Bruselas teme que el castigo fiscal a coches y hogares desencadene una revuelta de ¡®chalecos amarillos¡¯ en todo el continente
La Comisi¨®n Europea pide a los gobiernos que establezcan mecanismos para ayudar financieramente a las personas m¨¢s vulnerables y para paliar el impacto social de la transici¨®n energ¨¦tica
Los proyectos legislativos aprobados el pasado mi¨¦rcoles por la Comisi¨®n Europea para lograr una dr¨¢stica reducci¨®n de las emisiones de CO? provocar¨¢n un encarecimiento de la energ¨ªa, del transporte y de bienes tan habituales como el autom¨®vil. Bruselas reconoce el tremendo impacto social de un esfuerzo pionero en todo el planeta y ha introducido medidas de flexibilidad para paliar la repercusi¨®n en los hogares m¨¢s vulnerables. Pero las instituciones comunitarias temen que el castigo fiscal a suministros y servicios indispensables acabe provocando una revuelta similar a la de los chalecos amarillos en Francia pero a escala de todo el continente.
¡°Es realmente f¨¢cil hacer propaganda negativa a partir de las propuestas que hemos adoptado¡±, reconoc¨ªa el comisario europeo de Econom¨ªa, el socialista Paolo Gentilloni, solo 24 horas despu¨¦s de que la Comisi¨®n diese su luz verde. Bruselas apenas disimula el temor a que el ambicioso paquete, que dar¨ªa a la UE el liderazgo mundial en la transformaci¨®n econ¨®mica y social encaminada a luchar contra el cambio clim¨¢tico, desencadene una oleada de descontento en la opini¨®n p¨²blica que haga imposible lograr los nuevos objetivos.
La sombra de la revuelta de los chalecos amarillos contra una subida de los impuestos en los combustibles en Francia, que en 2018 puso contra las cuerdas a un presidente franc¨¦s tan popular hasta entonces como Emmanuel Macron, pesa en el ¨¢nimo de los dirigentes comunitarios. El riesgo, avisa Gentilloni, es que se produzca una manipulaci¨®n ¡°que no tome en cuenta el verdadero contenido de las propuestas ni los riesgos de no actuar con suficiente ambici¨®n¡±.
Bruselas ha intentado neutralizar ese peligro con la creaci¨®n de un fondo social dotado con 72.000 millones de euros. Y pide a los Gobiernos que destinen a los hogares con menos recursos una buena parte de los ingresos derivados del aumento de la presi¨®n fiscal sobre el consumo energ¨¦tico.
Los estudios de la Comisi¨®n previos a las propuestas legislativas reconocen que ¡°el aumento de la imposici¨®n a los combustibles f¨®siles puede tener un impacto mayor en los hogares de bajos ingresos, en particular para la calefacci¨®n¡±. El an¨¢lisis tambi¨¦n muestra que la propuesta de incorporar los edificios y el transporte a un mercado de emisiones aumentar¨ªa ligeramente la factura de conductores y hogares si el precio por tonelada de CO? se sit¨²a en 30 euros. Pero la subida ser¨ªa dr¨¢stica si el derecho de emisi¨®n se eleva a 70 euros (hasta un 22% m¨¢s en la calefacci¨®n con fuel oil o un 12% m¨¢s para la gasolina).
El impacto de la transici¨®n energ¨¦tica
Las alarmas por el impacto social de la transici¨®n energ¨¦tica e industrial en marcha no llegan solo desde las voces contrarias al cambio. Cunden tambi¨¦n entre quienes lo ven necesario o inevitable. Cristina Monge, polit¨®loga y asesora ejecutiva de la Fundaci¨®n Ecolog¨ªa y Desarrollo (Ecodes), afirma que ¡°la transici¨®n va a afectar a todos los sectores, incluso a los que no se lo esperan, y habr¨¢ perdedores como en todas las reconversiones¡±.
