De contener la pandemia a verse engullidos por la segunda ola: ?qu¨¦ ha pasado en Europa central?
La falta de prevenci¨®n y un exceso de confianza explican que pa¨ªses como Rep¨²blica Checa hayan pasado de ser un modelo de control a tener una de las tasas m¨¢s altas de contagios del mundo
¡°Hemos sido v¨ªctimas de nuestro propio ¨¦xito. Gestionamos tan bien la primera ola del coronavirus que nos cre¨ªmos invencibles¡±. La soci¨®loga Dana Hamplova resume as¨ª lo que ha sucedido en Rep¨²blica Checa, que ha pasado de ser un modelo de contenci¨®n y gesti¨®n de la pandemia a encontrarse ahora entre los pa¨ªses del mundo con las mayores tasas de infecci¨®n diarias. La ma?ana del viernes los checos bat¨ªan un nuevo r¨¦cord diario: 8.618 nuevos infectados, su recuento m¨¢s alto en un solo d¨ªa desde que estall¨® la crisis sanitaria en primavera, en un pa¨ªs de apenas 10 millones de habitantes. Pero no son los ¨²nicos. Desde primeros de septiembre el aumento vertiginoso de contagios se extiende como una nube negra por el centro y este de Europa. D¨ªa tras d¨ªa se multiplican los casos. Vuelven las restricciones. Desde Praga a Budapest, Varsovia, Bratislava o Bucarest, los m¨¦dicos advierten de que empiezan a escasear las camas, los respiradores, el personal. ¡°En Polonia el n¨²mero de hospitalizados se ha duplicado en los ¨²ltimos 10 d¨ªas. Empezamos a estar exhaustos¡±, cuenta Wojciech Szczeklik, jefe de Cuidados Intensivos del hospital militar de Cracovia.
Polonia registr¨® el jueves 4.280 nuevos infectados y 76 fallecidos, la cifra m¨¢s alta de muertos por covid-19 del pa¨ªs en solo 24 horas. En Hungr¨ªa de poco ha valido el cierre de fronteras decretado por el Gobierno de Viktor Orb¨¢n el pasado 1 de septiembre. All¨ª el n¨²mero de infectados ha aumentado en el ¨²ltimo mes aproximadamente un 276%. Pero, ?c¨®mo es posible que los mismos pa¨ªses que contuvieron de manera tan eficaz y estricta la extensi¨®n de la pandemia en primavera est¨¦n sufriendo ahora el azote de esta segunda ola?
¡°Hemos tenido la sensaci¨®n de falso peligro porque nosotros no hemos vivido lo que los espa?oles o los italianos. Muchos ciudadanos criticaron al Gobierno por haber decretado el estado de alarma en marzo cuando en Rep¨²blica Checa no hab¨ªa apenas casos. La econom¨ªa se resinti¨®, fue como un mal sue?o¡±, explica por tel¨¦fono Hamplova, del Instituto de Sociolog¨ªa de la Academia de Ciencias Checa. ¡°Luego lleg¨® el verano, se relajaron las medidas y parec¨ªa que nada hab¨ªa pasado. Ahora acabamos de tener elecciones regionales en el pa¨ªs y la pandemia entr¨® en campa?a. Si llevabas mascarilla es porque defiendes al Gobierno, y si no, es porque votas en contra¡±.
Politizaci¨®n de la pandemia
La situaci¨®n es bastante parecida en la vecina Polonia. El exceso de confianza por haber conseguido frenar el n¨²mero de infectados durante la primera oleada ha relajado a una sociedad muy dividida en la que el coronavirus se ha convertido tambi¨¦n en un instrumento pol¨ªtico. Y hasta religioso. ¡°Los mensajes de nuestros gobernantes han sido contradictorios: al principio tomaron medidas muy restrictivas, cerraron las fronteras. Hasta no se celebr¨® la Semana Santa", cuenta por videoconferencia Grzegorz Brozek, profesor del departamento de Epidemiolog¨ªa de la Universidad M¨¦dica de Silesia.
"Pero ellos aparec¨ªan continuamente en sus comparecencias p¨²blicas sin mascarilla, convocaron elecciones presidenciales en julio a pesar del riesgo al contagio, nos animaron a volver a las calles sin tener ning¨²n plan de prevenci¨®n¡±, a?ade Brozek. ¡°Por otro lado, parte de la Iglesia entr¨® en c¨®lera cuando se prohibi¨® dar la comuni¨®n directamente en la boca de los fieles y se propuso entregar la hostia en las manos como medida menos contagiosa¡±, a?ade. ¡°Un debate absurdo, pero ya sabemos la influencia que tienen los curas en este pa¨ªs¡±.
