Un cura acusado de abusos cre¨® uno de los himnos del 12 de octubre: sus v¨ªctimas piden que no suene
Las Fuerzas Armadas tocan la pieza cada a?o en homenaje a los ca¨ªdos y el propio Rey la canta durante los actos de la fiesta nacional
¡°Es un insulto¡±. As¨ª define Pedro Tena el hecho de que la canci¨®n La muerte no es el final, compuesta por Ces¨¢reo Gabar¨¢in, el cura que abus¨® de ¨¦l en los maristas de Chamber¨ª, en Madrid, sea el el himno oficial de las Fuerzas Armadas espa?olas y de los cuerpos de seguridad para honrar a sus fallecidos y se siga interpretando en actos oficiales. Entre ellos, en el desfile militar de la fiesta nacional del 12 de octubre, este martes. Este sacerdote vasco, fallecido en 1991, es muy conocido en todo el mundo cat¨®lico por ser el gran compositor de m¨²sica de misa, autor de canciones como Pescador de hombres o Juntos como hermanos. Desde el pasado mes de agosto, est¨¢ acusado de abusos en los a?os sesenta y setenta por al menos otras 16 v¨ªctimas, seg¨²n ha revelado EL PA?S. La mayor¨ªa son antiguos alumnos del colegio madrile?o y tambi¨¦n de otro en Antzuola (Gipuzkoa). Como Tena, otras tres v¨ªctimas de Gabar¨¢in, el hermano de una ya fallecida y el primer alumno que le denunci¨® tras conocer los abusos, piden que se deje de interpretar oficialmente esa obra en los actos p¨²blicos. La muerte no es el final fue elegido como himno oficial para honrar a los ca¨ªdos de las Fuerzas Armadas espa?olas en 1981 y se entona multitudinariamente en un momento central de los actos del 12 de octubre, el homenaje ante el monumento a los ca¨ªdos por Espa?a, en presencia del Rey. El propio Felipe VI lo ha cantado en a?os anteriores.
Consultados por este peri¨®dico, ni el Ministerio de Defensa ni el de Interior han querido dar su opini¨®n sobre este asunto, ni han explicado si se plantean retirarlo tal como piden algunos de los afectados. La Casa del Rey tambi¨¦n ha preferido guardar silencio y no aclarar si Felipe VI lo va a cantar ma?ana martes. Los principales partidos pol¨ªticos tampoco han querido manifestarse sobre el tema. No obstante, el PSOE ya lo hizo en 2014, a trav¨¦s de una pregunta parlamentaria dirigida al Ministerio del Interior. Entonces no se conoc¨ªan las acusaciones de pederastia, que han salido a la luz este verano, pero ya cuestionaba el uso de una canci¨®n religiosa en actos oficiales de la Polic¨ªa Nacional y ped¨ªa que se retirara. El Ministerio del Interior respondi¨® entonces que consideraba el himno ¡°una forma tradicional, solemne y digna de honrar a los fallecidos en acto de servicio¡±. Ahora el PSOE dirige ese ministerio, pero no ha respondido si sigue considerando la canci¨®n del mismo modo.
¡°Por ser instituciones del Estado que en principio nos representan a todos, las Fuerzas Armadas y la polic¨ªa no deber¨ªan utilizar una canci¨®n compuesta por un acreditado ped¨®filo con numerosas acusaciones y v¨ªctimas a sus espaldas¡±, afirma Tena. Eduardo Mendoza, el exalumno de los maristas de Chamber¨ª que denunci¨® al cura en el colegio en 1978, cree que ¡°es algo que deber¨ªa ser revisado con urgencia¡±. ¡°No hay que olvidar que se est¨¢ utilizando la obra de un pederasta para un acto p¨²blico de Estado. Y puedo asegurar que, cada vez que se entona p¨²blicamente, se est¨¢ revictimizando a cada una de sus v¨ªctimas¡±, opina. Sobre todo, porque hasta ahora ha prevalecido el encubrimiento de lo ocurrido. Tras la denuncia de Mendoza y otros escolares, el cura fue expulsado del colegio, pero el arzobispo de Madrid, por entonces el cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, Vicente Enrique y Taranc¨®n, lo traslad¨® a la parroquia de las Nieves, en el barrio de Mirasierra, en Madrid, y a otro colegio, el de San Fernando. Adem¨¢s, a los tres meses de la denuncia, Gabar¨¢in fue nombrado prelado de su santidad por Juan Pablo II.
