La ciencia del baile: ¡°En la discoteca nos sincronizamos como una bandada de estorninos¡±
Un estudio separa y analiza los movimientos que nacen de la m¨²sica de aquellos que se generan por imitaci¨®n. La sincronizaci¨®n interpersonal es un mecanismo muy presente en los humanos que se da, sobre todo, en la danza
Muchas canciones se han escrito sobre bailar pegados, bailar solos, apretados, bailar como si nadie mirara¡ El tema ha sido analizado desde un punto de vista po¨¦tico, pero no tanto desde el cient¨ªfico. Hasta ahora. Un estudio ha analizado la sincron¨ªa interpersonal en el baile humano. En la discoteca nos sincronizamos como una bandada de estorninos o un banco de peces. En parte porque escuchamos la misma m¨²sica, que funciona como metr¨®nomo y marca el tempo; pero tambi¨¦n hay un componente social. El baile se imita, el baile se pega como un virus, se extiende y se contagia por la pista. ¡°Es algo que todos sabemos¡±, explica Giacomo Novembre, neurocient¨ªfico y director del The Neuroscience of Perception and Action Laboratory (NPA Lab), responsable del estudio. ¡°Pero no entendemos por qu¨¦ sucede, c¨®mo funciona este proceso de sincronizaci¨®n a un nivel casi subconsciente. Es lo que hemos querido averiguar¡±.
Para hacerlo, el equipo convirti¨® uno de sus laboratorios de Roma en una pista de baile. Pusieron papel de colores en los fr¨ªos LEDs, para darle un ambiente de discoteca, invitaron a 70 personas y les pusieron unos cascos. En la lista de reproducci¨®n, temazos rompepistas de Rihanna, Dua Lipa, Whitney Houston, Gala o Michael Jackson. ¡°Alguno que otro bailaba como si fuera el viernes noche, estaban enloquecidos¡±, explica divertido Felix Thomas Bigand, colega de Novembre en el NPA Lab, (perteneciente al Istituto Italiano di Tecnologia) y autor principal del estudio. Una c¨¢mara registraba los movimientos de los bailarines en las cuatro combinaciones posibles: una en la que el bailar¨ªn ve a otros y escucha la misma m¨²sica; otra situaci¨®n en las que no ve a su compa?ero, pero s¨ª escucha la misma m¨²sica que ¨¦l; una tercera en la que s¨ª le ve, pero no escucha la misma canci¨®n, y por ¨²ltimo, un escenario en el que ni ve a su compa?ero ni escucha la misma m¨²sica.
¡°Con esto conseguimos un gran banco de datos¡±, explica Bigand, ¡°Usamos un algoritmo para reducir los complejos movimientos de baile a otros muy simples. Vimos que solo 15 son suficientes para explicar lo que sucede en la pista¡±. Era el esqueleto del baile, el ritmo fragmentado, troceado y reducido a su esencia. ¡°Fue entonces cuando descubrimos que un cl¨²ster de movimientos se sincronizaba con la m¨²sica, y otro cl¨²ster de movimientos se sincronizaba con el compa?ero. Y estos dos procesos no se sobrepon¨ªan, que era algo que no esper¨¢bamos. Son totalmente independientes y no interact¨²an¡±. As¨ª, moverse hacia los lados o girar las manos son pasos de baile que surgen de la imitaci¨®n, mientras que alzar las manos o mover la cabeza hacia delante y atr¨¢s (como en un concierto de rock) son movimientos que nacen de la m¨²sica.
Solo hubo un tipo de movimiento que demostr¨® tener una naturaleza h¨ªbrida, a medio camino entre lo social y lo musical: el bote. Los bailarines empiezan a botar con la m¨²sica, pero cuando ven a otros hacerlo, aumentan la energ¨ªa con la que botan, suben la intensidad. ¡°Es como si tuvi¨¦ramos un metr¨®nomo incorporado¡±, se?ala Novembre. ¡°El bote hace que las interacciones sociales sean muy potentes, es como si estuvieras probando a encontrar un espacio com¨²n¡±. Esto es algo que no sucede con el resto de movimientos, que se mantienen estables ante la presencia de otros bailarines. Lo interesante es que a esta conclusi¨®n se lleg¨® sin una premisa previa, sin una hip¨®tesis que demostrar: fueron los datos los que explican un resultado intuitivo, del que hay muchos ejemplos en el d¨ªa a d¨ªa.
Los botes tienen un componente tribal y sirven para cohesionar a un grupo. Y esto se ve en el baile colectivo, en discotecas y conciertos, pero tambi¨¦n en las manifestaciones, con c¨¢nticos que explicitan esta idea gregaria como ¡°un bote, dos botes [inserte aqu¨ª un nombre para la ocasi¨®n] el que no bote¡±. O en los partidos de f¨²tbol, donde las hinchadas botan al un¨ªsono para animar a su equipo. ¡°Yo, de chaval, iba mucho al estadio a ver a la Fiorentina¡±, recuerda Novembre, ¡°y nos sincroniz¨¢bamos todos cantando y saltando a la vez. Estoy convencido de que ese comportamiento responde a este mecanismo. Igual que el pogo en los conciertos¡±.
