La epidemia deja a la vista los fallos del sistema
Espa?a no ten¨ªa la mejor sanidad del mundo, ni las condiciones pol¨ªticas y econ¨®micas ideales para afrontar la pandemia
Los Gobiernos de varios pa¨ªses ven¨ªan repitiendo machaconamente a sus ciudadanos que su sanidad era la mejor del mundo. Y todos no pod¨ªan llevar raz¨®n. La de Espa?a no lo era. Es algo que ten¨ªa claro cualquier experto en el sistema y de lo que puede que se hayan dado cuenta tras la crisis del coronavirus quienes ten¨ªan esa imagen id¨ªlica. El coronavirus ha puesto al descubierto flaquezas del sistema, pero no solo en el ¨¢mbito sanitario, tambi¨¦n en el pol¨ªti...
Los Gobiernos de varios pa¨ªses ven¨ªan repitiendo machaconamente a sus ciudadanos que su sanidad era la mejor del mundo. Y todos no pod¨ªan llevar raz¨®n. La de Espa?a no lo era. Es algo que ten¨ªa claro cualquier experto en el sistema y de lo que puede que se hayan dado cuenta tras la crisis del coronavirus quienes ten¨ªan esa imagen id¨ªlica. El coronavirus ha puesto al descubierto flaquezas del sistema, pero no solo en el ¨¢mbito sanitario, tambi¨¦n en el pol¨ªtico y el econ¨®mico.
Sistema sanitario
Sin ser el mejor, en lo que s¨ª coinciden los analistas es que el Sistema Nacional de Salud es muy bueno para cuando no hay problemas y uno de los m¨¢s eficientes del mundo: con solo un 6,4% del PIB (por debajo de los pa¨ªses ricos de Europa) da resultados envidiables. ¡°Tenemos un sistema aceptablemente sostenible, bastante solvente pero poco resiliente; es decir, para las cosas del d¨ªa a d¨ªa, en t¨¦rminos generales, aunque haya singularidades auton¨®micas, funciona adecuadamente, pero no tiene ning¨²n tipo de m¨²sculo para hacer frente a ninguna eventualidad¡±, explica Javier Padilla, m¨¦dico de primaria y autor de varios libros sobre el sistema sanitario espa?ol.
La epidemia ha servido para evidenciar problemas, pero hab¨ªa muchos otros que se ven¨ªan reclamando desde hac¨ªa tiempo, especialmente a partir de la crisis financiera que comenz¨® en 2008. Aunque cuenta con un n¨²mero de m¨¦dicos especialistas por encima de la media de la OCDE, en atenci¨®n primaria est¨¢ muy por debajo, algo que se multiplica en lo referido a enfermeras: en Espa?a la tasa es de 5,2 profesionales de enfermer¨ªa por cada 1.000 habitantes, mientras que la media europea se sit¨²a en los 8,4. Algo parecido sucede con las camas hospitalarias, donde Espa?a est¨¢ en la franja baja de la OCDE y es de las ¨²ltimas de Europa.
Pol¨ªtica
Como si no hubiera ocurrido nada en este pa¨ªs, y en el mundo, desde marzo de 2020. As¨ª se comportan los partidos pol¨ªticos. Una pandemia brutal, con m¨¢s de 27.000 muertos, no ha tra¨ªdo consigo comportamientos y pol¨ªticas de Estado, sino que se ha continuado con la din¨¢mica de enfrentamiento de 2019, por no ir a los ¨²ltimos cinco a?os en los que la lucha pol¨ªtica es pura obstrucci¨®n, bloqueo y encarnizamiento con el adversario.
Se puede hacer una tabla de lo que han acometido el Gobierno y la oposici¨®n desde que se desat¨® la tragedia de la pandemia y todos tienen responsabilidades en la desuni¨®n. El Ejecutivo tard¨® en tender la mano y en hacer part¨ªcipe a todas las fuerzas pol¨ªticas de lo que sab¨ªa y de pedirles que fueran juntos. Opt¨® por unas fuerzas y excluy¨® a otras. No hubo tampoco voluntad de la oposici¨®n conservadora, PP y Vox, singularmente, de ponerse del lado del Gobierno, sino que continu¨® los ataques que comenz¨® al arrancar la legislatura. El Gobierno proclama la ausencia de sentido de Estado del PP cuando no gobiernan y recuerdan los pactos que s¨ª hizo el PSOE en la oposici¨®n. El PP reprocha a Pedro S¨¢nchez que le ignorara desde el principio y ataca sin tregua y en su totalidad toda la gesti¨®n del Ejecutivo. La situaci¨®n no tiene viso alguno de mejorar. El Gobierno busca aliados fuera del PP; con Vox no tiene nada que hablar, mientras que trata de tapar los descosidos de su coalici¨®n. El PP sigue y seguir¨¢ al ataque. En ambas orillas se reconoce que no hay arreglo.
Datos
Seguir los n¨²meros de la epidemia era fundamental para conocer el ritmo de contagios, la carga de los hospitales y el total de fallecidos. Pero la capacidad del Ministerio de Sanidad para gestionar y difundir esos datos se ha demostrado insuficiente, ineficaz y anticuada.
Esta misma semana el ministerio cambi¨® sus estad¨ªsticas y provoc¨® un desbarajuste en mal momento: justo cuando hay que vigilar los rebrotes, el cambio ha hecho casi imposible seguir la evoluci¨®n del virus durante d¨ªas. El panel de situaci¨®n de la covid-19 del Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa, la ¨²nica web del ministerio que ofrece series de datos reproducibles ¡ªsobre positivos, hospitalizados y fallecidos¡ª, lleva sin actualizarse desde el 20 de mayo.
