¡°Si hab¨ªa que currar, era la primera. Igual para la fiesta¡±
Rebeca Santamalia, la abogada asesinada por el cliente con el que manten¨ªa una relaci¨®n, era una mujer comprometida con los derechos humanos
Lleva la medalla en una mano y el diploma, en la otra. En la fotograf¨ªa aparece sonriendo, con la mirada plet¨®rica y muy elegante. Expresiva, ¡°majica¡± y simp¨¢tica, como la define su entorno. ¡°Ese d¨ªa estaba feliz¡±, recuerda el abogado Jos¨¦ Mar¨ªa Chac¨®n, amigo suyo desde hace m¨¢s de 15 a?os. A?ade que lo raro era verla cabreada. Fue el pasado 24 de septiembre, D¨ªa de la Virgen de la Merced, patrona de Instituciones Penitenciarias. Rebeca Santamalia posa en la imagen tomada en Daroca con un premio que simboliza el esfuerzo de un grupo de abogados que son como una familia. Unos 60 letrados que integran del Servicio de Orientaci¨®n Penitenciaria (SOP) del Colegio de Abogados y que llevan tres d¨¦cadas manteniendo de forma altruista un proyecto ¡°creado para que los derechos humanos entraran en las c¨¢rceles¡±, explica Chac¨®n.
Era una letrada ¡°muy apreciada y respetada por sus compa?eros¡±, la recuerda el decano del Colegio de Abogados de Zaragoza, Antonio Mor¨¢n. Todos est¨¢n desolados. Santamalia ha sido presuntamente asesinada por uno de los clientes a los que defendi¨® en un caso penal entre 2003 y 2005 y del que sigui¨® siendo abogada despu¨¦s. Jos¨¦ Javier Salvador, turolense de 50 a?os condenado a 18 de c¨¢rcel en 2005 por matar a tiros a su mujer. Casi 16 a?os despu¨¦s, en la noche del pasado jueves, mat¨® tambi¨¦n a Santamalia, condujo 180 kil¨®metros y se suicid¨® tir¨¢ndose por el viaducto de Teruel. A ella la encontraron en la casa de Salvador, en la calle de Francisco de Pradilla, a apenas tres minutos del despacho que compart¨ªa con su ¨²nica hermana, Eva Mar¨ªa Santamalia, a la que estaba muy unida.
Santamalia, especializada en derecho penal, de familia y penitenciario, era una de las almas del Servicio de Orientaci¨®n Penitenciaria, al que se uni¨® tras curtirse en el despacho de un prestigioso penalista de Zaragoza, Jos¨¦ Antonio Ruiz Galbe. El alcalde de la capital aragonesa, Pedro Santisteve, que tambi¨¦n es abogado e impuls¨® ese servicio de orientaci¨®n en Zaragoza para atender las prisiones de Daroca y Zuera, la conoci¨® cuando se apunt¨®: ¡°Era muy valiente, de las m¨¢s trabajadoras¡±, recuerda triste al tel¨¦fono. Ella lleg¨® a coordinarlo entre 2010 y 2012, y form¨® parte de un grupo de letradas que tomaron el testigo de los pioneros ¡°y visibilizaron el papel y la fuerza de las mujeres en un tema tan duro como el de las c¨¢rceles¡±, seg¨²n el regidor.
Casada y con un hijo adolescente, Rebeca manten¨ªa una relaci¨®n sentimental con Salvador, seg¨²n confirm¨® la Delegaci¨®n del Gobierno en Arag¨®n. Su caso es el tercer asesinato por violencia de g¨¦nero confirmado en lo que va de a?o (hay otros tres en investigaci¨®n). Un total de 978 mujeres han sido asesinadas por parejas o exparejas en Espa?a desde que empez¨® el recuento en 2003.
Las amigas m¨¢s cercanas guardan silencio e intentan proteger al hijo de la revelaci¨®n de una relaci¨®n con el asesino que casi nadie conoc¨ªa y de la que no quieren ni o¨ªr hablar. Todos se fueron juntos a llorarla tras la concentraci¨®n del viernes. Aquella ten¨ªa que haber sido una noche para celebrar. Hab¨ªan previsto una fiesta sorpresa que qued¨® suspendida cuando, a primera hora de esa misma ma?ana, empezaron a llamarse unos a otros sin terminar de creerse que Rebeca estaba muerta.
