EE UU reclama el liderazgo de la lucha clim¨¢tica, pero la UE sigue por delante
La celebrada promesa de Biden de recortar a la mitad sus emisiones en 2030 sit¨²a de nuevo a su pa¨ªs en la batalla internacional. El compromiso de Europa y el del Reino Unido siguen siendo m¨¢s fuertes
Estados Unidos ha regresado a la lucha clim¨¢tica internacional tras cuatro a?os en los que estuvo ausente de cualquier compromiso debido al republicano Donald Trump. El presidente de EE UU, el dem¨®crata Joe Biden, se ha comprometido esta semana ante 40 l¨ªderes mundiales a reducir entre un 50% y un 52% las emisiones de gases de efecto invernadero de su pa¨ªs para 2030 respecto a los niveles de 2005. Esta promesa, aplaudida por sus colegas y por la ONU, deja en el aire una pregunta: ?ha adelantado EE UU a la Uni¨®n Europea en la ambici¨®n contra el cambio clim¨¢tico? Aunque las comparaciones tienen que matizarse mucho, la respuesta es, en principio, no: el objetivo de reducci¨®n de emisiones europeo es m¨¢s duro que el anunciado este jueves por Biden si se toma como base 1990, el a?o que la ONU lleva usando como referencia desde hace d¨¦cadas. Adem¨¢s, la UE cuenta con un amplio cuerpo legislativo y medidas que se han mantenido en el tiempo que ayudan a la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa comunitaria y que se acabar¨¢n blindado este a?o en la primera ley del clima europea. El objetivo al que la UE se ha comprometido ante Naciones Unidas es reducir un 55% sus emisiones en 2030, pero con respecto a 1990.
Al margen de las comparaciones, el paso dado por Biden pretende situar a su pa¨ªs en el centro de la gran transformaci¨®n global que supondr¨¢ la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa mundial, que debe llevar al abandono de los combustibles f¨®siles (petr¨®leo, gas y carb¨®n), principales responsables de los gases de efecto invernadero. La lucha clim¨¢tica es ¡°una obligaci¨®n moral¡±, dec¨ªa Biden el jueves, pero tambi¨¦n una obligaci¨®n ¡°econ¨®mica¡±. O, como lo ha explicado durante la cumbre John Kerry, el enviado especial de EE UU para el clima, ¡°es la mayor oportunidad desde la Revoluci¨®n Industrial¡±. Y la actitud de Trump, que quiso apostar por el carb¨®n, las prospecciones de hidrocarburos y por impedir el desarrollo de coches menos contaminantes, sacaba a Estados Unidos de la carrera hacia una transici¨®n que no se detuvo en el mundo a pesar del republicano.
En esa carrera industrial y tecnol¨®gica est¨¢ la Uni¨®n Europea, que lleva a?os apostando por acelerar la transici¨®n hacia la econom¨ªa baja en carbono. La lucha contra el cambio clim¨¢tico se ha convertido, de hecho, en uno de los rasgos identitarios m¨¢s importantes de Europa. Y la intenci¨®n de la Comisi¨®n Europea y los 27 es impulsarla a¨²n m¨¢s con el multimillonario plan de recuperaci¨®n aprobado por las instituciones comunitarias. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisi¨®n Europea, recordaba esta semana en la cumbre que el 37% de los fondos deber¨¢n ir destinados a acciones relacionadas con el cambio clim¨¢tico. ¡°De las crisis o salimos mejores o salimos peores¡±, resum¨ªa el papa Francisco el dilema pospand¨¦mico en el que se encuentra la humanidad. El Papa apost¨® en su intervenci¨®n en la cumbre por la necesidad de una recuperaci¨®n verde.
Punto de comparaci¨®n
Para comparar los objetivos prometidos ante la ONU por EE UU y la Uni¨®n Europea, lo primero en lo que hay que fijarse es en el punto del que parte cada uno. Europa alcanz¨® su pico de emisiones en 1990 y a partir de ah¨ª las ha ido reduciendo de forma sostenida, cumpliendo as¨ª con lo que establec¨ªa la Convenci¨®n Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Clim¨¢tico, de 1992, y de la que emanan el Protocolo de Kioto y el vigente Acuerdo de Par¨ªs. Sin embargo, EE UU no alcanz¨® su techo de emisiones hasta 2007.
