La injusticia hist¨®rica del clima
Los pa¨ªses en desarrollo exigen a los ricos que rindan cuentas por el calentamiento del planeta
Naderev Sano preside la delegaci¨®n filipina que asiste a la cumbre sobre cambio clim¨¢tico de Varsovia. El martes inici¨® una huelga de hambre y antes hab¨ªa protagonizado una emotiva intervenci¨®n en la que rompi¨® a llorar que dio la vuelta al mundo. El mensaje que Sano env¨ªa es el mismo que el que los pa¨ªses en desarrollo y, sobre todo, los isle?os lanzan desde hace d¨¦cadas: la aspiraci¨®n a que las naciones ricas asuman su responsabilidad hist¨®rica como contaminantes y que reduzcan las emisiones de gases que les asfixian en forma de desastres naturales. Por ahora, no lo han conseguido.
El argumento es el siguiente: los pa¨ªses ricos se desarrollaron gracias a una industrializaci¨®n altamente contaminante, que ha dado pie al cambio clim¨¢tico que ahora causa estragos por todo el planeta. Los pa¨ªses pobres ¡ªprosigue el razonamiento¡ª son los m¨¢s afectados por los vaivenes del clima, en parte porque son los peor preparados para afrontar cat¨¢strofes. No solo se les pide que aguanten el temporal clim¨¢tico como puedan, sino que adem¨¢s se les exige que no se industrialicen como lo hicieron los desarrollados en el pasado, porque ahora sabemos que ese despegue econ¨®mico tiene un coste ambiental.
Por todo eso, los pa¨ªses con menos recursos hace a?os que exigen a los industrializados que, si quieren que no contaminen, por lo menos les transfieran la tecnolog¨ªa limpia necesaria y les subvencionen parte de su desarrollo ecol¨®gico. Que lo de enviar ayuda humanitaria cuando se enciende la chispa est¨¢ bien, pero que, m¨¢s que limosna, hace falta lo que en la jerga ambientalista se conoce como ¡°justicia hist¨®rica¡±. A lo largo de los a?os se han creado programas, mecanismos y todo tipo de instrumentos multilaterales para dar salida a esta reivindicaci¨®n, que nunca ha acabado de materializarse de verdad. En esas est¨¢bamos cuando lleg¨® el tif¨®n Haiyan y los filipinos consideraron que sus teor¨ªas hab¨ªan quedado refrendadas una vez m¨¢s.
Andromahi Sideridou, directora de la organizaci¨®n ecologista Greenpeace Europa, explica que ¡°no se puede atribuir un desastre concreto como el de Filipinas al cambio clim¨¢tico, pero que la intensidad y la frecuencia de cat¨¢strofes meteorol¨®gicas ha aumentado debido al cambio clim¨¢tico¡±. El tif¨®n Haiyan ha sido uno de los ciclones tropicales m¨¢s fuertes de la historia y ha impactado en un pa¨ªs que, seg¨²n un reciente informe de Naciones Unidas, es el tercero m¨¢s expuesto a los efectos del calentamiento. ¡°La iron¨ªa del cambio clim¨¢tico es que los que menos han contribuido a causarlo son los que m¨¢s lo sufren¡±, a?ade Sideridou, para quien la demanda hist¨®rica de los pa¨ªses en desarrollo tiene sentido porque es ¡°como pedir una compensaci¨®n al conductor que causa un accidente de tr¨¢fico¡±.
Adil Najam, profesor de relaciones internacionales y medio ambiente de la Universidad de Boston, es a¨²n m¨¢s tajante. ¡°La caridad est¨¢ bien, pero la ayuda humanitaria no basta. Lo que estos pa¨ªses realmente necesitan es justicia hist¨®rica y presente. Reducir las emisiones es mucho m¨¢s ¨²til que enviar ayuda humanitaria una cat¨¢strofe tras otra¡±, defiende Najam. ¡°Para los pol¨ªticos del mundo desarrollado el cambio clim¨¢tico es algo lejano, pero los pa¨ªses empobrecidos lo viven de cerca; son los m¨¢s afectados. Hemos externalizado los da?os del cambio clim¨¢tico a los m¨¢s vulnerables¡±, termina.
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