¡°Fue muy duro. No tuve posibilidad de decir no quiero¡±
F¨¢tima qued¨® embarazada a los 12 a?os en un pa¨ªs donde m¨¢s de 2.000 ni?as fueron obligadas a ser madres en 2018
¡°El Estado me fall¨® de muchas formas¡±, dice F¨¢tima. No es su nombre real, pero es el que ha adoptado esta mujer guatemalteca de 22 a?os para denunciar su doble calvario. Comenz¨® cuando ten¨ªa apenas 12 y tuvo que enfrentarse a la maternidad tras ser violada por un hombre cercano a su familia, que era, adem¨¢s, el director de un programa federal de apoyo a la ni?ez. ¡°Fue muy duro. Yo no hab¨ªa pedido eso y no tuve posibilidad de decir ¡®no quiero¡±. Nueve a?os y medio despu¨¦s, sin haber obtenido justicia en Guatemala, lleva su caso ante el Comit¨¦ de Derechos Humanos de la ONU, en representaci¨®n de miles de ni?as que atraviesan su misma situaci¨®n cada a?o en el pa¨ªs.
La pesadilla de F¨¢tima empez¨® con la muerte de su padre. En ese momento su madre, a cargo de dos ni?as, se acerc¨® a buscar ayuda a la Secretar¨ªa de Bienestar Social, donde conoci¨® al supuesto agresor. Las menores comenzaron a asistir a una de las guarder¨ªas dependientes de esa secretar¨ªa. En poco tiempo, el hombre que se hab¨ªa convertido en una figura de confianza para la familia abus¨® de las dos. El embarazo de noviembre de 2009 fue denunciado ante la justicia, que a¨²n no ha detenido al agresor. ¡°?l va a votar y cobra su jubilaci¨®n cada mes en el banco. Si el Estado no lo detiene es porque no quiere¡±, dice Paula Barrios, de Mujeres Transformando el Mundo (MTM), organizaci¨®n que ha llevado el caso.
Guatemala le neg¨® la posibilidad de tener una vida digna, reprocha F¨¢tima. A sus 12 a?os, vio c¨®mo sus sue?os se despedazaban. ¡°Una ni?a al convertirse en madre debe dejar de lado todo lo que quiere ser para asumir la responsabilidad de educar a otro ni?o¡±, dice. ¡°?Cu¨¢l es el futuro de una menor obligada a criar a un beb¨¦?¡±, se pregunta al recordar que cuando qued¨® embarazada no tuvo otra opci¨®n que tenerlo: ¡°Estaba tan mal que bloque¨¦ esa parte de mi cuerpo. Me cost¨® aceptar que iba a ser madre de alguien y me cost¨® aceptar a mi hijo, porque era parte de la persona que me hizo da?o¡±.
La marea verde que recorre Am¨¦rica Latina encuentra su resistencia m¨¢s fuerte en Centroam¨¦rica. En Guatemala, el alto n¨²mero de casos de violencia sexual contra ni?as y el veto casi total del aborto ¡ªsolo se permite si la vida de la madre corre riesgo¡ª han llevado a 2.256 menores de 14 a?os a convertirse en madres en 2018. Es el rostro de un pa¨ªs que vio a sus candidatos presidenciales la semana pasada firmar un acuerdo en ¡°defensa de la vida y de la familia¡±.
¡°?Defender la vida? ?De qu¨¦ vida estamos hablando y c¨®mo la vamos a defender?¡±, apunta Barrios. ¡°Hay una naturalizaci¨®n de la maternidad en las ni?as. Las cifras van en aumento y no hay pol¨ªticas estatales para prevenirlo¡±. El pa¨ªs centroamericano, con una comunidad religiosa de gran peso, lleva meses debatiendo una ley que penaliza con m¨¢s severidad el aborto, que ya comprende hasta seis a?os de c¨¢rcel. Tambi¨¦n proh¨ªbe la educaci¨®n sexual en los colegios y criminaliza el matrimonio igualitario. El proyecto ha despertado cr¨ªticas y recomendaciones de organismos internacionales. Entre ellos, Naciones Unidas y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Casi una d¨¦cada despu¨¦s, F¨¢tima se ha sobrepuesto. Lo ha hecho, asegura, porque ha contado con el apoyo de su madre y la organizaci¨®n MTM. Espera que su denuncia ante la corte de Ginebra sirva para presionar a la justicia guatemalteca. ¡°Es una oportunidad para contribuir con mi caso y con otros que han sido ocultados y han quedado en el olvido¡±.
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