Una maltratada: ¡°Parece tener ¨¦l m¨¢s derechos como preso que yo como v¨ªctima¡±
Una mujer que sufri¨® violencia machista vive con p¨¢nico el permiso penitenciario de su maltratador. La audiencia que se lo concedi¨® decide ahora sobre las visitas a las hijas comunes
Mar¨ªa recibi¨® el pasado jueves una alerta del Servicio de Asistencia a la V¨ªctima del Gobierno Vasco para informarle de que su exmarido, Catalin Nicusor Plopan, ten¨ªa un permiso penitenciario de 24 horas para este lunes a partir de las 12.00, concedido por la Audiencia Provincial de ?lava a pesar de que tanto la prisi¨®n como vigilancia penitenciaria se negaran. ¡°Se me par¨® el coraz¨®n¡±, cuenta por tel¨¦fono. Plopan cumple una condena de 17 a?os desde 2008 por asesinar a pu?aladas a la que entonces era su novia, Loredana Andrescu, el 3 de julio de 2006; y hace dos a?os sum¨® otra?¡ªocho meses de condena y 16 de alejamiento¡ª por amenazar de muerte a Mar¨ªa, a la que conoci¨® en la c¨¢rcel en 2012 cuando ambos cumpl¨ªan condena y con la que despu¨¦s se cas¨® y tuvo mellizas.
Este lunes por la ma?ana, Mar¨ªa ha contado en la cadena SER que se sent¨ªa desprotegida por el permiso de Plopan. Su orden de alejamiento caduc¨® en diciembre de 2017. Cuando el pasado viernes se puso en contacto con la Ertzaintza para preguntar qu¨¦ medidas iban a adoptar le contestaron que ninguna: ¡°Si ves algo raro nos llamas y si tienes mucho miedo vete fuera', me dijeron¡±. Ahora, la polic¨ªa vasca ha destinado a dos agentes de paisano para protegerla a ella y a sus? hijas. La mujer cree que algo tiene que ver con esa denuncia p¨²blica. Desde el Departamento de Seguridad explican que han estado en relaci¨®n con la v¨ªctima desde el momento en el que tuvo conocimiento del permiso penitenciario del condenado y ¡°en las horas que dure se tomar¨¢n las medidas de protecci¨®n que se ajusten a las necesidades de la situaci¨®n¡±.
Ella est¨¢ m¨¢s tranquila, aunque repite una y otra vez que tiene muchas dudas y muchas preguntas que tambi¨¦n traslad¨® durante el fin de semana al lehendakari, I?igo Urkullu, en una carta a trav¨¦s del servicio vasco de atenci¨®n al ciudadano: ¡°Agradezco la reacci¨®n de la Ertzaintza, pero el fin de semana ha sido muy duro. Te vuelven todos los miedos y todas las pesadillas y me da la sensaci¨®n de que luchas y luchas y vuelves siempre al punto cero¡±. Ese punto cero es, para Mar¨ªa, el momento en el que vio c¨®mo se "le ca¨ªa la m¨¢scara" a su exmarido, cuando empez¨® el maltrato psicol¨®gico. Al principio, narra, era el mejor novio del mundo: cari?oso, atento, detallista, siempre preocupado por ella... Hasta que dej¨® de estarlo. "Cuando me enter¨¦ de por qu¨¦ estaba en la c¨¢rcel ya estaba enamorada de ¨¦l y decid¨ª darle una oportunidad. Pero con el tiempo cada vez se pon¨ªa m¨¢s agresivo con m¨¢s frecuencia y con menos motivos. Su cara, sus ojos... cambiaban, era una fracci¨®n de segundo, pero se notaba. Un d¨ªa la cosa se puso tan mal que me encerr¨¦ en la habitaci¨®n con las beb¨¦s y recuerdo que pens¨¦ en saltar por la ventana, pero me di cuenta de que si lo hac¨ªa solo pod¨ªa saltar con una, solo pod¨ªa salvar a una".
Un d¨ªa de septiembre de 2016, despu¨¦s de una discusi¨®n, Plopan fue hasta la cocina y cogi¨® un cuchillo: "Este es m¨¢s duro que el que us¨¦', me dijo, y despu¨¦s, con toda la frialdad, volvi¨® a dejarlo donde estaba y se fue a la habitaci¨®n. Aquello no fue un enfado ni una bravata, lo dijo con templanza", afirma la mujer. Poco despu¨¦s fue entonces cuando le dijo: "Que sepas que para m¨ª est¨¢s muerta".
Explica que no sabe por qu¨¦ tuvo aquella reacci¨®n, pero con calma se prepar¨® como para irse al trabajo y se despidi¨®. Fue a la comisar¨ªa y puso una denuncia. "Hablando con mi psic¨®loga tiempo despu¨¦s me di cuenta de que estoy viva gracias a esa frialdad, que no s¨¦ de d¨®nde me sali¨®. Si me hubiese enfrentado a ¨¦l tal vez no estar¨ªa cont¨¢ndolo ahora". Despu¨¦s de aquella denuncia, ¨¦l desapareci¨® durante un d¨ªa y medio y a ella y a las ni?as las llevaron a un piso protegido. Solo cuando ¨¦l volvi¨® a prisi¨®n, ellas volvieron a su casa. En dos ocasiones Plopan quebrant¨® la orden de alejamiento con cartas. Entonces Mar¨ªa decidi¨® que era el momento de mudarse.
"Y con todo eso le dan un permiso, no entiendo por qu¨¦ lo han hecho. Tiene m¨¢s condenas que antes, es reincidente... Parece que lo premian. Parece tener ¨¦l m¨¢s derechos como preso que yo como v¨ªctima", espeta con enfado. Jos¨¦ Miguel Fern¨¢ndez, delegado de la Asociaci¨®n Clara Campoamor en el Pa¨ªs Vasco ¡ªque se present¨® como acusaci¨®n popular en el juicio por el asesinato cometido por Plopan¡ª incide en que ante hechos tan graves como estos, el derecho de los presos deben estar supeditados al derecho de las v¨ªctimas: "Las medidas adecuadas ser¨ªan medidas de vigilancia hacia ¨¦l. Estamos hartos de que las medidas recaigan siempre sobre la v¨ªctima: tel¨¦fono, escolta, pulseras... Y la propia audiencia podr¨ªa haberlas tomado para el correcto cumplimiento del permiso".
Un permiso que mantiene en alerta a Mar¨ªa: "Ma?ana [este martes], la misma Audiencia Provincial que le ha concedido el permiso se re¨²ne para debatir y votar sobre las visitas a las ni?as. Ahora mismo no tiene, y me da p¨¢nico que se lo permitan, por lo que podr¨ªa pasar. Estos ¨²ltimos d¨ªas he tenido que escuchar muchas barbaridades, se me juzga a m¨ª por haberle dado una oportunidad y la gente me dice que ya sab¨ªa d¨®nde me met¨ªa". Tiene miedo, pero espeta que d¨ªa a d¨ªa: "A ver qu¨¦ depara el futuro. Y c¨®mo. Por lo pronto pasemos hoy y ya veremos ma?ana".
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