La violencia machista aparta del trabajo a cientos de mujeres al a?o
El Servicio P¨²blico de Empleo contabiliza este a?o un acumulado 2.723 contratos de sustituci¨®n para cubrir los puestos de las v¨ªctimas, casi el doble que en 2014
Ana tuvo que darse de baja cuando llevaba 11 a?os como interina en el Ayuntamiento de Calpe (Alicante): ¡°Ten¨ªa un estado de ansiedad insostenible¡±. Su marido, condenado dos veces por violencia de g¨¦nero, una en 2012 y otra en 2016, ten¨ªa alguna relaci¨®n laboral con ella. ¡°As¨ª que mi situaci¨®n personal se mezclaba a veces con el trabajo¡±, puntualiza.
El pasado septiembre, el Servicio P¨²blico de Empleo Estatal (SEPE) ¡ªel antiguo INEM¡ª recog¨ªa un total de 2.723 contratos de interinidad para sustituir a trabajadoras que se apartan de su empleo por culpa de la violencia de g¨¦nero. La cifra es casi el doble que en 2013, que se contaron 1.554. Estos datos los ofreci¨® ayer la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) con ocasi¨®n del d¨ªa contra la violencia de g¨¦nero, que se conmemora el domingo. Marian Mur, la secretaria nacional de Igualdad del sindicato, asegura que esto es solo ¡°la punta del iceberg¡±: ¡°Todos los d¨ªas al menos una mujer tiene que dejar de trabajar por culpa de la violencia de g¨¦nero¡±, y algunas no se contabilizan, como es el caso de Ana, que ha elegido este nombre ficticio.
Otro ¨¢ngulo de este problema que tambi¨¦n queda fuera de las estad¨ªsticas, cuenta Mur, son aquellas mujeres a las que se despide en cuanto el empleador vislumbra problemas, por ejemplo absentismo, antes de que ella haya acreditado su condici¨®n de v¨ªctima. ¡°A veces las quitan de en medio y a veces, directamente, se quitan ellas¡±.
Protecci¨®n laboral
Las razones para dejar el trabajo, seg¨²n la responsable de Igualdad, son varias: ¡°Si hay que elegir entre el trabajo y la vida, es f¨¢cil: la vida; si la violencia alcanza a los menores tambi¨¦n empuja a tomar la decisi¨®n; adem¨¢s, solo si se acredita la condici¨®n de v¨ªctima te puedes acoger a mecanismos de protecci¨®n laboral, como un traslado. Pero para ello hace falta denuncia previa y algunas no lo hacen: en esos casos le violencia les obliga a abandonar de su puesto de trabajo varias veces o de forma definitiva¡±, dice Mur.
En todo caso, explica la sindicalista, los trabajos a los que se renuncia no son empleos que merezca la pena conservar. ¡°La econom¨ªa sumergida, la temporalidad y la precarizaci¨®n tambi¨¦n tienen rostro de mujer¡±. La Fundaci¨®n Adecco public¨® este pasado 19 de noviembre con 500 entrevistas a v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero en las que se revela que un 65% no tiene trabajo y un 16% afirma ocupar alg¨²n puesto pero sin contrato, o en situaci¨®n de absoluta desprotecci¨®n.
La responsable de Igualdad de CSIF no puede especificar en qu¨¦ empresas se dan sobre todo estas bajas laborales (el SEPE no hace p¨²blico ese dato), pero apunta a ¡°pymes y micropymes, que no tienen menos o ninguna capacidad geogr¨¢fica para trasladar a otras sedes a estas trabajadoras, que es algo que s¨ª pueden hacer negocios m¨¢s grandes¡±.
Jordi Garc¨ªa, director de Relaciones Laborales de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales (CEOE), explica que ¡°si hay sentencia condenatoria o medida cautelar y la v¨ªctima ya ha adquirido esa condici¨®n, permanecen en sus trabajos y la empresa (si conoce los hechos), deber¨¢ tomar las medidas que deba y pueda¡±. Pero, dice, es dif¨ªcil que ¡°las empresas despidan por esta raz¨®n¡±. ¡°Puede haber despido si, por ejemplo, hay ausencias injustificadas y reiteradas y la empresa no sabe lo que est¨¢ pasando¡±.
