Europa en el brazalete de Neuer
Que figuras del f¨²tbol planten cara a la homofobia es muy relevante y deja en mal lugar a la UEFA. El viejo continente no puede permitir que se intente se?alar como apestados a un colectivo
El estadio Allianz Arena de M¨²nich que acoge este mi¨¦rcoles el partido de la Eurocopa entre Alemania y Hungr¨ªa iba a ser iluminado con los colores del arco¨ªris, pero la UEFA no lo ha permitido, porque considera que es un mensaje pol¨ªtico contra el pa¨ªs visitante. Hungr¨ªa acaba de aprobar una ley que proh¨ªbe cualquier contenido dirigido a menores que pueda entenderse como defensa de la homosexualidad, sea en los colegios o en la televisi¨®n. Sin embargo, el rector del f¨²tbol europeo ha cerrado el expediente contra el portero y capit¨¢n del equipo germano, Manuel Neuer, que podr¨¢ lucir, como ha hecho en los partidos anteriores, un brazalete con el mismo s¨ªmbolo del movimiento LGTBI, es decir, del respeto a las distintas orientaciones e identidades sexuales. Una bandera in¨¦dita en el f¨²tbol masculino, en el que se grita todav¨ªa ¡°maric¨®n¡± a los jugadores mejor peinados, y donde se sigue esperando alguna salida del armario entre figuras de primera fila. En un alarde de incoherencia, la UEFA considera que el brazalete s¨ª, porque celebra la diversidad, pero la iluminaci¨®n no, porque eso es pol¨ªtica.
La derecha nacionalista h¨²ngara pone todo su empe?o en declarar apestados a homosexuales, bisexuales y transexuales. Las nuevas normas justifican la represi¨®n de esta minor¨ªa en la prevenci¨®n de la pederastia, una ofensa que indigna a un colectivo muy marginado en la Europa oriental. En Polonia se extienden los municipios y regiones, en torno a un centenar, que se declaran ¡°zonas libres de ideolog¨ªa LGTB¡±. La Uni¨®n Europea ha tomado cartas en el asunto, sin la contundencia debida, y prepara una reforma para condicionar el man¨¢ de los fondos de recuperaci¨®n al respeto al Estado de derecho y la independencia judicial, lo que se dice apuntando a Budapest y Varsovia pero no ser¨¢ tan f¨¢cil de aplicar. La ira hom¨®foba ya azotaba a Rusia, que cuenta desde 2013 con leyes muy duras contra la ¡°propaganda homosexual¡±.
La reacci¨®n se enfrenta a una revoluci¨®n. En Occidente se ha vivido recientemente una oleada hist¨®rica de avances del movimiento LGTBI. Por supuesto que siguen existiendo la discriminaci¨®n y las agresiones hom¨®fobas, pero las conquistas han sido notables. Hace m¨¢s de medio siglo de Stonewall, los disturbios por el asalto policial a un bar gay de Nueva York. Casi m¨¢s relevante fue lo que ocurri¨® en el primer aniversario de aquella revuelta: las marchas en Nueva York, Los ?ngeles y San Francisco abrieron un camino sin vuelta atr¨¢s que llega hasta hoy con el d¨ªa del Orgullo. Desde entonces, nada fue f¨¢cil: los ochenta fueron a?os de estigmatizaci¨®n por el sida, pero la peste sirvi¨® tambi¨¦n para concienciar a la sociedad. Y no fue hasta el siglo XXI cuando fueron reconocidos en buena parte de Europa y Am¨¦rica derechos como el matrimonio, la adopci¨®n o el cambio de sexo. Una consecuencia palpable es que las nuevas generaciones se caracterizan por una aceptaci¨®n de las diferencias sexuales que parece irreversible. Como lo es la nueva mirada a las distintas formas de vivir lo afectivo en la industria cultural anglosajona, la hegem¨®nica.
Como la derecha populista es una reacci¨®n global a todas las causas progresistas, los nuevos reaccionarios ponen en la diana al feminismo, a los migrantes y a los LGTBI. Usan contra estos las mismas armas a las que se recurre en el antisemitismo: las teor¨ªas de la conspiraci¨®n, presentarlos como un poderoso lobby, asociarlos a la corrupci¨®n de menores, se?alar tramas ocultas para destruir la familia tradicional.
La reacci¨®n no va a ganar, pero siempre cabe el temor a dar pasos atr¨¢s: es inquietante que el Gobierno madrile?o de Isabel D¨ªaz Ayuso acepte revisar la ley LGTBI bajo la presi¨®n de Vox. Las conquistas alcanzadas ni son definitivas ni est¨¢n blindadas. Que algunas estrellas del mundo del f¨²tbol planten cara a la homofobia ¡ªalguno tan valiente como el portero de Hungr¨ªa P¨¦ter Gul¨¢csi¡ª es relevante y deja en mal lugar a la UEFA. La gran pregunta es si Europa, conocedora de ad¨®nde llevan los discursos de odio, va a permitir que se apunte a un colectivo como los nuevos jud¨ªos.
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