El elefante que no vemos

Con tres citas electorales en el horizonte, los candidatos dan la espalda al m¨¢s grave problema de hoy: el medio ambiente. Las movilizaciones feministas han puesto en alerta a los partidos. La derecha teme perder voto por ese flanco. Las impresionantes manifestaciones de los j¨®venes europeos contra el cambio clim¨¢tico no consiguen, sin embargo, impregnar el discurso pol¨ªtico; como si la amenaza asomara demasiado lejos. Se equivocan o tal vez consideren la empresa demasiado ingente como para ponerse a ella.

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Editorial | Estudiantes por el clima

El despertar clim¨¢tico en el instituto: ¡°Queremos un futuro¡±

Los estudiantes de B¨¦lgica y de Francia est¨¢n en pie de guerra. Salen a la calle por cientos de miles para pedir un futuro mejor. Los partidos verdes rebrotan y obtienen buenos resultados en las urnas en B¨¦lgica, pero tambi¨¦n en Alemania. Todo indica que la ola de protestas va a ir en aumento tambi¨¦n entre los j¨®venes espa?oles. La gesta singular de la adolescente sueca Greta Thunberg es un s¨ªmbolo de un movimiento que se prev¨¦ imparable y masivo.

Frenar el cambio clim¨¢tico es un objetivo enorme por el que ning¨²n partido puede luchar en solitario. Porque adem¨¢s de reducir emisiones debemos preservar el medio ambiente y eso comporta una transformaci¨®n social tan profunda como la que est¨¢ logrando el feminismo. Un lector publicaba recientemente una carta a la directora que explicaba muy sencillamente el problema. ¡°Te levantas¡±, dec¨ªa, ¡°preparas un caf¨¦ con leche (brik a reciclar) y tostadas con queso de untar (tarrina a reciclar)¡±¡­ ¡°Jab¨®n, champ¨², crema hidratante¡­ en envases de pl¨¢stico¡±. Quiz¨¢ ya se han fijado en que cada vez que se hace una compra importante en el supermercado se llena una bolsa de envases de pl¨¢stico, papel y cart¨®n.

La transformaci¨®n a la que estamos obligados, en definitiva, desborda los l¨ªmites de las energ¨ªas renovables, el transporte limpio y la reducci¨®n de gases de efecto invernadero. Nuestro modelo de consumo es insostenible y, de seguir por la misma senda, el planeta avanza para convertirse en un gigantesco estercolero incapaz de regenerarse. Los oc¨¦anos ya tienen dificultades para hacerlo en unas aguas contaminadas en las que la diversidad zool¨®gica est¨¢ en declive, como en la superficie. Nuestra irresponsabilidad ha llegado hasta el espacio exterior, donde flotan 22.000 piezas grandes de basura espacial y millones de peque?os artefactos, seg¨²n la NASA.

Los pol¨ªticos que se lo toman en serio son expulsados del sistema. Ah¨ª est¨¢ el caso del ministro franc¨¦s Nicolas Hulot, que abandon¨® el Gobierno de Macron por falta de avances.

Se est¨¢ paseando por delante de nosotros un elefante, un gigante grande y peligroso, y no somos capaces de verlo. No es extra?o que los j¨®venes est¨¦n tan alarmados.