Mujeres que tiran la toalla con ¡®The Handmaid¡¯s Tale¡¯: ?Esto es porno de tortura?
?No puedo seguir mirando?. La cr¨ªtica internacional pone en entredicho el sadismo de la segunda temporada y la capacidad de aguante del telespectador. Preguntamos a cr¨ªticos nacionales por su opini¨®n despu¨¦s de que Elisabeth Moss tildase de flojos a los que abandonan su show.
La segunda temporada de The Handmaid¡¯s Tale no est¨¢ siendo un plato f¨¢cil de digerir. ?He apretado el bot¨®n de pasar r¨¢pido tan a menudo esta temporada que me veo obligada a preguntarme: ?Por qu¨¦ estoy viendo esto? Todo parece tan gratuito, como una paliza que no acaba nunca?, escribe Lisa Miller en The Cut y a?ade: ??es feminista ver a mujeres ser esclavizadas, degradadas, golpeadas, amputadas y violadas? ?C¨®mo exactamente estoy participando en una revoluci¨®n de mujeres sent¨¢ndome en mi c¨®moda cama y consumiendo esto? ?Ha derrapado The Handmaid¡¯s Tale en su segunda temporada pasando de ser un producto cultural elevado a porno de tortura?
La angustia y desasosiego con la serie de esta periodista no son un fen¨®meno aislado. ?Voy por la mitad del primer episodio de la segunda temporada de The Handmaid¡¯s Tale y no me voy a molestar en seguir vi¨¦ndola a menos que alguien me diga que pasa algo interesante. Es todo sobre lo que ten¨ªa dudas, al cuadrado?, ha tuiteado la cr¨ªtica del New Yorker, Emily Nussbaum. ?Existe esta sensaci¨®n entre muchas feministas de que ver The Handmaid¡¯s Tale es importante, a pesar del hecho de que, como otros muchos shows en televisi¨®n, cada cap¨ªtulo de casi una hora catapulta a la espectadora a un mundo de violencia constante contra las mujeres?, replica Arielle Bernstein en The Guardian. Para Miller la serie se ha convertido en un producto de porno de tortura mis¨®gina: ?La violencia contra las mujeres en la temporada dos es indulgente y busca satisfacer como respuesta f¨ªsica y visceral en esta conversi¨®n?The Handmaid¡¯s Tale, que ha pasado de ser un show de terror feminista a entretenimiento mis¨®gino de lo m¨¢s convencional?. La sensaci¨®n no solo se desprende en las tribunas medi¨¢ticas. ?Ya he acabado el tercero. No s¨¦ si puedo seguir?, ?creo que la voy dejar? o ?esta noche no estoy preparada para resistirlo? son las frases que m¨¢s se repiten cuando se habla de la serie en redes o en conversaciones entre seguidores. ?Parece que la serie ha elegido que pasen cosas aleatorias y horribles a las mujeres buscando ese efecto de shock?, lamenta Laura Hudson, editora cultural de The Verge, ??por qu¨¦ estoy viendo esto? No necesito ver a mujeres golpeadas para entender que Gilead es malo y la misoginia es algo malo; cre¨¢nme, lo he pillado?.
Los productores ya preve¨ªan el debate sobre si The Handmaid¡¯s Tale se ha convertido en una serie de porno de tortura. El libro de Atwood finaliza tal y como acaba la primera temporada, as¨ª que los telespectadores ¨Ca excepci¨®n de algunos flashbacks donde se incluyen subtramas de Atwood, como la relaci¨®n de June con su madre¨C se enfrentan en esta nueva tanda de cap¨ªtulos a una narrativa libre que parece condenada en castigar, una y otra vez, a su protagonista. Bruce Miller, productor de la serie, asegura que ellos siguen a rajatabla el patr¨®n establecido por Atwood con su novela para evitar excesos: que cada tormento que sufra un personaje lo haya sufrido un ser humano en la vida real. ?Si comienzas a inventar crueldades sobre las mujeres, se vuelve pornograf¨ªa, as¨ª que deber¨ªas mirar al mundo real, donde hay much¨ªsimos ejemplos que podamos usar?, dijo a?The Guardian el a?o pasado. ?Es puro entretenimiento retorcido el trato vejatorio a las mujeres o los telespectadores son incapaces de lidiar con una realidad aplastante? Elisabeth Moss, protagonista y productora de la serie, no soporta a los que la abandonan: ?Odio escuchar eso de que alguien no pueda verla porque es demasiado terror¨ªfica?, dijo a The Guardian. ?No lo digo porque me preocupe o no que ellos vean mi serie, me importa una mierda. Pero, ?de verdad? ?No tienes el coraje de ver una serie de televisi¨®n? Esto est¨¢ pasando en tu vida real. Despertad, gente. Despertad?.
