Las dificultades de buscar pareja en la China del hijo ¨²nico
La preferencia por el var¨®n ha desequilibrado los nacimientos. Por cada 100 mujeres, hay 114 hombres
Dunhuang est¨¢ en una de las esquinas m¨¢s pobres de China, en la provincia de Gansu, en el noroeste. En su d¨ªa, esta ciudad de apenas 200.000 habitantes ¡ªdiminuta para los est¨¢ndares chinos¡ª fue un oasis clave de la Ruta de la Seda. A¨²n hoy sus dunas de decenas de metros de altura, sus camellos de la Bactriana y sus grandes espacios delatan que este lugar est¨¢ muy alejado de Pek¨ªn. Aqu¨ª, cada d¨ªa Wang Lei, de 32 a?os, reparte comida en su moto de sol a sol y cuando tiene un momento, mira en su m¨®vil las aplicaciones para encontrar pareja. De momento, sin suerte.
Wang se teme condenado a ser uno de los treinta millones de varones en China que no encontrar¨¢n esposa porque la pol¨ªtica del hijo ¨²nico y la preferencia por un var¨®n han creado un fuerte desequilibrio en los nacimientos de hombres y mujeres durante sus m¨¢s de treinta a?os de existencia. En la actualidad, hay 114 hombres por cada 100 mujeres.
Ello ha provocado ¡ªadem¨¢s de un negocio de tr¨¢fico de mujeres tra¨ªdas de pa¨ªses vecinos m¨¢s pobres¡ª, un desequilibrio en la disponibilidad de parejas a la hora del matrimonio. Algo que en China, aunque el n¨²mero de bodas es cada vez menor y los j¨®venes se casan cada vez m¨¢s tarde, se sigue considerando parte imprescindible de la llegada a la madurez y un paso necesario para la continuidad de las familias. Seg¨²n los datos del Ministerio de Asuntos Civiles, en 2017 la edad de la mayor¨ªa de los contrayentes de matrimonio oscil¨® entre los 25 y los 29 a?os.
Aunque los problemas son distintos para ellos que para ellas. Los c¨¦libes involuntarios chinos suelen ser hombres de ingresos bajos y escaso nivel de estudios, residentes en ¨¢reas rurales o migrantes a las grandes ciudades. A ellos se les conoce como ¡°guang gun¡±, o ¡°ramas secas¡±. Ellas, en cambio, tienden a ser mujeres de alto nivel educativo, poco deseosas de emparejarse porque s¨ª o que prefieren anteponer su carrera a formar una familia. Para estas solteras de m¨¢s de treinta a?os, el apodo es mucho m¨¢s despectivo: ¡°sheng n¨¹¡±, o ¡°mujeres sobrantes¡±.
¡°Aqu¨ª en Dunhuang los varones generalmente se casan a los 25 o a los 26 a?os. Yo ya soy demasiado mayor¡±, se lamenta Wang. ¡°Mis amigos de la escuela ya tienen hijos en primaria. ?Y d¨®nde est¨¢n los m¨ªos? Cada vez que veo a mis amigos, se me cae el alma a los pies. No me atrevo a hablar con ellos mucho rato, porque si no, empezamos a hablar de familias s¨ª o s¨ª¡±. Para que no le miren raro, sostiene, debe tener su primer hijo antes de los 35 a?os.
Wang Lei es sociable, tiene algunos ahorros, se ha comprado un apartamento, y su sueldo ronda los 4.000-5.000 yuanes mensuales (500-700 euros, en l¨ªnea con la media para esta zona de Gansu). Durante la temporada alta tur¨ªstica, puede llegar a ganar mil euros mensuales. ¡°Si tienes un buen trabajo, eres funcionario, o maestro, con ingresos fijos, puedes conseguir una novia que tenga un buen trabajo. Si eres jefe en una empresa, puedes elegir a quien quieras. Pero si no tienes un buen trabajo, tienes pocas opciones¡±, explica.
Uno de los problemas es la costumbre ancestral de pagar una dote a la familia de la novia, una pr¨¢ctica a¨²n muy arraigada sobre todo en las zonas rurales. Una dote que puede alcanzar niveles disparatados, hasta el punto de que en algunos lugares los gobiernos locales han tenido que imponer l¨ªmites. En la comarca de Huzhu, donde hab¨ªa llegado a pedirse 100.000 yuanes (unos 13.000 euros, el equivalente a diez meses de un sueldo medio en Shangh¨¢i, la ciudad mejor pagada de China) lo m¨¢ximo permitido son 60.000. En Dunhuang, explica Wang, se espera que ¨¦l pague cerca de 10.000 yuanes, o dos meses de salario.
