¡°En Chile los migrantes son marginados no porque sean extranjeros, sino porque son pobres¡±
El influyente religioso Felipe Berr¨ªos analiza la crisis migratoria del norte del pa¨ªs, donde reside hace siete a?os en un campamento de inmigrantes
El jesuita chileno Felipe Berr¨ªos (Santiago de Chile, 1956) analiza la crisis humanitaria en el norte de su pa¨ªs que protagonizan miles de migrantes sudamericanos que llegan a tierras chilenas por pasos no habilitados de la frontera y se instalan como pueden en el espacio p¨²blico de las urbes, lo que ha generado una tensi¨®n con los locales. El s¨¢bado pasado, en la ciudad de Iquique, a unos 1.750 kil¨®metros de la capital, una marcha contra los migrantes termin¨® con la quema de colchones y juguetes de venezolanos sin techo, en una de las escenas de mayor inhumanidad que se haya visto en estas tierras en los ¨²ltimos tiempos. En paralelo, cientos de haitianos que viv¨ªan en Chile protagonizan un ¨¦xodo y, cruzando todo el continente, intentan llegar a Estados Unidos.
Para el sacerdote, ¡°la inmigraci¨®n no va a parar. Porque Chile, por mucho que lo critiquemos, es el pa¨ªs m¨¢s rico y con mejores perspectivas de la regi¨®n¡±. Berr¨ªos describe este problema multidimensional: ¡°La crisis de la gente que entra por pasos no habilitados, el Gobierno que no entrega papeles y los inmigrantes que quedan en el limbo y tienen que vivir en negro, pagando arriendos alt¨ªsimos y ganando bajos salarios. Por otra parte, los chilenos de menores recursos que conviven con los inmigrantes, que hacen sus necesidades en cualquier lado, que ponen la m¨²sica a todo chancho y ocupan los pocos espacios p¨²blicos de los barrios humiles, son los m¨¢s tensionados, porque los se?ores que desde el barrio alto de Santiago dicen estar a favor de los migrantes, no tienen el problema encima¡±.
El jesuita no habla desde la comodidad de la capital, sino desde un campamento de la ciudad de Antofagasta, a unos 1.370 kil¨®metros al norte de Santiago de Chile, donde reside hace siete a?os. Es un conjunto de chavolas o villas miseria ¨Ccomo se les conoce en el resto de la regi¨®n¨C a la que el jesuita ha intentado con ¨¦xito cambiarle el rostro gracias a un proyecto que lidera con la Fundaci¨®n Recrea y su directora ejecutiva, Alejandra Stevenson: los barrios transitorios. D¨ªscolo y voz inc¨®moda para la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica, sigue siendo probablemente el religioso de mayor influencia en Chile por sus propuestas rupturistas y provocadoras, como las que enumera en esta entrevista. Para el jesuita, ¡°no basta con determinadas medidas en colegios y congregaciones¡±, luego de la gran crisis por los abusos que afecta a la organizaci¨®n mundialmente y que en Chile llev¨® al Papa Francisco a una hist¨®rica limpieza luego de la desafortunada visita al pa¨ªs a comienzos de 2018. ¡°Lo que debe cambiar es la estructura de la Iglesia. Hay que incorporar a la mujer y la jerarqu¨ªa debe ser elegida por el pueblo de Dios y estar al servicio del pueblo de Dios. Tenemos que vivir de nuestro trabajo y el celibato debe ser voluntario¡±, enumera Berr¨ªos.
La Chimba, donde vive el jesuita, est¨¢ en el norte de la ciudad minera Antofagasta, en los alrededores del basural de la urbe. En esta zona se han levantado unos cuatro campamentos donde viven al menos 1.000 familias, la mayor¨ªa inmigrantes.
