Tres de cada cuatro hombres espa?oles tendr¨¢n exceso de peso en 2050
Un estudio prev¨¦ que m¨¢s de la mitad de los adultos y un tercio de los ni?os y adolescentes del mundo tendr¨¢n sobrepeso u obesidad en 25 a?os. Espa?a estar¨¢ entre los 10 pa¨ªses ricos con las tasas m¨¢s altas en hombres
Una pandemia global de sobrepeso y obesidad ha puesto al mundo contra las cuerdas. Dos estudios publicados este lunes en la revista The Lancet han concluido que, en los ¨²ltimos 30 a?os, el exceso de peso aument¨® m¨¢s del doble en todo el globo hasta alcanzar unas cifras sin precedentes: en 2021, hab¨ªa m¨¢s de 2.110 millones de adultos y 493 millones de j¨®venes y ni?os con sobrepeso u obesidad. Lo peor de todo es que los pron¨®sticos para las pr¨®ximas d¨¦cadas son poco halag¨¹e?os y no hay rinc¨®n del planeta que se salve de un incremento en la prevalencia de estos cuadros. Sendas investigaciones estiman que, si no se toman medidas urgentes, alrededor del 60% de los adultos y un tercio de los ni?os del mundo sufrir¨¢n exceso de peso en 2050. Los niveles m¨¢s altos se prev¨¦n en islas de Ocean¨ªa y en Oriente Medio, pero Espa?a tambi¨¦n figura entre los 10 pa¨ªses ricos con las tasas m¨¢s elevadas en los hombres (hasta el 77% en poblaci¨®n masculina mayor de 25 a?os).
Los c¨¢lculos de los dos estudios no dejan lugar a dudas: las estrategias para frenar el sobrepeso y la obesidad ¡ªpuerta de entrada a decenas de enfermedades, como el c¨¢ncer, la diabetes o los problemas cardiovasculares¡ª, han fracasado. El exceso de peso crece cada vez m¨¢s r¨¢pido y la obesidad surge antes, de forma que las dolencias asociadas tambi¨¦n aparecen a edades m¨¢s tempranas. Los autores advierten de que el impacto de la inacci¨®n global puede ser ¡°devastador¡± para la humanidad. ¡°Si se cumplen estos pron¨®sticos globales, las repercusiones no solo ser¨¢n abrumadoras para las personas, sino que la carga resultante ser¨¢ devastadora para los sistemas sanitarios, sociales, planetarios y econ¨®micos¡±, se?alan.
En 2021, algunas islas del Pac¨ªfico, como Nauru, Islas Cook, Samoa o Tonga, ten¨ªan tasas de obesidad y sobrepeso por encima del 70% en poblaci¨®n infantil y rondaban el 90% en los adultos. Para 2050, los c¨¢lculos extreman todav¨ªa m¨¢s el problema en esas zonas y en otros pa¨ªses de Oriente Medio, como Egipto, Kuwait o Siria, donde casi toda su poblaci¨®n adulta (la prevalencia supera el 94%) tendr¨¢ exceso de peso. ¡°La epidemia mundial sin precedentes de sobrepeso y obesidad es una tragedia profunda y un fracaso social monumental¡±, afirma la autora principal del estudio en adultos, la profesora Emmanuela Gakidou, del Instituto de M¨¦tricas y Evaluaci¨®n de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington (Estados Unidos), en un comunicado.
Los resultados de las investigaciones publicadas en The Lancet ¡ªdonde analizan el exceso de peso en adultos y ni?os durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas en m¨¢s de 200 pa¨ªses y desgranan tambi¨¦n las proyecciones para los pr¨®ximos 25 a?os¡ª siguen la estela de estudios previos que avanzaban que la obesidad ya es la forma de malnutrici¨®n m¨¢s com¨²n en la mayor¨ªa de los pa¨ªses. Estos nuevos hallazgos ponen cifras al fen¨®meno a largo plazo y calculan que, si la tendencia se mantiene, 3.800 millones de adultos y 746 millones de ni?os sufrir¨¢n exceso de peso.
