Las lagunas de los ¡®vientres altruistas¡¯
Canad¨¢ y el Reino Unido, con muy distintos grados de control sobre el proceso, son los pa¨ªses que toma como referencia Ciudadanos, el ¨²nico partido que promete convertir en legal esta pr¨¢ctica prohibida en Espa?a
Lindsay Gault, de 36 a?os, descubri¨® su vocaci¨®n a los 12, leyendo un art¨ªculo sobre mujeres que se embarazan para terceros. ¡°Me promet¨ª a m¨ª misma que si era capaz de tener hijos, apoyar¨ªa a quienes no pueden. Para m¨ª, ayudar a otros era un sue?o¡±, explica por videollamada desde la provincia de Alberta, al oeste de Canad¨¢. Dice que siempre quiso ser madre. Tiene una hija de nueve a?os y ha dado a luz a otros dos beb¨¦s, uno para una pareja francesa y otro para una brit¨¢nica. Entre sus amigos y conocidos, afirma, nunca ha recibido una reacci¨®n negativa por gestar al hijo de otros. Al rev¨¦s. ¡°Mi hija me dice que cuando crezca quiere ser gestante, porque ve lo asombroso que es¡±. El ¨²ltimo parto, en enero, casi le cuesta la vida. A las 29 semanas de embarazo le detectaron una complicaci¨®n seria. Empez¨® a sangrar. Los m¨¦dicos lograron retrasar el parto hasta el octavo mes y el beb¨¦ naci¨® respirando por s¨ª mismo, pero a ella le tuvieron que extirpar el ¨²tero. Ya no podr¨¢ volver a quedarse embarazada, aunque ha encontrado una manera de seguir: ¡°Acabo de abrir mi propia agencia para ayudar a m¨¢s parejas a ser padres¡±.
Gault habla con naturalidad de esa mala experiencia, que qued¨® eclipsada cuando vio al beb¨¦ al que hab¨ªa dado a luz en brazos de la pareja londinense. ¡°Ten¨ªan el sue?o de ser padres y verlos abrazar a su beb¨¦ es un sentimiento incre¨ªble¡±, explica. Canad¨¢ no tiene un registro oficial del n¨²mero de ni?os que nacen mediante esta pr¨¢ctica en su territorio. Pero el pa¨ªs norteamericano se ha convertido en un importante destino internacional de los vientres de alquiler bajo el llamado modelo altruista. La idea es que una mujer se someta a un tratamiento hormonal, asuma todos los riesgos del embarazo y el parto y entregue al beb¨¦ a personas que, en ocasiones, no conoc¨ªa de nada antes del proceso. A cambio, ¨²nicamente est¨¢ autorizada a recibir el reembolso de los gastos ocasionados.
El sistema canadiense es el que inspir¨® a Ciudadanos para elaborar una proposici¨®n de ley que permita los vientres de alquiler, que no son legales en Espa?a. Es el ¨²nico partido que, en campa?a electoral, defiende esta pr¨¢ctica, en un tema complejo y pol¨¦mico sobre el que no existe ning¨²n marco internacional que lo regule. Ciudadanos busca que ¡°mujeres que no pueden concebir y familias LGTBI puedan cumplir su sue?o de formar una familia¡±. Toma como referencia a Canad¨¢ y, desde hace unos d¨ªas, tambi¨¦n al Reino Unido. Con ello pretende alejar la sombra de la explotaci¨®n de mujeres en pa¨ªses m¨¢s pobres con Estados fr¨¢giles, como Ucrania, adonde han estado yendo cientos de parejas espa?olas, y la de la comercializaci¨®n de la maternidad en el otro destino preferido, Estados Unidos, donde es mucho m¨¢s caro.
¡°Es una gran palabra, maravillosa, de grandes vendedores. Hace la subrogaci¨®n aceptable, ?qui¨¦n va a estar en contra del altruismo?¡±, se pregunta por videoconferencia Diane Guilbault, activista de Por los derechos de las mujeres en Quebec. Para ella este modelo ¡°esconde una industria muy fuerte¡±. El hecho de que el proceso sea a veces entre personas que no se conoc¨ªan de antes y de otros pa¨ªses, y que sea com¨²n hacerlo mediante un contrato, cuestiona la motivaci¨®n altruista.
