La vida tras un asesinato machista: ¡°Lo peor fue decirle a mi hermano que su padre hab¨ªa matado a nuestra madre¡±
Los asesinatos de mujeres dejan otras v¨ªctimas casi olvidadas: hijos y familias que se enfrentan a un laberinto de tr¨¢mites sin ayuda ni informaci¨®n, con miedo y en mitad del derrumbe emocional
Las estad¨ªsticas de la violencia machista solo muestran la punta de un iceberg inmenso. Desde que en 2003 se comenzaron a contabilizar los casos en una estad¨ªstica oficial, han sido asesinadas 1.106 mujeres por sus parejas o exparejas, 28 de ellas en lo que va de a?o. Y a esta cifra vergonzante se ha sumado la muerte de 40 hijos asesinados a manos de sus padres (no est¨¢ contabilizada Anna, desaparecida en Tenerife junto a su hermana Olivia y cuyo cuerpo a¨²n no se ha encontrado) y 310 menores hu¨¦rfanos desde 2013 (seg¨²n datos de finales de mayo de la Delegaci¨®n de Gobierno). Alrededor de todos ellos existen otras v¨ªctimas que tienen que vivir con la p¨¦rdida de su hermana, su hija, su t¨ªa, su cu?ada o su nuera, y todas ellas saben lo que es el dolor, el miedo y el rechazo.
Luz Marina Rodr¨ªguez, hermana de Guacimara, Guaci, a quien su expareja, Jos¨¦ Miguel Mendoza, apu?al¨® hasta matarla el 20 de febrero de 2013 lo explica gr¨¢ficamente: ¡°Siempre digo que el da?o es como una bomba lapa que se expande y hace que toda la familia se hunda. Nosotros est¨¢bamos muy unidos y algo cambi¨® para siempre. No vuelves a ser la misma persona y tienes que aprender a vivir con el dolor y la rabia, y es muy dif¨ªcil¡±.
Joshua Alonso ten¨ªa 25 a?os cuando su madre, Mar¨ªa Jos¨¦ Mateo, Ses¨¦, muri¨® en 2017 a causa de la explosi¨®n de gas que provoc¨® su expareja, Emilio F. C., y que provoc¨® la muerte de ambos. Ella ten¨ªa 50 a?os. ¡°Primero llega el shock¡±, explica, ¡°despu¨¦s estuve llorando durante semanas por las esquinas. Es algo que no se supera nunca¡±. Alonso asegura que ¡°siempre va a echar de menos a su madre ¡ª¡°mi amiga, mi confidente¡±¡ª, de la que pens¨¦ que estar¨ªa a su lado ¡°much¨ªsimo tiempo¡±. Como en el caso anterior, el asesinato afect¨® a toda la familia: ¡°Quedamos muy desperdigados; volver a unirse es un proceso duro que hay que trabajar y que implica entender los sentimientos de las otras personas. Es demoledor porque son muchos recuerdos. Pero no puedo cambiar lo que pas¨®, y s¨ª intentar que cambie lo que tengo a mi alrededor¡±.
Rodr¨ªguez y Alonso viven a casi 2.135 kil¨®metros de distancia, los que separan las ciudades de Tenerife y el pueblo de Redondela en Pontevedra. Ambos comparten el impacto de la p¨¦rdida, la necesidad de sobreponerse al duelo para atender a los menores ¡ªsobrinos y hermano, respectivamente¡ª que se quedaron hu¨¦rfanos cuando sus respectivos padres decidieron asesinar a sus madres. Comparten tambi¨¦n la perplejidad ante las trabas burocr¨¢ticas que multiplicaron su angustia en mitad del caos provocado por la p¨¦rdida.