Por eso, cuando se comparan los compromisos de ambas potencias tomando como punto de partida 1990, el resultado es que la UE reducir¨¢ en 2030 un 55% sus emisiones, mientras que el recorte de EE UU ser¨ªa de poco m¨¢s del 40%. Otro punto de referencia que se puede tomar es 2010. La ONU ha instado a todos los pa¨ªses a que, a finales de esta d¨¦cada, las emisiones globales se hayan reducido un 45% respecto a las de 2010. Ese es el camino para intentar que la temperatura media no supere los 1,5 grados de calentamiento este siglo, seg¨²n establece el Acuerdo de Par¨ªs. Si se toma como punto de referencia 2010, el compromiso de la UE se traduce en un 48% de recorte de las emisiones en 2030 y el de Estados Unidos en un 44,8%.
A ello hay que a?adir otro factor m¨¢s: la dependencia que tiene cada econom¨ªa de los combustibles f¨®siles. Aunque China es el primer emisor mundial de gases de efecto invernadero, si se mira en t¨¦rminos brutos, Estados Unidos sigue estando muy por delante del pa¨ªs asi¨¢tico cuando se analizan las emisiones per c¨¢pita. Lo mismo ocurre con la UE: un europeo emite de media 2,5 veces menos de di¨®xido de carbono que un estadounidense.
Aunque la Uni¨®n Europea est¨¢ presentando objetivos ambiciosos ¡ªno lo suficiente en cualquier caso, seg¨²n denuncian las organizaciones ecologistas y los partidos verdes¡ª, es el Reino Unido el que est¨¢ mostrando un mayor liderazgo internacional entre las grandes potencias. Se ha comprometido a reducir un 68% sus emisiones en 2030 respecto a las de 1990 (un 58% si se comparan con las de 2010). ?Y Espa?a? El objetivo plasmado en la ley de cambio clim¨¢tico es recortar un 23% las emisiones para finales de la d¨¦cada respecto a 1990 (un 38% respecto a las de 2010). Espa?a no alcanz¨® su pico de emisiones hasta 2007 y durante la pasada d¨¦cada apenas bajaron por una mezcla de razones econ¨®micas y falta de medidas clim¨¢ticas. Ante las cr¨ªticas por la falta de ambici¨®n, el Gobierno se ha comprometido a revisar al alza su objetivo en 2023.
Netas, brutas y la letra peque?a
Otro factor m¨¢s que se debe tener en cuenta a la hora de analizar los compromisos que se ponen sobre la mesa ¡ªtodos los firmantes del Acuerdo de Par¨ªs deben presentar planes de recorte de emisiones, aunque cada Gobierno decide su objetivo¡ª: si se habla de emisiones netas o brutas. Tanto la Uni¨®n Europea como Estados Unidos ¡ªno as¨ª el Reino Unido y Espa?a¡ª hablan en sus programas de reducciones de emisiones netas. Esto abre la puerta a las compensaciones a trav¨¦s de sumideros de di¨®xido de carbono, como los bosques u otras todav¨ªa inciertas soluciones tecnol¨®gicas.
Muchos grupos ecologistas, activistas y expertos califican de trucos de contabilidad la inclusi¨®n del concepto de emisiones netas. Pero lo cierto es que tanto el Acuerdo de Par¨ªs como los informes del IPCC, el grupo de cient¨ªficos que asesora en temas de cambio clim¨¢tico a la ONU, apuntan hacia esa neutralidad cuando hablan de las reducciones de emisiones.
La reducci¨®n del 55% de las emisiones netas que promete Europa se convierte en un 52,8% cuando se pasa a emisiones brutas, seg¨²n los grupos ecologistas. Para que verdaderamente se produzca una reducci¨®n de las emisiones, los socios europeos han decidido esta semana poner un tope a los gases que podr¨¢n ser compensados con sumideros en 2030: 225 millones de toneladas de CO? equivalente (la unidad que se emplea con los gases de efecto invernadero); en 2019 los 27 emitieron 3.600 millones de toneladas de gases en total.
Lo que har¨¢ ahora respecto a este asunto EE UU es una inc¨®gnita. En el plan que ha presentado ante Naciones Unidas con sus nuevos objetivos se hace hincapi¨¦ en los bosques, los suelos agr¨ªcolas y los oc¨¦anos como sumideros. Pero el Gobierno de Estados Unidos debe desarrollar ahora sus programas internos y concretar todas las medidas que propone para recuperar el tiempo perdido en la lucha contra el cambio clim¨¢tico.
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