La hija de Quezada pide no ver a su madre durante la declaraci¨®n
Francisco Mart¨ªn, psic¨®logo, explica que Gabriel sufr¨ªa ¡°angustia¡± y ¡°terror¡± desde la llegada de la acusada a la vida familiar
Gabriel, de 8 a?os, no se sent¨ªa c¨®modo con la presencia en su vida familiar de Ana Julia Quezada, su asesina confesa. Ten¨ªa ¡°sensaciones de angustia¡± y ¡°miedo inespec¨ªfico¡± ante la acusada. Tambi¨¦n ¡°terror a dormir solo¡± cuando se quedaba en la casa de la localidad de V¨ªcar donde Quezada resid¨ªa con ?ngel Cruz, entonces su pareja, desde septiembre de 2017. Es lo que ha explicado Francisco Mart¨ªn, psic¨®logo cl¨ªnico que atend¨ªa a la madre del ni?o, Patricia Ram¨ªrez, desde mediados de ese mismo a?o. Ante la pregunta del abogado de la defensa, Francisco Torres, de si la situaci¨®n es compatible con la de otros hijos de parejas divorciadas, respondi¨®: ¡°Es posible¡±.
Fue Ram¨ªrez la que le relat¨® la situaci¨®n de su hijo al profesional que, citado por la acusaci¨®n particular, ha insistido en que el peque?o ten¨ªa un sentimiento de abandono y desatenci¨®n por parte de su padre, a quien no se atrev¨ªa a coment¨¢rselo. El experto inst¨® entonces a la madre a llevar a su hijo a una psic¨®loga infantil, quien recomend¨® al padre, apenas una semana antes de la desaparici¨®n del menor, a ¡°intervenir en el asunto, tomarse en serio la situaci¨®n y que aumentara la calidad y cantidad de interacci¨®n del tiempo a solas¡±.
El especialista, que acompa?¨® a la familia durante los d¨ªas de b¨²squeda [¡°me encargu¨¦ del operativo psicol¨®gico de control de los familiares¡±] ha destacado dos episodios ocurridos semanas antes de la desaparici¨®n de Gabriel. En ambos, ¨¦ste sufri¨® un ¡°cuadro abdominal severo de corte gastrointestinal, sin que el m¨¦dico supiera a qu¨¦ se achacaba y siempre coincidiendo con los martes¡±. Ese d¨ªa, al igual que los jueves, Gabriel pasaba toda la tarde en casa a solas con Ana Julia. A ella se dirigi¨® su abogado, Francisco Torres, para preguntarle de manera directa: ¡°?En alg¨²n momento le dio algo para envenenarle?¡±. ¡°Por supuesto que no¡±, respondi¨®.
La hija de Quezada, Judit, solicit¨® que la c¨¢mara no enfocara a su madre durante la declaraci¨®n por videoconferencia que realiz¨® desde Burgos. ¡°La testigo no quiere ver a la acusada¡±, se escuchaba al otro lado de la pantalla nada m¨¢s comenzar la conexi¨®n. La joven, de 25 a?os, aclar¨® la ¡°distante¡± relaci¨®n que manten¨ªa con su madre hasta marzo del a?o pasado, con la que apenas se enviaba ocasionalmente algunos mensajes por Whatsapp. Tampoco supo, hasta un tiempo despu¨¦s, que su progenitora se hab¨ªa mudado a vivir a Almer¨ªa.
Apenas hablaban. Sin embargo, la medianoche del 27 de febrero, recibi¨® una llamada en la que su madre le contaba Gabriel hab¨ªa desaparecido. ¡°Cuando se sent¨ªa sola o con necesidad de apoyarse en alguien me llamaba. Y si me llama, por mucho que no tenga relaci¨®n con ella, pues es mi madre¡±. La joven ha a?adido que desde que Quezada fue detenida ha preferido no mantener contacto con ella. ¡°No me sienta bien. No quiero escucharla. Ni me apetece, ni tengo ganas¡±, concluy¨® tras romper a llorar.
Otra testigo, familiar del padre del ni?o, ha explicado que durante los d¨ªas de b¨²squeda de Gabriel la acusada siempre hac¨ªa referencia ¡°a que hab¨ªa sido un secuestro¡±. Y c¨®mo Quezada intent¨® inculpar a su ex pareja, Sergio. Tanto ubicando la camiseta cerca de su casa como refiri¨¦ndose a ¨¦l como una persona ¡°que odia los ni?os a muerte¡±, seg¨²n ha relatado otra de las personas que ha declarado, amiga de ?ngel Cruz. El propio Sergio tambi¨¦n ha hablado al final de la ma?ana, explicando que el d¨ªa que Ana Julia y ?ngel pasaron por su casa mientras buscaban al peque?o, ella actu¨® como si no lo conociera a pesar de haber estado casado con ¨¦l alrededor de un a?o.
Ya en la sesi¨®n de tarde, una familiar del padre de Gabriel relat¨® c¨®mo le extra?aba que, durante el periodo de b¨²squeda del peque?o, Ana Julia quisiera ir en todo momento sola a la finca de Rodalquilar, a donde le lleg¨® a acompa?ar un d¨ªa e incluso le ayud¨® a apilar algunas piezas de madera sobre el lugar donde estaba enterrado el cad¨¢ver del peque?o. ¡°Siempre hac¨ªa cosas raras. Cada vez que iba a declarar no pod¨ªa porque hab¨ªa tomado muchos tranquilizantes, o le dol¨ªa un pie y luego otro¡ Eran actitudes no habituales¡±, ha subrayado la mujer.
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