Anuncia, que algo queda
La reforma educativa lanzada por el Gobierno ser¨¢ la octava de la democracia y quiz¨¢ tenga corta vida por falta de acuerdo con el PP
La pol¨ªtica espa?ola, como la de otros pa¨ªses europeos, peca de un exceso legislativo que irrita a quienes, como jueces o abogados, deben luego lidiar con una densa y compleja red de normas. En esta forma de gobernar subyace la idea de que los problemas se resuelven promulgando leyes, un principio ampliamente discutible. Se legisla para mejorar la convivencia con normas razonables, no para afrontar problemas coyunturales. Pero a¨²n hay algo peor que esa err¨®nea creencia: considerar suficiente la mera elaboraci¨®n de una ley para afrontar el desaf¨ªo.
En el terreno de la educaci¨®n, la fiebre legislativa espa?ola es especialmente alta e incongruente. Desde que se reinstaur¨® la democracia, se han promulgado ya siete normas. Todas han desencadenado apasionados debates. Ninguna ha logrado el consenso entre los dos partidos que vienen altern¨¢ndose en el poder: PP y PSOE, que fueron capaces, por ejemplo, de repartirse los vocales del Consejo General del Poder Judicial; pacto ahora roto por razones ajenas a sus voluntades pol¨ªticas.
El proyecto de reforma educativa?que ha lanzado el Gobierno de Pedro S¨¢nchez, y que se convertir¨ªa en el octavo de la democracia, promete tropezar con la misma piedra que los anteriores. Las propuestas socialistas son interesantes y derogan algunas de las medidas m¨¢s contestadas de la llamada ley Wert que lanz¨® el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Pero, nuevamente, el Ejecutivo de turno quiere sacar adelante su proyecto sin el apoyo del principal partido de la oposici¨®n. El resultado es previsible: un pr¨®ximo gobierno conservador propondr¨¢ la novena norma para que la rueda sin fin siga dando vueltas. Con tanto cambio en un asunto tan crucial, parece un milagro que el sistema educativo espa?ol no est¨¦ peor situado en los estudios internacionales.
La ventaja de las reformas pol¨ªticas es que permiten hacer anuncios rimbombantes escasos de base. Ha ocurrido con la exhumaci¨®n de Francisco Franco del Valle de los Ca¨ªdos, entre otros. La educaci¨®n puede convertirse de nuevo en una v¨ªctima importante porque, necesitada de consenso para dotarla de una cierta estabilidad, la propuesta parte de un partido con solo 84 diputados (de un total de 350). Puede que supere el tr¨¢mite como ley org¨¢nica (mayor¨ªa absoluta en el Parlamento), pero est¨¢ condenada a una vida corta si el PP se niega a apoyarla. Puede que ni siquiera Ciudadanos la apoye.
Hay, seg¨²n los expertos, un importante consenso educativo: la calidad de la ense?anza es directamente proporcional a la calidad de los ense?antes. La clave de la mejora reside en elevar la formaci¨®n de los profesores. Sin embargo, sobre esto no profundiza la propuesta gubernamental porque para ello no hace falta ninguna ley. Basta con reforzar el Cuerpo de Inspectores y facilitar la formaci¨®n permanente de los docentes. Pero, claro, entonces no se pueden hacer anuncios que conforman grandes titulares y causan la impresi¨®n de estar gestionando asuntos importantes.
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