En pleno debate por el merchandising de la serie y c¨®mo el capitalismo tambi¨¦n se apropia de los lemas de Atwood ¨CHulu se ha aliado con The Wing, un club de mujeres de Nueva York, para vender agendas y camisetas con el A word after a word after a word is power y existen varias colecciones c¨¢psula con marcas de moda¨C, hemos preguntado a tres cr¨ªticos espa?oles por la deriva de la serie y el abandono de los telespectadores:
?Has vivido alg¨²n momento en la segunda temporada de la serie en el que has tenido que mirar hacia otro lado?
Natalia Marcos (El Pa¨ªs): ?Tanto como mirar para otro lado, todav¨ªa no. Eso lo sent¨ª m¨¢s en la primera temporada con las escenas de sexo. De lo que va de segunda temporada creo que lo m¨¢s duro fue la presentaci¨®n de esa especie de c¨¢rcel o campo de concentraci¨®n del primer cap¨ªtulo, pero no llegu¨¦ a sentir esa sensaci¨®n de incomodidad?.
Paloma Rando (Vanity Fair): ?Todav¨ªa no he tenido que apartar la vista en ning¨²n momento de lo que llevamos de segunda temporada. Curiosamente, esta temporada me est¨¢ provocando m¨¢s desasosiego en sus flashbacks que con los golpes de efecto de Gilead ya instaurado. Me angustia m¨¢s ver lo f¨¢cil del inicio de la revoluci¨®n que les conduce a ese estado opresor, que se traduce m¨¢s que en im¨¢genes concretas que me provoquen rechazo, en un c¨²mulo de factores explicados en el desarrollo de la trama. Margaret Atwood dijo que una de las fuentes de inspiraci¨®n a la hora de escribir el libro fue su conciencia, al haber nacido en 1939 y empezar a tener recuerdos en la II Guerra Mundial, de c¨®mo los ¨®rdenes establecidos pueden desaparecer de la noche a la ma?ana y ese esp¨ªritu creo que est¨¢ muy bien reflejado en lo que llevamos de segunda temporada, a pesar de que ahora la serie sea una prolongaci¨®n del libro?.
Eneko Ruiz Jim¨¦nez (El Pa¨ªs): ?No creo que nada supere en dureza a la escena clave de la serie, esa de la violaci¨®n constante con el espeluznante primer plano de Elisabeth Moss. Est¨¢ rodado con tanto cuidado que lo expresa todo, sin necesidad de sangre o resistencia. Una vez visto eso, no creo que el resto sea m¨¢s duro. M¨¢s que mirar para otro lado, los flashbacks nos hacen pensar que algo estamos haciendo mal en el mundo. Y eso s¨ª es espeluznante. Por otra parte, pese a la tortura creo que s¨ª hay luz al final del t¨²nel gracias a la separaci¨®n en bloques de personajes que se ha hecho este a?o?.
?Te has planteado dejar de ver la serie? ?Por qu¨¦?
Natalia Marcos: ?No, tampoco hab¨ªa pensado que nadie pudiera pensar eso tal como va la temporada. Sigue siendo demasiado buena para que se me pueda pasar por la cabeza abandonar?.