Alonso, que ahora tiene 30 a?os, tiene que parar y respirar hondo para retener las l¨¢grimas: ¡°Ese d¨ªa me llamaron por tel¨¦fono y me dijeron que la casa estaba ardiendo. Llamaba a mi madre, lo llamaba a ¨¦l, a la familia del padre [nunca utiliza su nombre]. Cuando llegu¨¦ a la casa y vi su coche pens¨¦: ¡®La mat¨®'. Mi prioridad fue mi hermano. Ten¨ªa ocho a?os. Desde el primer momento tuve claro que yo me har¨ªa cargo de ¨¦l. Lo m¨¢s duro a lo que me he enfrentado en la vida es que tener que decirle que su padre hab¨ªa matado a nuestra madre. No se lo deseo a nadie. ?l no me dijo nada, simplemente entendi¨® lo que hab¨ªa visto en los medios de comunicaci¨®n¡±.
Ni Alonso ni Rodr¨ªguez detectaron los signos larvados de una violencia psicol¨®gica que nunca lleg¨® al maltrato f¨ªsico. ¡°?l nunca la hab¨ªa agredido f¨ªsicamente¡±, cuenta Rodr¨ªguez sobre la relaci¨®n de su hermana y su asesino. ¡°Estaban juntos desde los 14 o 15 a?os y normalizas actitudes que despu¨¦s entiendes de otra manera. No vimos la violencia psicol¨®gica, que es en la que hay que trabajar. Lo ¨²ltimo que me dijo Guaci el d¨ªa antes de que la matara fue: ¡®Ay hermana, estoy en el momento m¨¢s feliz de mi vida¡±. A la ma?ana siguiente su expareja, la esper¨® en el rellano de la escalera de la casa de su suegra, donde ella viv¨ªa con sus dos hijos desde que se separaron y la asalt¨® por la espalda en presencia de los ni?os, de ocho y cinco a?os. Tras apu?alarla, baj¨® las escaleras fum¨¢ndose un cigarro mientras les dec¨ªa que la hab¨ªa matado a los vecinos que hab¨ªan salido al escuchar los gritos.
Alonso relata una historia parecida: ¡°Mi madre era una mujer feminista, ¨¦l nunca la agredi¨®, pero despu¨¦s te das cuenta de comentarios y actitudes que vivimos y que todos socialmente normalizamos. Ella tuvo muchos problemas de salud y cuando la mat¨® acababa de superar un c¨¢ncer de pecho. La vio otra vez feliz y en ese momento decidi¨® asesinarla, reventar con todo, quemar la casa, que es como un ensa?amiento m¨¢s. Quiso que desapareciera todo sin pensar en su familia¡±.
Al d¨ªa siguiente empez¨® para las familias de las asesinadas otro calvario: solucionar legalmente la situaci¨®n de los menores hu¨¦rfanos, encauzar la multitud de tr¨¢mites sobre los que nadie informa. Las condolencias institucionales de los primeros d¨ªas dan paso a un laberinto burocr¨¢tico que se debe afrontar en plena crisis psicol¨®gica y en las administraciones no existe ning¨²n camino marcado para mitigarlo. ¡°A m¨ª por ejemplo¡±, explica Alonso, ¡°como era mayor de edad cuando mataron a mi madre no se me considera v¨ªctima. Una persona asesinada y otra que se suicid¨® tienen contratos, tarjetas, llegan deudas, impuestos de sucesiones, declaraciones de herederos, la tutela del menor, saber qu¨¦ ayudas puedes pedir, solicitar la pensi¨®n para el ni?o, contratar a varios abogados, porque yo y mi hermano entramos en conflicto de intereses ya que ¨¦l es el ¨²nico heredero del asesino y entienden que yo puedo reclamarle el da?o que nos hizo por la casa... El apoyo psicol¨®gico que yo recib¨ª fueron cinco sesiones por tel¨¦fono y despu¨¦s 15 minutos cada nueve meses para hablar con una psic¨®loga que me dice que llevo muy bien el duelo¡±, cuenta con iron¨ªa. ¡°Mi hermano se cur¨® psicol¨®gicamente y puede tener las mismas oportunidades que cualquier otro ni?o gracias al apoyo del Fondo de Becas Soledad Cazorla. Los ni?os son superiores a los adultos, tienen un coraz¨®n y un cerebro diferente al nuestro, enseguida se abri¨® al amor¡±.