Monge vaticina que ¡°los que lo ten¨ªan mal lo van a tener peor¡±, y apunta como principales v¨ªctimas a las personas con menos formaci¨®n y menos renta y al mundo rural frente al urbano. ¡°O se incorpora con fuerza la dimensi¨®n social o las brechas que ya exist¨ªan se van a ampliar¡±.
El riesgo de que la aplicaci¨®n del plan degenere en una batalla entre ganadores y perdedores de la transici¨®n se acrecienta por el reparto del esfuerzo entre los distintos niveles de renta. Seg¨²n c¨¢lculos de Oxfam, publicados a finales del a?o pasado, el 10% de las personas m¨¢s ricas de la UE son el origen del 27% de las emisiones y las han aumentado un 3% desde 1990. El 50% de la poblaci¨®n con menos renta es responsable de otro 27% tras haberlas recortado en una cuarta parte.
En el Parlamento Europeo, los principales grupos pol¨ªticos (populares, socialistas, liberales y verdes) han acogido con satisfacci¨®n no exenta de inquietud el plan de la Comisi¨®n. Y las referencias a la brecha social vuelven a aparecer. La eurodiputada Dolors Montserrat, al frente de la delegaci¨®n del PP y miembro de la Comisi¨®n Parlamentaria de Medio Ambiente, se?ala que ¡°es un paso adelante que da liderazgo a Europa en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, pero no puede hacerse a costa de sacrificar empleos o de desindustrializar Europa¡±.
Montserrat recuerda que en pa¨ªses como Espa?a ¡°con la pandemia de covid-19 ya hay mucha gente que se ha quedado por el camino o que est¨¢ a punto de perder su negocio; si exigimos ahora otro esfuerzo adicional, la brecha se ampliar¨¢¡±. La eurodiputada cree que el plan debe priorizar los incentivos en lugar de las penalizaciones. ¡°Y facilitar la formaci¨®n necesaria para que las numerosas personas que pueden perder sus puestos de trabajo puedan adaptarse a la nueva realidad laboral¡±, a?ade.
Miles de millones
La Comisi¨®n Europea reconoce que el impacto ser¨¢ inevitable y afectar¨¢ al d¨ªa a d¨ªa de millones de ciudadanos, pero apunta a los cientos de miles de millones de euros disponibles para paliar las consecuencias. A los 72.000 millones de euros del fondo social se a?ade el fondo de recuperaci¨®n, dotado con 750.000 millones y con un 37% de esa cantidad reservada para programas relacionados con el cambio clim¨¢tico. Los fondos de cohesi¨®n (372.000 millones) y agr¨ªcolas (291.000 millones) para el per¨ªodo 2021-2027 tambi¨¦n contribuir¨¢n a financiar la adaptaci¨®n en numerosos sectores.
Adem¨¢s, Bruselas ha propuesto ampliar en casi un 50% el fondo de innovaci¨®n, que en la actualidad espera movilizar unos 20.000 millones de euros entre 2020 y 2030. Algo parecido ocurrir¨¢ con el fondo de modernizaci¨®n, destinado ayudar a una decena de pa¨ªses de Europa central y del Este (Polonia, Rumania, Bulgaria, Hungr¨ªa, Rep¨²blica Checa, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania y Croacia). Los ingresos esperados para ese fondo ascend¨ªan a 14.000 millones en esta d¨¦cada, una cifra que podr¨ªa doblarse con la propuesta legislativa presentada esta semana por Bruselas. Y a la lista de beneficiarios se a?adir¨ªan Grecia y Portugal.
Gentilloni ha indicado que ¡°los Estados deben adoptar medidas de compensaci¨®n para los m¨¢s vulnerables y para aquellas personas que sufren pobreza energ¨¦tica¡±. El comisario de Econom¨ªa considera indispensable lograr ¡°un equilibrio entre justicia y ambici¨®n¡±. Las recientes pol¨¦micas en Espa?a por el incremento de la factura de la luz o por el consumo de carnes rojas muestran que cualquiera de las propuestas de la Comisi¨®n puede ser la chispa de un incendio dif¨ªcil de controlar.
