La Iglesia espa?ola queda rezagada en las investigaciones de los abusos sexuales
Los obispos de otros pa¨ªses se han visto forzados desde hace d¨¦cadas a afrontar los casos de agresiones de religiosos a menores. En Espa?a son reticentes a abrir investigaciones a fondo y admitir responsabilidades
Por los abusos sexuales a menores en la Iglesia han dimitido obispos en varios pa¨ªses. Otros han asumido su responsabilidad y han reconocido un fracaso ¡°sist¨¦mico¡± o ¡°institucional¡± de las c¨²pulas eclesi¨¢sticas. Se han desembolsado centenares de millones de d¨®lares en compensaciones para las v¨ªctimas. Y en algunos casos las conferencias episcopales han sufragado comisiones independientes para que llegasen hasta el fondo de los cr¨ªmenes y delitos cometidos en las ¨²ltimas d¨¦cadas por sacerdotes y otro personal religioso.
Ninguna de las acciones citadas en el p¨¢rrafo anterrior ha ocurrido en Espa?a, uno de los pa¨ªses, junto a Italia, con mayor arraigo hist¨®rico del catolicismo. Son decisiones de la jerarqu¨ªa cat¨®lica en pa¨ªses como Estados Unidos, Alemania o Francia, con frecuencia forzadas por las demandas judiciales, las revelaciones period¨ªsticas o la presi¨®n de los fieles y la opini¨®n p¨²blica. Espa?a, como Italia, ha quedado rezagadas en un movimiento que, desde hace dos d¨¦cadas, ha abocado a la Iglesia a mirar de frente sus pecados y rendir cuentas.
EL PA?S entreg¨® el 2 de diciembre al Papa Francisco un informe con 251 casos de abusos investigados. El presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), cardenal Juan Jos¨¦ Omella, tambi¨¦n recibi¨® la lista. Esta semana un portavoz de los obispos espa?oles se desmarc¨® de la investigaci¨®n al asegurar que el Vaticano, en concreto la Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe, se ocupaba de ella. ¡°La CEE¡±, aleg¨®, ¡°no tiene competencia para investigar¡±.
Nadie, entre varias conferencias episcopales consultadas en otros pa¨ªses donde s¨ª se han puesto en marcha investigaciones ambiciosas e inc¨®modas para la jerarqu¨ªa, desea valorar la posici¨®n de los obispos espa?oles. ¡°La Conferencia Episcopal Alemania no se pronuncia sobre la Iglesia espa?ola¡±, declara Mathias Koop, portavoz de los obispos cat¨®licos alemanes.
Pero la reacci¨®n espa?ola ¨Co la italiana¨C a los esc¨¢ndalos que empezaron a salir a la luz al principio del milenio contrasta con la de pa¨ªses como Estados Unidos o Irlanda, pioneros en esta cuesti¨®n. E incluso con la de algunas c¨²pulas eclesi¨¢sticas que durante a?os minimizaron o se desentendieron en sus pa¨ªses del problema y que ahora han decidido afrontarlo, como Francia o Portugal.
¡°Durante demasiado tiempo, la reputaci¨®n y el honor de la Iglesia fueron prioritarias por encima de la escucha, el respeto y la protecci¨®n de las v¨ªctimas¡±, recuerda Hugues de Woillemont, secretario general y portavoz de la Conferencia de los Obispos de Francia (COF). En este pa¨ªs todo dio un vuelco en 2016, cuando las revelaciones sobre los abusos cometidos por sacerdote en Lyon desataron un alud de denuncias y fueron un electrochoque para la sociedad. La soluci¨®n, adoptada por la COF y la Conferencia de los Religiosos y las Religiosas de Francia, consisti¨® en convocar una comisi¨®n independiente que dirigir¨ªa el alto funcionario Jean-Marc Sauv¨¦.
¡°Los obispos entendieron que no pod¨ªan investigarlo ellos mismos, porque habr¨ªan sido juez y parte¡±, explica el padre De Woillemont. ¡°Una mirada exterior permit¨ªa hacer este trabajo¡±.
El informe Sauv¨¦, publicado en octubre tras m¨¢s de dos a?os de trabajo, es demoledor. Concluye que hubo un m¨ªnimo de 216.000 v¨ªctimas entre 1950 y 2020 de agresiones sexuales a menores perpetradas por entre 2.900 y 3.200 sacerdotes y otros responsables eclesi¨¢sticos. No se trata de una lista de v¨ªctimas y agresores concretos sino de una estimaci¨®n estad¨ªstica; de ah¨ª lo abultado de la cifra en contraste con los casos documentados por comisiones e investigaciones en otros lugares.
En Portugal, la Conferencia Episcopal ha adoptado una v¨ªa similar a la francesa con la creaci¨®n, anunciada en noviembre, de una comisi¨®n independiente para investigar los abusos. Al igual que en Francia, la comisi¨®n la financiar¨¢ la Iglesia y la presidir¨¢ una personalidad externa, el psiquiatra Pedro Strecht, quien eligi¨® a los restantes miembros: un exministro de Justicia, una soci¨®loga de la Universidad de Lisboa, una cineasta, una terapeuta familiar y otro psiquiatra. Los trabajos comenzar¨¢n en enero.
