50.000 euros al mes por pescar chanquetes ilegalmente en la Costa del Sol
La Guardia Civil desarticula tres organizaciones criminales que operaban de manera similar a bandas de narcotraficantes
Con la llegada del buen tiempo, unas peque?as luces aparecen por las noches en las aguas interiores del Puerto de M¨¢laga. Se trata de l¨¢mparas que flotan sobre el agua sobre trozos de madera o pal¨¦s industriales. Llevan una peque?a red acoplada, que atrapa a los peque?os peces que se refugian en las d¨¢rsenas y cerca de los muelles. La mayor¨ªa de ellos son alevines de boquerones, sardinas, jureles o lenguados. Inmaduros cuya captura es ilegal. Tambi¨¦n lo es el uso de este arte de pesca denominado boliche, compuesto por redes con min¨²sculos agujeros para que estos pezque?ines no puedan escapar. Pero generan negocio: una buena noche se pueden alcanzar los 100 kilos de capturas con un valor de 2.500 euros. La Guardia Civil calcula que los beneficios de los pescadores furtivos podr¨ªan alcanzar los 50.000 euros al mes.
Quienes ejercen este tipo de pesca se les conoce popularmente como bolicheros. No forman parte de las flotas pesqueras legales. Y van cambiando su ubicaci¨®n peri¨®dicamente entre la terminal de contenedores, el pantal¨¢n de Levante, la desembocadura del Guadalmedina o las playas al abrigo del recinto portuario. A veces ponen en peligro a grandes buques o cruceros de turistas que, al adentrarse para atracar en el puerto malague?o, se topan inesperadamente con los peque?os botes en los que faenan a oscuras. Los pescadores ilegales tambi¨¦n usan lanchas r¨¢pidas con las que escapar de aguas portuarias cuando son detectados. Pero no siempre pueden huir. Es lo que le ha pasado a 16 de ellos, detenidos por los agentes del Servicio de Protecci¨®n a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en una operaci¨®n denominada Diximus que ha permitido desmantelar a tres de las organizaciones m¨¢s activas en la pesca furtiva en la capital malague?a. Otras siete personas est¨¢n siendo investigadas. ¡°En los pr¨®ximos meses no habr¨¢ chanquetes en M¨¢laga¡±, avisan desde este cuerpo de seguridad.
En la operaci¨®n tambi¨¦n se han intervenido 16 redes prohibidas -algunas de ellas escondidas en el lecho marino- as¨ª como seis motores fueraborda, cinco generadores, siete focos de luz y dos embarcaciones; y se han puesto a disposici¨®n judicial 15 veh¨ªculos. A los arrestados, adem¨¢s de contra la fauna, se les imputan los delitos de pesca furtiva de inmaduros con artes de pesca expresamente prohibidas, el tr¨¢fico comercial de productos pesqueros sin control sanitario y el agotamiento de la poblaci¨®n de diferentes especies marinas. Tambi¨¦n el de pertenencia a grupo criminal, porque la Guardia Civil ha detectado durante la investigaci¨®n ¨Ccomenzada hace un a?o- que el funcionamiento de estas organizaciones es similar a la de otros sectores delictivos como el narcotr¨¢fico. Por ejemplo, con funciones jerarquizadas: los diez integrantes que, de media, tienen estas bandas, tienen funciones especializadas que van desde la pesca y soporte log¨ªstico hasta vigilancia para avisar de presencia policial o comerciales para la posterior distribuci¨®n y venta de la mercanc¨ªa.
La especie conocida tradicionalmente como chanquete posee el nombre cient¨ªfico de aphia minuta. Es un pez peque?o, que en estado adulto rara vez supera los siete cent¨ªmetros. Su captura est¨¢ prohibida desde 1984, pero su poblaci¨®n estaba ya tan esquilmada que desde entonces los bolicheros o chanqueteros los sustituyeron por los alevines que pasan su primera etapa de vida en aguas m¨¢s seguras, ya sea junto a la playa o dentro del puerto. En 1988 la Junta de Andaluc¨ªa se vio obligada a actualizar la norma para prohibir tambi¨¦n la captura de ejemplares de estas especies que no superaran los nueve cent¨ªmetros. Pero la pesca ilegal resiste. Y su consumo tambi¨¦n.
¡°Esto es un c¨ªrculo vicioso que se alimenta de los propios bolicheros, pero tambi¨¦n de hosteleros sin escr¨²pulos y consumidores poco preocupados por el futuro de las especies marinas¡±, cuentan desde el Seprona. En algunas pescader¨ªas de barrios marineros se les da un nombre clave. ¡°Hoy tenemos melocotones¡±, avisan los vendedores y sus clientes saben interpretar que ese d¨ªa pueden cocinar una fritura de chanquetes. Tampoco es raro escuchar en chiringuitos de la Costa del Sol a camareros ofreciendo chanquetes ¡°de los de aqu¨ª¡± aunque su consumo tampoco sea legal. En las cartas de muchos establecimientos tambi¨¦n aparecen estos peque?os peces, pero siempre acompa?ada de la palabra "chino" porque se suele referir a una especie que procede de China, la Salanx acuticeps, cuyo comercio s¨ª es legal. Aunque a veces se convierte en la excusa perfecta para aquellos consumidores que preguntan m¨¢s de la cuenta sobre el origen del pescado o ante los inspectores de la administraci¨®n. ¡°Los camareros siempre pueden aludir a que los ofrecidos son los asi¨¢ticos¡±, cuenta Rafael Yus, de Ecologistas en Acci¨®n.
Los chanquetes ilegales tampoco pasan por lonja o controles sanitarios, ¡°generando un gran peligro para la salud de las personas¡±, seg¨²n explica Juan Jes¨²s Mart¨ªn, bi¨®logo del Aula del Mar de M¨¢laga, organismo que ha colaborado en la operaci¨®n. Ello se debe a que los bolicheros suelen usar formol o incluso orinar en los cubos donde guardan los chanquetes para su conservaci¨®n hasta la comercializaci¨®n. Por eso, tanto los agentes como el sector pesquero y cient¨ªfico avisan a los consumidores del peligro que supone consumir este tipo de chanquetes ilegales. De hecho, cuando se interceptan estas capturas las fuerzas policiales intentan donarlas a comedores sociales, pero en la mayor¨ªa de ocasiones no pueden porque los an¨¢lisis sanitarios detectan grandes riesgos para la salud.
Para el sector pesquero tambi¨¦n es importante el control de los inmaduros. Por un lado, porque los ejemplares peque?os son parte de la cadena alimenticia de pescados de mayor tama?o y con valor comercial. Por otro, porque buena parte de los alevines son de boquerones y sardinas, dos de los atractivos principales de la gastronom¨ªa de M¨¢laga. Y su captura impide la renovaci¨®n de los caladeros en el Mar de Albor¨¢n, generando un problema para la pesca del futuro. Tambi¨¦n para la del presente: seg¨²n expertos del sector, cada kilo de alevines se convierte en 15 kilos de ejemplares adultos, que no podr¨¢n ser pescados y distribuidos por los canales legales.
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