De gestante a empresaria
Leia Swanberg, fundadora de Canadian Fertility Consulting, la principal agencia de Canad¨¢, dio a luz a dos beb¨¦s para terceras personas. Mont¨® su empresa hace 10 a?os, y en su web, que cifra en 1.325 los beb¨¦s nacidos por su intermediaci¨®n, explicita: "Construimos familias" y, al lado, "lo primero son nuestros clientes". Este a?o tienen a unas 250 mujeres seleccionadas para ser gestantes. "Esto no tiene nada que ver con darle un beb¨¦ a alguien, sino con participar en un precioso rito de pasaje donde solo las mujeres pueden participar, sin patriarcado, sin hombres detr¨¢s", cuenta. Swanberg asegura que las mujeres con las que trabajan "no quieren que les paguen" por gestar para terceros. Pero defiende al mismo tiempo que las mujeres deber¨ªan recibir m¨¢s dinero. "Absolutamente, creo que las gestantes deber¨ªan poder decidir en qu¨¦ gastan el dinero. La lista de gastos deber¨ªa ser m¨¢s amplia. No creo que las mujeres tengan que dar recibos de la compra del supermercado. Ni que haga falta un an¨¢lisis detallado para decidir cu¨¢ntas de las 10 manzanas que compr¨® se comi¨® realmente ella".
Uno de los criterios para agrupar las dispares legislaciones de los pa¨ªses que permiten los vientres de alquiler es si se aceptan o no pagos a las mujeres que se embarazan para terceros. De ah¨ª surge la distinci¨®n entre los modelos comerciales y los altruistas, como Canad¨¢, Grecia y el Reino Unido. Pero en la pr¨¢ctica, la l¨ªnea que los separa tiende a difuminarse, tal como subraya la ONU en un informe de 2018, donde concluye que con llamarlo altruista ¡°no se elude autom¨¢ticamente¡± la venta de ni?os. Entre otras razones, porque es dif¨ªcil vigilar que no haya pagos inflados o en negro. Adem¨¢s, no hay suficientes mujeres dispuestas a pasar gratis por un embarazo y un parto para satisfacer la fuerte demanda internacional. En Canad¨¢ suceden ambas cosas: ning¨²n organismo estatal supervisa ahora mismo el proceso ni los reembolsos, y hay lista de espera por la escasez de gestantes.
Daniela Sierra, colombiana de 29 a?os residente en Canad¨¢, recibi¨® m¨¢s de veinte solicitudes de parejas que quer¨ªan que se embarazara para ellos, en las que le explicaban qui¨¦nes son, ¡°por qu¨¦ quieren hacer esto, a qu¨¦ se dedican, c¨®mo se conocieron¡hasta el ¨²ltimo detalle¡±, cuenta Sierra. Despu¨¦s de cinco meses, se decidi¨® por una pareja gay de Barcelona, cuenta la esteticista, que tiene un hijo de tres a?os. A su marido, tambi¨¦n colombiano, al principio no le gust¨® la idea. Le sugiri¨® que, si quer¨ªa ayudar a gente, hiciera un voluntariado. Pero a ella le llena esto. ¡°Me enviaban historias muy bonitas¡querr¨ªa tener dos ¨²teros para hacerlo m¨¢s veces¡±, asegura.
Esos largos tiempos de espera, que pueden llegar a a?o y medio solo para conseguir a una candidata, son una de las razones que disuaden a los potenciales padres de optar por el modelo altruista. Tal y como est¨¢ planteado, adem¨¢s, el altruismo en Canad¨¢ es solo para las gestantes. Las cl¨ªnicas de reproducci¨®n asistida, los abogados y las agencias que gu¨ªan a los futuros padres en el proceso cobran por sus servicios. Las ¨²nicas restricciones son que no pueden facturar por poner en contacto a las partes ni hacer publicidad. En total, a un espa?ol la v¨ªa altruista le cuesta entre 50.000 y 90.000 euros frente a los entre 40.000 y 60.000 de Ucrania o los alrededor de 120.000 en Estados Unidos. La embarazada suele percibir unos 14.000 para cubrir los gastos que haya tenido.
Canad¨¢ suena bien para un programa electoral: es una democracia avanzada con instituciones robustas, tiene una sanidad p¨²blica que costea los gastos m¨¦dicos y el parto, y no discrimina por orientaci¨®n sexual ni estado civil. Lo mismo sucede con el Reino Unido, mencionado tambi¨¦n entre las promesas de Ciudadanos como inspiraci¨®n. Pero aunque los dos pa¨ªses tengan un modelo altruista, las garant¨ªas para los implicados y el control del proceso son muy distintas.
La norma canadiense se aprob¨® en 2004. El Gobierno central tard¨® 14 a?os, hasta octubre del a?o pasado, en redactar una lista detallada de gastos por los que se puede reembolsar dinero a las mujeres que se embarazan para terceros. A¨²n es un borrador. ¡°Se ha creado un mercado gris. Vemos que hay pagos a mujeres que ejercen como gestantes. No est¨¢ claro cu¨¢les son las cantidades, pero parece que en ocasiones se les paga m¨¢s de lo que ser¨ªa un reembolso seg¨²n ese borrador¡±, explica Vanessa Gruben, profesora de Derecho de la Universidad de Ottawa.
