Una mujer nigeriana tiene 30 d¨ªas para apelar una condena a muerte por adulterio

30 d¨ªas para apelar una condena a muerte. Ese es el plazo que ha dado un tribunal nigeriano del Estado de Sokoto a una mujer acusada de adulterio. Apenas un mes para evitar que se ejecute una terrible sentencia que la condena a ser enterrada hasta el cuello y luego lapidada, el castigo que prescribe la sharia, ley isl¨¢mica vigente en el norte del pa¨ªs, para las mujeres condenadas por dicho delito.

Mejor suerte tendr¨¢ su supuesto compa?ero de relaciones, un hombre casado de 60 a?os, primo suyo, y al que la encausada, Safiyatu Husani, acusa de violaci¨®n. El tribunal no ha presentado cargo alguno contra ¨¦l, que incluso lleg¨® a relatar su delito a tres polic¨ªas. Pero en estos casos la sharia exige un cuarto testimonio para que la confesi¨®n sea cre¨ªble.

De aplicarse la sentencia, la encausada, de 35 a?os, dejar¨¢ cinco ni?os hu¨¦rfanos. Precisamente tras el nacimiento de su ¨²ltima hija cuando Husani, presionada por sus familiares, acudi¨® al tribunal isl¨¢mico que ahora la acusa de adulterio para reclamar de su supuesto violador la manutenci¨®n de la peque?a.

Husani, divorciada, recibir¨¢, de ejecutarse finalmente la sentencia, el mismo castigo que si hubiera estado casada. De haber sido soltera salvar¨ªa su vida pero el castigo habr¨ªa sido tambi¨¦n terrible: cien latigazos.

Tras trascender a la opini¨®n p¨²blica, el caso ha desatado una oleada de cr¨ªticas de organizaciones internacionales por los derechos humanos contra las autoridades nigerianas pese a que ¨¦stas han asegurado que no permitir¨¢n la ejecuci¨®n de la mujer.

La introducci¨®n en 1999 de la sharia en el norte de Nigeria, donde los musulmanes son mayor¨ªa, desat¨® una serie de sangrientos enfrentamientos entre ¨¦stos y los cristianos de la regi¨®n, que causaron la muerte de miles de personas, y obligaron al Gobierno a declarar el estado de emergencia y enviar tropas al ¨¢rea.