El exceso de peso es la llave que abre la puerta a decenas de enfermedades graves. Es peligroso en la edad adulta, pero es mucho m¨¢s complejo todav¨ªa si ese pestillo se descorre en la infancia. Sobre todo, por la complejidad de revertir esa situaci¨®n con los a?os y tambi¨¦n por el riesgo de aparici¨®n de enfermedades propias de mayores en poblaci¨®n infantojuvenil. Unas dolencias, por cierto, que muy probablemente se acabar¨¢n perpetuando en el tiempo. ¡°La obesidad rara vez se resuelve despu¨¦s de la adolescencia y surgen m¨¢s riesgos en la edad adulta, como infertilidad, c¨¢ncer, enfermedades cardiovasculares y enfermedades del h¨ªgado y los ri?ones¡±, exponen los autores.
La huella en la infancia
A pie de consulta, de hecho, ya se ha empezado a ver esa huella mec¨¢nica, metab¨®lica y psicol¨®gica que deja la obesidad en cr¨ªos cada vez m¨¢s peque?os. Albert Goday, jefe de secci¨®n de Endocrinolog¨ªa en el Hospital del Mar de Barcelona, pone el ejemplo de la diabetes tipo 2, una enfermedad tradicionalmente diagnosticada en adultos mayores y ahora cada vez m¨¢s frecuente en poblaci¨®n joven: ¡°El da?o que puede hacer una enfermedad asociada la obesidad depende, probablemente, del tiempo de exposici¨®n a esa lipotoxicidad. Si aparece en gente m¨¢s joven, la exposici¨®n es mayor¡±, abunda.
En los c¨¢lculos de la evoluci¨®n del exceso de peso en menores de 25 a?os, los investigadores se?alan que el sobrepeso se est¨¢ estabilizando, pero la obesidad no. La obesidad crece. De hecho, no hay indicios de que se frene en ninguna regi¨®n del mundo antes de 2050. Y las previsiones apuntan a que la transici¨®n a la obesidad ser¨¢ especialmente r¨¢pida en el norte de ?frica y Oriente Medio, as¨ª como en Am¨¦rica Latina y el Caribe.
Goday, que no ha participado en esta investigaci¨®n, tilda las cifras de ¡°muy alarmantes¡±, especialmente en los pa¨ªses de bajos y medios ingresos. ¡°Esta epidemia, hasta ahora, no la estamos pudiendo contener. En Europa aumenta y es preocupante, pero no es tan escalofriante como en otras regiones del mundo. Est¨¢ creciendo m¨¢s en pa¨ªses con menos recursos sanitarios y para ellos puede ser devastador¡±, valora.
En el grupo de los pa¨ªses desarrollados, Chile, Australia, Nueva Zelanda, Grecia, Groenlandia y Estados Unidos (todos con tasas por encima del 35%) son, actualmente, algunos de los 10 territorios con las cifras m¨¢s altas de ni?os y j¨®venes con obesidad y sobrepeso. Para 2050, esos pa¨ªses seguir¨¢n en la parte alta de la tabla, aunque, para entonces, tambi¨¦n se sumar¨¢ Espa?a, que llegar¨¢ al 48% de prevalencia en el caso de la poblaci¨®n infantojuvenil masculina. En los adultos, los c¨¢lculos prev¨¦n que, dentro de 25 a?os, tres de cada cuatro hombres espa?oles (el 77%) tendr¨¢n exceso de peso (sobrepeso u obesidad). Las mujeres espa?olas, por su parte, aparecen tambi¨¦n en lo alto de las tablas espec¨ªficas de obesidad: una de cada cinco ni?as y adolescentes y el 45% de las mayores de 25 a?os padecer¨¢n este cuadro.
Obesidad m¨¢s r¨¢pido y antes
Uno de los fen¨®menos que han certificado los investigadores es que las generaciones recientes est¨¢n aumentando de peso m¨¢s r¨¢pido que las anteriores y la obesidad est¨¢ apareciendo antes. Un ejemplo: en los pa¨ªses ricos, los hombres de 25 a?os que ten¨ªan obesidad en la d¨¦cada de los sesenta, apenas eran el 7%; entre los nacidos en los noventa, en cambio, esas cifras ascendieron al 16% y los c¨¢lculos estiman que se llegar¨¢ al 25% entre los nacidos en el 2015.
