Resumen y conclusiones de unos d¨ªas de frenes¨ª, pero sin pl¨¢sticos
Hacer la compra se convirti¨® en una aventura de t¨¢peres y bolsas de tela. Lo m¨¢s dif¨ªcil, el papel de v¨¢ter
Todo empez¨® con un pepino plastificado. Estaba en mi nevera cuando me lleg¨® al WhatsApp de padres un v¨ªdeo que, coincidiendo con el D¨ªa Internacional del Medio Ambiente, llamaba a boicotear durante una semana los pl¨¢sticos de un solo uso.
La carne fl¨¢cida de aquel pepino envuelto es un s¨ªmbolo de todo lo que hago mal como consumidora. Comprar sin pensar. Comer sin planificar. Destruir el planeta. As¨ª que embarqu¨¦ a mi familia (dos ni?os, 6 y 3 a?os, dos padres asiduos al Carrefour Express) en un reto may¨²sculo.
Durante siete d¨ªas peleamos contra nuestros malos h¨¢bitos y contra los excesos de una industria que lo envuelve todo. No lo conseguimos del todo, pero sacamos varias lecciones de sensatez frente a la locura plasticaria.
Con t¨¢peres y al mercado. Una compra del d¨ªa sencillita (leche, carne, jam¨®n york, queso y ensalada) se convirti¨® en un peregrinaje absurdo entre lineales plastificados hasta el asco (lonchas de pl¨¢stico entre las de jam¨®n). Equipada con bolsas de tela y un par de tarteras me pase¨¦ por los supermercados del barrio a riesgo de convertirme en la loca de los t¨¢peres. No pude comprar nada en el Carrefour Express, el Carrefour Market, ni el Lidl. Solo en el D¨ªa% encontr¨¦ un charcutero al que le pude pedir, con pudor, que me metiese el york y el queso de Burgos en mis t¨¢peres. ?Era la primera que se lo ped¨ªa? S¨ª, pero le hice gracia. En las cajas de autopago tuve un peque?o rev¨¦s: la m¨¢quina no entiende que tu producto no pese lo mismo que tu t¨¢per, as¨ª que una amable supervisora me tuvo que ayudar. ¡°Es por las tarteritas que ha tra¨ªdo, se?ora, no se preocupe¡±, me dijo. Ya soy la loca de las tarteritas, lo veo. Tras hora y media de dar vueltas fui al mercado de toda la vida, que es por donde ten¨ªa que haber empezado. All¨ª los carniceros Antonio y Cipriano est¨¢n acostumbrados a que los clientes j¨®venes vayan con t¨¢per a pedir filetes. Pasada la verg¨¹enza, los t¨¢peres resultaron comod¨ªsimos: llegas a casa y directos a la nevera.
Comprar distinto, respirar. El frutero Pedro D¨ªaz (al que le confes¨¦ avergonzada que hace a?os que no lavo una lechuga porque siempre compro ensalada embolsada) me dio la clave mientras me envolv¨ªa tomates cherry en papel: ¡°El problema son los h¨¢bitos de compra, la gente va con prisas, directa del trabajo, con pereza, sin pararse a pensar¡±. Vamos, que hay que trabajar menos y organizarse m¨¢s. Menuda sorpresa.
En casa se consume un litro de leche diario. Las botellas de vidrio se acabaron en las tres tiendas de mi barrio a mitad de semana. Por lo visto, con el calor las vacas producen menos. Acabamos comprando de pl¨¢stico en el bazar de abajo. Pero aprendimos algo sobre las vacas.
¡°No hay papel higi¨¦nico¡±. El momento m¨¢s estresante fue al tercer d¨ªa, cuando me empezaron a caer whatsapps cada vez m¨¢s angustiados de mi pareja, c¨®mplice necesario en este experimento. Como una gota malaya, uno a la hora: ¡°No queda papel¡±. ¡°Acu¨¦rdate del papel¡±. ¡°Si no vas, compro yo en el Express aunque lleve pl¨¢stico¡±. ¡°En serio. Urge¡±.
Nunca hab¨ªa pensado en el pl¨¢stico que rodea el necesario producto, as¨ª que socialic¨¦ mi drama del primer mundo con compa?eros y en Twitter. Me llovieron consejos. ¡°R¨®balo del curro¡±. Son rollos muy grandes, se va a notar. ¡°P¨ªdele al vecino¡±. No es 1974, no conozco a mis vecinos. ¡°Usa el bid¨¦¡±. ?Argh!
Algunos me recomendaron tiendas concienciadas con el tema, como Unpack o Slow Shop Granel, pero no me pillaban cerca y era una urgencia. Finalmente us¨¦ la carta de periodista y llam¨¦ a Renova, una marca que sac¨® el a?o pasado una l¨ªnea envuelta en papel (de tan raro, fue noticia). Cuesta un 15% m¨¢s que los mismos rollos envueltos en pl¨¢stico. El director de Marketing de la compa?¨ªa me regal¨® ocho rollos y comparti¨® conmigo una encuesta con datos maravillosos y terribles: los espa?oles usamos de media un rollo por persona y semana. El mercado nacional mueve 488 millones de euros al a?o y consume tantas toneladas de papel ¡°como tres titanics¡±. El dato m¨¢s sorprendente: uno de cada 17 hogares espa?oles no compra papel higi¨¦nico en absoluto; no se sabe si es porque usan el bid¨¦ o porque lo roban del curro. Aunque conseguimos el papel sin pl¨¢stico a tiempo, el producto tiene sus propias problem¨¢ticas medioambientales. A poco que leas, el bid¨¦ no parece tan mala idea.
