Espa?a afronta un oto?o de incertidumbres
Los expertos no ven pr¨®ximas medidas draconianas como las de la primavera. Todo est¨¢ al albur de la ocupaci¨®n de las UCI, que depender¨¢ de la efectividad de las restricciones
En esta pandemia, la epidemiolog¨ªa se est¨¢ ganando una fama parecida a la que tiene la econom¨ªa: una ciencia que predice el pasado. En Espa?a, pocos acertaron el estallido del virus entre invierno y primavera, la mayor¨ªa se equivoc¨® en c¨®mo se comportar¨ªa en verano y, a las puertas del oto?o, raro es quien se atreve a hacer pron¨®sticos muy tajantes. Incluso cuesta dilucidar c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª. Sabemos muchos de los elementos que fallaron para que el pa¨ªs est¨¦ a la cabeza en contagios de su entorno, pero nadie se explica la enorme diferencia con los vecinos: una tasa de incidencia que multiplica por m¨¢s de dos la francesa, por seis la portuguesa, por ocho la italiana y la brit¨¢nica, por 12 la alemana.
Como sucede en la econom¨ªa, en la evoluci¨®n de una epidemia influye el comportamiento de la sociedad: c¨®mo act¨²an los ciudadanos y qu¨¦ medidas toman sus gobernantes. Por eso, en el escenario que viene, el avance del virus modular¨¢ decisiones, que a su vez ir¨¢n contribuyendo a incrementar o disminuir la curva. El oto?o se anticipa complicado. Re¨²ne todas las caracter¨ªsticas para serlo: regreso a la actividad laboral, al colegio, vuelta a espacios cerrados, otros virus estacionales que pueden contribuir a poner al sistema sanitario en jaque. Pero nada est¨¢ escrito. Entre ciertas limitaciones sociales y confinamientos m¨¢s severos, entre algunas apreturas en los hospitales y el colapso, hay enorme trecho que depender¨¢ de c¨®mo evolucione el virus en las pr¨®ximas semanas.
En opini¨®n de ?lex Arenas, f¨ªsico e investigador de la Universidad Rovira i Virgili y experto en modelos matem¨¢ticos, en la epidemia la clave son los tiempos y en Espa?a, dice, ¡°todas las decisiones van tarde¡±. ¡°Por eso estamos en la situaci¨®n que estamos. No se hicieron los deberes en verano, no se contrataron suficientes rastreadores, no se hicieron pruebas PCR masivas para llegar con m¨¢s baja incidencia al retorno a la actividad y ahora se va a cometer otro error de tiempos: vamos a abrir las escuelas en lugares con incidencias disparadas y vamos a tener que cerrar a finales de mes¡±, zanja.
El diagn¨®stico de lo que nos ha llevado hasta aqu¨ª es compartido por muchos especialistas. ?D¨®nde es aqu¨ª? A una incidencia de 216 casos por cada 100.000 habitantes cuando lo previsto era no superar los 50, algo que ya no cumple ninguna comunidad, ni siquiera Asturias, la mejor situada, que esta semana rebas¨® esa tasa. No se contrataron suficientes rastreadores; la ya de por s¨ª mermada atenci¨®n primaria, el pilar para contener la epidemia, estaba diezmada por las vacaciones y qued¨® completamente sobrepasada en julio y agosto; se descuid¨® un foco clave, como es el de los temporeros, que viven en una precariedad (tanto habitacional como laboral) id¨®nea para los contagios. Nada que no se pudiera haber previsto. A esto se suman condiciones intr¨ªnsecas a la cultura espa?ola, que crean un lugar propicio para la expansi¨®n de virus con las caracter¨ªsticas del SARS-CoV-2. ¡°Aqu¨ª tiene m¨¢s oportunidades de transmisi¨®n. Socialmente los mediterr¨¢neos nos juntamos m¨¢s, hablamos de forma acalorada, lo que genera m¨¢s gotas, salimos m¨¢s¡±, enumera Alberto Torres, miembro de la Sociedad Espa?ola de Medicina Preventiva, Salud P¨²blica e Higiene.
Pero Espa?a no es ¨²nica en este sentido. ?Tenemos los peores gestores, somos los m¨¢s inc¨ªvicos y contamos con las peores caracter¨ªsticas para la epidemia? Para esto no hay respuestas claras. Hay incluso quien recurre al azar: en alg¨²n lugar ten¨ªa que empezar la segunda ola.
Y, si la predicci¨®n del pasado es complicada, cualquier aproximaci¨®n al futuro corre el riesgo de errar. Se atreve con una Arenas, que cree que la falta de medidas contundentes har¨¢ dar marcha atr¨¢s a la vuelta al cole. Y tambi¨¦n Juan Jos¨¦ Badiola, director del Centro de Encefalopat¨ªas y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza. Los datos de esta ¨²ltima semana han mostrado que pese a que la incidencia del virus sigue creciendo, su aumento no es tan vigoroso como el de julio y agosto. ¡°Parece que hay cierta estabilizaci¨®n. Yo creo que esto va a durar unas semanas y que las medidas que van tomando las comunidades har¨¢ que tras unas semanas la tasa de contagios baje¡±, a?ade Badiola.
Esas medidas (m¨¢s limitaci¨®n de aforos en comercios y hosteler¨ªa, acotaci¨®n de reuniones sociales, etc¨¦tera) van llegando, y tendr¨¢n que modularse en funci¨®n de hasta qu¨¦ punto logren sus objetivos. La mirada est¨¢ puesta en los hospitales. El confinamiento que comenz¨® a mediados marzo y su endurecimiento (con la hibernaci¨®n de la actividad dos semanas despu¨¦s) se hizo porque las UCI no daban m¨¢s de s¨ª. Seg¨²n el ¨²ltimo informe del Ministerio de Sanidad, el 7% de las camas hospitalarias estaban ocupadas por pacientes de covid-19, lo cual da un amplio margen de crecimiento, sobre todo teniendo en cuenta que la gran mayor¨ªa de los diagn¨®sticos de esta segunda ola son leves y no requieren hospitalizaci¨®n, fruto de una mayor capacidad para realizar pruebas, no a que la peligrosidad del virus se haya atenuado. Pero no hay que confiarse. La clave est¨¢ en el crecimiento. En Madrid, la comunidad m¨¢s afectada, la ocupaci¨®n de las UCI pr¨¢cticamente se ha doblado (de 126 pacientes a 243) en solo dos semanas. Si la progresi¨®n continuara de forma lineal, estar¨ªan colapsadas en pocas semanas. No tiene por qu¨¦ ser as¨ª, matiza Arenas. ¡°Esta ser¨ªa la cota m¨¢xima de crecimiento, pero dependiendo de las medidas y los desplazamientos puede bajar¡±, explica.
Mientras las unidades de cuidados intensivos tengan capacidad para admitir a m¨¢s pacientes, no habr¨¢ restricciones draconianas. Pocos epidemi¨®logos se imaginan que se vuelva a repetir lo que sucedi¨® en marzo. ¡°Puede haber limitaciones a muchas actividades, incluso obligatoriedad del teletrabajo, pero un encierro as¨ª hace un da?o demasiado grande a la econom¨ªa¡±, asegura Pedro Gull¨®n, de la Sociedad Espa?ola de Epidemiolog¨ªa. En el peor de los casos, a?ade Alberto Torres, muchas de las restricciones de la primavera, como evitar los paseos ¡°son absolutamente innecesarias¡±, subraya.
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