Mendoza, consciente de la teor¨ªa de que hay que separar la obra del artista, dice: ¡°Pongo un ejemplo f¨¢cil de entender. Imaginemos que esa canci¨®n hubiera sido escrita por un m¨²sico vasco, como Gabar¨¢in, y que se hubiera elegido para ese acto ¡®por la belleza de su mensaje¡¯. A?os m¨¢s tarde, alguien descubre que ese m¨²sico vasco fue miembro activo de ETA. La pregunta es: ?se seguir¨ªa cantando su ¡®bella¡¯ canci¨®n en actos p¨²blicos? Alguien podr¨ªa decir que no es comparable. Entonces, ?quitamos peso a los delitos de pederastia? ?Son menos importantes? Mientras los miembros de las Fuerzas Armadas, empezando por el Rey, cantan emocionados esa bella canci¨®n, ?olvidamos que su autor abusaba de menores gracias a su condici¨®n eclesi¨¢stica que daba autoridad moral y ¨¦tica a todos, s¨ª, a todos sus actos frente a sus v¨ªctimas? Quien quiera escuchar las canciones de Gabar¨¢in, que lo haga en privado. All¨¢ ¨¦l con su conciencia¡±.
Tras las primeras informaciones publicadas por EL PA?S en agosto, la Oregon Catholic Press (OCP), entidad estadounidense que dispone de las licencias de sus composiciones, elimin¨® temporalmente de su sitio web la informaci¨®n sobre el sacerdote y anunci¨® que destinaba los beneficios de los derechos a una organizaci¨®n de apoyo a v¨ªctimas de pederastia. En Espa?a no ha habido ninguna consecuencia. La Conferencia Episcopal Espa?ola ha afirmado que el esc¨¢ndalo de Gabar¨¢in no har¨¢ que sus canciones, m¨¢s de 500, dejen de cantarse por respeto a las v¨ªctimas en las celebraciones lit¨²rgicas. Luis Arg¨¹ello, portavoz de los obispos, argument¨®: ¡°Yo creo que ser¨ªa bueno que en este tipo de asuntos tuvi¨¦ramos la capacidad de distinguir. Es decir, si esta persona es compositor musical, decir que su obra musical queda contaminada por lo que pudiera haber dicho o hecho me parece exagerado. Sus canciones habr¨¢ que valorarlas por su calidad musical. [...] este tipo de condena es propia de tiempos medievales, en los que a una persona por el hecho de colgarle un sambenito, un sambenito con justicia, de una condena de la vida social, quedaba contaminada toda su familia, todo su pasado, todo lo que pudiera hacer. [¡] Hay que distinguir las personas, porque si no de alguna forma est¨¢ volviendo una especie de pena de muerte para determinado tipo de delitos, pena de muerte a muertos, adem¨¢s¡±.
Leonardo Enr¨ªquez, alumno de Chamber¨ª entre 1965 y 1977, explica que siempre que oye el himno, en su opini¨®n ¡°muy bonito¡±, se pregunta c¨®mo es posible que nadie haya hablado nunca de su autor: ¡°Como ciudadano y como antiguo oficial del ej¨¦rcito me parece una verg¨¹enza. En un acto donde se ensalza el honor de los ca¨ªdos no es de recibo un himno creado por una persona tan poco honorable¡±. En la misma l¨ªnea, una v¨ªctima que prefiere guardar el anonimato propone que la ministra de Defensa, Margarita Robles, retire este himno como homenaje a los ca¨ªdos y que haga p¨²blico el motivo de esta actuaci¨®n. ¡°Para las v¨ªctimas ser¨ªa una peque?a reparaci¨®n despu¨¦s de tantos a?os de ocultaci¨®n¡±, opina.