Los resultados de la comisi¨®n Sauv¨¦ en Francia, o la iniciativa portuguesa, evidencian el cambio profundo en la Iglesia cat¨®lica desde que en 2002 el diario Boston Globe empez¨® a revelar los abusos en la di¨®cesis de Massachusetts, y la connivencia de una jerarqu¨ªa que trasladaba de parroquia a los sacerdotes ped¨®filos en vez de apartarlos del magisterio.
El entonces Papa Juan Pablo II omiti¨® las denuncias: la pr¨¢ctica habitual consist¨ªa en minimizar las agresiones. El cardenal Bernard Law, arzobispo de Boston en el momento de las revelaciones y en los a?os anteriores, renunci¨® al cargo, pero nunca declar¨® ante los tribunales pese a que el Boston Globe lo defini¨® como una ¡°figura clave¡± en el esc¨¢ndalo. Law muri¨® en Roma, amparado por el Vaticano.
Seg¨²n datos de la Conferencia Episcopal de EE UU, citados por el portal BishopAccountability,org, 7.002 religiosos han sido acusados ¡°no inveros¨ªmilmente¡± o ¡°cre¨ªblemente¡± de abusos sexuales en este pa¨ªs entre los a?os cincuenta y 2018. Los obispos estadounidenses han contado 20.000 v¨ªctimas en el mismo periodo.
Muy pocos de los acusados han sido condenados y a¨²n menos encarcelados. La Iglesia estadounidense ha optado por cerrar acuerdos millonarios con las v¨ªctimas para evitar los tribunales, hasta pagar m¨¢s de 3.000 millones de d¨®lares (casi 2.600 millones de euros) en compensaciones, lo que ha dejado en bancarrota a decenas de di¨®cesis.
En Irlanda, otro de los pa¨ªses donde primero estallaron los esc¨¢ndalos y donde se documentaron casi 15.000 casos de abusos cometidos en los ¨²ltimos 50 a?os, no fue la Iglesia la que tom¨® la iniciativa y permiti¨® que afloraran los abusos, sino el Estado. El proceso de compensaci¨®n a las v¨ªctimas lo promovi¨® el propio Gobierno y cost¨® 1.500 millones de euros, cinco veces m¨¢s que la estimaci¨®n inicial y de los que la Iglesia solo aport¨® 192 millones.
El riesgo de una bancarrota ante un aluvi¨®n de demandas o acuerdos sobre reparaciones millonarias puede explicar, en parte, las reticencias de la Iglesia de algunos pa¨ªses a embarcarse en investigaciones del resultado incierto.
¡°Para nosotros esto no es un riesgo, sino una voluntad de ir hasta el final¡±, tercia Hugues de Woillemont, de la Conferencia de los Obispos de Francia, ante la posibilidad de que la Iglesia francesa deba sufragar compensaciones costosas tras asumir las responsabilidades reveladas en el informe Sauv¨¦.
En noviembre, un mes despu¨¦s de la publicaci¨®n del informe Sauv¨¦, la Asamblea plenaria de los obispos franceses, reunida en Lourdes, anunci¨® que usar¨¢ dinero de la venta de bienes inmuebles para indemnizar a las v¨ªctimas, entre otras medidas para reparar a las v¨ªctimas. ¡°La Iglesia se empobrecer¨¢¡±, admite De Woillemont. ¡°Se lo debemos a las v¨ªctimas¡±.
Como en Alemania, donde el cardenal Reinhard Marx ha admitido que ¡°se ha mirado hacia otro lado, se ha ocultado¡± y ha reconocido un ¡°fracaso institucional¡±, en Francia los obispos franceses han asumido ¡°la responsabilidad institucional de la Iglesia en las violencias que tantas v¨ªctimas han sufrido¡± y reconocen ¡°la dimensi¨®n sist¨¦mica de estas violencias¡±.
En Alemania, la admisi¨®n de responsabilidades fue el resultado de un informe que los obispos encargaron a tres universidades y que en 2018 document¨® 3.677 casos de abusos cometidos por 1.670 cl¨¦rigos en los ¨²ltimos setenta a?os. El pasado junio, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de M¨²nich, present¨® la dimisi¨®n al Papa, que este rechaz¨® con la petici¨®n que trabajase para ¡°ventilar esta realidad de los abusos y de c¨®mo procedi¨® la Iglesia¡±.
El inform¨¦ Sauv¨¦ cita EE UU, Alemania e Irlanda como antecedentes. Tambi¨¦n a Chile. Los casos de abusos por parte de miembros de la Iglesia explotaron en este pa¨ªs en 2002.
