puesto un nombre a un tipo de persona, a un personaje, y le pusimos ingeniosos copies [textos atractivos para la audiencia]. Y conect¨® de alguna forma, es una broma que han entendido 80.000 personas, as¨ª que parece claro que es as¨ª¡±. Pel de Ric se centra en se?ores canosos, ostensiblemente m¨¢s mayores que JHL, que reconoce que tambi¨¦n hay un factor generacional. Despu¨¦s de pasarse a?os a la caza de frondosas melenas canas, cree que hay muchos menos calvos no solo por una cuesti¨®n biol¨®gica, sino cultural. ¡°Cada vez le damos m¨¢s importancia a la imagen. Cada vez hay m¨¢s tratamientos, pastillas, injertos, etc. Ellos a nuestra edad no ten¨ªan los recursos que tenemos nosotros¡±, reflexiona.
El doctor Puerta confirma esta idea: ¡°Viene gente muy joven, que tiene el pelo m¨¢s o menos bien o un grado muy leve de alopecia. Incluso hay padres que vienen con sus hijos, de 17, 18 a?os, que al saber que es hereditario quieren evitar que les pase como a ellos¡±, detalla. Los est¨¢ndares de masculinidad est¨¢n cambiando y ya no existe el tab¨² hacia los tratamientos y los injertos. Antes, los amigos se escond¨ªan; ahora, van a la cl¨ªnica en grupo. Entre los tratamientos, que se inician a edades m¨¢s tempranas, y los trasplantes, que pueden ayudar en los casos m¨¢s extremos, los expertos creen que la alopecia androg¨¦nica podr¨¢ ser reducida a un fen¨®meno cada vez m¨¢s residual. ¡°En el futuro, ser calvo ser¨¢ una elecci¨®n¡±, apunta el doctor Puerta.
De Julio C¨¦sar a Donald Trump
Gersh Kuntzman es lo más parecido que hay a un historiador del cabello. En 2001 publicó el libro Hair! : Mankind’s Historic Quest to End Baldness (que podría traducirse como "Pelo: la misión histórica de la humanidad para acabar con la calvicie"). Kuntzman se remonta a la Biblia para explicar la obsesión masculina con el cabello. Destaca historias como la de Sansón y Dalila, que traza un paralelismo entre pelo y virilidad. “Prácticamente, es un anuncio de finasterida”, resume. Los ejemplos también son de personajes históricos. El emperador romano César estaba preocupado con que su calvicie transmitiera una imagen de debilidad al pueblo, así que se peinaba sus cuatro pelos hacia adelante y utilizaba coronas de laureles como vigas maestras para soportar aquellas complejas obras de ingeniería capilar.
No es muy diferente de la estrategia del expresidente estadounidense Donald Trump, cuyo intrincado peinado ha generado incluso investigaciones periodísticas. Trump ha sustituido las coronas de laureles por gorras con el eslogan Make América Great Again ("haz América grande otra vez", en inglés), pero parte del mismo lugar que César. Atendiendo a la estadística, la idea de que el pueblo rechace a los mandatarios alopécicos no es descabellada. Solo 5 de los 45 presidentes que ha tenido EE UU en su historia eran calvos, o estaban en proceso de serlo. Eso es menos de un 11%, cuando lo normal para la media de edad que tienen (56 años al jurar el cargo) sería más del 60%. El contraste es llamativo.
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