La ¡®Am¨¦rica pos-Roe¡¯: c¨®mo la sentencia sobre el aborto agrava la polarizaci¨®n de Estados Unidos
La batalla por la salud reproductiva se libra ahora en los Estados. 13 tienen leyes restrictivas que ya han entrado en vigor o lo har¨¢n en un mes y cinco cuentan con normas anteriores a 1973 listas para aplicarse
Estados Unidos amaneci¨® este s¨¢bado convertido en un pa¨ªs extranjero para las 36 millones de mujeres en edad reproductiva que viven en los Estados (al menos 26 de 50) en los que el acceso al aborto est¨¢ en peligro despu¨¦s de que el Supremo tumbara el d¨ªa anterior en una sentencia hist¨®rica su protecci¨®n federal. La garantizaban sendos fallos de esa alta instancia, Roe contra Wade (1973) y Casey contra Planned Parenthood (1992). Los seis magistrados conservadores que votaron a favor de cambiar un precedente de medio siglo devuelven a los Estados la potestad para legislar sobre el tema.
Al final de una jornada hist¨®rica, que marca un antes y un despu¨¦s en la jurisprudencia, la sociedad y la pol¨ªtica estadounidenses de consecuencias a¨²n impredecibles, al menos nueve de ellos ya hab¨ªan derogado el aborto con efecto inmediato. Ocho (de Alabama a Wisconsin y de Luisiana a Misuri, a cuyo fiscal general, Eric Schmitt, le faltaron los minutos para correr y ser el primero) lo hicieron a lo largo del viernes. El noveno, Oklahoma, aprob¨® en mayo una ley que criminaliza pr¨¢cticamente cualquier interrupci¨®n del embarazo desde el mismo momento de la fertilizaci¨®n e incluye medidas para perseguir penalmente a quienes colaboren en su pr¨¢ctica.
Del estupor por la p¨¦rdida de un derecho de salud reproductiva que se daba por sentado a la alegr¨ªa de quienes vieron c¨®mo el movimiento antiabortista lograba una victoria trabajada durante d¨¦cadas, la reacci¨®n a la sentencia demostr¨® la polarizaci¨®n de una sociedad profundamente dividida (en la que, seg¨²n diversos sondeos, unas dos terceras partes se opon¨ªan a la derogaci¨®n de la sentencia de 1973). El mapa que deja lo que ya se conoce como la Am¨¦rica pos Roe se pinta con cuatro colores: el de los Estados que ya han prohibido el aborto; los que piensan derogarlo o restringirlo en los pr¨®ximos d¨ªas o semanas; aquellos en los que la decisi¨®n depende del partido que gane las siguientes elecciones y esos en los que se espera que se mantenga o se refuerce su protecci¨®n.
¡°Esos jueces saben lo que est¨¢n haciendo: dividir a¨²n m¨¢s Estados Unidos. El aborto es el asunto que m¨¢s nos enfrenta, por encima de la raza¡±, explica a EL PA?S Joshua Prager, autor de The Family Roe, la investigaci¨®n m¨¢s completa sobre Jane Roe, nombre ficticio que dieron a la demandante, Norma McCorvey.
Aunque la matem¨¢tica dista mucho de ser a¨²n exacta, 13 Estados cuentan con lo que se conoce como leyes gatillo (trigger laws), que llevan a?os votadas por los legisladores (la ¨²ltima es la de Wyoming) y estaban esperando a que llegara la decisi¨®n del Supremo para disparar sus efectos legales inmediatamente o en un plazo de 30 d¨ªas. En ese ¨²ltimo grupo entra, por ejemplo, Texas, donde quieren ir m¨¢s lejos de las restricciones que prev¨¦ su famosa norma del latido, que proh¨ªbe la interrupci¨®n del embarazo desde que el coraz¨®n del feto comienza a funcionar, en torno a la sexta semana, cuando muchas mujeres no tiene a¨²n manera de conocer su estado. En la mayor parte de los casos, los textos prev¨¦n excepciones cuando peligra la salud de la madre, pero casi ninguno admite la salvedad de la violaci¨®n o el incesto.
Iowa, Alabama, Ohio, Georgia y Carolina del Sur no cuentan con mecanismos de activaci¨®n inmediata, pero s¨ª han promulgado normas cuya aplicaci¨®n estaba parada en los tribunales. Al cambiar la jurisprudencia del Supremo, ya no hay ning¨²n motivo para que no recuperen su marcha.
