Las bebidas energ¨¦ticas no dan alas: un c¨®ctel de az¨²car y cafe¨ªna con riesgos para la salud
La evidencia cient¨ªfica desaconseja su consumo, sobre todo entre la poblaci¨®n infantil y adolescente, y profesionales de la nutrici¨®n reclaman que se restrinja su contenido m¨¢ximo de cafe¨ªna
Todo?el?mundo sabe lo cuesta arriba que se hacen las ¨¦pocas de ex¨¢menes. M¨¢s a¨²n en verano. Por eso es habitual ver las bibliotecas llenas de estudiantes ¨¢vidos de cualquier impulso extra. En las cafeter¨ªas de las universidades, la promesa llega en forma de bebidas energ¨¦ticas. Disponibles en varios tama?os y sabores, prometen mantenerte despierto. Tambi¨¦n mejorar el rendimiento f¨ªsico cuando vas al gimnasio, y tu aguante nocturno si las mezclas con alcohol. Y todo por menos de dos euros.
Ni?os, ni?as, adolescentes y j¨®venes (como pasa con los ultraprocesados y las bebidas azucaradas) vuelven a ser los grupos m¨¢s expuestos, m¨¢s vulnerables, y m¨¢s desprotegidos frente a estos productos. Ya en 2013, un estudio realizado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en ingl¨¦s), advert¨ªa del problema: un 16% de los ni?os (de 3 a 10 a?os) consum¨ªa bebidas energ¨¦ticas de manera habitual. Es decir, entre cuatro y cinco veces a la semana (o m¨¢s), que equivalen a dos litros al mes.
En Espa?a, seg¨²n la encuesta ESTUDES, realizada en poblaci¨®n de 14 a 18 a?os, un 45% de los adolescentes declaraba haber tomado este tipo de bebidas en el ¨²ltimo mes. Como en otros pa¨ªses, el consumo es m¨¢s frecuente entre chicos (51%) que entre chicas (39%). Estas diferencias se relacionan con las estrategias de promoci¨®n, publicidad y marketing de las marcas. Adem¨¢s, los estudios tambi¨¦n muestran un gradiente social manifiesto: el consumo es mayor en aquellos adolescentes que viven en ¨¢reas de mayor privaci¨®n material.
Los datos m¨¢s recientes de ESTUDES confirman que tenemos un problema de salud p¨²blica. Las bebidas energ¨¦ticas son aquellas con un alto contenido en cafe¨ªna y az¨²car (sus dos ingredientes principales), y otros estimulantes. Tienen un valor nutricional pr¨¢cticamente nulo. Una lata de 250 mililitros de la marca l¨ªder del sector contiene 80 miligramos de cafe¨ªna. Siguiendo las recomendaciones de la EFSA sobre la ingesta segura de cafe¨ªna, la cantidad m¨¢xima no deber¨ªa superar los 3 miligramos por kilo de peso de una persona. Es decir, 150 miligramos para un adolescente de 50 kilos. Cada lata de Monster de 500 mililitros ya contiene 160 miligramos y supera esa cantidad.
Quienes declaran tomar estas bebidas sacan, de media, peores notas, repiten m¨¢s cursos y faltan m¨¢s a clase
En relaci¨®n con la cantidad de az¨²cares, las bebidas energ¨¦ticas suelen aportar entre 27,5 y 60 gramos por cada 250 mililitros y 500 mililitros, respectivamente. O lo que es lo mismo: el equivalente a 11-12 cucharaditas de az¨²car, o a unas 220-240 kilocalor¨ªas, por cada envase de 500 mililitros. De hecho, la mayor¨ªa de las marcas ya ha sacado opciones light, zero o sin para reducir estas cantidades de az¨²car y sustituirlas por edulcorantes.
Pese a sus energizantes promesas, tampoco se ha probado que el resto de sus componentes tenga ning¨²n beneficio. Sin embargo, la mayor¨ªa de los estudios lo que s¨ª concluyen es que consumo de estas bebidas (sobre todo en grandes cantidades o mezcladas con alcohol) tiene efectos negativos en la salud f¨ªsica y mental. Por ejemplo, riesgos cardiovasculares y neurol¨®gicos, problemas psicol¨®gicos o alteraciones del comportamiento y del sue?o. Volviendo a los datos de Espa?a, quienes declaran tomar estas bebidas sacan, de media, peores notas, repiten m¨¢s cursos o faltan m¨¢s a clase, en comparaci¨®n con quienes reportan no tomar bebidas energ¨¦ticas.
Por ¨²ltimo, hay que recordar que es habitual combinar el consumo de estas bebidas con alcohol. Y que, al enmascarar los efectos depresores del alcohol, como el sue?o y el cansancio, el riesgo de intoxicaci¨®n et¨ªlica aumenta.
En Espa?a, el consumo de estas bebidas est¨¢ completamente normalizado, y no existe regulaci¨®n espec¨ªfica ni de los ingredientes que pueden contener, ni de sus concentraciones m¨¢ximas, ni en qu¨¦ posibles combinaciones. A su vez, se estima que el 70% de las personas desconoce la composici¨®n de las bebidas energ¨¦ticas, o cu¨¢les son sus posibles efectos secundarios.
Por ello, cada vez son m¨¢s los profesionales de la nutrici¨®n (incluyendo a personalidades p¨²blicas como el cocinero Jamie Oliver) que abogan por una regulaci¨®n sobre estas bebidas que restrinja, por ejemplo, el contenido m¨¢ximo de cafe¨ªna. Tambi¨¦n reclaman un mayor control de la publicidad dirigida a la poblaci¨®n infantil y adolescente, o la prohibici¨®n de su venta a menores de 16 a?os. En algunos pa¨ªses ya se est¨¢ interviniendo. En el nuestro, el Ministerio de Consumo anunci¨® un conjunto de medidas en 2021; al final, terminaron siendo 10 recomendaciones acordadas elaboradas en conjunto con la propia industria de las bebidas energ¨¦ticas. Ese dec¨¢logo advierte de los riesgos para la salud de estas bebidas, desaconseja su consumo por parte de los adolescentes, advierte a los deportistas que no tienen utilidad para la rehidrataci¨®n y recuerda a los fabricantes la obligaci¨®n de incluir una etiqueta que indique su alto contenido en cafe¨ªna y que, por tanto, no est¨¢n recomendadas para ni?os ni para mujeres embarazadas o en per¨ªodo de lactancia.
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