EE UU compensar¨¢ a 3.000 v¨ªctimas de esterilizaci¨®n forzosa
32 Estados avalaron esta pr¨¢ctica en discapacitados intelectuales en el siglo XX
A los d¨¦biles se les esterilizaba para evitar que transmitieran sus carencias a generaciones venideras. La pr¨¢ctica, conocida como eugenesia, fue muy com¨²n en Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Hasta 32 de los 50 Estados aprobaron leyes que permit¨ªan la esterilizaci¨®n de personas a las que consideraban excesivamente sexuales, v¨ªctimas de alg¨²n trastorno mental o carentes de un coeficiente intelectual adecuado. En su mayor¨ªa eran pobres y negras. Entre todos los Estados, el que m¨¢s esteriliz¨®, y el que lo hizo hasta m¨¢s recientemente, fue Carolina del Norte. Ahora, sus gobernantes tratan de dilucidar c¨®mo compensar a las 7.600 v¨ªctimas de su programa de esterilizaci¨®n. Se calcula que 3.000 de ellas a¨²n viven.
La pasada semana, en Charlotte, algunas de las v¨ªctimas acudieron a una reuni¨®n con un comit¨¦ estatal para iniciar un programa de compensaciones. El grupo present¨® dos puntos de partida en la negociaci¨®n, que durar¨¢ hasta febrero: 20.000 d¨®lares por persona, y solo a percibir por aquellas v¨ªctimas que sigan vivas, no por sus familiares. En Carolina del Norte el programa dur¨® 44 a?os, de 1933 a 1977. Muchas de las v¨ªctimas han fallecido ya. Las que a¨²n est¨¢n vivas, estaban furiosas. ?Solo 20.000 d¨®lares (14.000 euros), por el sufrimiento y la humillaci¨®n de toda una vida?
¡°Mi esterilizaci¨®n fue peor que si me hubieran quitado el brazo o la pierna... ?Qu¨¦ suponen para m¨ª 20.000 o 50.000 d¨®lares? ?Creen acaso que eso me va a devolver lo que la eugenesia en California me ha robado?¡±, dijo Elaine Riddick Jessie, de 57 a?os. La esterilizaron en 1968, despu¨¦s de que diera a luz, a los 14 a?os, a su ¨²nico hijo, Tony. Su caso no es ¨²nico: Carolina del Norte efectu¨® 2.000 esterilizaciones a menores. Los casos llegaban a un comit¨¦ que revisaba en 15 minutos la biograf¨ªa de la v¨ªctima en t¨¦rminos simplistas. Aprobaba, normalmente, el 90% de las recomendaciones.
En el caso de Elaine, decidi¨® que era ¡°d¨¦bil de mente¡±. En un informe, que ella a¨²n guarda, dijo: ¡°Debido a su incapacidad para el autocontrol y su promiscuidad, y como hay datos sobre merodeos nocturnos sin compa?¨ªa adulta, el m¨¦dico ha recomendado esterilizarla. Eso prevendr¨¢ que tenga m¨¢s ni?os cuando ni siquiera es capaz de cuidarse a s¨ª misma, dado el hecho de que no podr¨¢ actuar nunca como una buena madre¡±. Veredicto: esterilizaci¨®n.
En realidad, Elaine, que ahora vive en Georgia, qued¨® embarazada tras ser violada. Una trabajadora social que controlaba los pagos de la seguridad social a su abuela lo descubri¨® y decidi¨® recomendar que la esterilizaran. Convenci¨® a la abuela, analfabeta, para que firmara, amenaz¨¢ndola con enviar a Elaine a un orfanato.
Esa es, precisamente, otra particularidad del programa de eugenesia de Carolina del Norte. ¡°All¨ª no se necesitaba que las v¨ªctimas hubieran pasado por un periodo de internamiento en un hospital estatal. Los m¨¦dicos, los trabajadores sociales o los miembros de la comunidad pod¨ªan recomendar la esterilizaci¨®n por los motivos que creyeran pertinentes¡±, explica el profesor de derecho en la Universidad Estatal de Georgia, y autor del libro Tres generaciones y ning¨²n imb¨¦cil: eugenesia, la Corte Suprema y el caso Buck v. Bell (BuckvBell.com), que se considera la obra definitiva sobre este asunto.
Lo que hoy se considera una crueldad fue una moda muy extendida en la primera mitad del siglo pasado. Diversos presidentes, incluidos Woodrow Wilson y Teddy Roosevelt, apoyaron la eugenesia. La primera ley al respecto la instaur¨® Indiana en 1907. En 1927, el Tribunal Supremo consider¨® la legalidad de esa pr¨¢ctica.
En una apabullante mayor¨ªa de ocho contra uno, decidi¨® que las esterilizaciones no solo eran legales, sino que adem¨¢s eran recomendables. El juez Oliver Wendell Holmes Jr. escribi¨®: ¡°Es beneficioso para todos si, en lugar de ejecutar a los hijos que son degenerados por los cr¨ªmenes cometidos, o dejarles morir de hambre a causa de su imbecilidad, la sociedad puede evitar que esos que son obviamente incapaces transmitan esa condici¨®n a su descendencia. El principio que apoya las vacunas obligatorias apoya pr¨¢cticas como la de amputar las trompas de Falopio¡±.
Hoy EE UU carece de una ley federal que proh¨ªba esa onerosa pr¨¢ctica.
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