Ella es una de las autoras del ensayo Gestaci¨®n subrogada en Canad¨¢, publicado en noviembre, en un momento en el que el Gobierno est¨¢ revisando la ley y los profesionales de la reproducci¨®n asistida piden que se permitan compensaciones m¨¢s all¨¢ de los gastos. La presi¨®n para convertir el modelo en comercial sucede en medio de un ¡°vac¨ªo de informaci¨®n¡±, describe Gruben. ¡°Es muy dif¨ªcil dise?ar una pol¨ªtica basada en datos cuando apenas hay¡±.
La colombiana Daniela Sierra contact¨® con una agencia al ver un anuncio en Facebook. Tras pasar por una serie de entrevistas psicol¨®gicas y ex¨¢menes f¨ªsicos, fue admitida en el programa. ¡°No todas lo son¡±, dice orgullosa. Una vez que eligi¨® a los barceloneses, la agencia se ocupa de todo, y cobra por ello: recomienda cl¨ªnicas, m¨¦dicos y psic¨®logos.
En el Reino Unido, con regulaci¨®n desde 1985, se ha incrementado con los a?os el n¨²mero de personas que viajan a otros pa¨ªses para lograr ser padres. As¨ª lo constata el informe Gestaci¨®n subrogada en el Reino Unido: pruebas para una reforma, publicado en diciembre e impulsado por una de las principales asociaciones sin ¨¢nimo de lucro que abogan por esta pr¨¢ctica en cooperaci¨®n con una profesora de la Universidad de Kent, Kirsty Horsey, especializada en el tema. ¡°Las principales razones son la rapidez y la certeza. En la mayor¨ªa de los lugares a los que la gente viaja para esto, existe la seguridad de que se encontrar¨¢ una gestante y de que el proceso se llevar¨¢ a cabo m¨¢s r¨¢pido que si lo intentan en el Reino Unido¡±, explica Horsey por correo electr¨®nico.
En el informe piden al Gobierno brit¨¢nico que cambie una ley que, a diferencia del modelo canadiense, s¨ª prev¨¦ la intervenci¨®n del Estado durante el proceso. En el Reino Unido, un trabajador social nombrado por un tribunal de familia verifica que los pagos se hicieron por los conceptos que se acreditan y un juez eval¨²a todo el expediente. Adem¨¢s, la mujer dispone de seis semanas tras el parto antes de que se transfiera la paternidad legal a quienes iniciaron el proceso, con lo que en teor¨ªa la mujer que ha dado a luz podr¨ªa cambiar de idea respecto a entregar al beb¨¦. En el informe proponen, ahora que el Gobierno revisa la ley, que quienes inician el proceso se conviertan en padres legales del beb¨¦ en cuanto nazca y que no se eval¨²e su idoneidad para ser padres con los mismos criterios que se siguen para una adopci¨®n. Creen que no debe haber ninguna criba. Los acuerdos entre las partes no tienen fuerza vinculante en el Reino Unido, a diferencia de lo que sucede con los contratos en Canad¨¢. Son m¨¢s bien documentos que expresan la voluntad de las partes. Nada m¨¢s.
La presi¨®n que ejercen los grupos a favor de esta pr¨¢ctica para que se modifiquen las leyes va en la direcci¨®n de convertirlas en m¨¢s permisivas (Reino Unido) o m¨¢s parecidas al modelo comercial (Canad¨¢), lo que muestra las dificultades de regular un asunto que tiene adem¨¢s de la ¨¦tica, una dimensi¨®n internacional: el hecho de que sea posible en algunos lugares plantea el debate en casa. Suecia es un ejemplo. En 2013, el comit¨¦ m¨¦dico-¨¦tico sueco consider¨® aceptable una versi¨®n altruista de los vientres de alquiler. El Gobierno orden¨® estudiar si hab¨ªa que regular esta pr¨¢ctica a la presidenta del tribunal de distrito de Malm?, la jueza Eva Wendel Rosenberg. Cont¨® con un equipo fijo de ocho expertos ¡ªm¨¦dicos, psic¨®logos, profesores de Derecho¡ª y dos secretarios judiciales durante el a?o y medio que dur¨® su indagaci¨®n, seg¨²n explica. Su informe, entregado en 2016, concluy¨® que debe permanecer prohibida en todas sus modalidades. Uno de los motivos recogidos en el documento es ¡°lo poco que se sabe sobre las consecuencias que tiene para los ni?os¡±, sobre c¨®mo afectar¨¢ a su identidad. Adem¨¢s, ¡°no se puede concluir si la pr¨¢ctica es coherente con el inter¨¦s superior del menor¡±.