En el campamento Luz Divina, donde tiene su casa el propio religioso, habitan 260 familias: un tercio de origen colombiano, un tercio de origen peruano y un tercio de origen boliviano. ¡°No los llamamos inmigrantes, sino nuevos chilenos. Son personas que han venido con guag¨¹itas chicas [beb¨¦s] o le han nacido guag¨¹itas ac¨¢. Para las fiestas patrias, del 18 de septiembre, todo el campamento estaba embanderado con banderas chilenas¡±, describe. Las calles son de tierra, los W.C son letrinas y el agua les llega por cami¨®n aljibe. Pese a la precariedad, sin embargo, el barrio transitorio ha logrado darle dignidad a la gente: las calles tienen nombre, las casas n¨²mero, existen jefatura que va rotando y los ni?os tienen acceso a bibliotecas y a las llamadas tardes protegidas, con actividades para que no se queden solos en casa cuando sus padres trabajan. Cuando las familias logran una vivienda formal, les dejan el espacio a nuevas generaciones de necesitados, lo que ha sucedido en seis ocasiones. ¡°Se les prepara para incorporarse a la sociedad¡±, asegura Berr¨ªos. Y ejemplifica: ¡°Cuando abrimos la biblioteca hace cuatro a?os, ten¨ªa de dos a ocho visitas mensuales. Hoy d¨ªa tiene 700. Hay un cambio de actitud en las personas hacia la vida¡±.
Asegura que un elemento sustancial de la crisis humanitaria de los inmigrantes en el norte se explica por el centralismo en Chile, ¡°porque lo que no ocurre en Santiago, no existe¡±. Y apunta al Gobierno de Sebasti¨¢n Pi?era, ¡°que ha sido ineficiente e indolente ante esta situaci¨®n¡±.
Pregunta. ?Responsabiliza principalmente a este Gobierno?
Respuesta. Los gobiernos consecutivos han manejado mal el fen¨®meno de la migraci¨®n, porque ni siquiera ten¨ªamos una ley acorde a los tiempos, pero un asunto es manejar mal un problema y otra cosa es lo que ha hecho este Gobierno, que es crear una xenofobia. El encargado de inmigraci¨®n del Ejecutivo dice que para venir a Chile hay que sacar visa y en la mayor¨ªa de los pueblitos de Bolivia o Per¨² no hay ni consulado ni hay mentalidad de esto: por siglos ha estado cruzando las fronteras sin problemas y no hay noci¨®n de que esto es una maldad.
P. De acuerdo a la organizaci¨®n Techo, que usted fund¨®, existen unas 81.000 familias que viven en campamentos en Chile¡
R. Es muy grande el problema de los campamentos en Chile. Despu¨¦s del terremoto de 2010, las ONG, el Gobierno y el Estado se fueron alejando de la periferia de los campamentos y a partir del estallido de octubre de 2019, desaparecieron. Algunos creen que la soluci¨®n est¨¢ en construir casas, pero es tan grande el problema que no alcanza. Tenemos a miles de chilenos viviendo sin pagar arriendo, agua, luz, sin normas y a merced de mafias. El problema es tan grande que estamos en un punto de no retorno. Si tienes a una familia durante d¨¦cadas viviendo en la informalidad ?c¨®mo incorporas a esta gente? Esto ha repercutido en que muchos inmigrantes, al final, se quieran ir de Chile. En el fondo, viven en el pa¨ªs, pero no est¨¢n incorporados en la sociedad.
P. ?C¨®mo se relaciona la falta de vivienda con la migraci¨®n?
R. En Chile, los nuevos pobres son los migrantes. Y son marginados no porque sean extranjeros, sino porque son pobres. Si viene un boliviano o un venezolano con plata, como los primeros que llegaron, nos los van a rechazar. Los rechazan porque son pobres. Antes llegaban extranjeros cauc¨¢sicos de ojos azules y no hab¨ªa problema. Pero cuando empiezan a venir latinoamericanos, con rasgos amerindios, afroamericanos y adem¨¢s pobres, la actitud cambia y hay rechazo. Estamos en una era distinta de la humanidad, de globalizaci¨®n, donde los capitales y las cosas se pueden mover libremente por el mundo, pero no las personas.
P. ?Propone fronteras abiertas?
R. No propongo las fronteras abiertas. Primero: estamos en Latinoam¨¦rica y estos son problemas que deben abordarse de manera continental. Pero a los que logran entrar, les dar¨ªa visa de trabajo por un a?o. Porque de esa manera sabes qui¨¦nes son, los conoces. Si no han trabajado en un a?o, se toma una actitud distinta y se decreta la expulsi¨®n, por ejemplo. Pero la pelea no puede ser contra la inmigraci¨®n, sino contra las mafias que explotan a los inmigrantes no documentados. Son las mismas mafias las que los acarrean de un lado a otro, como si fueran una manada. Y la manera de atacar las mafias es d¨¢ndoles las visas de trabajo por un a?o a los que entran, porque de esa manera ya no los pueden dominar.
