Ve preparando tu muerte
El fallecimiento sigue siendo un gran tab¨², nos falta informaci¨®n sobre lo inevitable. Tenerla nos ayudar¨ªa a afrontar mejor el fin

Todos sabemos lo que sucede antes de un nacimiento. N¨¢useas matutinas, ardor de est¨®mago, contracciones¡ Las matronas ense?an a los padres v¨ªdeos para que est¨¦n tranquilos y preparados para el momento del parto. Sin embargo, nada ni nadie nos cuenta c¨®mo ser¨¢ el instante de nuestra muerte. Llegamos al fin sin informaci¨®n real de nuestros ¨²ltimos momentos.
Hace un siglo, cuando alguien cumpl¨ªa los 30 a?os ya hab¨ªa visto morir a varios familiares en su casa. Su abuela, quiz¨¢ su padre, muchas veces a uno de sus hermanos. Esa experiencia preparaba a las personas para afrontar ese temido momento. Sin embargo, en los ¨²ltimos 40 a?os, es muy raro que alguien tenga ese conocimiento, sobre todo en las ciudades. Conforme ha avanzado la medicina, hemos pasado a morir en los hospitales, buscando siempre una posible soluci¨®n a la enfermedad.
La inestabilidad de los tiempos que corren tampoco nos ayuda a despedirnos en paz. Para Oriol Quintana, profesor de ?tica y Pensamiento Cristiano de la Universidad Ramon Llul, que trata la muerte en su libro 100 preguntes filos¨°fiques (editorial Cosset¨¤nia; solo disponible en catal¨¢n), antes, cuando todo era menos cambiante, pod¨ªas morirte en paz con el mundo, pues todo iba a continuar m¨¢s o menos como hasta entonces. ¡°Pero en el momento en que entramos en una sociedad tecnol¨®gica, con infinidad de ideas y de cambios, desaparece esa tranquilidad¡±, afirma Quintana.
El miedo a la muerte es la base del sentimiento humano. Nadie piensa que vaya a morir antes de llegar a una edad muy avanzada. No lo aceptamos y por eso es un tab¨² bien asentado. ¡°Ni el sol ni la muerte pueden mirarse fijamente, como dijo Fran?ois de La Rochefoucauld en el siglo XVII¡±, afirma el fil¨®sofo Fernando Savater, que no cree que los humanos seamos capaces de alcanzar la idea de una buena muerte. ¡°Vivir el fallecimiento de mi mujer¡±, reconoce, ¡°me acab¨® convenciendo de ello¡±.
Una muerte normal es amable e indolora. Si lo supi¨¦ramos, elegir¨ªamos con serenidad d¨®nde queremos morir y junto a qui¨¦n
El resultado es que cuando nos llega el instante, afrontamos el proceso con mucho desconocimiento y temor, porque pensamos que, adem¨¢s de algo terrible, que lo es, ser¨¢ muy doloroso. Pero no lo suele ser. La intenci¨®n de acabar con ese desconocimiento es lo que ha llevado a Kathryn Mannix, una experta brit¨¢nica en cuidados paliativos, a escribir Cuando el final se acerca (editorial Siruela). ¡°Lo que quiero con mi libro es devolverle a la gente la sabidur¨ªa de la muerte¡±, afirma la autora durante una entrevista en Madrid. ¡°Para que entendamos que se puede vivir bien dentro de los l¨ªmites de la p¨¦rdida de energ¨ªa, e incluso desarrollar cierta familiaridad con las fases que suceden en el lecho de muerte¡±, sostiene.
Leer la treintena de casos que relata en su libro produce desasosiego y tristeza, pero su narraci¨®n de los momentos de humanidad compartida junto al lecho de muerte es emp¨¢tica y transmite la paz de la ¨²ltima verdad: la que viviremos todos. El relato comienza con la primera vez que escuch¨® a su entonces jefe contarle con pelos y se?ales a una paciente de 80 a?os c¨®mo ser¨ªa su muerte. Mannix, entonces una estudiante de 4? de Medicina, no daba cr¨¦dito. La enferma, que sufr¨ªa met¨¢stasis, estaba aterrorizada ante la posibilidad de sufrir dolor en la agon¨ªa. Su jefe la mir¨® a los ojos y le relat¨® todo el proceso: ¡°Ir¨¢s durmiendo cada vez m¨¢s. A veces ese sue?o ser¨¢ que has perdido la consciencia, pero no lo notar¨¢s. Luego tu respiraci¨®n empezar¨¢ a cambiar. Se ralentizar¨¢ hasta que se detenga suavemente del todo. No sentir¨¢s un dolor repentino, ni miedo. Solo una gran sensaci¨®n de paz¡±. Sabine, la mujer, recibi¨® la informaci¨®n besando las manos del doctor.