¡°Pero el cardenal Francisco Javier Err¨¢zuriz [que presid¨ªa entonces la conferencia episcopal chilena], lleg¨® a decir que menos mal que en Chile los casos eran ¡®poquitos¡¯, siendo que ¨¦l ten¨ªa informaci¨®n de muchos casos¡±, dice Jos¨¦ Andr¨¦s Murillo, una de las v¨ªctimas en el llamado caso Karadima y hoy presidente de Fundaci¨®n para la Confianza, que trabaja en la prevenci¨®n de los abusos. La cantidad total de v¨ªctimas todav¨ªa resulta un misterio, pero las denuncias han azotado a varias congregaciones, como la jesuita o la marista.
La magnitud de lo ocurrido en un pa¨ªs relativamente peque?o y el comportamiento de la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica local, convirti¨® a Chile en un ejemplo en el mundo. Tras el viaje del Papa Francisco a Chile en 2018, donde defendi¨® a un obispo acusado de encubrimiento, el Pont¨ªfice tuvo que pedir perd¨®n, inici¨® una limpieza de la c¨²pula eclesi¨¢stica chilena y recibi¨® a tres de las v¨ªctimas de mayor simbolismo en el Vaticano.
Desde entonces no se han advertido grandes cambios en Chile, seg¨²n Murillo, quien fue invitado por el Papa para escuchar su testimonio. ¡°Todo ha quedado en absolutamente nada¡±, sostiene.
Y es cierto que queda mucho por hacer y hay da?os irreparables, pero algunos pa¨ªses han ido m¨¢s r¨¢pido y otros m¨¢s lentos a la hora de investigar y rendir cuentas. Anne Barrett Doyle, codirectora de BishopAccountability.org, lo explica por una conjunci¨®n de factores. Uno es la facilidad en Estados Unidos para que la prensa designe a los acusados de abusos: las investigaciones period¨ªsticas, en efecto, tuvieron un papel decisivo a la hora de forzar a la Iglesia a romper el silencio
¡°Tenemos leyes sobre la privacidad y la difamaci¨®n menos estrictas¡±, dice Barrett Doyle. ¡°Hay un derecho de prensa m¨¢s liberal. A los periodistas les est¨¢ permitido publicar el nombre de sacerdotes que haya sido denunciados¡±.
Nicholas P. Cafardi, especialista en derecho civil y can¨®nico y decano em¨¦rito y profesor de Derecho en la Universidad de Duquesne en Pensilvania, subraya que los pa¨ªses donde primero estallaron casos de abusos, como Estados Unidos e Irlanda, est¨¢n regidos por la common law, el derecho de tradici¨®n anglosajona. Los pa¨ªses que m¨¢s han tardado, entre los que incluye Francia e Italia, siguen la tradici¨®n del c¨®digo civil napole¨®nico y el derecho romano.
Cafardi explica que el sistema anglosaj¨®n permite a las personas agraviadas por una conducta o negligencia de otra personas acudir f¨¢cilmente a los tribunales. Y a?ade: ¡°Las v¨ªctimas de curas ped¨®filos pod¨ªan hacer esto y lo hac¨ªan en los pa¨ªses de la common law. Era mas dif¨ªcil, si no imposible, en los pa¨ªses de derecho civil, aunque en a?os recientes ha empezado a cambiar¡±.
Al marco legal, podr¨ªa sumarse un factor cultural entre pa¨ªses con tradici¨®n de transparencia y pa¨ªses latinos con una inclinaci¨®n a lavar los trapos sucios en casa. El recorrido, sin embargo, ha sido com¨²n en la mayor¨ªa: de la negaci¨®n o la relativizaci¨®n a la asunci¨®n de responsabilidades y la adopci¨®n de medidas contundentes. El l¨ªmite de estas iniciativas es la prescripci¨®n de cr¨ªmenes y delitos que en muchos casos sucedieron hace d¨¦cadas y en los que los agresores, a veces, han muerto.
En octubre, al presentarse el informe de la comisi¨®n Sauv¨¦, la presidenta de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Francia, V¨¦ronique Margron, declar¨® a EL PA?S: ¡°Solo puedo deplorar que grandes pa¨ªses de una gran tradici¨®n cat¨®lica como Espa?a o Italia no hayan comenzado este trabajo. Me atrevo a pensar que el trabajo [de la comisi¨®n] quiz¨¢s inspire a otras iglesias para hablar de esto¡±.
El temor, en algunos sectores de la Iglesia es que si se lava la ropa sucia en p¨²blico se debilite a¨²n m¨¢s una instituci¨®n ya erosionada en Europa por la p¨¦rdida de fieles y vocaciones. A la pregunta sobre si la Iglesia francesa sale m¨¢s fuerte o m¨¢s d¨¦bil de la reciente investigaci¨®n sobre los abusos, De Woillemont, secretario general de la Conferencia de los Obispos de Francia, responde: ¡°Creo que sale m¨¢s humilde y habiendo comenzado a hacer seriamente el trabajo de luz y verdad¡±.
Con informaci¨®n de: Tereixa Constenla (Lisboa), Eva Mill¨¢n (Londres), Enrique M¨¹ller (Berl¨ªn), Javier Lafuente (M¨¦xico), Mar¨ªa Antonia S¨¢nchez-Vallejo (Nueva York) y Silvia Ayuso (Par¨ªs).
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