Otro de los motivos para mantener la prohibici¨®n es ¡°el riesgo de [que se ejerza] presi¨®n¡± sobre las mujeres, sobre todo si se trata de ayudar a un familiar. Si se proh¨ªbe hacerlo para familiares, como plantea Ciudadanos, el que aumenta es ¡°el riesgo de comercializaci¨®n encubierta¡±, dice el informe sueco. Wendel explica por videollamada que, para garantizar su autonom¨ªa, ¡°la madre gestante debe tener la posibilidad de cambiar de idea cuando nazca el beb¨¦ y qued¨¢rselo". "Por supuesto, si los futuros padres tambi¨¦n son los padres gen¨¦ticos, eso ser¨ªa una tragedia y puede que tambi¨¦n lo sea para el ni?o y para ella¡±, reflexiona Wendel. ¡°No hemos podido encontrar ninguna manera de resolver esto adecuadamente¡±.
A merced de un contrato
Durante nueve meses, un documento gu¨ªa la vida de la mujer que se embaraza para terceros: el contrato. Tambi¨¦n en un pa¨ªs con modelo altruista como Canad¨¢, donde es com¨²n aunque no se hace en todos los casos. "Puede que haya mujeres que se sientan orgullosas de hacer este regalo, pero lo que no te dicen es que puedes tener complicaciones. En cuanto lo firmas, est¨¢s a merced de quienes te contratan. Ellos deciden lo que comes, con qui¨¦n duermes, lo que bebes. Durante el embarazo perteneces a otra gente, que es lo contrario de la autodeterminaci¨®n", se?ala Diane Guilbault, activista de Por los derechos de las mujeres, de Quebec (Canad¨¢).
Uno de esos contratos define el per¨ªmetro f¨ªsico en el que se puede mover la embarazada e incluye pautas sobre su vida sexual o el momento en el que debe renunciar al menor. Tambi¨¦n detalla que la ¨²ltima palabra para que siga sabiendo de la criatura en el futuro la tienen quienes han contratado a la mujer para tenerla.
En el noveno mes, la mujer no podr¨¢ desplazarse a m¨¢s de 60 kil¨®metros de distancia de su hospital. Si abandona la provincia en la que reside y sale del entorno en el que tiene cobertura sanitaria p¨²blica, el seguro m¨¦dico lo paga ella. Si el beb¨¦ nace fuera de ese entorno, el gasto extra tambi¨¦n lo asume la mujer.
La ¨²ltima palabra sobre la posibilidad para interrumpir el embarazo "en cualquier momento" la tiene la embarazada. Pero si lo hace sin recomendaci¨®n m¨¦dica y sin la autorizaci¨®n de los padres, deber¨¢ devolver lo que le hayan reembolsado por los gastos y pagar de su bolsillo la cuota de la agencia y los gastos de la cl¨ªnica.
Las mujeres no est¨¢n autorizadas a cobrar. Pero, en el contrato consultado, tienen reconocidos un m¨¢ximo de 20.000 d¨®lares canadienses (unos 13.366 euros) como compensaci¨®n para gastos durante el proceso, que deber¨¢n justificar con facturas ante las agencias mediadoras. La pareja que ha iniciado el proceso debe abrir una cuenta en Canad¨¢ donde depositar¨¢ pagos escalonadamente conforme avanza el embarazo. La agencia intermediaria es la que vigila los pagos y verifica las facturas. Entre los gastos reembolsables se incluyen, por ejemplo, los medicamentos, clases de yoga prenatal, el cuidado del c¨¦sped de la casa de la mujer o el importe del quitanieves desde que se confirma el embarazo hasta la recuperaci¨®n del parto. En caso de que el m¨¦dico le recete un periodo de reposo adicional, dispondr¨¢ de m¨¢s dinero para la limpieza o los cuidados. Si se pasa en los gastos previstos, los padres de intenci¨®n decidir¨¢n si le abonan la diferencia o no.
El documento incluye cl¨¢usulas que ponen precio a las complicaciones durante la gestaci¨®n o el parto. La extirpaci¨®n total o parcial del ¨²tero (histerectom¨ªa) est¨¢ valorada en 2.000 d¨®lares canadienses (1.328 euros). Lindsay Gault, que perdi¨® el ¨²tero en su ¨²ltimo parto subrogado, asegura que no recordaba si en el suyo exist¨ªa esa cl¨¢usula ni si la cobr¨®.
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