El riesgo de estallido es mayor tras una crisis sanitaria que ha aumentado el n¨²mero de personas en riesgo de pobreza. Ya antes de la pandemia, el 7% de la poblaci¨®n espa?ola acumulaba retrasos a la hora de saldar las facturas de electricidad o gas y el 9% ten¨ªa dificultades para mantener la casa caliente en invierno, seg¨²n el Observatorio Europeo de la Pobreza Energ¨¦tica, un proyecto impulsado por la Comisi¨®n. La eurodiputada Montserrat augura que ¡°a medida que se acerquen las fechas de los diferentes objetivos, la gente se va a poner muy nerviosa, no podemos dejar a nadie atr¨¢s¡±.
Bruselas conf¨ªa, no obstante, en que la propia transici¨®n energ¨¦tica contribuya a amortiguar el impacto con un progresivo abaratamiento de las energ¨ªas limpias y de los productos m¨¢s eficientes. La comisaria europea de Energ¨ªa, la liberal Kadri Simson, subrayaba la semana pasada que ¡°la electricidad renovable ya es la opci¨®n m¨¢s barata en muchos lugares¡±.
Bruselas propone elevar del 32% al 40% el objetivo de producci¨®n de renovables, un incremento que, seg¨²n Simson, ¡°no solo promover¨¢ energ¨ªa m¨¢s limpia y m¨¢s barata, sino tambi¨¦n un impulso a un sector econ¨®mico con un potencial significativo para generar empleo, crecimiento y comercio¡±.
Adi¨®s al coche de combusti¨®n
El mismo c¨ªrculo virtuoso podr¨ªa producirse en el sector de la automoci¨®n, en el que Bruselas propone reducir un 55% las emisiones en 2030 en relaci¨®n con este a?o y un 100% en 2035. El salto equivale a la prohibici¨®n de la venta de veh¨ªculos a gasolina y di¨¦sel en 2035. Una se?al al mercado que, seg¨²n la Comisi¨®n, habr¨¢ barrido de las calzadas europeas a todos los motores de combusti¨®n en 2050.
Julia Poliscanova, analista de Transport & Environment (T&E), un centro de estudios especializado en movilidad sostenible, cree que el coche el¨¦ctrico podr¨ªa encontrarse ante ¡°el momento Ford¡± que el motor de combusti¨®n vivi¨® en 1913. El fabricante estadounidense abarat¨® entonces sus veh¨ªculos con una producci¨®n en masa que en solo una d¨¦cada puso las cuatro ruedas a disposici¨®n de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n trabajadora de EE UU. ¡°Los an¨¢lisis muestran que si continuamos elevando el volumen [de producci¨®n] de coches el¨¦ctricos, en solo seis a?os ser¨¢n m¨¢s baratos que los de petr¨®leo¡±, escribe Policanova en su valoraci¨®n de las propuestas de la Comisi¨®n.
Los c¨¢lculos de T&E tambi¨¦n restan importancia a la incorporaci¨®n del transporte al mercado de emisiones, una propuesta que consideran tan inofensiva como innecesaria. La compra de derechos de emisi¨®n por parte de las petroleras supondr¨ªa para el conductor un incremento de cinco c¨¦ntimos por litro a partir de 2028.
Desde los sindicatos europeos, en cambio, se anticipa un verdadero incendio social si las propuestas no se modifican durante su tramitaci¨®n legislativa en el Consejo de la UE y en el Parlamento Europeo. Ludovic Voet, secretario confederal de la confederaci¨®n europea de sindicatos, afirma que ¡°la extensi¨®n del mercado de emisiones al transporte y a los edificios va a alimentar una sacudida social en toda Europa similar a los chalecos amarillos, y todo ello para no conseguir apenas una mayor eficiencia medioambiental¡±.
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