El trauma infantil se enquista ¡®bajo la piel¡¯ y lastra la funci¨®n muscular en la vejez
Un estudio muestra las consecuencias que tiene el maltrato a ni?os en la edad adulta
En 2022 se formalizaron en Espa?a 7.723 denuncias por malos tratos en el ¨¢mbito familiar hacia menores de 18 a?os, seg¨²n los ¨²ltimos datos disponibles del Ministerio del Interior. ¡°Y esto es solo la punta del iceberg. Seg¨²n los estudios, a nivel europeo se estima que uno de cada 10 menores en Europa es maltratado f¨ªsicamente por sus cuidadores; y que tres de cada 10 son maltratados de manera emocional¡±, se?ala Carmela del Moral, responsable de pol¨ªticas de infancia de Save the Children. A esa cifra, habr¨ªa que sumar las m¨¢s 6.350 denuncias por agresi¨®n sexual contra menores de 18 a?os presentadas en ese mismo 2022. Solo teniendo en cuenta los hechos efectivamente denunciados en esas dos categor¨ªas de delito, se puede concluir que m¨¢s de 14.000 menores de edad en Espa?a fueron expuestos en un solo a?o a un trauma que, en muchos casos, si no se recibe la atenci¨®n psicol¨®gica que se precisa, puede provocar que, llegada la adolescencia o la edad adulta, tengan m¨¢s riesgo de sufrir un trastorno mental. ¡°El maltrato, el abuso y todo lo que conllevan afecta al desarrollo de quien lo sufre a todos los niveles. Incluso a la forma en que esa persona genera relaciones, apegos y v¨ªnculos¡±, afirma Del Moral.
El impacto de ese trauma puede permanecer, incluso, agazapado durante a?os bajo la piel y manifestarse cuando esos ni?os lleguen a la vejez a trav¨¦s de una peor funci¨®n muscular. As¨ª lo ha demostrado un estudio liderado por investigadores del Instituto de Investigaci¨®n Social de la Universidad de Michigan y publicado en la revista Science Advances. El estudio analiz¨® a 879 participantes mayores de 70 a?os, de los cuales un 45% reconocieron haber sufrido uno o m¨¢s eventos traum¨¢ticos durante la infancia, entre ellos violencia f¨ªsica o verbal por parte de los progenitores, abuso f¨ªsico o la ausencia de alguno de los padres. Todos los participantes donaron muestras de m¨²sculo y grasa. A las muestras musculares se les realiz¨® una biopsia para determinar dos caracter¨ªsticas clave de la funci¨®n muscular: la producci¨®n de trifosfato de adenosina (ATP), un compuesto producido por las mitocondrias que proporciona energ¨ªa qu¨ªmica para alimentar la funci¨®n celular; y la conocida como fosforilaci¨®n oxidativa, un proceso que ayuda a producir ATP. ?El resultado? Tanto los hombres como las mujeres que informaron haber sufrido eventos traum¨¢ticos en la infancia ten¨ªan una producci¨®n m¨¢xima de ATP m¨¢s pobre. Es decir, que el trauma en la infancia era un predictor de un metabolismo muscular m¨¢s deficiente en la vejez.
¡°Esta es la primera vez que miramos hacia atr¨¢s para ver qu¨¦ tipo de cosas podr¨ªan conducir a las diferencias en la funci¨®n mitocondrial en personas mayores, que sabemos que pueden generar variaciones en los resultados de envejecimiento saludable entre los adultos mayores¡±, se?ala Anthony Molina, director cient¨ªfico del Instituto Stein para la Investigaci¨®n sobre el Envejecimiento de la Universidad de California y uno de los autores del estudio. Seg¨²n Molina, los resultados de la investigaci¨®n sugieren que las experiencias formativas tempranas de la infancia ¡°tienen la capacidad de penetrar bajo la piel e influir en las mitocondrias del m¨²sculo esquel¨¦tico¡±. Una conclusi¨®n importante porque, seg¨²n el experto, la funci¨®n mitocondrial est¨¢ relacionada con una serie de resultados relacionados con un envejecimiento saludable: ¡°Podemos decir que el hecho de que la funci¨®n mitocondrial est¨¦ comprometida no es un buen augurio para una variedad de resultados de salud, que incluyen desde afecciones cr¨®nicas hasta disfunciones f¨ªsicas o limitaciones de discapacidad¡±.
¡°Este estudio demuestra que la infancia puede marcar tu envejecimiento y viene a refrendar que nuestra salud no est¨¢ predeterminada solamente por la gen¨¦tica, sino que la epigen¨¦tica tiene un impacto importante. Como dec¨ªa la doctora Judith Stern, la gen¨¦tica carga la pistola, pero el medioambiente aprieta el gatillo¡±, reflexiona el doctor ?ngel Dur¨¢ntez, uno de los mayores expertos espa?oles en el campo de la medicina antienvejecimiento, que a?ade que tambi¨¦n en estudios con ratones se ha comprobado que el cuidado de los progenitores puede afectar a la respuesta al estr¨¦s de la descendencia, produciendo cambios epigen¨¦ticos en determinadas ¨¢reas del cerebro vinculadas con el comportamiento y con la respuesta endocrina al estr¨¦s.
