Soledad Gallego-D¨ªaz: ¡°La desconfianza en el periodismo es tambi¨¦n desconfianza en la democracia¡±
La directora de EL PA?S subraya que ¡°lo que define a los medios no es el grado de tecnolog¨ªa, sino la cultura profesional¡±
Soledad Gallego-D¨ªaz, que fue corresponsal de EL PA?S en Londres, entre otras capitales del mundo, y desde hace cien d¨ªas es su directora, parafrase¨® a Charles Dickens para hablar del momento actual del periodismo: es un mal momento pero puede ser tambi¨¦n un gran momento. Depende en gran parte ¡°de que hablemos entre nosotros de lo que nos pasa¡±. Los cambios ¡°formidables¡± a los que est¨¢ sometido el oficio exigen un debate profesional. ¡°Hag¨¢moslo¡±.
Lo dijo en el Foro de Nueva Econom¨ªa en la ma?ana de este lunes, en el Hotel Palace. La sala estuvo abarrotada de periodistas, de pol¨ªticos de todos los sectores, empresarios, representantes del grupo Prisa y profesionales de todo tipo. Fue presentada por Joaqu¨ªn Estefan¨ªa, coet¨¢neo y compa?ero suyo en Cuadernos para el Di¨¢logo y en EL PA?S, donde ahora ¨¦l es su adjunto. Estefan¨ªa record¨® lo que dijo el primer director del peri¨®dico, Juan Luis Cebri¨¢n, cuando Gallego-D¨ªaz recibi¨® el premio Ortega y Gasset: ¡°Siempre ha sido la mejor de todos nosotros¡±.
Los malos tiempos pueden ser buenos. Las nuevas tecnolog¨ªas han propuesto un reto. Esa dial¨¦ctica entre el periodismo de papel y el digital representa una falsa dicotom¨ªa, pues ¡°lo que define a los medios no es el grado de tecnolog¨ªa, sino la cultura profesional¡±. Y el campo de batalla de la transformaci¨®n en curso ha de ser el de los contenidos, para lo cual las redacciones deben estar muy bien formadas. Ese campo de batalla es estrictamente period¨ªstico, no tiene que ver con la comunicaci¨®n. ¡°Es imposible ignorarla, pero las grandes redacciones no son Twitter, Facebook o Instagram¡±. La gran expansi¨®n de las redes, de innegable influencia, ¡°asfixia al periodismo, que debe defender sus reglas¡±.
Sin reglas, o con las reglas que se manejan en las redes sociales, ¡°habr¨ªa una cat¨¢strofe para el periodismo y tambi¨¦n para la democracia¡±. Los peri¨®dicos deben imponer agendas p¨²blicas basadas en la verdad, que existe: ¡°Son los hechos¡±. ¡°Los lectores van a buscar noticias en los peri¨®dicos¡±, en cualquier formato, y la fiabilidad del periodismo que sirve esa informaci¨®n a partir de la cual se ejerce el debate p¨²blico depende de ¡°los procedimientos de verificaci¨®n¡±. Esas reglas de control han de ser p¨²blicas. Y no son normas para el papel o el digital: son para el periodismo.
EL PA?S, y dijo estar orgullosa de ello, llega a cien millones de lectores en todo el mundo a trav¨¦s de Internet. Su influencia en Am¨¦rica Latina depende de la informaci¨®n que ofrece, obtenida en gran parte por la gran red de corresponsales que trabaja en el ¨¢rea. Los lectores de esos pa¨ªses van a ver lo que sucede en sus territorios en las p¨¢ginas de este peri¨®dico. ¡°Pasa algo en cualquier lugar de Am¨¦rica Latina y los habitantes de esa regi¨®n van a leer lo que contamos nosotros sobre ellos mismos. Eso me llena de orgullo¡±.
La verdad existe. ¡°Y siempre hubo noticias falsas¡±. Ahora la posverdad ¡°est¨¢ organizada en las redes, donde se parte de la idea de que no existe la verdad de los hechos. Y si no existe la verdad de los hechos tampoco existe el periodismo. Sin periodismo perder¨ªa su esencia la democracia. La desconfianza que se intenta expandir sobre el periodismo est¨¢ tambi¨¦n organizada para que se desconf¨ªe de la democracia¡±.
Exigencia, reglas y trabajo
El debate civil ¡°ha de hacerse sobre hechos ciertos. No se puede debatir a partir de verdades distintas. Y ahora los ciudadanos est¨¢n avasallados por un flujo de noticias que no responden a la realidad de los hechos¡±. En un edificio de 25 pisos puede haber ahora, se?al¨® la directora de EL PA?S, hasta 25 ¡°verdades enga?osas¡±.
Revertir la situaci¨®n requiere ¡°exigencia, reglas y trabajo, y eso no se hace en dos minutos¡±. EL PA?S persigue, desde su fundaci¨®n en 1976, ¡°un proyecto profesional; naci¨® para hacer un periodismo de calidad, y as¨ª seguimos, recogiendo una cultura, que es la de EL PA?S, donde se hace un periodismo con unas reglas que se mantienen y que se contienen en el Libro de Estilo¡±.