Tiendas a granel. Las dos mejores experiencias de la semana fueron en tiendas a granel que tengo cerca porque vivo en el centro gentrificado de una gran ciudad y se han puesto de moda. En Madrid Granel hay soja texturizada fina, agar-agar en tiras y sales del Himalaya al peso. Pero yo tengo dos ni?os, as¨ª que compr¨¦ arroz blanco, espaguetis y macarrones. Al due?o, Juan Gonz¨¢lez, le sorprendi¨® el p¨²blico cuando abri¨® hace cuatro a?os: ¡°Pens¨¢bamos que ¨ªbamos a ser atractivos para la gente joven, pero por la ma?ana vienen sobre todo se?oras¡±. A la se?ora que suscribe lo que m¨¢s le gusta de esta tienda ¡ªy de Jab¨®n a granel, donde rellen¨¦ mis botes de detergente en un santiam¨¦n¡ª, es que adem¨¢s de productos finolis (ecol¨®gicos, naturales...) tienen g¨¦nero normal. Por el mismo precio, lavas la ropa y la conciencia.
No s¨¦ calcular cu¨¢ntos botes de detergente usamos al a?o en casa (vamos a lavadora diaria), pero da mucha grima imaginarse la monta?a de pl¨¢stico enviado al reciclaje innecesariamente. Nuria G¨ªas, due?a de Jab¨®n a granel ¡ªen la que se rellenan unas 80 botellas al d¨ªa¡ª, me repiti¨® una frase que escuch¨¦ mucho a lo largo de la semana: ¡°El mejor residuo es el que no se genera¡±.
Cada uno, a su ritmo. A pesar de los esfuerzos que hicimos para cumplir el reto y de que nuestros residuos diarios se redujeron dr¨¢sticamente, pinchamos varias veces. Usamos seis bolsas de basura, pasta de dientes, cremas, seis pa?ales, un envoltorio de Amazon, una cucharita de helado... As¨ª que el ¨²ltimo d¨ªa busqu¨¦ a alguien que lleva m¨¢s de un a?o sin gastar pl¨¢sticos de usar y tirar. Ninguno.
Econciencia Madrid son un grupo de amigos veintea?eros que se dedican a sensibilizar sobre los pl¨¢sticos de usar y tirar auspiciados por la UE. H¨¦roes.
En un taller que imparten para hacer champ¨² s¨®lido casero, aprend¨ª, adem¨¢s de a elaborarlo (aunque no creo que lo vaya a hacer nunca), c¨®mo se sobrevive sin nada envuelto. Respondi¨® Sara Valent¨ªn, una de las activistas. ?La comida? ¡°Bolsa de tela, t¨¢peres, grupos de consumo¡±. ?Cepillo de dientes? ¡°De bamb¨²¡±. ?La regla? ¡°Compresas de tela que luego lavo¡± (yo uso copa menstrual y no puedo dejar de recomendarla). ?Pasta de dientes? ¡°Todos los cosm¨¦ticos y los productos de limpieza me los hago yo misma¡±. ??Pero algo habr¨¢ que uses, Sara?! ¡°Hmm¡ ?El r¨ªmel!, ?nunca he hecho r¨ªmel!¡±, contest¨® Sara risue?a. ¡°Nadie es perfecto, cada uno tiene que encontrar su nivel de compromiso¡±. Entonces imagin¨¦ un cuentakil¨®metros. A la izquierda, en el 0 km/h, est¨¢ el pepino plastificado del principio. A la derecha del todo, en los 200 km/h, est¨¢ el r¨ªmel casero. Entremedias, todo un rango de velocidades y compromisos. Yo he arrancado con un aceler¨®n loco. Es probable que frene un poco. Pero seguro que no volver¨¦ a quedarme parada. La carrera es contra el reloj y, como en las pel¨ªculas, hay que salvar el mundo.
Conclusi¨®n: t¨¢peres s¨ª, pero tambi¨¦n leyes
En algunos momentos, el reto de vivir una semana sin pl¨¢sticos se convirti¨® en una yinkana imposible de conciliar con los ni?os, el trabajo, la vida. Los supermercados, saturados de envoltorios innecesarios, apenas ofrecen opciones, en la ciudad faltan fuentes, en las m¨¢quinas de caf¨¦ de las oficinas es imposible que no caiga el vasito... ¡°Hay muchos argumentos para no hacer nada, que si es culpa de los gobiernos, de las empresas...¡±, me dijo la activista Bel¨¦n Mart¨ªnez, de Ecociencia, ¡°y todo eso es verdad, pero hay que poner en valor el poder del consumidor, la presi¨®n de nuestras decisiones cotidianas¡±. Durante esta semana, mi familia ha sido m¨¢s consciente que nunca de su poder¨ªo, pero tambi¨¦n de nuestras limitaciones. As¨ª que t¨¢peres s¨ª, pero tambi¨¦n leyes.
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