La onda expansiva del retroceso del aborto en Estados Unidos alcanza Europa y Latinoam¨¦rica
La decisi¨®n del Supremo estadounidense da fuerza a los sectores contrarios a ese derecho de otros pa¨ªses, pero tambi¨¦n aviva el activismo por los derechos de la mujer, especialmente, en pa¨ªses sudamericanos
Ni l¨ªder, ni modelo. Ya no. La decisi¨®n del Tribunal Supremo de Estados Unidos de tumbar el precedente de medio siglo sentado por la sentencia Roe contra Wade y revocar el amparo federal al aborto ha provocado que el pa¨ªs deje de ser gu¨ªa en este derecho a la salud reproductiva y sexual. La sociedad que ha servido durante el ¨²ltimo medio siglo de espejo a los pa¨ªses del entorno, y, en general, de eso que llamamos Occidente, ha provocado ahora una especie de marejada de fondo. Hace d¨¦cadas que los Estados no son islas y las decisiones que se toman en unas latitudes afectan a otras, sobre todo cuando lo hace una potencia. Sobre todo cuando lo hace la mayor potencia mundial.
Hace solo unos d¨ªas, se conoci¨® el viaje de una ni?a de 10 a?os para abortar. Tuvo que cruzar la frontera entre su Estado, Ohio, e Indiana. Tras la ca¨ªda de Roe contra Wade, Ohio no permite abortar m¨¢s all¨¢ de la sexta semana ni siquiera en las circunstancias de esa menor: embarazada despu¨¦s de que un hombre de 27 a?os la violara. Te¨®ricas, expertas, profesionales de la sanidad y mujeres de todo el mundo miran hacia Estados Unidos. Su regresi¨®n puede suponer ahora el comienzo de una ola que se extienda en esa direcci¨®n, de otra que la contrarreste, o de ambas. La onda expansiva ya se empieza a sentir.
En diferentes Estados europeos, pol¨ªticos de derecha y ultraderecha celebraron la decisi¨®n del Supremo. En otros han aprovechado para reabrir, de forma m¨¢s o menos directa, un debate que en muchos de ellos se supon¨ªa cerrado.
En el Reino Unido, por ejemplo, el pasado 28 de junio el parlamentario ingl¨¦s Danny Kruger, conservador, dijo no estar de acuerdo con que ¡°las mujeres tengan un derecho absoluto a la autonom¨ªa corporal¡±. Ese mismo d¨ªa, Dominic Raab, tambi¨¦n conservador, afirm¨® que ten¨ªa dudas sobre la propuesta de inclusi¨®n del derecho al aborto en la pr¨®xima declaraci¨®n de derechos del pa¨ªs. Seg¨²n ¨¦l, el asunto est¨¢ ya ¡°resuelto en la ley¡±.
En Espa?a, Vox habl¨® de c¨®mo se ¡°impone la vida¡±. ¡°Un rayo de esperanza que ha de alentar a los europeos en la lucha por los derechos de los inocentes¡±, public¨® la formaci¨®n pol¨ªtica en sus redes sociales. Y miles de personas se manifestaron contra el aborto a finales de junio en Madrid. Al mismo tiempo, el Gobierno espa?ol en bloque conden¨® esa reversi¨®n de derechos en Estados Unidos. A la reforma de la ley del aborto, que ampl¨ªa derechos, le queda poco para aprobarse; y Francia ha activado un proyecto de ley para proteger el aborto en la Constituci¨®n.
Lo que ocurra a partir de ahora estar¨¢ intr¨ªnsecamente relacionado con qui¨¦nes gobiernen en cada pa¨ªs. Tanto en Europa, como en Am¨¦rica Latina, o en cualquier otra regi¨®n del mundo.
La historiadora legal Mary Ziegler, una de las mayores expertas en Roe contra Wade y sus consecuencias jur¨ªdicas, sociales y pol¨ªticas, se?ala que la potencia, que durante d¨¦cadas molde¨® las costumbres de sus vecinos, ha dejado de ser ¡°un modelo para muchos pa¨ªses, que avanzan en otra direcci¨®n¡±. ¡°Del mismo modo que la llegada de Donald Trump al poder no fue un ejemplo para las democracias extranjeras, conf¨ªo en que esta regresi¨®n en el trato a las mujeres tampoco lo sea¡±.