EL PA?S est¨¢ aliado con la tecnolog¨ªa. ¡°Nos sirve para dar noticias sobre la vida, sobre los derechos de los ciudadanos, para que estos tomen decisiones libres¡±. La tecnolog¨ªa permite seguir a la sociedad en un proceso en cuyo frontispicio ¡°deber¨ªa ponerse un cartel en may¨²sculas: NADA ES SEGURO¡±. Fue aqu¨ª donde expres¨® su mayor optimismo: ¡°Es un momento magn¨ªfico para hacer nuestro trabajo¡±.
En cuanto a la direcci¨®n que asumi¨® hace tres meses, explic¨® Soledad Gallego-D¨ªaz que su proyecto es ¡°continuista¡±, pues EL PA?S defendi¨® siempre las instituciones democr¨¢ticas, ¡°en las que naci¨® el diario¡±; adem¨¢s, el peri¨®dico mantiene ¡°su punto de vista progresista¡±, y con ese fundamento, dijo,? ¡°acompa?amos a la sociedad: no queremos una sociedad est¨¢tica¡±. Adem¨¢s, este diario siempre fue, y naturalmente lo es ahora, un lugar de debate, no de enfrentamiento¡±, concibe la existencia de adversarios, ¡°no de enemigos¡±, y no practica la hostilidad. El Libro de Estilo rige y vigila esos renglones fundacionales por los que, dijo, se rigen tanto su trayectoria de siempre como el curso de esta etapa.
"Los habitantes de Am¨¦rica Latina van a leer lo que contamos nosotros sobre ellos mismos. Eso me llena de orgullo"
Le preguntaron periodistas asistentes sobre el cambio de direcci¨®n al ¡°nuevo modelo¡± que ha seguido a la ¨¦poca de Antonio Ca?o, que la precedi¨® en la direcci¨®n; por ¡°la purga¡± habida en la Redacci¨®n, que se compar¨® con la que, dijo el interviniente, ha habido en RTVE, y por otros aspectos de esta etapa en que ella ya ejerce la direcci¨®n. Los peri¨®dicos se adaptan a los distintos momentos de la sociedad, ¡°no ha habido ruptura, sino adaptaci¨®n¡±.
Ignora, dijo, c¨®mo se ha hecho el cambio en RTVE, pero lo que ella ha hecho es orientar el peri¨®dico a problemas distintos, que surgen nuevos; de ah¨ª, por ejemplo, explic¨®, la recuperaci¨®n de la secci¨®n de Sociedad, que hab¨ªa desaparecido. ¡°Y lo hemos puesto en manos de un amplio grupo de periodistas¡±. Destac¨® tambi¨¦n, en ese plano, el esfuerzo que se est¨¢ haciendo en el ¨¢rea econ¨®mica¡±. A la pregunta sobre la salida del anterior director de Opini¨®n, Jos¨¦ Ignacio Torreblanca, ahora colaborador de El Mundo, Soledad Gallego-D¨ªaz explic¨® que le hab¨ªa pedido que siguiera con su firma como colaborador de EL PA?S, pero ¨¦l prefiri¨® otro destino. Le preguntaron si el peri¨®dico var¨ªa su posici¨®n con respecto al proc¨¦s catal¨¢n. Sigue beligerante contra la independencia; el peri¨®dico propicia el debate sobre las distintas posiciones, considera que ¡°no hay motivos para que se plantee la independencia, de la que EL PA?S no es partidario¡±. ?La salida de los presos? Depende de la justicia: este peri¨®dico siempre ha sido garantista.
Hubo otras preguntas, como la que se refiri¨® a la posible injerencia editorial de accionistas como Telef¨®nica o Santander. La directora de EL PA?S contest¨®: ¡°La empresa que edita EL PA?S participa de nuestro proyecto. El Libro de Estilo es nuestra gu¨ªa. Agradezco a los accionistas, y tambi¨¦n al fondo Amber¡±, que hab¨ªa sido mencionado antes, ¡°el respeto que muestran a nuestro trabajo profesional¡±.
Al final del coloquio respondi¨® rotundamente ¡°s¨ª¡± cuando le preguntaron si segu¨ªa habiendo ¡°un techo de cristal¡± para las mujeres en los medios. Lo hay, y sobre todo lo hay en los departamentos de Opini¨®n. EL PA?S, dijo, est¨¢ en camino de corregir esa antigua carencia.
En su resumen del acto el representante de Vodafone, Jos¨¦ Romero, que patrocina estos encuentros, rescat¨® la frase de Dickens sobre los malos y los buenos tiempos. Ah¨ª record¨®, como Estefan¨ªa, que Londres fue entre otras muchas la capital profesional en la que la directora de EL PA?S hizo su carretera period¨ªstica. Su tono pareci¨® corresponderse con esa experiencia anglosajona, se dec¨ªa luego en los corrillos. Gallego-D¨ªaz fue tambi¨¦n corresponsal en Par¨ªs, Bruselas y Buenos Aires. Fue directora adjunta con Juan Luis Cebri¨¢n y con Joaqu¨ªn Estefan¨ªa.
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