P. ?C¨®mo son las mafias que operan en los campamentos?
R. Son como microempresas que se ponen de acuerdo y hacen trabajar a la gente como vendedores ambulantes, por ejemplo. Es por eso que lo que hizo la alcaldesa de Santiago, Irac¨ª Hassler, de entregar mil permisos de trabajo a los comerciantes informales en el centro de la capital, es lo peor que pudo hacer: finalmente, est¨¢ afirmando las mafias que est¨¢n detr¨¢s de ellos. Realmente, lo que sucede en Chile es algo kafkiano.
P. ?Por qu¨¦ algo kafkiano?
R. Por ejemplo, la semana pasada me llamaron tres empresarios de rubros distintos para preguntarme si conoc¨ªa gente, porque necesitan mano de obra. Y se repite esto en el pa¨ªs: las constructoras no tienen mano de obra. Pero, al mismo tiempo, estamos expulsando gente que viene a trabajar. Lo que da rabia ¨Cy en eso se explica la explosi¨®n de Iquique¨C es la indiferencia del Gobierno central. Mientras tenemos a la gente api?ada en las plazas, viviendo en carpas, haciendo sus necesidades en la calle, los noticiarios nos mantuvieron una semana pendiente de que en Santiago iba a caer una lluvia que finalmente nunca cay¨®.
P. ?C¨®mo se explica lo que sucedi¨® el fin de semana en Iquique?
R. Es una ciudad-balneario del norte, bonita, en la que poco a poco sus pobladores sintieron que no pod¨ªan ir a las plazas, porque estaban ocupadas por las tiendas de campa?a de migrantes. Se les comenz¨® a deteriorar calidad de vida ante la total indiferencia de las autoridades centrales. Llega un momento en que la gente dice: ¡°Nadie nos escucha¡±. Y hacen esta marcha de unas 5.000 personas, donde hubo un grupito fuertemente violento que hizo la hoguera con las pertenencias de las familias venezolanas sin techo. Pero no fue toda la gente, porque incluso hubo personas que marcharon que defendieron a los inmigrantes. Por lo tanto, la movilizaci¨®n, a mi juicio, no ten¨ªa una connotaci¨®n racista. Podr¨ªa haber pasado contra un grupo de mineros.
P. ?Qu¨¦ ha pasado en Iquique tras los sucesos del s¨¢bado?
R. El sentimiento que ha tenido la ciudad ha sido de silencio absoluto, es decir, de verg¨¹enza, de que no era lo que quer¨ªan hacer. Luego hemos visto una gran ola de ayuda. El inmigrante es la cara visible del problema, pero el problema mayor son las autoridades, indolentes. Comprendo la indignaci¨®n de la gente ante un problema que la autoridad no ha querido canalizar. La organizaci¨®n del Estado de Chile es tal, que trajo todos los respiradores y m¨¢s de los que necesit¨¢bamos, ha tra¨ªdo todas las vacunas y m¨¢s de las que necesit¨¢bamos, supo repartir las vacunas como pocos pa¨ªses del mundo y, sin embargo, no les ha interesado abordar este problema.
P. ?Qu¨¦ opina del ¨¦xodo de haitianos desde Chile?
R. No dir¨ªa que se trata de un problema de racismo, porque la gente les tiene cari?o a los haitianos. A los haitianos les ha costado el idioma y la idiosincrasia y el ¨¦xodo se explica, en parte, porque Chile es un buen trampol¨ªn para ir a EE UU. No dir¨ªa que se est¨¢n yendo porque los hemos tratado p¨¦simo. En Chile se le tiene m¨¢s rabia al ind¨ªgena y se desprecia mucho m¨¢s al ind¨ªgena.
P. Usted, que vive entre inmigrantes en el norte de Chile, ?qu¨¦ sienten tras lo sucedido en Iquique?
R. Hay preocupaci¨®n de que pueda haber algo contra ellos tambi¨¦n. Porque en Chile hemos sido incapaces todav¨ªa de ver la riqueza de la inmigraci¨®n latinoamericana. La cantidad de inmigrantes que ha llegado a Chile, que es mucha, sigue siendo poca para el tama?o del pa¨ªs y las necesidades del territorio. Pero claro, cuando esa cantidad lo centras en algunas ciudades y dentro de estas ciudades en algunos barrios, como guetos, ciertamente se produce un problema.
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