Los cient¨ªficos consideran, eso s¨ª, que ¡°no es demasiado tarde para detener la transici¨®n hacia la obesidad de la mayor¨ªa de los ni?os y adolescentes del mundo¡±, pero hay que intervenir de forma urgente. Aseguran que los pr¨®ximos cinco a?os son ¡°cruciales¡± para tomar medidas y adelantan que no bastar¨¢ con intervenciones individuales. ¡°Sin estar acompa?adas de acciones pol¨ªticas colectivas, las estrategias aisladas de cambio de comportamiento basadas en el estilo de vida y orientadas individualmente no producen un cambio significativo o sostenible, a menos que sean muy intensivas¡±, puntualizan. Y enfatizan que ¡°son los gobiernos, en lugar de las personas¡±, los que tienen que tomar las riendas con medidas efectivas, tambi¨¦n sobre los precios, el marketing y la influencia de la industria alimentaria.
Los autores ponen el foco, adem¨¢s, en la obesidad adolescente durante los a?os f¨¦rtiles y recalcan las graves consecuencias para la salud que pueden perpetuarse de generaci¨®n en generaci¨®n si no se toman medidas: ¡°A menos que se proporcionen tratamientos e intervenciones urgentes a estos adolescentes, las altas tasas de obesidad no solo desencadenar¨¢n epidemias graves de enfermedades (por ejemplo, c¨¢ncer) durante la adolescencia, subfertilidad y complicaciones del embarazo y perinatales (por ejemplo, aborto espont¨¢neo, preeclampsia), sino que la exposici¨®n a un entorno intrauterino obeso predeterminar¨¢ la salud de la pr¨®xima generaci¨®n¡±, alertan.
Dudas con la estrategia de los f¨¢rmacos revolucionarios
A prop¨®sito del papel de los revolucionarios f¨¢rmacos contra la obesidad, como el Ozempic u otros similares, los autores admiten que su potencial es ¡°prometedor¡±, pero mantienen la cautela respecto a su impacto global y reivindican el potencial de las estrategias de salud p¨²blica. ¡°Los medicamentos contra la obesidad parecen tener el potencial de llegar a una poblaci¨®n m¨¢s amplia. Sin embargo, la naturaleza compleja y heterog¨¦nea de los mecanismos biol¨®gicos detr¨¢s de la obesidad significa que la eficacia del tratamiento var¨ªa entre individuos¡±, justifican. Y mencionan tambi¨¦n el acceso y el coste de estos medicamentos como algunas trabas a tener en cuenta: ¡°Los medicamentos contra la obesidad no est¨¢n f¨¢cilmente disponibles en muchos pa¨ªses de ingresos bajos y medios, y el coste de los tratamientos es alto. Aunque la exclusividad comercial de varios [f¨¢rmacos] pronto expirar¨¢ y se espera que est¨¦n disponibles versiones gen¨¦ricas de menor coste, lo que potencialmente ampliar¨¢ el acceso, dada la incertidumbre en los resultados a largo plazo, la sostenibilidad y la escalabilidad de los medicamentos contra la obesidad como remedio a la epidemia mundial de obesidad son dudosas¡±, justifican los autores.
Andreea Ciudin, jefa de la Unidad de Tratamiento Integral de la Obesidad del Hospital Vall d¡¯Hebron de Barcelona y miembro de la junta directiva de la Sociedad Espa?ola para el Estudio de la Obesidad, coincide con los autores en que los f¨¢rmacos innovadores ser¨¢n de ayuda, pero no solucionar¨¢n la crisis global. ¡°No s¨¦ c¨®mo podemos frenar tantos frentes abiertos. Se ha entrado en una espiral dif¨ªcil de parar. No s¨¦ si seremos capaces de revertir todo esto llegados a esta prevalencia: los f¨¢rmacos pueden ayudar, pero ning¨²n sistema de salud puede sostener atender al 30% de su poblaci¨®n¡±, admite la experta, que no ha participado en los estudios publicados en The Lancet.