No son solo problemas de comunicaci¨®n y transparencia. Controlar al virus exigir¨¢ rastreo de contactos, que es una tarea de los servicios de Salud P¨²blica que colapsaron en marzo por falta de recursos. Necesitaban un ej¨¦rcito de profesionales que no ten¨ªan¡ pero no solo eso: tambi¨¦n requer¨ªan sistemas de informaci¨®n ¨¢giles para volcar su informaci¨®n, compartirla, aumentarla y ponerla en acci¨®n.
Sistemas de compras
A principios de marzo, cuando los casos de coronavirus ya inundaban los hospitales espa?oles, los gerentes sanitarios se dieron de bruces con una realidad: no exist¨ªa una reserva estrat¨¦gica, ni central ni auton¨®mica, y los suministros de material empezaban a escasear. A la falta de previsi¨®n se sum¨® entonces otro problema imprevisible que vino a complicar a¨²n m¨¢s la respuesta. El mercado estaba desabastecido.
A un mercado enloquecido, que tampoco era capaz de transportar la mercanc¨ªa por falta de vuelos, se sum¨® en Espa?a la descoordinaci¨®n y, seg¨²n apuntan distintas fuentes auton¨®micas, la inexperiencia del Ministerio de Sanidad. Cuando asumi¨® el mando ¨²nico y anunci¨® la compra centralizada algunas autonom¨ªas se relajaron. El Gobierno afirma que nunca tuvieron vetado seguir comprando por su cuenta, pero las presididas por el PP acusan al ministerio de ponerles trabas.
Cuando fue evidente que la compra centralizada no consegu¨ªa cubrir las necesidades de los 800 hospitales p¨²blicos y privados espa?oles (adem¨¢s de las residencias, los centros de salud, las cl¨ªnicas¡) todas las comunidades entraron con urgencia en la guerra por las mascarillas, los respiradores y los test. Tanto ellas como el Gobierno empezaron a fletar sus propios aviones, a confiar en intermediarios dudosos y a pagar hasta 28 veces m¨¢s por el mismo tipo de producto de distinto proveedor. Solo el ministerio ha gastado m¨¢s de 1.000 millones de euros en material sanitario.
Una industria gripada
La pandemia ha pillado a la industria espa?ola en un momento delicado, con algunas transformaciones cr¨ªticas en marcha, con la digitalizaci¨®n en mente y sin la estabilidad pol¨ªtica y normativa necesaria para atraer inversiones que se antojan clave, toda vez que Espa?a apenas cuenta con centros de decisi¨®n de grandes multinacionales. Una de las estrellas del ramo, el sector del autom¨®vil, est¨¢ en pleno tr¨¢nsito hacia la electrificaci¨®n y descarbonizaci¨®n y las 17 plantas espa?olas, en las que trabajan 66.000 personas, luchan por conseguir parte de la tarta en forma de modelos y tecnolog¨ªas. Goza de buena salud la industria alimentaria y contamos con campeones del textil (Inditex, Mango, Tendam¡), pero la inestabilidad pol¨ªtica (elecciones constantes, decisiones controvertidas y el proceso independentista catal¨¢n) han lastrado la llegada de inversiones. As¨ª, en los ¨²ltimos dos a?os se han sucedido los cierres (Alcoa, Nissan, Vestas, Cemex...) sin que se pudiese asentar una pol¨ªtica industrial estable.
El ajuste fiscal pendiente desde la crisis
Espa?a llega a esta crisis con un magro colch¨®n fiscal sin haber suturado algunas de las heridas abiertas durante la pasada crisis financiera. Sin haber hecho los deberes cuando el viento soplaba a favor. Las Administraciones acumulan una deuda p¨²blica que frisa el 100% del PIB, lo que deja un escaso margen de actuaci¨®n ahora que vienen mal dadas.
Los gastos e inversiones que el pa¨ªs necesitar¨¢ para afrontar la crisis tendr¨¢n que ser administrados ahora en dosis de boticario. Ni Mariano Rajoy ni Pedro S¨¢nchez tuvieron durante sus mandatos como prioridad fulminar el d¨¦ficit p¨²blico. El primero prefiri¨® bajar impuestos en 2015 para asegurarse su segundo mandato en lugar de aprovechar la recuperaci¨®n para reducir a¨²n m¨¢s el agujero fiscal. El segundo dej¨® atr¨¢s los ajustes en 2019 para enfrentarse a dos convulsos procesos electorales. Lo cierto es que una d¨¦cada despu¨¦s del inicio de la Gran Recesi¨®n los n¨²meros rojos de las Administraciones siguen alimentando la deuda p¨²blica.
El a?o pasado, con Pedro S¨¢nchez ya en La Moncloa, el d¨¦ficit aument¨® por primera vez desde 2012 y sum¨® m¨¢s de 33.000 millones de euros a la deuda p¨²blica. Ahora Espa?a necesita la ayuda de la Uni¨®n Europea y el soporte del Banco Central Europeo para afrontar esta fenomenal e inesperada crisis.
Con informaci¨®n de A. D¨ªez, E. G. Sevillano, J. S. Gonz¨¢lez, K. Llaneras, J. Salvatierra y P. Linde.
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