Unos pasos atr¨¢s que Shoshanna Ehrlich, profesora de Estudios sobre Mujer, G¨¦nero y Sexualidad de la Universidad de Massachusetts, afirma que vienen d¨¢ndose un tiempo. El liderazgo mundial sobre el derecho al aborto ¡°ha tenido bases cada vez m¨¢s inestables debido al n¨²mero cada vez mayor de leyes estatales restrictivas¡±, dice. Coincide con Ziegler en que ¡°la reversi¨®n de este derecho y la probabilidad de que al menos la mitad de los estados proh¨ªban el aborto a ra¨ªz de la anulaci¨®n de Roe significa que Estados Unidos pierde ese estatus de liderazgo¡±.
La antorcha para guiar un mundo que reconozca y ampare los derechos de las mujeres en salud reproductiva y sexual pertenece ahora a Am¨¦rica Latina y la Marea Verde. Para el movimiento en favor del derecho al aborto, el camino de influencia es ahora a la inversa: en las manifestaciones que siguieron a la sentencia del Supremo, fue ese color, el verde, sin¨®nimo en Am¨¦rica Latina de la lucha de las mujeres por sus derechos, el que pareci¨® prender definitivamente.
Inspiradas por las bandanas de las Madres de la Plaza de Mayo en Buenos Aires, un grupo de mujeres lo us¨® por primera vez en 2003 en una manifestaci¨®n en Rosario (Argentina). Cuando en diciembre de 2020 el Senado argentino legaliz¨® el aborto, el verde ya hab¨ªa cundido en lugares como M¨¦xico, Chile o Per¨². En Estados Unidos lo hace, empujado por una organizaci¨®n de reciente creaci¨®n, Rise Up 4 Abortion Rights, que naci¨® en febrero pasado a la sombra de Bob Avakian, controvertido l¨ªder del Partido Comunista Revolucionario, y entre cr¨ªticas de ¡°apropiaci¨®n cultural¡± de un s¨ªmbolo de la comunidad latina.
Para Catalina Mart¨ªnez Coral, directora regional del Centre for Reproductive Rights, una de las organizaciones de referencia en el pa¨ªs, la adopci¨®n del verde es una buena noticia, porque indica que todas ¡°pertenecemos al mismo movimiento¡±.
Sobre la posible influencia que pueda tener la decisi¨®n del Supremo en otros pa¨ªses en la senda prohibicionista como Hungr¨ªa o Polonia, las activistas en Estados Unidos temen que sirvan de inspiraci¨®n en un aspecto en concreto: lo que se conoce como la ¡°cl¨¢usula cazarrecompensas¡±. Es una innovaci¨®n legislativa introducida por la ya c¨¦lebre norma S. B. 8 de Texas, conocida como la ¡°ley del latido¡±, porque rebaj¨® el pasado septiembre el l¨ªmite para interrumpir un embarazo hasta las seis semanas, que es cuando se considera que el feto empieza a registrar constantes vitales (la ciencia est¨¢, con todo, de acuerdo en fijar su viabilidad fuera del vientre materno en torno a las 23 semanas). Se dise?¨® para eludir el escrutinio judicial al incorporar una serie de art¨ªculos que incentivan a los ciudadanos an¨®nimos a actuar como polic¨ªas y denunciar a quienes practiquen un aborto, o colaboren en ¨¦l. Y eso incluye a una enfermera o al taxista que lleve a la paciente a la cl¨ªnica.
Redes fronterizas
Justo en direcci¨®n contraria, en M¨¦xico se est¨¢n creando redes de acompa?amiento fronterizo. Rebeca Ramos, directora ejecutiva de GIRE (Grupo de Informaci¨®n en Reproducci¨®n Elegida), explica que ¡°se est¨¢ estableciendo apoyo en la frontera con Estados Unidos para el acceso al aborto con medicamentos¡±. ¡°Porque lo que sabemos seguro es que esto no les afecta solo a ellas, sino a todas¡±, asegura.
Tambi¨¦n lo percibe Crister DelaCruz, hija de inmigrantes filipinos. Sus padres llegaron a Estados Unidos ¡°en busca de una libertad de la que no disfrutaban en casa¡±. Hoy es directora de comunicaci¨®n de Planned Parenthood Global, la secci¨®n internacional de la ONG m¨¢s influyente del pa¨ªs entre las dedicadas a la defensa de los derechos reproductivos de las mujeres, que, como parte de su misi¨®n en el extranjero, est¨¢ asociada con unas 70 organizaciones en Am¨¦rica Latina y ?frica.