Sascha Fr¨¹hholz, profesor de la Unidad de Neurociencia de la universidad de Zurich, lleva a?os estudiando c¨®mo se transmite la emoci¨®n a trav¨¦s del sonido. Y alaba el presente estudio porque confirma con datos lo que se sospechaba con ideas. ¡±Cada vez m¨¢s estudios apuntan a la noci¨®n de que la sincron¨ªa interpersonal es esencial para el comportamiento humano e importante para la interacci¨®n social en diversos contextos¡±, explica. ¡°Y lo que es m¨¢s interesante, esta sincron¨ªa interpersonal entre humanos suele darse a un nivel impl¨ªcito, de modo que los humanos no suelen ser conscientes de que sincronizan su comportamiento¡±. Este proceso, que se da sin necesidad de un factor externo, se potencia cuando se comparte una m¨²sica com¨²n. Como dec¨ªa la psic¨®loga musical Rosana Corbacho, ¡°Cuando ves al p¨²blico que est¨¢ bailando en un club una sesi¨®n de un DJ el ritmo del coraz¨®n se les sincroniza de alguna forma. Es como si nuestras neuronas bailaran al mismo ritmo¡±.
La sincronizaci¨®n de movimientos no es, ni mucho menos, algo exclusivo de los humanos. Nosotros la hemos ritualizado, en bailes con normas concretas y pasos estandarizados. Incluso en marchas militares, pero estas solo potencian algo que ya estaba ah¨ª, en nuestra base gen¨¦tica: la necesidad de sincronizarnos, de imitar, de coordinar los movimientos para sentirnos parte del grupo. Es algo que se ve en la naturaleza. Los monos no son especialmente buenos, pero hay estudios que analizan c¨®mo se sincronizan al caminar. Los insectos lo hacen de forma especialmente efectiva para organizar la vida en la colonia o colmena. Los peces y las aves se sincronizan de forma hipn¨®tica para asustar o despistar a los depredadores.
Damien R. Farine, investigador de la Universidad de Zurich, lleva a?os estudiando esta delicada coreograf¨ªa en las bandadas de aves. ¡°La sincronizaci¨®n significa muchas cosas diferentes. Por ejemplo, puede que todas las aves respondan al est¨ªmulo de un depredador y vuelen al mismo tiempo, pero no es probable que batan las alas a la vez. Las bandadas de estorninos mantendr¨¢n una gran estructura espacial, sincronizando sus movimientos, pero no el batir de sus alas. Algunos p¨¢jaros que vuelan en uve sincronizan sus alas para coincidir con las elevaciones generadas por los p¨¢jaros de delante, pero esto es m¨¢s bien una respuesta al entorno y el flujo de aire, y no una sincronizaci¨®n per se¡±.
Los mejores casos de sincronizaci¨®n en las aves, se?ala el experto, son los rituales de apareamiento. ¡°En algunos casos, como en los somormujos lavancos o el chasquido de picos en los albatros, son como una danza, pero con un prop¨®sito bastante espec¨ªfico¡±. Puede que ese prop¨®sito subyacente est¨¦ tambi¨¦n presente en el baile humano, concede el autor. ¡°Es probable que esto haya llevado inicialmente a la ritualizaci¨®n del baile¡±. Desde los bailes de debutantes, hasta las presentes discotecas; desde el juego de atracci¨®n y repulsi¨®n de las ¨®peras de Mozart hasta el perreo de la m¨²sica latina. El baile siempre ha estado relacionado con la seducci¨®n y el cortejo. El estudio Music Dance and the Art of Seduction profundiza en esta parte antropol¨®gica y cultural del baile, pero partiendo siempre desde una base biol¨®gica, que es la que analiza el presente estudio.
¡°La sincron¨ªa interpersonal es un concepto transversal¡±, resume Novembre. ¡°En todas las sociedades estudiadas hasta ahora se usa la m¨²sica y la danza para conectar, en muchas especies animales se usa. Es algo universal¡±. Su estudio lo ha demostrado con datos, pero en el fondo es algo que todo el mundo sospecha porque es algo que todo el mundo est¨¢ programado para hacer. Y que es f¨¢cilmente constatable en una discoteca o un concierto. Puede que, en este contexto, pienses que ese flamante pase de baile ha nacido de motu proprio, pero si echas un vistazo alrededor es muy posible que veas que alguien m¨¢s lo est¨¢ haciendo. Y ser¨¢ dif¨ªcil comprobar qui¨¦n lo realiz¨® primero, porque esta imitaci¨®n funciona a un nivel profundo y subconsciente. Est¨¢ grabada en nuestros genes.
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