Otro problema es la dificultad para encontrar chicas ¡°adecuadas¡±, cuenta. En otros tiempos, esa tarea le hubiera correspondido a sus padres, que se hubieran encargado de buscarle candidatas a trav¨¦s de conexiones familiares o de casamenteros profesionales. En ciudades como Pek¨ªn o Shangh¨¢i, en los parques de Zhongshan o del Pueblo, respectivamente, es posible ver cada fin de semana corrillos de progenitores que exhiben en carteles las virtudes de su hijo o de su hija y escudri?an los de los dem¨¢s en busca de posibles almas gemelas. Pero ahora, dice Wang, su madre ya es demasiado mayor y no puede encargarse de buscarle novia. ¡°As¨ª que dependo de m¨ª mismo, o de mis amigos¡±.
Citas expr¨¦s y a ciegas
En el otro extremo del pa¨ªs, en Shangh¨¢i, la capital econ¨®mica china, cerca de 200 chicos y chicas recogen un n¨²mero de identificaci¨®n y van entrando en un espacio acotado en el vest¨ªbulo de un centro comercial, ante las miradas curiosas de un p¨²blico en busca de rebajas. Estudiantes de universidades de ¨¦lite en su mayor¨ªa, algunos ya trabajando, vienen a participar en una sesi¨®n de speed dating, citas a ciegas a mansalva y de pocos minutos cada una. A ver si surge el flechazo.
¡°Jimmy¡±, de 35 a?os e int¨¦rprete de japon¨¦s, se declara muy nervioso; es la primera vez que participa en un evento de este tipo. ¡°Busco a una chica que sea muy tradicional, como yo. Quiero que sea guapa. Pero que no tenga muchos t¨ªtulos universitarios, las chicas con demasiados estudios son demasiado exigentes¡±.
Y esa es, precisamente, la situaci¨®n que encaran las j¨®venes sobradamente preparadas de las nuevas generaciones chinas. Aunque, te¨®ricamente, pueden permitirse el lujo de escoger, en general ellos prefieren parejas con un nivel de educaci¨®n algo menor. Y ellas no quieren conformarse con menos.
Mientras tanto, Wang Lei sigue mirando su tel¨¦fono. Ma Guagua cuenta con que a¨²n tiene tiempo para encontrar un novio ¡°y si no, un compa?ero para practicar el sexo, sin m¨¢s¡±. ?Y ¡°Jimmy¡±? Aquel s¨¢bado tampoco encontr¨® novia. Cuando termin¨® la sesi¨®n de citas a ciegas, a¨²n se qued¨® un rato junto a las sillas. No pod¨ªa cre¨¦rselo.
"Es dif¨ªcil encontrar un novio que me estimule en lo intelectual"
¡°Mis exnovios siempre me han cuidado como si fueran mi ni?era. Lo m¨¢s dif¨ªcil es encontrar un novio que me estimule intelectualmente, siempre quieren que sea yo la que les haga caso a ellos. Y lo siento, pero no puedo¡±, cuenta Ma Guagua, una pekinesa de 26 a?os y con un m¨¢ster en Paleontolog¨ªa.
Incluso en los medios ¡ªo en los anuncios de televisi¨®n¡ª estas mujeres pueden verse presionadas a encontrar pareja. El estereotipo las describe como tristes sin la compa?¨ªa de un hombre, demasiado mayores para tener buenos embarazos o con problemas de depresi¨®n, ansiedad y desarreglos ginecol¨®gicos.
El feminismo chino en auge en los ¨²ltimos a?os ha tratado de combatir esta imagen negativa. Pero la presi¨®n social a¨²n es muy poderosa, como reconoce Ma. ¡°Mi familia alguna vez me ha instado a encontrar un novio y casarme antes de que sea demasiado tarde. Pero les cort¨¦ de tal manera que no han vuelto a sacarme el tema, de momento¡±.
Y probablemente la presi¨®n social para casarse vaya a m¨¢s. La escasez de nacimientos como consecuencia de la pol¨ªtica del hijo ¨²nico ha causado un envejecimiento de la poblaci¨®n que ha hecho saltar las alarmas entre las autoridades chinas, que buscan ahora desesperadamente todo lo contrario: c¨®mo alentar la natalidad. Ante la situci¨®n de desesperaci¨®n, algunos acad¨¦micos o incluso gobiernos locales, como el de la provincia de Liaoning, han propuesto ¡°impuestos a la solter¨ªa¡± o a las parejas sin hijos.
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