Las ¡®fake news¡¯ de la ciencia
El fen¨®meno de las revistas 'predadoras' es un subproducto inesperado del vigoroso movimiento del acceso libre en la publicaci¨®n acad¨¦mica
"Publish or perish", reza el lema ir¨®nico de los cient¨ªficos. Publica o perece. Desde conseguir una beca de doctorado hasta una plaza fija de investigador, todo en la carrera cient¨ªfica pasa por la acumulaci¨®n de publicaciones "revisadas por pares". Esto quiere decir que el borrador del art¨ªculo debe superar una evaluaci¨®n por cient¨ªficos expertos en esa misma ¨¢rea, generalmente an¨®nimos, que pueden exigir a los autores experimentos adicionales, o considerar teor¨ªas alternativas, o simple y llanamente rechazar el trabajo. La presi¨®n para publicar, unida a la cultura de gratuidad que impera en Internet, han generado un monstruo en los ¨²ltimos a?os: las revistas predadoras, que en 2018 ya alcanzaban las 8.700 cabeceras y los 400.000 art¨ªculos anuales, seg¨²n los datos de Cabell¡¯s, una firma anal¨ªtica de Texas.
El fen¨®meno es un subproducto inesperado del vigoroso movimiento del acceso libre (open access) en la publicaci¨®n acad¨¦mica. Las revistas cient¨ªficas se han financiado tradicionalmente cobrando suscripciones a las bibliotecas de los departamentos universitarios y los grandes laboratorios. El movimiento del acceso libre ha conllevado la fundaci¨®n de revistas gratuitas de notable calidad, como las de la Public Library of Science (PLoS) o eLife. Por definici¨®n, los trabajos publicados ah¨ª son de acceso libre en Internet para cualquier persona. Y la corriente es tan pujante que los propios gigantes de la publicaci¨®n convencional, como Nature y Science, han abierto sus propios t¨ªtulos de libre acceso.
Esto significa que la fuente de financiaci¨®n de las revistas convencionales depende cada vez menos de cobrar por las suscripciones y cada vez m¨¢s de cobrarles a los propios autores del art¨ªculo. Pay or perish, paga o perece. Todos los cient¨ªficos est¨¢n ya acostumbrados a abonar esas tarifas, que pueden de ir de los pocos cientos a los varios miles de euros, seg¨²n la revista. Los cient¨ªficos, como es natural, cargan esos costes a sus proyectos de investigaci¨®n, financiados en todo o en parte por los impuestos. Las bibliotecas universitarias tambi¨¦n se financiaban con dinero p¨²blico. La diferencia es que el modelo de open access permite que el p¨²blico que ha costeado las investigaciones acceda gratuitamente a sus conclusiones. Todos los cient¨ªficos consultados por este diario consideran justo ese aspecto.
Pero un sistema en que las revistas no cobren por sus suscripciones ¡ªes decir, no cobren a los lectores, sino a los autores¡ª lleva un palo entre las ruedas: la revista ya no tiene ning¨²n incentivo para que alguien la lea, y por tanto para guardar un est¨¢ndar de calidad. Puede publicar cualquier refrito mal apoyado en las evidencias, siempre que los autores del bodrio, o quienes les financian, est¨¦n dispuestos a pagar por ello. Estas son las revistas predadoras, que no solo publican cualquier cosa, sino que ¡®viven¡¯ de ello. La idea es que as¨ª se inflan los curr¨ªculos y se consiguen los ascensos.
Se supone que una revisi¨®n por pares detectar¨ªa la mala calidad del trabajo, y ¨¦ste suele ser el caso con las revistas leg¨ªtimas. Pero la revisi¨®n por pares de la que presumen las revistas predadoras suele ser poco m¨¢s que una fachada.
Un art¨ªculo-trampa de 2013 sigue siendo el ep¨ªtome del g¨¦nero. Un periodista con formaci¨®n en biolog¨ªa molecular, John Bohannon, escribi¨® un borrador donde se conclu¨ªa, falsamente, que un componente de los l¨ªquenes inhib¨ªa a los tumores. Seg¨²n contaba Bohannon a The Economist, el art¨ªculo adolec¨ªa de una metodolog¨ªa ¡°irrisioriamente mala¡±, y vend¨ªa el componente del liquen como ¡°un prometedor nuevo f¨¢rmaco contra el c¨¢ncer¡± sin la menor menci¨®n a un ensayo cl¨ªnico. Se invent¨® todos y cada uno de los autores del trabajo, as¨ª como sus centros de investigaci¨®n en ?frica, y mand¨® el manuscrito a 121 revistas sospechosas de predaci¨®n. El 69% de ellas aceptaron publicar el art¨ªculo a cambio de una tarifa. Son las fake news de la ciencia.
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