El ¨²ltimo m¨¢rtir de las tierras ind¨ªgenas en Costa Rica
Un l¨ªder ind¨ªgena es asesinado en el intento de recuperar por la fuerza tierras en manos de finqueros 'blancos' en el sur del pa¨ªs
El relato pinta una escena desordenada y convulsa, despu¨¦s de varios d¨ªas de tensiones y agresiones, de enfrentamientos m¨¢s o menos violentos entre grupos de ind¨ªgenas y finqueros que poseen tierras en zonas reservadas para los pueblos originarios. Cerca de un sitio conocido como Mano de Tigre, en honor a una enorme piedra con aparente huellas de un felino, unos lugare?os recog¨ªan, casi a las 22.00 (hora local). de este lunes, el cuerpo sin vida de uno de los dirigentes que no hab¨ªan claudicado en el af¨¢n por recuperar los territorios que la ley les concede y la realidad no.
Se llamaba Jehry Rivera Rivera, ten¨ªa 45 a?os, dos hijos y un peque?o albergue tur¨ªstico en el que mostraba con orgullo parte de la cultura del pueblo T¨¦rraba, al que pertenec¨ªa como parte de una rama llamada bror¨¢n. Cinco balazos en los hombros, la cabeza, una axila y la espalda lo dejaron en posici¨®n de crucificado sobre la tierra arcillosa por la que pele¨® machete en mano. Seis a?os atr¨¢s lo hab¨ªan agredido por denunciar una tala ilegal, pero esta vez el enfrentamiento acab¨® engrosando la lista de homicidios, que en 2019 cerraron en una tasa de 10,6 por cada 100.000 habitantes.
Sus compa?eros pidieron una ambulancia, llamaron a la polic¨ªa y trataron de socorrerlo, pero solo fue posible escucharle decir que, por favor, su muerte sirviera de algo en la lucha por los derechos ind¨ªgenas.?"Que siguieran luchando", cuenta su padre, Enrique Rivera, a EL PA?S.
Un sospechoso fue detenido esa misma noche. En apariencia, era hermano de un campesino al que Rivera hiri¨® con el machete en medio de la trifulca y la balacera que reportar¨ªa luego la Polic¨ªa. La noticia es nueva, pero se repite constantemente para la poblaci¨®n originaria con la que se identifica uno de cada 40 costarricenses, seg¨²n un censo del 2011. El 18 de marzo pasado, otro l¨ªder ind¨ªgena llamado Sergio Rojas, de la etnia bribri, hab¨ªa sido asesinado con 15 disparos mientras descansaba. Ocurri¨® en el territorio Salitre, muy cerca de T¨¦rraba, en un municipio llamado Buenos Aires, que mantiene una larga historia de disputas entre grupos ind¨ªgenas y terratenientes externos.
Las autoridades judiciales no han reportado sospechosos ni mayores pistas acera del asesinato de Rojas. Del de Rivera s¨ª; muchas personas vieron el momento en que le dispararon y la Polic¨ªa no tard¨® en capturar al supuesto asesino. Pero el conflicto va m¨¢s all¨¢ de un nuevo m¨¢rtir para las comunidades ind¨ªgenas, o al menos la parte que defiende los m¨¦todos de recuperaci¨®n de tierras por la fuerza. Seg¨²n el relato del padre de Rivera, el sospechoso y su hijo ya hab¨ªan tenido discusiones en el pasado. "Ese muchacho es medio ind¨ªgena, tiene sangre boruca [otra etnia], pero es c¨®mplice de los ganaderos no ind¨ªgenas. Por eso ya hab¨ªa tenido sus discusiones con Jehry y ahora pas¨® esto¡±, cuenta.
¡°Como padre me siento contento de que muriera defendiendo estas tierras. Hay gente ind¨ªgena que no lo hace. Ahora es un h¨¦roe de nuestra consigna, un gran dirigente, se entreg¨® como Jes¨²s de Nazareth¡±, contin¨²a por tel¨¦fono desde los caminos terrosos de T¨¦rraba, a 130 kil¨®metros de San Jos¨¦. La presidenta de la asociaci¨®n comunal, Daniela Guti¨¦rrez, prefiere no hablar del asesinato y asegura que el ambiente ya est¨¢ tranquilo, aunque sabe que la presencia policial es un condicionante.
Organizaciones defensoras de derechos humanos elevan el reclamo por la vulneraci¨®n de los derechos de los pueblos ancestrales a sus tierras y por la inseguridad que viven a pesar de las medidas cautelares dictadas desde 2015 por la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre una parte de estas tierras.
La disputa acumula d¨¦cadas y se remonta hasta 1977, cuando se cre¨® la ley que otorg¨® tierras a los ocho pueblos ind¨ªgenas del pa¨ªs, aunque muchas de ellas ya estaban ocupadas por sikuas, t¨¦rmino utilizado en?el sur costarricense para llamar a las personas no ind¨ªgenas. Hasta ahora, el Estado ha sido incapaz de resolver los conflictos por los derechos sobre estos territorios, de detener las nuevas ocupaciones y aplacar las disputas pol¨ªticas internas entre dirigentes ind¨ªgenas.
Rivera y Rojas eran dos dirigentes informales, de los que creen que se debe recuperar por la fuerza lo que las leyes y las instituciones no les han garantizado, cuenta Salom¨®n Ortiz, dirigente de la comunidad Salitre y adversario de ellos en las formas por las que peleaban por sus derechos. ¡°Este muchacho que mataron el lunes iba por ese estilo m¨¢s combativo y el clima aqu¨ª ya estaba bastante alterado¡±, sostiene.
Dirigentes ind¨ªgenas formales e informales esperan respuestas del Estado sin demasiadas esperanzas. Insisten en que no basta con enviar polic¨ªas, que urge ordenar la posesi¨®n de tierras y sacar a los sikuas, as¨ª hayan estado ah¨ª por a?os. El gobierno de Carlos Alvarado envi¨® una delegaci¨®n a la zona y varias reuniones se celebraban entre las partes, mientras el padre de Jehry planeaba el funeral para este viernes sin dejar de pensar en lo que viene. ¡°Depende del Estado que esto se complique m¨¢s. Yo le pido a Sib¨² nuestro dios que nos d¨¦ la fortaleza para hacer lo que pidi¨® mi hijo, seguir luchando los a?os que sean¡±.
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