En ese mismo sentido, otro estudio cient¨ªfico reciente realizado por investigadores de las universidades de Cambridge (Reino Unido) y de Leiden (Holanda) y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, conclu¨ªa que el maltrato infantil produce cambios en la estructura del cerebro que se relacionan con una mayor propensi¨®n a experimentar obesidad, inflamaci¨®n y nuevos eventos traum¨¢ticos en la adultez; todo ellos, seg¨²n los autores, factores de riesgo de mala salud que, a su vez, en un c¨ªrculo vicioso inagotable, afectan tambi¨¦n a la estructura del cerebro y, por lo tanto, a la salud cerebral.
Un riesgo mayor de trastornos mentales y adicciones
El impacto del trauma infantil sobre la salud cerebral es, seguramente, el m¨¢s estudiado y avalado cient¨ªficamente. Otro estudio publicado en la revista Addiction se sum¨® hace unas semanas al amplio cuerpo de evidencia cient¨ªfica al concluir, utilizando datos de m¨¢s de 6.000 ni?os nacidos entre 1981 y 1983 en el Mater Mothers Hospital de Brisbane (Australia), que los ni?os que sufren maltrato presentan tres veces m¨¢s probabilidades de desarrollar trastornos por consumo de sustancias en la edad adulta.
¡°Los resultados de estudio coinciden con los de otras muchas investigaciones que han demostrado esta relaci¨®n entre el maltrato infantil y una mayor susceptibilidad a lo largo de la vida a padecer enfermedades mentales¡±, afirma Alicia Valiente G¨®mez, psiquiatra del Hospital del Mar de Barcelona, coordinadora de la Unidad de Investigaci¨®n del Centro F¨®rum e investigadora del CIBERSAM. Desde el propio centro catal¨¢n, hicieron p¨²blicos en 2020 los datos de un estudio en el que se reclut¨® a una muestra de 150 personas que presentaban trastorno por abuso de sustancias y, en la mayor¨ªa de los casos, tambi¨¦n un trastorno mental asociado, condici¨®n que se conoce como patolog¨ªa dual. Seg¨²n los resultados, el 94% de la muestra presentaba al menos un evento traum¨¢tico a lo largo de la vida y un 20% de estas personas, incluso, cumpl¨ªan los criterios para el diagn¨®stico de trastorno de estr¨¦s postraum¨¢tico. Otro metaan¨¢lisis de 2022 con una muestra de m¨¢s de 16.000 pacientes y 77.000 controles, tambi¨¦n liderado por la Unidad de Investigaci¨®n de Centro F¨®rum, concluy¨® que el trauma psicol¨®gico infantil es un factor de riesgo transdiagn¨®stico en psiquiatr¨ªa, ya que multiplicaba por tres las posibilidades de desarrollar cualquier tipo de trastorno mental (incluidas las adicciones) en la edad adulta.
El pron¨®stico de estos pacientes, seg¨²n Valiente G¨®mez, es, adem¨¢s, peor y los s¨ªntomas son m¨¢s graves. ¡°La mayor¨ªa de estas personas no recibe nunca el tratamiento adecuado a lo largo de su vida. Cuando llegan a nosotros normalmente ya son adultos y el da?o ya est¨¢ hecho porque los cambios son persistentes. Per eso no quiere decir que con un tratamiento adecuado no podamos mejorar la sintomatolog¨ªa de estos pacientes¡±, explica la psiquiatra, que destaca la importancia de desarrollar pol¨ªticas de prevenci¨®n que permitan identificar de forma precoz las situaciones de vulnerabilidad e intervenir en ellas.
¡°Cuanto antes se puedan identificar estas situaciones y cuanto antes podamos ofrecer un entorno seguro y con el seguimiento adecuado a esos ni?os, m¨¢s posibilidades tendremos de reducir el riesgo posterior de desarrollar complicaciones, ya sean de tipo som¨¢tico o psiqui¨¢trico. El hecho de haber sufrido un trauma no quiere decir que ya no podamos hacer nada. Hoy tenemos tratamientos centrados en el trauma con evidencia cient¨ªfica que mejoran mucho el curso y el pron¨®stico de las enfermedades mentales asociadas e, incluso, de las enfermedades som¨¢ticas¡±, argumenta la investigadora.
Comparte esta opini¨®n Carmela del Moral, que considera que este tipo de estudios pueden contrarrestar los argumentos que a¨²n hoy validan ideas como la de la ¡°bofetada a tiempo¡± o mantras como el de ¡°siempre se ha hecho as¨ª y no ha pasado nada¡±. ¡°La evidencia cient¨ªfica demuestra que s¨ª que pasa y deja claro que vivir una infancia libre de violencia no solo es una cuesti¨®n de derechos humanos y de derechos la infancia, sino tambi¨¦n una cuesti¨®n de salud que, incluso, tiene unos costes para el sistema p¨²blico muchos m¨¢s elevados de los que con toda seguridad implicar¨ªa la puesta en marcha buenas estrategias de prevenci¨®n¡±, concluye la portavoz de Save the Children.
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