Los animales carro?eros tienen el secreto de la lucha contra las infecciones
La ciencia investiga los h¨¢bitos de ciertas especies de buitres e insectos que poseen un peculiar est¨®mago, capaz de digerir cad¨¢veres putrefactos sin morir en el intento
A diferencia de nuestra sociedad, la naturaleza no desperdicia nada, todo lo transforma. En esa inmensa m¨¢quina de reciclaje tienen un puesto de honor los carro?eros, animales que devoran la basura org¨¢nica y la convierten de vuelta en materia viva. Esta capacidad de alimentarse de comida p¨²trida que a los humanos nos llevar¨ªa al hospital o a la tumba es mucho m¨¢s que una curiosidad cient¨ªfica: la biotecnolog¨ªa estudia el blindaje digestivo que protege a esos animales basureros; y en ¨¦l busca nuevas armas contra bacterias peligrosas para ayudarnos a curar infecciones, proteger las cosechas o conservar los alimentos.
Que comer carro?a es una pr¨¢ctica de alto riesgo no ser¨¢ una sorpresa para nadie. La carne en descomposici¨®n contiene bacterias nocivas y toxinas, a lo que se a?ade que el animal podr¨ªa haber muerto por una enfermedad infecciosa. Adem¨¢s, los carro?eros tambi¨¦n pueden contraer microbios de otros carro?eros que acuden al fest¨ªn.
Y a pesar de ello, el n¨²mero de estas especies es casi incontable, desde multitud de insectos como moscas y escarabajos a los cl¨¢sicos buitres o hienas, pasando por basureros marinos m¨¢s desconocidos como los mixinos, unos peces sin mand¨ªbulas ni columna vertebral emparentados con las lampreas.
Pero si a nosotros una simple comida un poco fuerte nos lleva a echar mano de un digestivo o un anti¨¢cido, ?c¨®mo logran estos animales alimentarse de cad¨¢veres putrefactos sin morir en el intento? Como soluci¨®n a este misterio se han propuesto hip¨®tesis muy variadas, y algunas en realidad no cuentan con la menor evidencia, seg¨²n un trabajo de la Universidad de California en Los ?ngeles (EE UU) dirigido por el ec¨®logo Daniel Blumstein: ¡°No encontramos ning¨²n fundamento de que utilizar orina para esterilizar los cad¨¢veres, tener la cabeza calva, comer r¨¢pido o lavar la comida reduzcan el riesgo de enfermedad en los comedores de carro?a¡±.
Est¨®mago a prueba de bombas
Esa conclusi¨®n no descarta que muchos carro?eros s¨ª adopten otras medidas para reducir el riesgo. Aunque pueda parecernos lo contrario, ¡°algunos son muy selectivos¡±, apunta Blumstein. En una recopilaci¨®n de datos de la dieta de m¨¢s de 600 especies carro?eras, Tim Cushnie, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad Mahasarakham (Tailandia), y sus colaboradores recogen algunas de estas conductas, entre otros muchos casos: los mixinos, aves como el aura gallipavo ¡ªel buitre m¨¢s extendido en Am¨¦rica¡ª o ciertos cangrejos se ci?en solo a cad¨¢veres recientes; los lobos evitan la carro?a bajo el calor del verano, los cuervos prefieren las presas abatidas por predadores, y los quebrantahuesos desechan la carne.
Sin embargo, todo esto no elimina la exposici¨®n al c¨²mulo de peligros de la carro?a. En el Museo Nacional de Historia Natural de EE UU, en la ciudad de Washington, el zo¨®logo Gary Graves estudia el sistema digestivo de los buitres para comprender qu¨¦ los hace invulnerables a estas comidas mucho m¨¢s que indigestas. Graves y sus colaboradores descubrieron que el aura gallipavo y el zopilote, otro buitre americano, albergan en sus intestinos un microbioma bastante limitado, con solo unas 76 especies de bacterias. Pero aunque la acidez de su est¨®mago a prueba de bombas act¨²a como filtro, en su intestino predominan bacterias letales como clostridios y fusobacterias, que incluyen especies causantes de enfermedades como el botulismo, el t¨¦tanos, la gangrena o la necrosis de tejidos.
¡°Durante mucho tiempo hemos sabido que estos buitres exhiben una inmunidad sustancial a las toxinas bacterianas en la carro?a; sin embargo, todav¨ªa no sabemos qu¨¦ procesos gen¨¦ticos, moleculares o celulares son responsables de esta alta tolerancia¡±, se?ala Graves. Por su parte, Blumstein a?ade que, dado que ¡°no parece haber una sola manera para los carro?eros de evitar la enfermedad, el n¨²mero limitado de estudios nos dice que necesitamos m¨¢s estudios para entender realmente c¨®mo lo hacen¡±.
Nuevas armas contra los microbios
M¨¢s all¨¢ del conocimiento cient¨ªfico, desentra?ar estas inc¨®gnitas puede ofrecer grandes aplicaciones. Como subraya Blumstein, ¡°la resistencia a los antibi¨®ticos es una inmensa amenaza a la salud p¨²blica global¡±. Cuando los antibi¨®ticos disponibles dejan de servir, necesitamos nuevas armas antimicrobianas, y ¡°las defensas de los carro?eros pueden ser una nueva fuente de agentes antibacterianos¡±, destaca Cushnie. La ventaja de estas indagaciones, dice el experto, es que ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil destapar nuevos hallazgos all¨ª donde no se ha buscado antes, y las mayores promesas est¨¢n en las especies que m¨¢s carro?a ingieren en su dieta y en aquellas que consumen los restos m¨¢s podridos.
El trabajo de Cushnie y sus colaboradores recoge pistas interesantes que encaminan el trabajo de los biotecn¨®logos: la sarcotoxina 1A, una prote¨ªna antimicrobiana de una mosca, reduce las plagas en las cosechas. La serrawettina, obtenida de un escarabajo necr¨®fago, se ensaya como antibacteriano. La quitina, el pol¨ªmero de los exoesqueletos de los insectos, blinda el intestino de algunos de ellos; y puede extraerse de la mosca soldado negra para evitar las infecciones en implantes m¨¦dicos, donde las bacterias suelen formar pel¨ªculas llamadas biofilms, de dif¨ªcil eliminaci¨®n. Algunas lectinas, unas prote¨ªnas que se unen a az¨²cares, pueden guiar f¨¢rmacos hacia los sitios de infecci¨®n. Bacterias beneficiosas en el intestino de los carro?eros producen bacteriocinas, unos compuestos candidatos a conservantes alimentarios. Otras mol¨¦culas de estas bacterias pueden servir como alternativa a los antibi¨®ticos en la crianza del ganado.
Seg¨²n Cushnie, a¨²n es demasiado pronto para saber cu¨¢les de estas soluciones prosperar¨¢n: ¡°?Qu¨¦ genes, mol¨¦culas o c¨¦lulas obtenidas de los carro?eros se desarrollar¨¢n primero para aplicaciones pr¨¢cticas? Eso depender¨¢ no solo del progreso en los diferentes laboratorios, sino tambi¨¦n de las futuras perspectivas comerciales¡±, explica este investigador. Con el 90% de las especies carro?eras a¨²n por estudiar, hay motivos para esperar grandes avances en este campo.
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