Elegir escuela a ciegas ante la falta de datos sobre la calidad de los centros
La falta de datos objetivos sobre la calidad de los centros educativos dificulta la elecci¨®n de los padres
Las dos escuelas son p¨²blicas, est¨¢n situadas al lado de espacios verdes, tienen buenas instalaciones, una proporci¨®n de alumnos de otras nacionalidades relativamente baja y direcciones activas. En el Centro de Educaci¨®n Infantil y Primaria Vivers, en Valencia, las familias hacen cola para apuntar a sus hijos: en la ¨²ltima matr¨ªcula 30 quedaron en lista de espera. El Ramiro Jover de la misma ciudad, en cambio, no consigue llenar sus aulas y las vacantes en Infantil alcanzaron la treintena.
"La elecci¨®n de centro se hace un tanto a ciegas. Apenas tenemos informaci¨®n de si un colegio es peor o mejor, ni de si sus alumnos obtienen mejores o peores notas", afirma Juan Carlos Rodr¨ªguez, profesor de Sociolog¨ªa Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid.
Rodr¨ªguez es partidario de que se publiquen clasificaciones de escuelas en funci¨®n de los resultados acad¨¦micos obtenidos en una misma prueba. Eso s¨ª, respetado los criterios necesarios para reflejar adecuadamente la realidad, porque ¡ªadvierte¡ª las pocas veces que esto se ha ensayado en Espa?a ¡ªcomo en la Comunidad de Madrid¡ª no se ha hecho. Por ejemplo, afirma, no se ha corregido la distorsi¨®n que genera la extracci¨®n sociocultural de los alumnos. Un colegio con un alto porcentaje de padres universitarios obtendr¨¢ por ese mero hecho mejor resultado que otro donde sea bajo, al margen de la calidad de la ense?anza del centro, se?ala. Medir la calidad de un escuela, comenta, es dif¨ªcil y muy caro.
Las principales asociaciones de padres y la mayor parte de los sindicatos rechazan la publicaci¨®n de clasificaciones. "Los rankings de ese tipo no se hacen con criterios pedag¨®gicos, sino de otro tipo, como comerciales y con el objetivo de beneficiar a la educaci¨®n privada y concertada. Los resultados no se ajustan a la realidad de la formaci¨®n que reciben los alumnos en la escuela ni al nivel con que salen", afirma Teresa Jusdado, portavoz de Educaci¨®n de UGT en Madrid.
Ante la falta de informaci¨®n objetiva, las familias tienden a guiarse a la hora de elegir por personas de las que se f¨ªan, y los comentarios de parque generan modas, a veces injustificadas, a favor o en contra de un colegio. Un fen¨®meno que preocupa en los centros por la ca¨ªda del alumnado, que est¨¢ empujando a las escuelas p¨²blicas a competir por atraerlo.
"Hay un momento en que por una serie de motivos, por ejemplo que determinados padres se ponen de acuerdo porque proceden del mismo jard¨ªn de infancia o porque les atrae algo de un centro, empiezan a matricularlos en el mismo", se?ala Miquel ?ngel Alegre, soci¨®logo de la Fundaci¨® Jaume Bofill. Esa inercia puede generar efectos profundos en la matr¨ªcula, a?ade Alegre, porque la demanda de plazas en un colegio llama a m¨¢s demanda y la ausencia de la misma lleva a otros padres a desconfiar.
Los rankings de ese tipo no se hacen con criterios pedag¨®gicos, sino de otro tipo, como comerciales y con el objetivo de beneficiar a la educaci¨®n privada y concertada Teresa Jusdado, portavoz de Educaci¨®n de UGT en Madrid
Los estudios reflejan que las familias se inclinan por una escuela u otra bas¨¢ndose en los consejos del entorno, la proximidad, el proyecto educativo, la composici¨®n social del centro, las infraestructuras, las iniciativas espec¨ªficas que ofrece y, cada vez m¨¢s, por su capacidad de venderse en las jornadas de puertas abiertas y en la p¨¢gina web. "Antes esto no exist¨ªa. Pero ahora que la poblaci¨®n en edad escolar desciende, las escuelas p¨²blicas compiten para llenar los grupos. Si una escuela renueva las instalaciones, la de al lado ofrece, por ejemplo, que los padres puedan entrar al final de la jornada y quedarse una hora dentro charlando y jugando hasta que acaben. Y, cada vez m¨¢s, las p¨²blicas apelan al concepto de los padres antiguos alumnos, algo que era m¨¢s propio de la concertada", afirma el investigador de la Universidad de Valencia Daniel Gabald¨®n.
