Aprend¨ª que si quer¨ªa hablar del abuso sexual no ten¨ªa que hablar de sexo. Ten¨ªa que hablar del miedo
C¨®mo contar lo invisible. ¡®QUERER*¡¯, o cuando una serie se enfrenta a ese reto
Una de las primeras decisiones que tom¨¦ cuando comenzamos a escribir la serie, siendo consciente de que la iba a dirigir, fue que no quer¨ªa mostrar ninguna agresi¨®n sexual. La ficci¨®n cinematogr¨¢fica apenas ha explorado la violencia sexual dentro del matrimonio, pero s¨ª ha retratado la violencia sexual contra las mujeres. Y ese retrato, salvo algunas excepciones, ha sido a menudo plasmado de forma impactante, dolorosa y expl¨ªcita. Un retrato donde la v¨ªctima suele tornarse en objeto de contemplaci¨®n. Cuanto m¨¢s pensaba en transitar esas escenas de agresi¨®n, m¨¢s rechazo sent¨ªa.
Como cineasta, siempre intento analizar mis primeras sensaciones, as¨ª que me puse a dialogar con ese rechazo. ?Por qu¨¦ no quer¨ªa entrar en ese dormitorio? Por un lado, ten¨ªa la sensaci¨®n de que muchas veces el dolor de esas mujeres se hab¨ªa utilizado meramente para hacer espect¨¢culo. Como si lo realmente impactante y da?ino solo pudiera estar en el momento de la agresi¨®n sexual. Entonces, pens¨¦ que si encontraba la manera de contarlo desde otro sitio, quiz¨¢s diera con algo¡ As¨ª que entr¨¦ mentalmente en el dormitorio de la pareja protagonista.
Pas¨¦ varios d¨ªas pensando en c¨®mo rodar¨ªa esa escena de violaci¨®n, si finalmente decid¨ªa hacerlo. Y de esa manera entend¨ª porque no quer¨ªa mostrar ese momento en la historia de QUERER*. Si rodaba la violaci¨®n, siguiendo las inercias del morbo o del clich¨¦, perpetuaba las din¨¢micas de poder tan habituales en el cine. Si me alejaba de los clich¨¦s y me acercaba a la realidad, lo m¨¢s probable es que hubiera terminado rodando una escena donde una mujer disociada, ausente o paralizada por el miedo, deseaba que aquello terminara cuanto antes. Sent¨ªa que esa imagen de un dolor m¨¢s real, necesitaba de un previo y de un contexto para entenderse en toda su dimensi¨®n.
Necesitaba entender c¨®mo se llega a ese escenario en una relaci¨®n de 30 a?os. ?C¨®mo pasan dos personas de sentirse enamoradas, de vivir un noviazgo tradicional con relaciones consentidas, a un mundo donde ella vive sometida y violentada sexualmente? Aprend¨ª que si quer¨ªa hablar del abuso sexual no ten¨ªa que hablar de sexo. Ten¨ªa que hablar del miedo. Porque el miedo era la respuesta a la pregunta que m¨¢s resonaba cada vez que cont¨¢bamos la historia: ?por qu¨¦ ella no denunci¨® antes? ?C¨®mo explicar que una mujer puede tardar 20 a?os en denunciar? Ya no solo quer¨ªa hablar del miedo, quer¨ªa hablar del miedo como poder. Un poder que nos toca, nos paraliza, nos somete. ?C¨®mo se juzga algo as¨ª hoy en d¨ªa? ?C¨®mo se juzga en una sala judicial? ?Y en casa? ?Lo juzgar¨ªamos igual si fuera nuestra madre la que denuncia a nuestro padre? El miedo es un poder tangible, pero invisible. Y de esa invisibilidad, surg¨ªa lo m¨¢s difuso, gris y complejo¡ ?C¨®mo se juzga lo que no vemos?
*Alauda Ruiz de Az¨²a, directora y guionista nacida en Barakaldo (Bizkaia), dirige la miniserie ¡®QUERER*¡¯, que puede verse en Movistar+. En 2022 gan¨® el Goya a mejor direcci¨®n novel por ¡®Cinco lobitos¡¯.
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