Paloma Rando: ?No me he planteado dejar de ver la serie, pero s¨ª conozco varias personas (solo mujeres) que han dejado de hacerlo por diferentes motivos. Conozco espectadoras sensibles que no pasaron del primer cap¨ªtulo y otras que han decidido no empezar la segunda temporada porque creen que la historia del libro, a pesar del final abierto, es una historia cerrada, con principio y fin, y que la decisi¨®n de continuar la serie es traicionar el esp¨ªritu de la obra original. No s¨¦ cu¨¢l ser¨ªa mi l¨ªmite, pero estoy dispuesta a darle la opci¨®n de seguir poni¨¦ndome a prueba siempre que los avatares de los personajes me sigan interesando?.
Eneko Ruiz Jim¨¦nez: ?No, en ning¨²n momento. Creo que ha mantenido el nivel y que la nueva narrativa ha expandido el universo inteligentemente para buscar no repetirse. Es nuevo, claro, y eso puede alejar al espectador. Y tiene un peligro: convertirse en The Walking Dead. Un eterno viaje a ninguna parte en un mundo apocal¨ªptico que se vuelva repetitivo y que nos quiera ense?ar sus conclusiones hasta la n¨¢usea. Ha habido escenas que me han recordado a aquella serie, pero creo que The Handmaid¡¯s Tale tiene un mensaje mucho m¨¢s profundo como para perderse tanto?.
Parte del sector de la cr¨ªtica considera que se han traspasado ciertas l¨ªneas en la serie: el sadismo y la tortura sobre las mujeres, esa claustrofobia sin luz aparente al final del t¨²nel alejada ya de la trama del libro y volando libre, est¨¢ por encima del mensaje que reflej¨® Atwood en el libro. ?Est¨¢s de acuerdo?
Natalia Marcos: ?No he le¨ªdo el libro as¨ª que no tengo muy claro qu¨¦ l¨ªneas ser¨ªan esas. Pero en cualquier caso creo que es perfectamente leg¨ªtimo que una serie vuele libremente alejada del libro en el que se basa. The Leftovers dio un salto de calidad importante cuando super¨® el libro en el que se basaba. Creo que en estos tiempos adem¨¢s est¨¢ bien que se acent¨²e el mensaje y se deje m¨¢s claro todav¨ªa. Si eso pasa por oscurecer la serie, adelante?.
Paloma Rando: ?Creo que la serie en la segunda temporada, tras haber acabado con la adaptaci¨®n del libro, se enfrenta a un reto: no ser devorada por su propio universo, donde es f¨¢cil dejarse llevar por la grandilocuencia de una puesta en escena estilizada a la par que s¨¢dica. No tengo problemas en la combinaci¨®n de estos dos factores, que creo que se pueden ayudar, pero s¨ª creo que si la trama no es potente (la del primer episodio comienza casi a 15 minutos del final) puede acabar completamente diluida entre t¨²nicas rojas y actos de barbarie. Las series (y los libros, y las pel¨ªculas, en general la ficci¨®n) no pueden vivir solo de ser met¨¢foras de algo, la narrativa se sustenta en la trama y en el conflicto, por eso el camino de los personajes tiene que ser tan o m¨¢s interesante que el mundo que los enmarca?.
Eneko Ruiz Jim¨¦nez: ?Una serie es un animal distinto, y no se puede quedar en un solo espacio. Si sigui¨¦ramos viendo lo mismo una y otra vez, ser¨ªa repetitivo, as¨ª que entiendo la estrategia. Entiendo tambi¨¦n a los que quieren apartarse, a veces, y a tenor de lo que ocurre en nuestro mundo, puede ser demasiado doloroso, pero tambi¨¦n creo que el arte puede contar eso. The Handmaid¡¯s Tale sigue teniendo cualidades de sobra para seguir con ella, desde su cuidada est¨¦tica y grandes actores hasta esos flashbacks tan de actualidad. Tiene el peligro de convertirse, aun as¨ª, en demasiado obvia, por ejemplo en los discursos sobre feminismo de su madre. S¨ª, ya nos hab¨ªamos enterado en lo que nos quieres contar?.
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