Un panorama descorazonador
La LOMCE puede acabar propiciando efectos opuestos a los que se propone
La necesidad de proceder a la mejora continua de los sistemas educativos no admite duda alguna. Pero al mismo tiempo, parece obvio que las l¨ªneas fundamentales de cualquier sistema han de tener la estabilidad necesaria, y que los cambios constantes en la legislaci¨®n educativa que acompa?an a cada cambio de Gobierno en nuestra historia democr¨¢tica no favorecen precisamente la calidad. Si adem¨¢s, y es el caso de la LOMCE, su estabilidad queda seriamente comprometida, como lo demuestra el acuerdo hecho p¨²blico por la pr¨¢ctica totalidad de los grupos parlamentarios de la oposici¨®n, comprometi¨¦ndose a derogar esta ley, el panorama que se nos presenta no puede ser m¨¢s descorazonador. Aun en el supuesto de que llegue a aplicarse, la denominada Ley Wert no durar¨¢ mucho y no beneficiar¨¢ en nada a nuestro sistema educativo.
Formulada como una apuesta por la calidad educativa y como instrumento para dar respuesta tanto al elevado ¨ªndice de abandono escolar prematuro como a los malos resultados de evaluaciones internacionales, puede acabar propiciando efectos opuestos a los que se propone.
Los ¨ªndices de abandono y los resultados conseguidos en PISA son enormemente dispares entre comunidades aut¨®nomas, y el marco legal es an¨¢logo. ?No ser¨¢n, pues, otros factores los que realmente est¨¢n produciendo este desajuste? En un sistema en el que la organizaci¨®n y gesti¨®n est¨¢ descentralizada, ?no tendr¨¢ esto algo que ver?
Por otra parte, esta ley aborda una serie de cuestiones que poco o nada tienen que ver con los objetivos que se arguyen para justificarla y son motivo de conflicto. En una r¨¢pida y no completa enumeraci¨®n: suprime el car¨¢cter de servicio p¨²blico de la educaci¨®n; debilita la ense?anza p¨²blica frente a la concertada; es percibida como de car¨¢cter recentralizador; las lenguas propias pueden dejar de ser vehiculares; equipara la evaluaci¨®n externa ¨Cindiscutible- con las rev¨¢lidas que, por su repercusi¨®n acad¨¦mica, no son el instrumento adecuado para medir el esfuerzo de los alumnos; la Religi¨®n, adem¨¢s de no salir del curr¨ªculo, adquiere valor acad¨¦mico; modifica profundamente el Bachillerato y la Formaci¨®n Profesional; conlleva un retroceso en el concepto de funci¨®n directiva al establecer un modelo alejado del liderazgo educativo, que va a permitir que entre la afinidad pol¨ªtica y el clientelismo en la gesti¨®n de los centros (que es donde nunca deben entrar) y muy alejado de las recomendaciones de todos los organismos internacionales, etc..
No es solo otra ley. Es una ley, que con una fuerte carga ideol¨®gica, nos hace retroceder en el tiempo. Lo que se presenta como una soluci¨®n, acaba convirti¨¦ndose en un problema.
Cualquier reforma, si queremos afrontar con ¨¦xito los retos que plantea la sociedad del conocimiento, exige identificar las acciones que realmente tengan efectos sobre la mejora de la calidad educativa. Es evidente que este no es el caso.
Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez es el presidente de la Federaci¨®n de Asociaciones de Directivos de Centros P¨²blicos (FEDADI)
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