DelaCruz no acaba de creerse que ese lugar de promesas al que emigr¨® su familia se haya convertido en un pa¨ªs cuyo Tribunal Supremo acaba de tumbar un precedente de medio siglo. ¡°La derogaci¨®n de Roe aumentar¨¢ el estigma que existe sobre el aborto en ciertas partes del mundo e instigar¨¢ a los pa¨ªses hostiles con los derechos de salud sexual y reproductiva¡±, considera. ¡°En otras palabras, dar¨¢ alas a quienes quieren controlar nuestros cuerpos¡±.
En su regi¨®n, Estados Unidos se aline¨® el pasado 24 de junio ¡ªal devolver a los Estados m¨¢s prohibicionistas (26 de 50 est¨¢n dispuestos a tomar acciones contra los derechos reproductivos de las mujeres) la potestad de legislar sobre el tema¡ª con pa¨ªses como Nicaragua, El Salvador, Brasil o Guatemala.
Para ella, esta prohibici¨®n ¡°forma parte de un asalto a nivel mundial a los derechos humanos¡±. ¡°Est¨¢ el aborto, s¨ª, pero tambi¨¦n hay lugares en los que se encuentran en peligro el acceso a la anticoncepci¨®n, la libertad sexual de las mujeres o los derechos LGTBI¡±, explica.
¡°Por suerte¡±, a?ade, esta ola regresiva llega en un momento en el que hay ¡°se?ales alentadoras en pa¨ªses latinoamericanos, como Colombia, Ecuador o M¨¦xico¡±. ¡°Tambi¨¦n en Kenia, donde el Tribunal Superior de Malindi acaba de reconocer el derecho constitucional a interrumpir un embarazo¡±, aclara.
Desde M¨¦xico, Ramos, la directora ejecutiva de GIRE, ve esas mismas se?ales y matiza que ¡°si bien Roe contra Wade ha sido usado en distintos momentos en algunas cortes, como la mexicana o la colombiana, para seguir ese camino, el derecho al aborto en Latinoam¨¦rica se ha desarrollado desde otra perspectiva, la del derecho a la salud de las mujeres¡±.
Cree que el desarrollo en la regi¨®n es ¡°s¨®lido¡±. Pero tambi¨¦n ve un ¡°peligro¡±. Lo que sucedi¨® ahora, recuerda, ¡°viene de incluir y posicionar a perfiles conservadores en el Tribunal Supremo, y eso es una estrategia que se puso en marcha hace 20 a?os o m¨¢s; en la regi¨®n, los grupos conservadores tienen puestas sus cartas en ese sentido¡±. Cele Mac Dougall, una de las referentes de la Campa?a Nacional por el aborto legal, seguro y gratuito en Argentina, se queda con ¡°los nuevos aires de defensa que hay en la regi¨®n¡±. Apunta, como Ramos, a su propio pa¨ªs, a M¨¦xico o a la nueva presidencia de Colombia.
¡°Lo que tenemos las feministas es que nos miramos y entre todas construimos muy r¨¢pidamente, as¨ª que creo que en la regi¨®n va a tener un impacto en cuanto a nuestra reacci¨®n, la defensa de nuestros derechos, porque los derechos de ellas, de las estadounidenses, son nuestros derechos¡±, dice. Unos que, seg¨²n su an¨¢lisis, la pandemia limit¨® en cierto sentido: ¡°Puso freno a esa bola que ven¨ªa creciendo, porque el no poder ocupar las calles, el no poder encontrarte, limita mucho. Nosotras logramos esa sanci¨®n del aborto en medio de la pandemia, pero a nivel de movilizaci¨®n retras¨® mucho¡±.
Ehrlich, la profesora de la Universidad de Massachusetts, asegura que la reversi¨®n de Roe env¨ªa ¡°un mensaje alto y claro sobre la determinaci¨®n inquebrantable de los activistas contra el aborto¡±. Y que el hecho de que el aborto pueda ser despojado de su condici¨®n de derecho fundamental ¡°sobre la base de la protecci¨®n del feto, sin tener en cuenta sus devastadoras consecuencias en la vida real¡±, deja ¡°en claro el poder y la fuerza continua de la misoginia¡±. Pero tambi¨¦n ¡°la incesante importancia del activismo y la colaboraci¨®n feminista global¡±. En eso est¨¢ Mac Dougall, que de miedo no quiere o¨ªr hablar. ¡°Miedo, ninguno. Este pulso va a servir para organizarnos a¨²n m¨¢s¡±.
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