Algo para lo que Mur anota una soluci¨®n: formaci¨®n. ¡°Si en tu trabajo hay personas que son capaces de detectar cualquier se?al de violencia machista y de acompa?ar y asesorar, es un paso m¨¢s en esta pelea. Hay que tener en cuenta que el tiempo que las mujeres pasan en sus trabajos es tiempo de ox¨ªgeno, libre de cualquier violencia¡±. Para trabajar en esa l¨ªnea, el CSIF tiene un programa de formaci¨®n para delegados sindicales que ha puesto en marcha junto a la Asociaci¨®n Ilicitana contra la Violencia de G¨¦nero, la Asociaci¨®n ALMA, la Asociaci¨®n AMAR y la Confederaci¨®n Espa?ola de Polic¨ªa.
"El objetivo es cubrir ese vac¨ªo asistencial en las Administraciones y las empresas con delegados especializados en la materia que tengan capacidad para actuar como agentes de prevenci¨®n, asesoramiento y apoyo a las v¨ªctimas", a?ade la sindicalista. Sin embargo, a largo plazo, le gustar¨ªa que no tuviesen que ser ellos como sindicato quien tapase ese hueco: "El Pacto de Estado contra la Violencia de G¨¦nero recoge la formaci¨®n en el ¨¢mbito de los recursos humanos, la administraci¨®n y los delegados sindicales. Pedimos que se cumpla". Mientras, desde el sindicato tienen dos formas para esa formaci¨®n: un curso online con un m¨ªnimo de 40 horas y tutorizado a trav¨¦s de videoconferencias que tiene varias ediciones a lo largo del a?o y jornadas formativas presenciales que pretenden llevar a todas las provincias. Hasta ahora, contabiliza Mur, "hay formadas 400 personas con responsabilidad m¨¢s directa en temas de Igualdad del sindicato en toda Espa?a y el objetivo es que lo est¨¦n los alrededor de 11.300 delegados en todo el territorio nacional en los pr¨®ximos cuatro a?os, en lo p¨²blico fundamentalmente, pero tambi¨¦n en el sector privado".
¡°La burocracia es lenta y necesitas que muchas administraciones te den el visto bueno¡± para un posible traslado, dice Ana, la v¨ªctima de Denia. Ella present¨® la solicitud para desplazarse a Valencia, donde naci¨® y donde est¨¢ su familia, en marzo de 2017. No le contestaron hasta noviembre. ¡°La Comunidad Valenciana no hab¨ªa aprobado el protocolo para traslados interadministrativos por violencia de g¨¦nero. El Ayuntamiento de Valencia le pidi¨® al de Calpe que suscribiese el protocolo para poder hacerlo, y lo hizo en mayo de este a?o¡±, explica Ana. Tarde, seg¨²n ella, porque la plaza que le esperaba en Valencia fue adjudicada cuatro meses antes, en enero. ¡°Me vi en la calle, con mi hijo de 12 a?os, sin traslado y recurriendo en el juzgado¡±.
Cuenta que ha puesto queja ante el Defensor del Pueblo regional y nacional, el Consejo General del Poder Judicial, el Instituto de la Mujer e incluso las delegaciones del Gobierno para la violencia de g¨¦nero auton¨®mica y estatal: ¡°?A alguien le importa? A ninguna entidad le importa una mierda. Lazos, minutos de silencio y Pacto de Estado, pero a la hora de la verdad te quedas en la calle y da igual¡±.
Derechos a la reordenaci¨®n del tiempo
El art¨ªculo 21 de la Ley de Violencia de G¨¦nero de 2004 reconoce derechos laborales espec¨ªficos para las mujeres v¨ªctimas de violencia machista, con el fin de evitar que abandonen el mercado laboral, como el derecho a la reducci¨®n o a la reordenaci¨®n de su tiempo de trabajo, a la movilidad geogr¨¢fica, al cambio de centro, a la suspensi¨®n de la relaci¨®n laboral con reserva del puesto y a la extinci¨®n del contrato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.