El viernes, centenares de personas se concentraron en repulsa por su asesinato. ¡°Vosotros, machistas, sois los terroristas¡±, coreaban los participantes, hombres y mujeres, convocados bajo un fr¨ªo que helaba las manos por la coordinadora de organizaciones feministas de Zaragoza en la plaza de Espa?a de la ciudad aragonesa. Cerca de los escalones, a unos metros del cartel contra la violencia machista, estaba su gente. Los colegas con los que comparti¨® los desvelos profesionales, simposios, tambi¨¦n conciertos y noches de baile. A Rebeca le encantaba bailar. Disfrutaba y ¡°transmit¨ªa vitalidad¡±, seg¨²n Santisteve. Repart¨ªa el tiempo libre entre la playa y la monta?a, en el apartamento familiar de Escarrilla, un pueblo de monta?a de Huesca situado en el valle pirenaico de Tena. Su padre falleci¨®. La madre sufre alzh¨¦imer.
Sentado en una cafeter¨ªa, poco antes de marcharse al tanatorio, Chac¨®n medio sonr¨ªe con la mirada baja contando los pormenores de la preparaci¨®n de esa fiesta. Hab¨ªan conseguido un local para darle una sorpresa a Paula, otra compa?era muy amiga de Rebeca, que cumpl¨ªa sus tres a?os como coordinadora del Servicio de Orientaci¨®n Penitenciaria. Santamalia estaba entre los organizadores: ¡°Si hab¨ªa fiesta era la primera; si hab¨ªa que currar era la primera¡±, define el abogado: ¡°Y ten¨ªa car¨¢cter: r¨ªete de Agustina de Arag¨®n¡±. Otro letrado y amigo, Luis Collado, la llamaba con cari?o Do?a Elegancia, y recuerda que se cuidaba mucho y siempre estaba radiante. Como cuando apareci¨® vestida de blanco impecable en mitad del concierto de Loquillo que compartieron el 1 de diciembre, al que fue con su marido. ¡°Yo le dec¨ªa que siempre destacaba en todo¡±, dice Collado.
Rebeca hab¨ªa avisado de que no estar¨ªa mucho rato en la fiesta sorpresa de su amiga. Este s¨¢bado ten¨ªa que acudir al tanatorio a enterrar a su t¨ªa. Ahora la despedida y las l¨¢grimas son por ella. Este s¨¢bado llegaron colegas abogados de Sevilla, Madrid, Valladolid o Pamplona al tanatorio de Zaragoza. El sepelio es este domingo. La familia ha pedido que la ceremonia se celebre en la m¨¢s estricta intimidad.
La letrada aleg¨® "arrebato" tras el primer crimen de su asesino
La sentencia de la Audiencia Provincial de Teruel de 21 de abril de 2005, que incluye la condena de 18 a?os a Salvador Cano por el asesinato de su esposa, Patricia Maurel Conte, recoge la estrategia de defensa que sigui¨® su abogada y posterior v¨ªctima, Rebeca Santamalia. Aleg¨® como atenuante que obr¨® "por est¨ªmulos que le produjeron arrebato, obcecaci¨®n o un estado pasional an¨®malo". Santamalia solicit¨® 12 a?os de pena y a?adi¨® tambi¨¦n el atenuante por confesi¨®n. El jurado admiti¨® el segundo, pero rechaz¨® el primero. "El acusado dispara de una forma fr¨ªa y calculadora, por lo que entendemos que en ning¨²n caso existi¨® ofuscaci¨®n", recoge el fallo. Y a?ade: "Est¨¢ en perfectas condiciones mentales y puede controlar sus impulsos".
"Era un juicio muy dif¨ªcil y lo llev¨® muy bien, era una abogada muy seria", recuerda al tel¨¦fono el penalista Javier Notivoli, que ejerci¨® entonces como letrado de la acusaci¨®n. Notivoli a¨²n recuerda la "absoluta frialdad" del acusado: "All¨ª no hubo l¨¢grimas, se mantuvo tranquilo, sin aspavientos". Fue condenado a 18 a?os y cinco a?os de prohibici¨®n de acercarse a sus tres hijos ¡ªque en 2005 ten¨ªan 11, 9 y 6 a?os¡ª que quedaron al cuidado de los abuelos maternos.
Salvador Calvo obtuvo la libertad provisional en 2017, tras cumplir 14 de los 18 a?os de pena, gracias a un recurso presentado por Santamalia. Convenci¨® al juez de Vigilancia Penitenciaria pese al rechazo del fiscal y la Junta de Tratamiento de la prisi¨®n de Zuera en la que estaba encarcelado. Los informes de los expertos destacaron que "el pron¨®stico de integraci¨®n social" del recluso era "desfavorable", porque a¨²n deb¨ªa abonar m¨¢s de 300.000 de los 332.670 euros que le impusieron como responsabilidad civil a los familiares de su v¨ªctima.
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