A la polarizaci¨®n del virus hay que a?adir el da?o econ¨®mico que ha ocasionado el par¨®n de la actividad durante el confinamiento en estos pa¨ªses. En Polonia (con 38 millones de habitantes) sobrevuela el fantasma de una recesi¨®n que el pa¨ªs no ha sufrido desde la ca¨ªda del r¨¦gimen comunista. La Comisi¨®n Europea estima una leve contracci¨®n del PIB del 4,3% en la sexta econom¨ªa de la UE. ¡°El factor econ¨®mico y pol¨ªtico ha prevalecido al discurso cient¨ªfico. En el debate p¨²blico no se dice que nuestro sistema de salud no est¨¢ preparado para una oleada tan fuerte como la que vive Espa?a¡±, dice por videoconferencia Brozek.
Sistemas de salud fr¨¢giles
Esa sensaci¨®n de soledad y falta de inter¨¦s por la situaci¨®n del personal m¨¦dico y cient¨ªfico tambi¨¦n la comparte Peter ?lmos, vicepresidente de la C¨¢mara M¨¦dica H¨²ngara. ¡°Durante la primera ola tuvimos tiempo de reacci¨®n porque el Gobierno entendi¨® la situaci¨®n y se tomaron las medidas adecuadas. Ahora no¡±, cuenta desde Budapest este doctor en Medicina Cl¨ªnica de la Universidad de Szeged.
?lmos apunta a la falta de personal como una de las mayores debilidades del sistema sanitario h¨²ngaro. Actualmente hay unos 19.300 facultativos p¨²blicos en el pa¨ªs (con casi 10 millones de habitantes). ¡°Solo en 2018 emigraron 900 colegas en busca de mejores condiciones laborales¡±, asegura. Para frenar esta fuga en plena pandemia, Orb¨¢n acaba de aprobar una ley que aumenta su salario. Aunque ?lmos se?ala que la trampa de esta norma est¨¢ en la letra peque?a: ¡°A cambio, el Gobierno nos obliga a renunciar a la plaza fija. Nos pueden cambiar de destino para mudarnos all¨ª donde no haya personal suficiente", comenta por tel¨¦fono desde Budapest. ¡°Lo que necesitamos ahora son m¨¢s m¨¦dicos intensivistas, m¨¢s personal de enfermer¨ªa especializado en cuidados intensivos. Hay que prepararse para el fr¨ªo invierno¡±.
Cuando tus padres se contagian en Ruman¨ªa y t¨² vives a miles de kil¨®metros
Desde mitad de julio, los contagios en Ruman¨ªa han ido en ascenso. El n¨²mero de infectados esta semana ha superado los 3.100 en un solo d¨ªa. Desde que estall¨® la pandemia este pa¨ªs ha tenido 148.846 casos y casi 5.300 fallecidos. Los restaurantes, cafeter¨ªas, cines y teatros de Bucarest vuelven a cerrarse como en primavera. Entonces, y al igual que en los pa¨ªses de Centroeuropa, el Gobierno rumano tom¨® medidas muy restrictivas para frenar la primera ola. Ahora, todo va en ascenso.
Mar¨ªa Rus, de 38 a?os, vive en Madrid, pero tiene a sus padres, septuagenarios, en Ruman¨ªa, concretamente en Salva, un pueblo muy peque?o al norte del pa¨ªs. Ambos han estado contagiados por coronavirus. Y ella ha tenido que sufrir la grave convalecencia de sus progenitores desde la distancia. "Pensaba que los iba a perder, mi padre estuvo varios d¨ªas en coma, mi madre ingresada en el hospital tambi¨¦n. Ambos aislados. Mi madre me contaba por tel¨¦fono: 'Hija, nos tratan como perros, los astronautas [en referencia a los m¨¦dicos que los trataban] vienen y nos dejan la comida, apenas se acercan'. Y yo no pod¨ªa hacer nada. Encima no conf¨ªo para nada en la sanidad de Ruman¨ªa", cuenta. "Ni te imaginas lo mal que est¨¢n los hospitales p¨²blicos", a?ade. Finalmente sus padres se recuperaron y regresaron al pueblo. "Nadie se acercaba a ellos. Estuvieron estigmatizados". Ahora viven encerrados por miedo a contagiarse y con parte de sus hijos a m¨¢s de 3.000 kil¨®metros de distancia.
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