Elizabeth Nash, analista del Instituto Guttmacher, centro de referencia en los derechos reproductivos de las mujeres en Estados Unidos, recordaba en una conversaci¨®n con este diario el caso, en este mosaico mutante, de los Estados (cinco, seg¨²n sus c¨¢lculos: Alabama, Arizona, Carolina del Norte, M¨ªchigan y Wisconsin), que cuentan con leyes escritas antes de la sentencia de Roe contra Wade. El ejemplo m¨¢s llamativo tal vez sea el de M¨ªchigan y su norma de 1930, que, si fuera por el Partido Republicano, que controla el senado y la c¨¢mara de representantes, entrar¨ªa en vigor de inmediato. La gobernadora, la dem¨®crata Gretchen Whitmer, y el fiscal general no est¨¢n dispuestos a dejar que eso suceda. El puesto de Whitmer est¨¢ en juego en las elecciones del pr¨®ximo mes de noviembre, unos comicios para los que su partido, con el presidente Joe Biden a la cabeza, est¨¢ intentando que el aborto entre a toda costa en campa?a. El caso de Pensilvania es muy parecido.
En la pr¨®xima cita electoral, las legislativas de medio mandato, tambi¨¦n est¨¢ en liza el control del Senado (que renueva un tercio de sus asientos), as¨ª como el de la totalidad de la C¨¢mara de Representantes. Los dem¨®cratas esperan que la sentencia del viernes, Dobbs contra Jackon¡¯s Women Health Organization, as¨ª llamada por la cl¨ªnica de Misisipi que demand¨® a su Estado por una ley que fijaba en 15 semanas el plazo para la interrupci¨®n legal del embarazo, movilice a sus bases y convierta a los indecisos.
Una de las posibilidades para revertir esta oleada regresiva es garantizar el derecho al aborto por ley, pero para eso se necesita una mayor¨ªa de 60 de los 100 asientos del Senado, de la que hoy andan muy lejos (y mucho tendr¨ªa que pasar en estos meses para que las cosas pintaran de otra manera en noviembre). El Partido Republicano, por su parte, ya ha avisado (por boca del exvicepresidente Mike Pence) que en sus planes tambi¨¦n est¨¢ asegurar legislativamente lo conseguido a base de meter jueces de su cuerda en el Supremo (tres, solo durante el tiempo en el que Pence estuvo en el cargo de segundo de a bordo de Donald Trump).
Envalentonados por su ¨²ltimo triunfo, prominentes l¨ªderes del movimiento antiabortista han advertido ya de su siguiente objetivo: lograr imponer prohibiciones en la mitad del pa¨ªs que no piensa restringir el acceso al aborto a sus ciudadanas. En total, son 20 Estados (m¨¢s la ciudad de Washington), desde Alaska a California, y de Nevada a New Hampshire, en los que eso est¨¢ fuera de duda. Muchos de esos lugares, como Illinois, que ha quedado en el mapa como una gota de petr¨®leo en un charco antiabortista, se han preparado para recibir una avalancha de pacientes de Estados vecinos. La siguiente frontera de los prohibicionistas, seg¨²n advierte la historiadora legal Mary Ziegler, de la Universidad de California en Davis, es que las nuevas leyes puedan perseguir tambi¨¦n a esas viajeras interestatales, as¨ª como la compra de p¨ªldoras abortivas, que, pese a que comportan riesgos, se convertir¨¢n en la ¨²nica salida para muchas estadounidenses, sobre todo de bajos ingresos.
Cl¨ªnicas de ciudades como Montgomery (Alabama) o Sioux Falls (Dakota del Sur) ya han anunciado que echan el cierre. Otras, como la de Jackson, que est¨¢ en el origen del revuelo, se mudan de Estado para seguir trabajando. Gabriela Benazar Acosta, representante de Planned Parenthood, tal vez la asociaci¨®n en defensa del aborto m¨¢s famosa de Estados Unidos, cuyos cuarteles generales se dividen entre Nueva York y Washington y cuenta con unas cuarenta filiales en todo el pa¨ªs, explicaba este viernes que en sus planes no entra cerrar centros de salud: ¡°No solo ofrecemos abortos. Los tratamientos prenatales y de enfermedades de transmisi¨®n sexual seguir¨¢n, as¨ª como la oferta de anticonceptivos¡±.
Tambi¨¦n piensan reforzar las cl¨ªnicas que previsiblemente ver¨¢n redoblar su tarea para atender a todas las pacientes llegadas de otros Estados. Seg¨²n un estudio del Instituto Guttmacher, que calcula que por primera vez en tres d¨¦cadas el n¨²mero de intervenciones ha crecido en Estados Unidos (un 9,8% entre 2017 y 2020, de 862.320 a 930.160), una mujer de Texas que quiera abortar tendr¨¢ que tendr¨¢ que hacer un viaje de 870 kil¨®metros de media. Si vive en Luisiana, esa distancia asciende a 1.070 kil¨®metros. Y si es vecina de Misisipi, tendr¨¢ que recorrer 800 kil¨®metros.
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