El Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria: un sue?o compartido
Siempre he cre¨ªdo que si el conjunto de los ciudadanos del planeta supieran que con una cantidad determinada de millones de d¨®lares podr¨ªamos eliminar la transmisi¨®n del VIH de una madre embarazada a su beb¨¦, lograr que todas las personas recibiesen los medicamentos para el SIDA que les mantendr¨¢n con vida o eliminar la malaria, har¨ªan el esfuerzo sin dudarlo. El Fondo Mundial de lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria (Fondo Mundial) naci¨® para hacer posible este sue?o compartido y deseado.
Quiz¨¢s algunos se pregunten por qu¨¦ a los pa¨ªses ricos nos toca financiar este esfuerzo. Son muchas las respuestas y necesitar¨ªan de m¨¢s l¨ªneas para ser explicadas, pero una de ellas es clara y sencilla: financiar el Fondo Mundial y la respuesta a estas enfermedades hace que la gente viva, que est¨¦ sana y que pueda trabajar por el futuro de sus pa¨ªses. Este c¨ªrculo virtuoso motiva que a largo plazo estos fondos mundiales sean menos necesarios y la inversi¨®n de la comunidad internacional menor. De la misma manera, invertir adecuadamente en una vacuna preventiva contra el SIDA no solo podr¨ªa evitar las 7500 infecciones que se producen a diario, si no que a largo plazo reducir¨ªa dr¨¢sticamente el coste de la pandemia. Todos sabemos que la realidad es m¨¢s compleja, pero la enfermedad es uno de los palos m¨¢s firmes en la rueda del desarrollo.
Cuando en el 2002 los gobiernos del G8 y de Naciones Unidas crearon el Fondo Mundial menos de 400.000 personas con VIH/SIDA recib¨ªa tratamiento. A d¨ªa de hoy, gracias en gran parte a este organismo de financiaci¨®n, son m¨¢s de 4 millones de personas quienes reciben medicaci¨®n para el SIDA. Sigue siendo insuficiente, s¨®lo acceden 4 de cada 10 personas, pero son 10 veces m¨¢s que en 2002. Esta iniciativa sin precedentes no surgi¨® de la nada, sino que se creo tras el consenso que en 2001 alcanzaron todos los gobernantes bajo el paraguas de Naciones Unidas: el SIDA era una problema global sin precedente que hab¨ªa hecho decrecer el desarrollo humano alcanzado hasta los ochenta en varias regiones del planeta y se compromet¨ªan a crear y a financiar un Fondo Mundial para evitar las muertes por SIDA que la falta de acci¨®n pol¨ªtica contundente hab¨ªa hecho perder en las d¨¦cadas anteriores. A d¨ªa de hoy m¨¢s de 25 millones de personas ya han fallecido a causa del SIDA. La tuberculosis y la malaria, las otras dos epidemias que tambi¨¦n asolaban a los pa¨ªses empobrecidos fueron incorporadas a este proyecto global. Los gobiernos de los estados ricos dijeron a los pa¨ªses empobrecidos que estar¨ªan con ellos en una tarea compartida. Les pidieron que planificaran buenos programas de prevenci¨®n y tratamiento del VIH/SIDA, para la tuberculosis o para reducir la malaria y les prometieron que los pa¨ªses con recursos econ¨®micos les ayudar¨ªamos. Reunir¨ªan dinero en el bote com¨²n del Fondo Mundial y aquellos pa¨ªses afectados por las tres pandemias con planes de calidad recibir¨ªan financiaci¨®n a largo plazo para alcanzar el objetivo de Acceso Universal para el SIDA o la erradicaci¨®n de la malaria. Adem¨¢s, la financiaci¨®n se ir¨ªa desembolsando si el dinero se invert¨ªa bien y si los programas funcionaban. Era lo que siempre se hab¨ªa querido: eficacia, agilidad en las decisiones, dinero en base a resultados.
Ahora hay quienes se empe?an en arremeter contra este instrumento y en tirar por la borda las vidas que se han logrado preservar. Es dif¨ªcil aislar los motivos: para unos es el SIDA. Se han cansado de verlo en los titulares de los peri¨®dicos y en las primeras p¨¢ginas de los planes nacionales de salud. Para otros, el Fondo Mundial hace sombra a la Organizaci¨®n Mundial de Salud o que al focalizarse en estas tres enfermedades no presta atenci¨®n a otros problemas de salud. Aunque el argumento de la crisis econ¨®mica tambi¨¦n se saca a pasear, en realidad est¨¢ enmascarando un cambio brusco de prioridades con dram¨¢ticas consecuencias. En resumen, hay menos voluntad de la que hab¨ªa antes para luchar contra el SIDA y financiar el Fondo Mundial. Aunque en esencia no deber¨ªa importar. No pedimos voluntad si no responsabilidad. Responsabilidad con los compromisos suscritos por los gobiernos en nombre de sus ciudadanos, con los organismos que ellos mismos han creado y con la esperanza que dieron a las todas las personas que han conseguido vivir o no enfermar gracias al Fondo Mundial.
En los ¨²ltimos meses informes de MSF o ITPC ya han ofrecido evidencias de que los donantes est¨¢n recortando los fondos econ¨®micos para el SIDA. En 2012 en Kenia se espera que haya un 13% menos de personas en tratamiento con respecto a 2010. Tambi¨¦n en el Fondo Mundial hemos asistido en vivo y en directo a un reciente recorte en la financiaci¨®n. Hace dos semanas, en la reuni¨®n de su Junta Directiva, se aprob¨® el lanzamiento de una nueva convocatoria de programas para 2010 pero con recortes cuya magnitud a¨²n est¨¢ por ver. Los gobiernos donantes all¨ª presentes, entre ellos Espa?a, presionaron para tomar esta decisi¨®n, pero podr¨ªan haber tomado otra opci¨®n y exigir a los pa¨ªses que no est¨¢n pagando adecuadamente que aporten m¨¢s recursos. ?Acaso resulta m¨¢s f¨¢cil decir a una pa¨ªs pobre que se quedar¨¢ sin financiaci¨®n que decirle a un pa¨ªs rico que tiene que pagar?, ?por qu¨¦ Espa?a, que desde 2008 ha venido aportando su "couta justa" al Fondo Mundial, en lugar de apoyar el recorte de la financiaci¨®n no pide a los pa¨ªses ricos que est¨¢n contribuyendo con recursos por debajo de sus posibilidades que aporten lo que tienen que aportar?
En el pr¨®ximo mes de octubre los gobiernos har¨¢n sus compromisos financieros para los pr¨®ximos tres a?os. El Fondo Mundial ya ha dicho que si obtienen los fondos que necesita en 2015 se podr¨¢ eliminar la transmisi¨®n del VIH de una madre infectada a su beb¨¦. S¨¦ que si le pregunt¨¢ramos a la gran mayor¨ªa de los ciudadanos, querr¨ªan que nuestro gobierno y el resto de los pa¨ªses ricos hicieran el esfuerzo necesario para conseguirlo.
Vanessa L¨®pez es directora de GlobalSIDA
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