I?aki Badiola, de 74 a?os y una de las primeras v¨ªctimas en los sesenta de Gabar¨¢in en Antzuola (Gipuzkoa), se siente dolido por el hecho de que, a pesar de que las acusaciones hayan salido a la luz, las autoridades p¨²blicas no se pronuncien. ¡°Lo que m¨¢s me duele es que aqu¨ª el ayuntamiento no haya dicho nada sobre el asunto, despu¨¦s de haber publicado en su d¨ªa a trav¨¦s de un libro sus grandezas¡±, cuenta. Es partidario de suprimir el himno. Manuel Aguilera, hermano de una de las v¨ªctimas de Garab¨¢in, ya fallecida, afirma que no es partidario de ¡°eliminar o perseguir las obras de personas que han cometido abusos¡±, pero cree que en este caso es diferente. ¡°[La canci¨®n] tiene un sentido espiritual y religioso. Me parece humillante para las v¨ªctimas de este sacerdote. No deber¨ªan utilizarla¡±, opina.
Francisco Javier Garc¨ªa, v¨ªctima del cura en 1973, a¨²n recuerda el desconcierto cuando, haciendo la mili, escuch¨® esa melod¨ªa en el entierro de su coronel. ¡°Yo acababa de empezar las pr¨¢cticas como sargento de complemento y mi capit¨¢n me design¨® para representar a los suboficiales y de repente, la cancioncilla. Me sorprendi¨®¡±, dice. No obstante, al contrario de lo que piensan otros afectados, Garc¨ªa cree que el himno puede ser una forma ¡°de que se recuerde que la Iglesia encubre depredadores¡±. Entiende que las v¨ªctimas pueden sentir dolor al o¨ªr esa canci¨®n en actos p¨²blicos, pero cree que, al final, los militares acabar¨¢n por dejar de utilizarla. ¡°Pienso que, aunque duela, es mejor que suene y se difunda qui¨¦n era su autor¡±, comenta. En esta misma l¨ªnea est¨¢ Carlos, otro de los alumnos de los que el sacerdote abus¨® en su despacho: ¡°Su m¨²sica es el personaje, no creo que se deba vetar. Si tuvi¨¦semos que juzgar y condenar la m¨²sica, obras de arte o escritos por la ¨¦tica o moral de sus creadores, nos perder¨ªamos algunas de las mejores obras de arte del mundo¡±, afirma.
Exalumnos del colegio de Chamber¨ª, en Madrid, recuerdan que ya cantaban La muerte no es el final en el centro a mediados de los a?os setenta, antes de la expulsi¨®n de Gabar¨¢in. Explican que la compuso como homenaje a uno de los j¨®venes del grupo que tocaba con ¨¦l en las misas, el organista, que muri¨® en un accidente de tr¨¢fico. Este grupo sol¨ªa estar formado por exalumnos, ya mayores de edad, seg¨²n recuerdan. En medios religiosos circula otra versi¨®n que habla de que el sacerdote la escribi¨® en recuerdo de un organista de su parroquia, llamado Juan Pedro, de 17 a?os, tras su fallecimiento. En todo caso, desde ese momento, y como tantas de sus otras canciones, se cant¨® durante la misa en las iglesias de toda Espa?a. Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢enz de Tejada, teniente general, la escuch¨® por primera vez en un funeral en 1981. Fue entonces cuando propuso que esa canci¨®n se adaptase para ser usada como himno oficial a los ca¨ªdos por Espa?a. El compositor Tom¨¢s Asiain fue el encargado de la versi¨®n castrense. En ella, se cambi¨® la palabra ¡°hermano¡± por ¡°compa?ero¡±.
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es
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