El grito de auxilio que no se escuch¨®
El sistema no detect¨® riesgo en el caso del padre que mat¨® a sus ni?as en Castell¨®n. La falta de medios y control a los agresores aumentan el peligro
En la ma?ana del martes, Itziar grit¨®. En la sexta planta del edificio de ladrillo visto donde hab¨ªa vivido con su expareja, Ricardo, yac¨ªan muertas las dos ni?as de sus ojos: Nerea y Martina, de seis y tres a?os. Ricardo las mat¨® y luego se tir¨® por la ventana a la calle de atr¨¢s. Un vecino encontr¨® a las 5.30 el cuerpo delante de una guarder¨ªa.
Aquel grito de Itziar se escuch¨® tan fuerte que dej¨® mudo al barrio de Estepar, en Castell¨®n. No ocurri¨® lo mismo con los gritos previos. Clam¨® sin ¨¦xito para que ella y sus hijas estuvieran protegidas. El presunto responsable de sus muertes es el hombre que deb¨ªa cuidar de ellas, su padre. Pero hay agujeros en el sistema de protecci¨®n que acrecientan los riesgos, como la falta de medios, coordinaci¨®n y especializaci¨®n de quienes abordan estos casos.
EL PA?S ha consultado fuentes judiciales, personas del entorno de Itziar, responsables p¨²blicos y expertos para localizar esos agujeros. Un repaso de las lecciones que dejan el rastro de dos ni?as asesinadas, a las que su madre despidi¨® esta semana en el tanatorio municipal. El Defensor del Pueblo, la Delegaci¨®n del Gobierno y el Ayuntamiento de Castell¨®n prometen investigaciones para llegar al fondo del asunto. Jueces y fiscales se han enfrentado entre ellos esta semana por los posibles errores del sistema judicial. O hay ¡°m¨¢quinas expendedoras de ¨®rdenes de protecci¨®n y autos de prisi¨®n o dejamos que los profesionales decidan, asumiendo responsabilidades y riesgos de equivocaci¨®n¡±, ha dicho el presidente de la Audiencia Provincial de Castell¨®n, Jos¨¦ Manuel Marco, en defensa de la magistrada del Juzgado de Violencia contra la Mujer de Castell¨®n que deneg¨® la orden de protecci¨®n.
De enero a mayo, la causa de Itziar como posible v¨ªctima de violencia de g¨¦nero no prosper¨®. No hubo protecci¨®n para esta psic¨®loga nacida en Getxo (Bizkaia) y criada en Madrid ni para sus hijas. Estaba en proceso de divorcio de Ricardo, nacido en un pueblo de Ja¨¦n. Ambos se hab¨ªan mudado a Castell¨®n, donde ella trabaja como educadora de un centro de rehabilitaci¨®n de menores y ¨¦l lo hac¨ªa como azulejero.
La mujer declar¨® tres veces por posible violencia de g¨¦nero en los juzgados y recurri¨® la decisi¨®n que le negaba la protecci¨®n. Ni el juez de guardia, ni la de violencia ni el ministerio fiscal ¡ªque pidi¨® primero la orden de protecci¨®n y cinco d¨ªas despu¨¦s que se archivara¡ª respaldaron su demanda. No hubo ex¨¢menes psicol¨®gicos a las ni?as ni al marido, con el que Itziar ten¨ªa abierto un complicado y lacerante proceso de divorcio.
La primera se?al lleg¨® al Juzgado de Violencia contra la Mujer n¨²mero 1 de Castell¨®n el 15 de enero. El m¨¦dico de cabecera de la madre diagnostic¨® ansiedad ¡°producida por amenazas¡± y envi¨® la nota al juzgado. En la Comunidad Valenciana funciona un sistema pionero de cribado sanitario para la violencia machista, los m¨¦dicos tambi¨¦n la vigilan. Cuando la juez la llam¨® para declarar por el parte, ella no quiso. Las v¨ªctimas pueden no declarar contra su agresor, como dispone la Ley de Enjuiciamiento Criminal en su art¨ªculo 416.
¡°El agujero del sistema es ese art¨ªculo. Es la v¨ªa de escape que permite muchas absoluciones. Si en un hecho delictivo sin testigos, la v¨ªctima de violencia de g¨¦nero no declara, nos quedamos sin pruebas¡± y sin una posible condena para su maltratador, se?ala el fiscal jefe de Castell¨®n, Jos¨¦ Luis Cuesta. Es una vieja demanda de la Fiscal¨ªa que el PSOE respald¨® incluir en el Pacto de Estado contra la Violencia de G¨¦nero, aunque no prosper¨®. Aun as¨ª, a?ade Cuesta, ¡°el nivel cero de riesgo no existe¡±.
Itziar cont¨® un mes despu¨¦s, en la denuncia por amenazas que present¨® en la madrugada del 24 de febrero ante la Polic¨ªa Nacional, que call¨® aquel d¨ªa ¡°por miedo a empeorar la situaci¨®n¡±. En esa denuncia aseguraba que es v¨ªctima de maltrato psicol¨®gico, el m¨¢s dif¨ªcil de detectar, y que estaba siendo atendida por el Centro de Atenci¨®n a la Mujer 24 horas de la Generalitat Valenciana sin que haya trascendido si era por violencia o por el divorcio.