Rodr¨ªguez y sus hermanos pasaron por lo mismo: ¡°Ha muerto tu hermana, su pareja est¨¢ en la c¨¢rcel, pero hay dos ni?os. Lo primero fue acudir a la Direcci¨®n General del Menor y nuestra sorpresa fue may¨²scula cuando nos dijeron que para la custodia hab¨ªa que hablar con el padre, para las visitas hab¨ªa que hablar con el padre... ?Perd¨®n? Tuvimos que pedir cita con la jueza para conseguir la retirada de la patria potestad provisional hasta que se celebrara el juicio. Tardaron casi ocho meses en oficializar la guarda y custodia de los ni?os, pero en ese tiempo no tienen un tutor legal para cambiarles de colegio, sacar su DNI o firmar documentos si se ponen malos. Tienes que contar el caso en todos los sitios donde vas, recordarlo; unos exageran su reacci¨®n, otros no tienen ni una gota de empat¨ªa, est¨¢s en manos de la buena voluntad de la gente que vas encontrando porque no existen protocolos de actuaci¨®n¡±.
No hay de qu¨¦ avergonzarse, pero ha sido dif¨ªcil encontrar hijos o familiares dispuestos a hablar sobre lo que ocurri¨® cuando la violencia machista revent¨® sus vidas. Alonso argumenta: ¡°Te doy la respuesta ahora mismo del porqu¨¦: en mi caso ¨¦l est¨¢ muerto. Yo no siento peligro por hablar, pero muchas familias viven con miedo porque no est¨¢n protegidas. La familia entera es v¨ªctima. Si ¨¦l estuviera vivo, puede que tuviera que dejarlo ver al ni?o y yo tendr¨ªa que llevar a mi hermano al psic¨®logo para prepararlo para esas visitas. Te juro que echo de menos a mi madre much¨ªsimo, le sigo mandando mensajes, pero imagina lo que tiene que ser para mi hermano, que es su padre. Tambi¨¦n te digo que la familia paterna son personas encantadoras, no tienen culpa de nada y creo que ellos tambi¨¦n se sienten abandonados porque la sociedad es muy desagradable. En estos casos, todos somos v¨ªctimas¡±.
Alonso y Rodr¨ªguez han abanderado asociaciones y movimientos dirigidos a luchar contra la violencia machista y la ayuda a sus v¨ªctimas. Alonso, que trabajaba en el soporte inform¨¢tico de una empresa, est¨¢ estudiando un ciclo superior de promoci¨®n de igualdad de g¨¦nero: ¡°Para quitarme ese estigma de hu¨¦rfano y poder explicar c¨®mo el machismo puede estropearte la vida cuando en igualdad vivir¨ªamos todos m¨¢s felices¡±. Rodr¨ªguez contin¨²a siendo trabajadora social hospitalaria, pero est¨¢ muy implicada en la lucha contra la violencia machista y en las medidas destinadas a los hu¨¦rfanos: ¡°Nadie me puede rebatir lo que nosotros hemos experimentado. Detectas lagunas y detalles que no controla la gente que se ocupa de estos temas y te da rabia que no te pregunten para hacer un protocolo¡±.
En la misma direcci¨®n va el esfuerzo de Alonso: ¡±Lo que estoy intentando conseguir es que se cree una figura de acompa?amiento desde los servicios sociales, ayuntamientos o concellos, una figura f¨ªsica que cuando ocurre un asesinato machista te llame y te diga: ¡®Puedes pasar el duelo, no te preocupes, que yo voy a parar todos tus flecos y lo voy a ir gestionando todo¡¯. Con el concello de Redondela estoy creando un protocolo de actuaci¨®n cuando hay hu¨¦rfanos y hu¨¦rfanas de violencia machista, para que todo esto que he vivido quede redactado y se pueda aplicar a nivel gallego y nacional si se quiere¡±.