El n¨²mero de alumnos en Infantil ha ca¨ªdo en los ¨²ltimos seis a?os un 11%, lo que supone 215.374 matr¨ªculas menos, como consecuencia de la menor natalidad. Ha bajado un 30% en una d¨¦cada.
Las familias examinan en promedio dos escuelas antes de decidirse, seg¨²n un estudio que Rodr¨ªguez public¨® en 2009. "Pero la media oculta diferencias muy grandes. Mucha gente solo mira un colegio, es decir, los padres lo llevan al que est¨¢ m¨¢s cerca o al ¨²nico que hay en su pueblo. Una porci¨®n de los padres se acerca a ver los colegios en las jornadas de puertas abiertas. Y los pocos hablan tambi¨¦n con la direcci¨®n", resume el profesor.
La clase social interviene en los motivos de elecci¨®n. "La proximidad es muy valorada por las familias de un perfil sociocultural m¨¢s modesto. Entre las de perfiles m¨¢s favorecidos pesa m¨¢s la composici¨®n social de la escuela y el proyecto educativo. Estos padres disponen, adem¨¢s, de mayor capacidad para conocer la situaci¨®n de varios centros y hacer c¨¢lculos estrat¨¦gicos sobre en cu¨¢les tienen m¨¢s posibilidad de entrar", indica Alegre.
Exclusi¨®n social
Amparo Colomer, dise?adora industrial, y Javier Milara, farmac¨¦utico hospitalario, cumplieron en Valencia los pasos que mencionan los soci¨®logos para padres de su extracci¨®n social. "Elegimos el Vivers porque est¨¢ cerca de casa, en medio de una zona verde y solo tiene una clase por curso. Varios amigos y conocidos que hab¨ªan llevado all¨ª a sus hijos nos dijeron que estaban contentos. Y antes de hacer la solicitud fuimos a verlo y hablamos con la directora", cuentan. No lograron entrar.
Situado en una zona de clase media alta de Valencia, los alumnos del Vivers dan clases de literatura y hacen sesiones de mindfulness bajo los ¨¢rboles del gran jard¨ªn en el que est¨¢ enclavado, explica Gema Urios, la directora y profesora de lengua. Urios admite que la matr¨ªcula del centro se beneficia de que el colegio p¨²blico m¨¢s cercano, el San Fernando, es un Centro de Acci¨®n Educativa Singular (CAES), aquellos que escolarizan a un elevado porcentaje de alumnos en situaci¨®n de pobreza y exclusi¨®n social. Y muchas familias buscan a toda costa evitar que sus hijos vayan all¨ª.
Ahora que la poblaci¨®n en edad escolar desciende, las escuelas p¨²blicas compiten para llenar los grupos Daniel Gabald¨®n, investigador de la Universidad de Valencia
El Gobierno valenciano est¨¢ revisando el modelo de los CAES, que fue dise?ado para concentrar en ellos diversas ayudas p¨²blicas y ha acabado generando guetos, asegura el secretario auton¨®mico de Educaci¨®n, Miguel Soler. La idea ahora es distribuir de forma m¨¢s homog¨¦nea a los ni?os desfavorecidos en la red.
Los problemas para cubrir las plazas del Ramiro Jover, situado en San Marcelino, un barrio de clase trabajadora de Valencia, empezaron, seg¨²n su directora, Eva Tar¨ªn, con la crisis. Las pol¨ªticas de los Gobiernos auton¨®micos del PP siempre hab¨ªan tendido a potenciar a la concertada, dice, pero con los recortes las sustituciones pasaron a tardar como m¨ªnimo 15 d¨ªas y a no reponerse el material. "Se foment¨® la concertada, y su matr¨ªcula aument¨®. Las que hay cerca tienen instalaciones mucho peores y menos medios, pero a algunas familias les gusta que sus hijos lleven uniformes y sentirse diferentes. Aunque una parte han vuelto a la p¨²blica, porque por mucho que digan en las concertadas les siguen cobrando", afirma Tar¨ªn.
La directora agrega que la matr¨ªcula da signos de mejora y que el cambio de color pol¨ªtico en la Generalitat (PSOE, Comprom¨ªs y Podemos) se ha traducido en una reversi¨®n de los recortes. "Ahora las sustituciones son r¨¢pidas, nos han dotado de ordenadores y han puesto en marcha programas para dinamizar la escuela. Hemos estado en la UCI y ahora estamos recuper¨¢ndonos".
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