Aunque hay excepciones, ese es el patr¨®n cuando morimos. Es un proceso amable, habitualmente indoloro y lento. Si todos cont¨¢ramos con esta informaci¨®n, podr¨ªamos elegir con m¨¢s serenidad d¨®nde nos gustar¨ªa morir y junto a qui¨¦n. Hay quien aboga porque se haga en casa. Y sin embargo, la tendencia entre los espa?oles es la contraria: en 2015, el 25% (105.643 personas, seg¨²n el INE) muri¨® en su hogar, frente a un 22,4% (99.149) en 2016, ¨²ltimo a?o disponible.
Mannix afirma que no le gustar¨ªa tener una muerte repentina, porque querr¨ªa despedirse en condiciones de sus hijos y nietos. ¡°Decirles adi¨®s. Gracias. Es muy triste, pero no tener la oportunidad de hacerlo es mucho m¨¢s duro para quienes dejamos atr¨¢s¡±. La brit¨¢nica incluso incluye en su libro un esquema de carta de despedida que nos anima a redactar para las personas a las que queremos si no somos capaces de dec¨ªrselo frente a frente. ¡°Gracias por ser una parte tan importante de mi vida¡±, cierra la carta, que se despide con un ¡°Te quiero¡±.
"Se puede vivir bien dentro de los l¨ªmites de la p¨¦rdida de energ¨ªa", dice una experta
En la literatura hay casos de fallecimientos bien narrados, pero en las pel¨ªculas y en las series es dif¨ªcil que el pasaje de una muerte real tenga protagonismo porque es algo lento que no resulta entretenido. Entre todas las pel¨ªculas que ha visto, la autora solo cae en una que trata bien el tema: Philadelphia, de 1993, con Tom Hanks y Antonio Banderas. ¡°Retrata muy bien la enfermedad, aunque el momento del fallecimiento no aparece¡±, dice con una mueca.
?Deber¨ªamos plantearnos alguna forma de informar sobre la muerte? ?Ser¨ªa correcto hacerlo en los institutos o habr¨ªa que ce?irlo a los hospitales? ?Y si hubiera algo parecido a esos v¨ªdeos para padres primerizos sobre la muerte? Seguramente nos dejar¨ªa m¨¢s tranquilos y ahuyentar¨ªa miedos. ¡°Ayudar¨ªa a que entendi¨¦ramos la realidad y no nos vi¨¦ramos en la tesitura de imaginarnos cosas que no son¡±, afirma Quintana.
Llegado el momento de la muerte, del miedo del moribundo lo normal es que se pase al que experimentan los familiares hacia el cuerpo sin vida de su ser querido. Es lo que pasa en buena parte del planeta. Pero no en todos los pa¨ªses. El libro De aqu¨ª a la eternidad, de la estadounidense ?Caitlin Doughty, repasa los ritos a la hora de despedir a sus muertos en Indonesia, Bolivia, Espa?a o Jap¨®n. Doughty es una firme defensora de no retirar el cuerpo nada m¨¢s suceder el fallecimiento, como pasa en Espa?a. ¡°No deber¨ªais dejar que las funerarias os metieran prisa por retirar el cad¨¢ver¡±, dice por correo electr¨®nico. ¡°No causa ning¨²n problema de salud velar el cuerpo en casa, antiguamente se hac¨ªa¡±. Le chirri¨® la forma en que velamos los cuerpos, tras un cristal, pero le gust¨® comprobar que muchas familias siguen eligiendo que el difunto est¨¦ presente durante el velatorio. Ella posee una funeraria innovadora y conoce bien nuestro temor a la muerte, porque lo vivi¨® en primera persona siendo una ni?a. Fue testigo cercano del fallecimiento de otro menor que cay¨® de un balc¨®n en un centro comercial. Enseguida la alejaron del lugar y nunca le mencionaron el suceso, dej¨¢ndola sola, rumiando lo vivido e imaginando su muerte y la de toda su familia.
¡°Solo hay dos d¨ªas con menos de 24 horas en nuestra vida, que esperan como dos par¨¦ntesis abiertos que cierran nuestra existencia: uno de ellos lo celebramos cada a?o, aunque es el otro el que hace que atesoremos la vida¡±, escribe Mannix en su libro. La muerte es inherente a la vida. Es inevitable. Y esa certeza deber¨ªa abrirnos los o¨ªdos a saber m¨¢s sobre ella, para hacernos el favor de quitarnos ese pavor y para que podamos despedirnos en condiciones.
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