Un ilustrador a bordo, como en los viajes cient¨ªficos del pasado
El bi¨®logo Miguel Alcaraz prepara sus l¨¢pices , abre la caja de acuarelas, mira por el microscopio y empieza a trazar en una l¨¢mina -primero a l¨¢piz y luego a color- los rasgos de un bicho de aspecto extravagante: alargado, con algunos pelos, min¨²sculas patas y un color azul intenso. M¨¢s miradas por el microscopio y m¨¢s detalles del animal... en unos minutos, Miguel tiene casi terminado la imagen de un cop¨¦podo azul, un min¨²sculo animal del plancton oce¨¢nico. Es el ilustrador cient¨ªfico de abordo, va pasmando en sus l¨¢minas y cuadernos dibujos de organismos marinos que llegan a los laboratorios del Hesp¨¦rides en las redes de sondeo y su trabajo atrae la curiosidad y admiraci¨®n de todos a bordo del buque,. Porque las t¨¦cnicas de fotograf¨ªa digital, de imagen submarina, de v¨ªdeo y toma de datos con equipos avanzados, no restan al trabajo de Miguel ni una pizca de inter¨¦s, al contrario, lo resaltan... tal vez por el contraste que supone el mundo cient¨ªfico plasmado en acuarela frente al resultados de los p¨ªxeles, o porque las l¨¢minas de Alcaraz rescatan en la memoria de cada uno las colecciones de los ilustradores de las expediciones cient¨ªficas del pasado.
"El capit¨¢n Cook, Alejandro Malaspina hace 200 a?os, o incluso la expedici¨®n del Challenger (aunque cuando se realiz¨® ¨¦sta la fotograf¨ªa daba ya sus primeros pasos) llevaban sus ilustradores, a veces pintores y en otros casos los mismos naturalistas o ge¨®grafos, para llevar a casa lo nuevo, lo que se iba descubriendo", cuenta Alcaraz en la sala de estar central del buque, despu¨¦s de la cena. "Me propusieron los responsables de esta expedici¨®n Malaspina participar como ilustrador cient¨ªfico y evocar el trabajo de los ilustradores de pasado y acept¨¦ encantado". En Honolulu, cuando el Hesp¨¦rides llegue al final del pr¨®ximo tramo de navegaci¨®n, Alcaraz dar¨¢ una charla titulada precisamente Vino viejo en odres nuevos.
Los ilustradores del pasado recog¨ªan en sus l¨¢minas espec¨ªmenes vegetales y animales, paisajes, personas y actividades sociales que iban encontrando en los viajes, o tambi¨¦n perfiles de costa que ayudar¨ªan despu¨¦s a los navegantes a reconocer los lugares. Alcaraz muestra tambi¨¦n unas l¨¢minas que ha hecho en Sidney, en la ¨²ltima escala de la expedici¨®n, con ¨¢rboles del famoso jard¨ªn bot¨¢nico de la ciudad australiana y del edificio de la ?pera -en este caso archifamoso- visto desde la Bah¨ªa. Cientos de fotos del singular edificio van almacenadas en los ordenadores de los incesantes de la expedici¨®n, pero las l¨¢minas de Miguel, o Miquel, como le llama todo el mundo a bordo, son especiales. Experto en zooplancton, que echar¨¢ una mano en los laboratorios de abordo, dice, este profesor de investigaci¨®n del CSIC, nacido en Barcelona hace 65 a?os, lleva participando en campa?as desde 1970 como cient¨ªfico. "Pero tambi¨¦n haciendo siempre ilustraciones, he dibujado desde ni?o, desde que tengo memoria", dice. Alcaraz utiliza igualmente acuarela, plumilla con tinta china, l¨¢piz, ¨®leo... y papel de varios tipos y granos.
Algunas l¨¢minas de bot¨¢nica reflejan la planta, el fruto, la semilla, detalles de la hoja... como en las colecciones cl¨¢sicas siempre que era posible; otras son de min¨²sculos animales que se mueven en la placa petri del microscopio mientras Alcaraz los retrata. Los elige con total libertad por su inter¨¦s cient¨ªfico, por ser poco conocidos o porque le resultan llamativos. Si est¨¢n demasiado agitados los puede anestesiar con CO2 y as¨ª se recuperan cuando acaba, para volver a formar parte de las colecciones de muestreo de la expedici¨®n. "El ilustrador cient¨ªfico, hasta cierto punto, puede corregir la realidad, destacando elementos importantes del esp¨¦cimen, como detalles de la morfolog¨ªa que es interesante resaltar por alg¨²n motivo, comenta mientras va mostrando las l¨¢minas ya realizadas, escaneadas y almacenadas en su ordenador". Los originales se van acumulando en sus carpetas y cuadernos, y dentro de unos meses, cuando termine la campa?a Malaspina, se integrar¨¢n en la exposici¨®n prevista junto con las l¨¢minas de la expedici¨®n de circunnavegaci¨®n que realiz¨® Alejandro Malaspina hace 200 a?os.
Aquella hist¨®rica expedici¨®n espa?ola, de la que toma el nombre la actual campa?a oceanogr¨¢fica que coordina el Consejo superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), se conservan unas 900 l¨¢minas que est¨¢n repartidas en el Museo Naval en el Museo de Am¨¦rica, en Madrid, as¨ª como en el Jard¨ªn Bot¨¢nico. No hubo un ¨²nico ilustrador durante todo el viaje, sino media docena que por unos u otros motivos se fueron turnando en las diversas etapas del viaje: el bot¨¢nico Tadeo Hanke; el cart¨®grafo Felipe Bauza; el paisajista italiano Fernando Branvilla; el pintor Juan Ravenel; Jos¨¦ de Pozo, que dibujaba sobre todo animales, y Jos¨¦ Guio.
La actual expedici¨®n del Hesp¨¦rides no es la primera campa?a cient¨ªfica que Alcaraz refleja con sus muy personales instant¨¢neas. Lo hizo hace unos a?os en la Ant¨¢rtida, por ejemplo, plasmando el viaje y los hallazgos en un diario ilustrado. Pero este investigador del Instituto de Ciencias del Mar (Barcelona), autodidacta en la pintura, no se limita a ilustrar este tipo de campa?as. Se encarg¨® por ejemplo de la ilustraci¨®n de laHist¨°ria natural dels pa?sos catalans. A la campa?a Malaspina se ha incorporado en la escala de Sidney y continuar¨¢ pintando y dibujando l¨¢minas hasta Honolulu. A unas cuatro por d¨ªa, acumular¨¢ una espl¨¦ndida colecci¨®n. Adem¨¢s de mostrarlas en la exposici¨®n, ha pensado utilizarlas en las etiquetas del material gen¨¦tico, junto con el c¨®digo de barras de identificaci¨®n de cada muestra.
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