"No deber¨ªa estar aqu¨ª"
Jorge Le¨®n, el pentapl¨¦jico fallecido en Valladolid, pidi¨® "una mano h¨¢bil" que le ayudara a morir a trav¨¦s de un 'blog' en Internet
"Necesito la mano que sostiene el vaso, la mano h¨¢bil que supla mi mano in¨²til, una mano que act¨²e seg¨²n mi voluntad a¨²n libre: tengo todo preparado para que quien me ayude quede inc¨®gnito". Es la llamada de Jorge Le¨®n, el pentapl¨¦jico de 53 a?os que fue hallado cad¨¢ver el pasado jueves en su casa de Valladolid, para que alguien le ayudara a morir.
La polic¨ªa sospecha que, en efecto, recibi¨® asistencia. Al encontrar su cuerpo ten¨ªa cerca un vaso. Su hermano Carlos cree, seg¨²n ha explicado a la agencia Efe, que pod¨ªa contener alg¨²n producto que le causara la muerte o alg¨²n sedante que le ahorrara sufrimientos al desconectarse del respirador que le manten¨ªa. "Estaba preparando su marcha", asegura.
En agosto del a?o pasado abri¨® un blog en Internet, un diario personal en el que escrib¨ªa con frecuencia y lucidez "reflexiones descarnadas sin esperanzas". Bajo el sobrenombre de Lucas S. se presentaba como "adulto pentapl¨¦jico desde el 2000 por lesi¨®n medular en C3". Un dispositivo acoplado a su cabeza le permit¨ªa manejar el ordenador a pesar de no poder mover m¨¢s que los labios.
La ¨²ltima entrada es del d¨ªa 2 de mayo, dos d¨ªas antes de su fallecimiento. Al parecer un intento reciente de eutanasia hab¨ªa salido mal. "No deber¨ªa estar aqu¨ª; una nueva, digamos, contingencia humana ha vuelto a frustrar el poner fin a esto, justo cuando el resto de circunstancias eran id¨®neas y mi predisposici¨®n fuerte", escrib¨ªa. "A¨²n me queda alguna maniobra delicada y soy responsable de no perjudicar a nadie".
En esa misma anotaci¨®n expresa su temor a una muerte dolorosa. "Tenemos poderosos mecanismos que hacen que situaciones potencialmente letales como el ahogo, las alteraciones de la tensi¨®n, el v¨¦rtigo, el dolor del coraz¨®n, etc¨¦tera, las sintamos con aguda angustia y reaccionemos reflejamente con vivo rechazo [?]. Se hace muy dif¨ªcil con estas limitaciones acabar sin garant¨ªas de no pasar por momentos angustiosos". Y conclu¨ªa esta reflexi¨®n con la petici¨®n un cambio legal que d¨¦ salida a casos como el suyo: "Quede en la conciencia de quienes impiden la legalizaci¨®n de la eutanasia la carga de los sufrimientos innecesarios". Esta solicitud la hizo p¨²blica en varias ocasiones como en dos cartas remitidas a EL PA?S.
Fase terminal
El deseo de morir de Jorge se hace m¨¢s intenso seg¨²n avanza el blog, al mismo ritmo que se complicaba su situaci¨®n m¨¦dica. "He entrado en una fase que considero terminal porque a la pentaplejia irreversible se ha a?adido la cronicidad de las infecciones frente a una tolerancia cada vez menor a los antibi¨®ticos, lo que me provoca indeseables sufrimientos f¨ªsicos y ps¨ªquicos".
Lo escrib¨ªa el 21 de marzo pasado bajo el t¨ªtulo Me escribe Jorge Le¨®n. Ese d¨ªa formalizaba su llamada de auxilio. "Ante la perspectiva de acabar en breve en una residencia abandon¨¢ndome a una muerte miserable lanzo el siguiente mensaje por si el azar por una vez se torna generoso." Solicitaba "ayuda directa, indirecta, contactos?". "Necesito la mano que sostiene el vaso, la mano h¨¢bil que supla mi mano in¨²til, una mano que actu¨¦ seg¨²n mi voluntad a¨²n libre: tengo todo preparado para que quien me ayude quede inc¨®gnito".
Ese anonimato empezaba por pedir que nadie se dirigiera a ¨¦l por correo electr¨®nico sino llam¨¢ndole por tel¨¦fono desde una cabina p¨²blica o mediante una carta enviada a su piso de Valladolid. Tal vez obtuvo respuesta: su hermano ha dicho a Efe que quiere "dar las gracias a quienes le han ayudado" y "se han jugado algo para ayudar a que una persona deje de sufrir y tenga una muerte decente". Carlos asegura que desconoce qui¨¦n pudo hacerlo y que tanto ¨¦l como Ana, la cuidadora con la que manten¨ªa "lazos de afecto y complicidad", han estado al margen de su plan.
En el blog queda patente que no se trataba de una decisi¨®n desesperada sino fruto de una reflexi¨®n profunda, casi filos¨®fica, comentada en textos en los que se entremezclan citas de Robespierre o poetas chinos. Su mayor preocupaci¨®n era morir l¨²cido: "En mi caso prefiero acabar de morir, mientras tenga control sobre mi cabeza que llegar a ciertos estados de sufrimiento irreversible sin capacidad de libre decisi¨®n".
"?Prohibido estar triste!"
Jorge lamentaba que le administraran antidepresivos. "?Qui¨¦n cree que pueden suplirme aquellos intensos placeres y vivencias que no olvido y las carencias de este mal vivir, seroxates tramposos, torpes, insuficientes —por qu¨¦ no con c¨®cteles placenteros—? ?Qu¨¦ libertad y ¨¦tica hay en ello? ?Prohibido estar triste! ?Prohibido pensar en que esta vida es para uno un absurdo doloroso!".
Esa vida tan poco estimulante es minuciosamente descrita en otra anotaci¨®n. "Cuando aparece un d¨ªa sin contratiempos, ni sudores, ni ahogos y con buena tensi¨®n, vuelve la necesidad de vivir, de aprovechar la pausa y disfrutar con algo, cuanto menos, ponerte al d¨ªa, comunicarte y crear". En esas ocasiones trataba de leer la prensa o un libro, aunque pocas veces lo encontraba estimulante.
"Si estudias algo simple, pronto lo desprecias; y si es complejo, enseguida ves que no est¨¢s ya a la altura y que se te escapa el meollo o el razonamiento". Tambi¨¦n gustaba de escribir, pero explicaba el cansancio que le produc¨ªa dedicar cuatro minutos para una sola l¨ªnea. "Yo no encuentro sentido, aun estando sin complicaciones, a quedarme un d¨ªa y otro leyendo por encima el peri¨®dico y mirando por la ventana", lamentaba.
Tampoco bast¨® el amor de su mujer, con la que se cas¨® despu¨¦s de haber quedado pentapl¨¦jico. "En este estado desvalido, los amores o cari?os que solo crean fuertes interdependencias est¨¦riles no hacen m¨¢s que prolongar el conflicto; cuando toda la vida de uno es toda la vida del otro, se est¨¢ creando una relaci¨®n cerrada imposible que solo la muerte de ambos dar¨ªa sentido".
"Tengo el excepcional privilegio de poder pensar y escribir desde la desesperanza, desde el final de la vida". Y desde ese punto denunciaba: "Las leyes hacen que esa peque?a diferencia entre mover o no mover un brazo supongan que pueda salir de esta estupidez por m¨ª mismo, que tenga que poner en peligro de c¨¢rcel a quien me haga de brazo o que acabe en una residencia esperando una cacotanasia."
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