El veto parental, vuelta a la Inquisici¨®n
El autor sostiene que la medida adoptada en Murcia somete al profesorado a la estrategia del miedo y le impide educar desde la libertad, en libertad y para la libertad
Con la aprobaci¨®n del veto parental en la Regi¨®n de Murcia vuelven a Espa?a la Inquisici¨®n, una instituci¨®n que d¨¢bamos por desaparecida en el siglo XIX, y la censura, que cre¨ªamos enterrada con la Transici¨®n democr¨¢tica. Lo m¨¢s grave es que la Inquisici¨®n y la censura se imponen en el sistema educativo, en la escuela p¨²blica y en la concertada. El argumento utilizado por Pablo Casado para justificar dicho veto se resume en dos afirmaciones falaces: ¡°Saquen sus manos de nuestras familias" y ¡°mis hijos son m¨ªos¡±.
No s¨¦ muy bien a qui¨¦nes se refiere la primera afirmaci¨®n: ?a los profesionales de la educaci¨®n: maestros, maestras, educadores, y educadoras, psic¨®logos?, ?al Estado? Si se refiere a los primeros, carece de sentido, porque es a ellos a quienes les corresponde la tarea formativa-informativa-educativa en la escuela. Si se refiere al Estado tampoco es muy afortunada, porque es la instituci¨®n que tiene la obligaci¨®n de ofrecer una educaci¨®n integral en las mejores condiciones. Las familias pueden y deben colaborar en la tarea educativa escolar, claro est¨¢, pero no erigirse en protagonistas de la misma ni marcar su orientaci¨®n pedag¨®gica ni poner vetos a su contenido.
A la afirmaci¨®n de Casado ¡°saquen sus manos de nuestras familias¡± habr¨ªa que responder con otra: ¡°Saquen las creencias religiosas de las aulas¡±, ya que con frecuencia la presencia confesional de la religi¨®n en la escuela es una de las responsables del veto parental. Como afirma Mariam Moreno, experta en coeducaci¨®n y creadora del programa Scholae, cuyo objetivo es incorporar la igualdad en los colegios, ¡°el sistema educativo no puede depender de las creencias de las familias, que no tienen el derecho a imponer sus creencias sobre los derechos humanos¡±.
Por lo que se refiere a la segunda afirmaci¨®n, ¡°mis hijos son m¨ªos¡±, estamos ciertamente ante una tautolog¨ªa, pero lo que subyace a ella es una concepci¨®n neoliberal de la propiedad extensible a los hijos, a quienes se convierte en propiedad absoluta de la que se puede usar y abusar, donde la prioridad ya no es la educaci¨®n integral de los hijos e hijas, sino la ideolog¨ªa paterna. De esta manera se lesiona, e incluso se cercena, el derecho de las y los escolares a recibir una educaci¨®n integral en la que sean sujetos y no meros receptores de saberes. Quien responde a la afirmaci¨®n de Casado no es ning¨²n experto en pedagog¨ªa, sino el propio papa Francisco, que afirma que los padres no son due?os de sus hijos, sino custodios.
El veto parental implica una sospecha permanente sobre la competencia del profesorado, una injerencia en su campo profesional, un cuestionamiento de la libertad docente y un rechazo a la educaci¨®n en la conciencia cr¨ªtica del alumnado. A su vez, somete al profesorado a la estrategia del miedo, que le expone a constantes denuncias y le impide educar desde la libertad, en libertad y para la libertad.
Juan Jos¨¦ Tamayo es director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones en la Universidad Carlos III de Madrid. Su ¨²ltimo libro es Hermano Islam (Editorial Trotta).
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