Alonso y Rodr¨ªguez relataron en mayo de 2018 su tortuoso camino en el Senado. Alonso dijo entonces desgarrado: ¡°Me siento abandonado. Mi hermano de 10 a?os est¨¢ abandonado. Nuestra familia ha sufrido el peor de los golpes. He tenido que llamar a un laberinto de puertas para solucionar mil y un tr¨¢mites con el desembolso econ¨®mico que conllevan... ?Tengo 26 a?os!¡±. Tres a?os despu¨¦s los avances para resolver los obst¨¢culos a los que se enfrentan las familias de las mujeres asesinadas por violencia machista siguen siendo peque?os. Alonso y Rodr¨ªguez a¨²n no han resuelto flecos relacionados con las propiedades de su madre y hermana. Se siguen sintiendo ¡°invisibles¡± y ¡°abandonados a su suerte¡±, como dijo entonces Alonso frente a los senadores. Pero uno y otra no se detienen, la memoria de su madre y su hermana se han convertido en el motor de una lucha que es tambi¨¦n la de muchos.
Ayudas y luchas privadas para un problema p¨²blico y social
En febrero de 2021 se cumplieron cinco a?os de actividad del Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla, una iniciativa impulsada por la familia de la primera Fiscal de Sala contra la violencia de g¨¦nero de la Fiscal¨ªa General del Estado, y que se desarrolla y gestiona a trav¨¦s de la Fundaci¨®n Mujeres. Un fondo cuyo objetivo es apoyar econ¨®micamente y acompa?ar a las familias que se ven obligadas a criar a los hijos e hijas de las mujeres asesinadas por violencia de g¨¦nero en Espa?a. El destino de estas ayudas se centra en cubrir gastos relacionados con la educaci¨®n, actividades de refuerzo escolar, apoyo psicol¨®gico, y estudios universitarios o formaci¨®n profesional para mayores de edad. Pero tambi¨¦n gu¨ªan con su experiencia a estos familiares que se encuentran perdidos tras el asesinato de una mujer por violencia de g¨¦nero y reivindican y apoyan propuestas dirigidas a apoyar a los hu¨¦rfanos y conseguir su recuperaci¨®n.
En marzo de 2019 entr¨® en vigor la ley 3/2019 que mejora la situaci¨®n de orfandad de las hijas e hijos de v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero. Entre sus logros est¨¢ la creaci¨®n de una prestaci¨®n de orfandad para aquellos menores que no tienen derecho a una pensi¨®n de este tipo por falta de cotizaci¨®n de sus madres. Pero a¨²n queda un largo camino por recorrer y estas asociaciones hacen hincapi¨¦ en la falta de informaci¨®n y de especializaci¨®n sobre esta materia y c¨®mo repercute en la recuperaci¨®n de los hu¨¦rfanos. Piden la creaci¨®n de gu¨ªas informativas dirigidas a las familias y a los ¨¢mbitos profesionales implicados y tambi¨¦n generar contenidos formativos integrados en la preparaci¨®n de los profesionales que intervienen en los procedimientos relacionados con la violencia de g¨¦nero y la atenci¨®n y protecci¨®n a las v¨ªctimas.
Adem¨¢s proponen cambios legislativos que afectan a las transmisiones de bienes e indemnizaciones de las v¨ªctimas, a la gesti¨®n de las ayudas o a la situaci¨®n de desamparo en la que quedan los hu¨¦rfanos cuyos padres no son los agresores de sus madres. Una portavoz del Fondo de becas afirma: "Nosotros hemos ido creciendo por las familias y las familias son quienes nos ense?an. Ellas fueron a trav¨¦s de las que nos dimos cuenta de que necesitaban gu¨ªas en el camino y creamos una asesor¨ªa jur¨ªdica que les ayuda a aclararse y les acompa?a e informa de tr¨¢mites cuando est¨¢n perdidos".
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