Sin psic¨®logo
En el juzgado de Violencia contra la Mujer n¨²mero 1 de Castell¨®n, que atiende los casos de 37 municipios de la provincia, existe una unidad de valoraci¨®n de riesgo forense pero con una ¨²nica psic¨®loga para casos penales, que atiende todos los asuntos de menores, familia y violencia de g¨¦nero. ¡°En casos urgentes, no tenemos psic¨®logo que nos asista¡±, se?alan fuentes del juzgado, que sostienen que cuando la magistrada rechaz¨® la orden de protecci¨®n que solicit¨® Itziar ¡°era imposible tomar otra decisi¨®n con los elementos que hab¨ªa entonces¡±. No hubo comunicaci¨®n con el Centro de Atenci¨®n a la Mujer 24 horas, al que nadie le pidi¨® informes.
Desde el juzgado reclaman m¨¢s medios para atender los casos. Son siete funcionarias, una letrada y la juez. Perdieron dos efectivos cuyas plazas fueron amortizadas. Un d¨ªa tipo atienden hasta siete declaraciones, tres detenidos y hasta dos ¨®rdenes de protecci¨®n, seg¨²n datos del juzgado.
El entorno tampoco alert¨® del riesgo, seg¨²n los datos que se han conocido hasta la fecha. ¡°Algo pasa cuando esto ocurre. Y todos somos culpables, yo la primera, porque nadie lo detect¨®. La familia, los amigos, en el colegio, no lo detectamos, no pudimos preverlo¡±, dijo el jueves la alcaldesa de Castell¨®n, Amparo Marco. A ninguno de ellos les correspond¨ªa evitar la tragedia, aunque quiz¨¢ la suma de muchas voces pod¨ªa haber hecho m¨¢s sonoro el grito de auxilio de Itziar.
¡°Nos enfrentamos a kamikazes de g¨¦nero¡±
La Polic¨ªa Nacional valor¨® como bajo el riesgo que corr¨ªa Itziar despu¨¦s de que presentara una denuncia por amenazas en febrero. La jefa de Unidad contra la Violencia sobre la Mujer de la subdelegaci¨®n del Gobierno en Castell¨®n, Paloma S¨¢nchez, defiende que la recogida de la denuncia fue ¡°correcta¡± en la sede policial. Pero admite que hay vac¨ªos en el sistema que no ayudan a detectar bien a los agresores: ¡°Nos enfrentamos a kamikazes de g¨¦nero. Cualquier delincuente dedica el 60% del tiempo a su propia protecci¨®n y el 40% a delinquir, pero estos no. Matan porque odian mucho¡±, explica. Con el sistema policial VioGen, seg¨²n S¨¢nchez, ¡°tenemos controlada a la v¨ªctima pero no al agresor. Si no s¨¦ qu¨¦ pasa en la cabeza de los agresores, ?c¨®mo voy a poner medidas?¡± Reclama que las valoraciones no pueden ser buenas ¡°sin que los ¨ªtems sobre el autor sean completados tambi¨¦n por ¨¦l. Los agentes deber¨ªan poder entrevistarse con el autor, pero con un respaldo legal. Si lo intentan ahora pueden acabar denunciados por acoso¡±.
¡°Estamos ante un fen¨®meno muy complicado. A pesar de los avances a¨²n es muy dif¨ªcil la detecci¨®n de riesgo¡±, a?ade la delegada del Gobierno para la Violencia de G¨¦nero, Pilar Llop. ¡°Si una mujer minimiza por un lado y al mismo tiempo manifiesta que tiene miedo estamos ante un indicador de riesgo. La conjunci¨®n de ambos elementos es una alarma¡±. Tanto Llop como Inmaculada Montalb¨¢n, expresidenta del Observatorio contra la Violencia de G¨¦nero del Consejo General del Poder Judicial, subrayan que ese riesgo ¡°sube¡± en una pareja en proceso de separaci¨®n o divorcio, como era el caso de Itziar, aunque aclaran que no hablan espec¨ªficamente de este caso. ¡°La mala gesti¨®n de tales procesos y el empobrecimiento que a veces producen es caldo de cultivo para la violencia¡±, a?ade Montalb¨¢n. La separaci¨®n de Ricardo e Itziar era ¡°ejemplar¡±, seg¨²n el presidente de la Audiencia Provincial de Castell¨®n, Jos¨¦ Manuel Marco. Sin embargo, cont¨® que el marido dej¨® de pagar 1.200 euros de varias cuotas en agosto y se le embargaron las cuentas. La noticia no lleg¨® a la jueza de Violencia. Para entonces ya no hab¨ªa caso. Itziar desisti¨® en mayo, tras cinco meses con la causa abierta y sin que la protegieran.
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