La pobreza que encadena crisis y no levanta cabeza: ¡°Yo me consideraba clase media, pero ahora creo que me he ca¨ªdo de ah¨ª¡±
Un informe de Cruz Roja radiograf¨ªa a las personas que han acudido en busca de ayuda en los ¨²ltimos dos a?os
Hubo tiempos en los que el futuro resultaba un lugar m¨¢s halag¨¹e?o. Mar¨ªa trabajaba entonces como maquetadora en una editorial. Su sue?o hab¨ªa sido estudiar Bellas Artes, porque desde ni?a pintaba al ¨®leo, pero los caminos de la vida, como suele ocurrir, la llevaron por otros derroteros. Pero le iba bien: tuvo un hijo con su pareja, y juntos se compraron un piso (hipoteca mediante) que estaba ¡°bastante bien¡±, en el centro del municipio madrile?o de Legan¨¦s. Todo correcto.
Pero esos mismos caminos de la vida se empezaron a torcer: vino la primera crisis, en 2008, luego tuvieron un hijo afectado de par¨¢lisis cerebral, Mar¨ªa pidi¨® una excedencia para cuidarle y posteriormente perdi¨® el trabajo; tambi¨¦n su marido se qued¨® sin empleo y se estableci¨® como aut¨®nomo y las crisis, tanto personales como globales, comenzaron a sucederse. Son una de las familias que en los ¨²ltimos a?os han tenido que pedir ayuda a instituciones como la Cruz Roja. ¡°Yo me consideraba clase media, pero ahora creo que me he ca¨ªdo de ah¨ª¡±, dice Mar¨ªa, que ha preferido utilizar un nombre ficticio, ¡°es que la clase media se est¨¢ disolviendo¡±.
M¨¢s de cinco millones de personas han sido atendidas por Cruz Roja a trav¨¦s de su servicio Responde en los ¨²ltimos dos a?os, el de la pandemia y el del inicio de una nueva crisis. La entidad trata de ser flexible para asistir mejor a las necesidades de la poblaci¨®n. El perfil medio del usuario es el de una mujer, espa?ola, con estudios primarios o secundarios, de 55 a?os y con un hogar en pobreza extrema o relativa. En 2021 han registrado mayor afluencia de personas j¨®venes en busca de ayuda, familias con menores, aut¨®nomos en apuros... Aumenta la que llaman ¡°vivienda sumergida¡±: alquiler de habitaciones, hacinamiento, ocupaci¨®n, situaciones de habitabilidad deficitaria, etc.
En 2021, se produjo tambi¨¦n un incremento de las personas que acuden por primera vez a Cruz Roja tras la pandemia, es decir, aquellas a las que esta crisis arrastra a una situaci¨®n de vulnerabilidad (se sit¨²a en el 33,8% frente al 21,6% anterior). ¡°Pero nos preocupan especialmente esas personas que van pasando de una crisis a otra sin levantar cabeza¡±, dice Toni Bruel, coordinador general de Cruz Roja, ¡°eso afecta an¨ªmicamente y es fatal para la autoestima y la autonom¨ªa personal, es algo que te va acogotando. Es ah¨ª donde intentamos intervenir¡±. Mediante este c¨ªrculo vicioso se puede desembocar en el fen¨®meno conocido como desafiliaci¨®n: es cuando la persona tira la toalla, se excluye, rompe v¨ªnculos con la sociedad. ¡°Es como si quemase su DNI¡±, ejemplifica Bruel.
Mar¨ªa, que ahora tiene 50 a?os, es una de esas personas que acudi¨® en busca de ayuda. Lleg¨® a la ONG despu¨¦s de llamar a varias puertas de las instituciones p¨²blicas pidiendo ayuda para reformar su casa: la silla de ruedas de su hijo no entra por las puertas. ¡°Lees las cosas pero luego es mentira, es dif¨ªcil encontrar ayuda para adaptar la casa¡±, dice. Aunque en muchas ocasiones Mar¨ªa ha sentido la espada de Damocles sobre su cabeza, temerosa de ser desahuciada por impago de la hipoteca, la ayuda de su familia le ha ido salvando de esa situaci¨®n. Y tener casa, aunque viva una vida de estrecheces, le ha dificultado obtener otras ayudas. ¡°Alguna vez hemos ido al banco pidiendo la daci¨®n en pago, pero se han re¨ªdo de nosotros¡±, dice. As¨ª que prefieren seguir pagando la hipoteca e ir sobreviviendo como pueden.
En Cruz Roja no han podido ayudarla con la reforma de la casa, pero s¨ª de otras maneras: con andadores, con campamentos de verano para que los peque?os disfruten de unas vacaciones, con ayuda para pagar las facturas, con apoyo psicol¨®gico, etc. ¡°El resto nos apa?amos como podemos¡±, dice Mar¨ªa, ¡°priorizo que los ni?os coman bien, carne y pescado, y luego no me importa vestirme con ropa del rastrillo. Vendo cosas por Wallapop, trato de encontrar peque?os trabajos, intento gastar lo m¨ªnimo, pero todo est¨¢ subiendo¡±, dice. Sus hijos tienen ahora 10 y 14 a?os. Los ingresos variables de su pareja son su ¨²nico sustento aparte de las ayudas.
¡°En Espa?a hay mucha gente que est¨¢ muy mal, lo veo a mi alrededor, pero parece que eso no se quiere ver¡±, dice Mar¨ªa, que cree que existe un fen¨®meno de invisibilizaci¨®n del malestar social en Espa?a. Ese malestar tiende a ocultarse: aunque algunos piensen lo contrario muchas personas necesitadas son reacias a pedir ayuda. ¡°A la gente le cuesta much¨ªsimo venir¡±, dice Bruel, ¡°pr¨¢cticamente la totalidad de la gente que pide ayuda es porque no puede m¨¢s, somos su ¨²ltimo recurso¡±. Mar¨ªa, uno de los muchos rostros invisibles del malestar social en Espa?a, seguir¨¢ en su piso de Legan¨¦s, haciendo malabares para sacar adelante a su familia en un mundo en convulsi¨®n. ¡°En el futuro veo mucha incertidumbre, hay crisis, guerra, inflaci¨®n, mis hijos est¨¢n asustados¡±, concluye, ¡°yo tambi¨¦n tengo mucho miedo por lo que pueda pasar¡±.
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