C¨®mo hacerse pasar la tonter¨ªa
La apat¨ªa es un privilegio casi fr¨ªvolo de quienes tenemos la suerte de que no nos haya pasado nada. Nos rodean historias de buena y mala suerte que te ponen en tu sitio
Pasan los d¨ªas y te das cuenta de que lo m¨¢s duro de combatir no es la soledad, ni el aburrimiento, es la apat¨ªa, cuando todo te da un poco igual. ?15 d¨ªas m¨¢s de encierro? Pues vale. ?Qu¨¦ quiz¨¢ se pueda hacer deporte en mayo? Ya casi me da pereza. De imaginarme con ilusi¨®n el d¨ªa de salir ahora me ha entrado una desgana tremenda: volver a estresarse, a hacer listas de cosas que tienes que hacer. Fuera, los animales empiezan los cortejos de apareamiento, mientras nosotros somos ya de inter¨¦s cient¨ªfico y quiz¨¢ estudien si nos reproducimos en cautividad. El otro d¨ªa uno de mis hijos me pregunt¨® qu¨¦ es un orgasmo. ¡°Lo contrario de una cuarentena¡±, dije, es un baj¨®n interminable. Cualquier novedad te parece la bomba (?ya hay n¨ªsperos!) y estoy a punto de apostarme que me como 50 huevos duros, como Paul Newman en la prisi¨®n de La leyenda del indomable (Rosenberg, 1967).
Por eso hay que agradecer los bulos demenciales, los desparrames de la Generalitat, los tuits de Vox y del PP en modo 11-M, nunca unos pocos tan tontos hicieron tanto por tantos al recordarnos lo que est¨¢ en juego, y que ellos se crecen, y crecen, en la adversidad. Conocen la afasia, s¨ª, pero la apat¨ªa no. Desprop¨®sitos tan estimulantes dan ganas de vivir. Y de beber, la verdad, hay noches que te tienes que tomar un whisky para limpiar toxinas. El otro d¨ªa dec¨ªa que con algunas declaraciones por primera vez en a?os tuve ganas de fumar un porro, pero tras ver algunas portadas, saber que nos han colado otro cargamento chino de test de pega, seguir en Moncloa el toreo diario a los periodistas, ver a un general de la Guardia Civil poni¨¦ndose colorado y escuchar a Pablo Casado (¡°La unidad no es garant¨ªa de que una pandemia se resuelva mejor, si fuera as¨ª todos los pa¨ªses optar¨ªan por reg¨ªmenes no democr¨¢ticos¡±) me plante¨¦ darme al crack o inflarme a nocilla.
Pensaba sin¨®nimos de apat¨ªa para escribir esto y record¨¦ una palabra que sal¨ªa mucho en Mortadelo: grogui. La busqu¨¦ en el diccionario: ¡°Atontado por el cansancio o por otras causas f¨ªsicas o emocionales¡±. Me pareci¨® muy apropiada, con el diccionario te sientes menos solo, f¨ªjense lo que se llega a pensar. Es una satisfacci¨®n descubrir que hay una palabra para lo que sientes, que a alguien le ha pasado antes, aunque es peor cuando no la encuentras, como a veces en estos momentos. Grogui viene del grog, un c¨®ctel de batalla que sale en libros de aventuras. Es una mezcla de ron y agua que la armada brit¨¢nica empez¨® a dar a sus tripulaciones en el siglo XVII para que no se estropeara (el agua) y mantener la moral de la tropa, pero sin pasarse. Aunque a veces se pasaban y eso, se quedaban groguis. Este brebaje se llam¨® as¨ª por el almirante que reglament¨® las dosis, apodado Old Grog por su viejo abrigo, de una tela llamada grog. Desde entonces todos los d¨ªas, a la misma hora, cada marinero ten¨ªa su sorbito de grog. Fue as¨ª hasta 1970, cuando fue abolido por el parlamento de Londres en una triste sesi¨®n. El 31 de julio de ese a?o, a las once de la ma?ana, todos los marineros brit¨¢nicos se presentaron en cubierta con un brazalete negro y, a modo de digna sepultura, lanzaron el ¨²ltimo trago por la borda. ?Se podr¨ªa plantear el ministerio de Sanidad distribuir entre la poblaci¨®n, adem¨¢s de mascarillas, unos chupitos de lo que sea? Para rebajar un poco la tensi¨®n, digo. La etiqueta #Golpedeestado est¨¢ siendo trending topic. Por lo menos hasta que podamos tirar la mascarilla por la ventana, como adi¨®s a esta entra?able cuarentena.
No obstante, la apat¨ªa, el aburrimiento, son un privilegio casi fr¨ªvolo de quienes tenemos la suerte de que no nos haya pasado nada. Nos rodean historias de buena y mala suerte que te ponen en tu sitio. He conocido una de un matrimonio filipino que trabaja en casa de un familiar. Tras lograr acumular unos ahorros durante d¨¦cadas, por fin cumplieron el sue?o de su vida y se compraron una casita en una bonita isla de su pa¨ªs. Al poco tiempo entr¨® en erupci¨®n el volc¨¢n Taal, no s¨¦ si lo recuerdan, fue en enero: pues bien, su casa est¨¢ justo debajo. Ella viaj¨® hasta all¨ª, a ver qu¨¦ se hab¨ªa salvado, y en eso lleg¨® el coronavirus. No puede volver, su marido se ha contagiado y pasa la cuarentena solo.
Una amiga, con su marido en el hospital y dos hijos en casa, se puso fatal, y peor con el miedo de que la ingresaran tambi¨¦n y a ver qu¨¦ hac¨ªa con los ni?os, sin familia aqu¨ª. Se cronometraba cada d¨ªa a ver si aguantaba 10 segundos sin respirar, un test casero. Luego respiraba, casi m¨¢s de alivio que de ox¨ªgeno. Luego resulta que esto es un bulo, no quiere decir nada, pero a ella se le pasaba la vida por delante en esos 10 segundos. Ahora ya est¨¢n todos en casa, sanos, y es feliz. Vete a decirle que te aburres. Con estas historias se te pasa la tonter¨ªa, son la mejor droga para este sentido problema de nuestro tiempo.
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